Capítulo 70

Una jaula, esas cuatro paredes parecían una prisión para él, como el ave más libre enjaulado dentro de sus temores. Una encrucijada entre lo que debía y quería hacer, entre salvar una vida o dejar deliberadamente a alguien morir sabiendo que quizás, podría salvarla. Así se encontraba Jungkook encerrado en uno de los baños de la primera planta, sentado en el suelo, arrinconada en una esquina con sus manos cubriendo su rostro y brazos apoyados en sus rodillas.

Media hora antes habían revelado lo que iba a ser el plan de una boda sorpresa para su alma gemela. Media hora desde que la persona que él se negaba a salvar era de las más entusiasmadas con la noticia pese a no poder levantarse de la cama y compartir con todos mediante su holograma.

Nadie vio en el momento que se escabulló del sitio dejando a todos conversando con Taehyung para irse a refugiar donde ahora se encontraba. Ni en sus sueños más profundos o visiones vio lo que le estaba ocurriendo en esos momentos. Por alguna razón ese era el peor día de su vida desde que llegó a Tellus.

Quería ayudar a Nana, apoyar a Taehyung pero por más preguntas y respuestas que intercambió con su padre, por más que lo meditaba, por más que lo pensaba y analizaba, terminaba siempre a la misma conclusión. No podía hacerlo.

Podía ser cierto que eso lo hiciera un mal hombre, un lunasio egoísta que pensaba solamente en él pero no le importaba. La vida de su familia, principalmente su futuro esposo e hijo eran lo más importante para él y tristemente ahora mismo si lo ponían a elegir entre sus padres y ellos, aún así los escogería sin dudar. Por eso, aunque Nana estuviera a punto de caer por el precipicio de la muerte, no le interesaba.

Antes de saber que Taehyung era su alma gemela y de que él mismo supiera lo que sentía ya su mente, cuerpo y alma se habían entregado sin reparos. Le pertenecía en su totalidad a quien él creyó un humano más un año atrás, sin imaginarse que era su pareja destinada y que traía consigo tantas cosas.

Lo amó con miedos y temores pero sin reservas. Lo amó tanto que sintió morir todas las veces que lo vio junto a alguien más y ni siquiera por misericordia, deseaba que él también pasara por eso. Aunque dijera que lo apoyaba, aunque dijera que estaba bien, simplemente no podía hacerlo.

No se sentía atraído por Nana, le disgustaba la idea de que ella siquiera llegara a tocar su cuerpo nuevamente. Tenía tatuado en su ser a Taehyung y ni valorando la vida de ella podía plantearse copular con ella. No tenían tiempo pero tenía que existir otra manera desconocida de salvarle la vida o simplemente la dejaría morir.

No podía concentrarse en su boda cuando estaban teniendo esa crisis. No podía aceptarlo como su esposo si después le exigiría estar con alguien más por las razones que fuesen. Su boda en la tierra había adquirido un nuevo significado para él, mismo si para los lunianos era algo que carecía de poder, para él era todo. Era un acto más, una nueva unión que se forjaban en sus corazones, no por el papel, no tenía validez alguna. Sino por sus sentimientos, la primera vez que vio eso pensó que era lo más estúpido del universo, algo banal y sin sentimientos profundos, sin embargo se dio cuenta que no era así.

Quizás en Luna Dorada unían sus carnes, intercambiaban energía, sus sangres se volvían una y entrelazaban sus almas. Pero el casamiento en Tellus era diferente, sus almas se unían espiritualmente al igual que sus corazones y ser. Podía parecer más superfluo pero era igual de profundo y sincero cuando realmente existía amor por ambas partes.

Por eso y por las inmensas ganas que tenía de ser incluso en la tierra considerado como el esposo de Kim Taehyung, él había querido unirse a él en matrimonio. Quería dejar una huella más en ese mundo del profundo amor que se tenían, permitiendo adelantar la fecha para que su padre fuera testigo. Pero ahora... Ahora no deseaba casarse, no con esos ánimos y todo lo que ocurría.

Se replanteaba continuamente sobre aceptar esa situación pero simplemente no podía. Tenía que hablar primero con Nana para que entendiera sus motivos, para que supiera que no era que de cuajo su vida le importaba tres comino, sino que, no pondría su vida y la de su familia en juego por ella. Por muchas cosas que hubieran compartido juntos, por mucho que fuera su alma gemela, verdaderamente no podía copular con ella.

Contaba con algo en ese momento y es que al menos aún estaba vivo. Estar vivo era una oportunidad para cambiar la realidad en la que estaban viviendo. Luchar por él y por los suyos, luchar por darle un final distinto a Taglionana y tal vez, a otros seres en el futuro.

Ya fuera en Luna Dorada, Eris o Tellus todos reían y sufrían en el mismo idioma. Compartían dolores y emociones aunque no las expresaran de igual manera. Basándose en eso, reunió fuerzas para salir de ese baño y afrontar la realidad que dejó afuera, esa a la que temía pero que sin duda alguna enfrentaría.

Quizás sus pensamientos estaban desvariando, ni siquiera sabía si todo eso tenía sentido para el universo pero al menos para él lo tenía. Temía que Tae lo odiara, temía cargar toda su vida con la muerte de Nana en su conciencia pero ese serían las consecuencias de la decisión que acababa de tomar y no le quedaría más remedio que aceptarlas.

Respiró pausadamente sosteniendo el manubrio de la puerta del baño. — Perdóname, Tae. — Susurró para de una vez por todas abrir la puerta y sin que nadie lo notara, caminó hasta la habitación donde se encontraba Nana.

La erisiana se sorprendió al verlo, no esperaba que Jungkook se apareciera en ese momento en la habitación. No pudo contener los ladinos desbocados de su corazón, regañándose mentalmente por ello. Ya no quería sentirse así, no podía verlo de esa forma pero sus sentimientos no acompañaban su razón.

— E-Eidon...

— Hey, Nana. ¿Cómo te sientes? — Preguntó con una sonrisa para animarla acercándose para sentarse a su lado. — Necesito hablar contigo.

— Me siento animada, estoy entusiasmada con la noticia de la boda de ustedes. — No mentía, realmente una parte de ella se sentía feliz aunque otra no podía negar la tristeza que contenía. — ¿De qué quieres hablar?

— Sobre tu estado, sobre mí y sobre mis sentimientos.

Nana tuvo el presentimiento de que aquella plática le estrujaría más su alma. Todo en el luniano le dictaba que estaba atormentado y sintiéndose culpable de algo, tal vez por ella. Era agradable saber que al menos le tenía estima y que no le guardaba rencor por lo que su desespero y locura provocó la última vez que estuvo en Tellus. En aquel entonces no pensó en nadie más que en ella, incluso estuvo molesta por un tiempo después de marcharse pero entendió que entre ellos no tenía cabida alguna.

— Puedes hablar confiado, — sonrió — soy toda oídos.

— No sé si sepas que mi alma gemela, tu sobrino, está intentando por todos los medios salvarte. — Se sorprendió pero lo supuso cuando vio su reacción al salir de su habitación horas antes. — Él ha aceptado que tú y yo copulemos para que al menos puedas culminar tus planes.

— Eidon, no... — Interrumpió — Quisiera eso más que nadie pero no puedo aceptarlo o permitirlo.

— Permíteme hablar... Es un alivio saber que tienes esos pensamientos ya que me ayuda a poder decirte con más confianza lo que he venido a conversar contigo. Nana, tú fuiste una buena amiga a pesar de que en aquel entonces ninguno de los dos, al menos yo, no valoré correctamente la relación que teníamos. Fuimos inseparables compañeros de lucha y compartimos muchas cosas, incluyendo la cama. Nos graduamos juntos en el arte de la cama, superamos muchas tareas juntos e incursionamos en un mundo donde solamente existíamos nosotros. Sin embargo, no pensé que realmente tuvieras sentimientos por mí menos que yo fuera tu alma gemela. Para mí eras únicamente una amiga y mi prometida pero no te vi de otra forma y mismo si disfruté nuestras copulaciones, no sentí nada por ti. — Suspiró — Lo siento en verdad.

— No es necesario que me digas todo esto, yo entiendo Ei-

— Cuando vine a este mundo no esperé encontrar todo lo que hoy tengo, una familia, el amor de mi vida y alma gemela. Pensé que regresaría en un futuro a Luna Dorada llevando a cabo nuestro casamiento como fue planeado para nosotros desde hace tantos años y que le daríamos un heredero a nuestras naciones, como una tarea más para unir a nuestros mundos. Para mantenerlos seguros y protegidos pero no había nada más en mi mente.

Ambos se miraron pero la erisiana apartó su vista hacia la ventana que dejaba ver la luz de la luna. Aceptaba todo pero, las palabras de Jungkook aunque necesarias, le parecían algo crueles. No por él, sino por su adolorida alma. Era su alma gemela después de todo, aquello le estaba lastimando en demasía.

— Me entristeció saber que era tu alma gemela porque sabía que no te podía corresponder, todo mi ser le pertenece a ese cabeza-dura que tengo por novio. Deseo salvarte, verte feliz y viviendo cómodamente pero... — Pausó y miró sus cristalizados ojos que luchaban por no llorar. — No puedo copular contigo, aunque Taehyung quiera, no puedo estar contigo. Perdóname.

— Te entiendo, Eidon...

— Ni cerrando los ojos e imaginando a la persona que amo podría entrar en ti y si hago eso terminaría matándote con mayor velocidad. Lastimaría a mi alma gemela, a mi hijo e incluso me lastimaría yo.

Las lágrimas de Nana comenzaron a correr por su rostro en contra de su voluntad, sabía y entendía todo pero no dejaba de ser doloroso escuchar todo lo que le decía. El luniano cerró sus ojos, realmente deseaba pasarle su energía a esa mujer, deseaba salvarla pero no sabía qué hacer. Se acercó lentamente para secar sus lágrimas, juntó sus frentes y sonrió mientras acariciaba sus mejillas pero, no se esperó aquello.

No se esperó que sus manos comenzaran a brillar, haciendo lo mismo con la zona donde estas tocaban. Podía ver algunas venas de Taglionana alumbrando siguiendo el hilo que comenzaba desde su toque.

Fue entonces que todo su cerebro reaccionó. Le estaba pasando su energía a Nana y el color de su cuerpo muy lentamente comenzó a cambiar. ¡Existía una forma de ayudarla sin copular con ella! Era claro que para que se restaurara tenía que pasarle esa energía que solamente se transmitía mediante la copulación pero si podía traspasársela sin tener que intimar con ella directamente, todos sus problemas y conflictos estarían resueltos.

Quería levantarse y correr para compartir con Taehyung lo que había descubierto. como él realmente deseaba salvarla y pasarle su energía, su cuerpo reaccionó a esto, su alma dolida, conmovida por su estado colaboró y aunque no de manera permanente, el cuerpo de Nana la recibió.

— E-Eidon... ¿Qué está ocurriendo? ¿C-Cómo has podido hacer esto? — Cuestionó sorprendida fijando sus orbes lilas en él.

— N-No lo sé pero creo que he encontrado una solución.

Nana pudo sentir como por un momento su cuerpo se sintió más liviano. Levantó con cuidado su mano y pudo ver como algunas de sus venas alumbraban. Era cierto...

— No te muevas, ¿sí? — El luniano acarició con delicadeza su cabello púrpura esperando a que su antigua compañera asintiera. — Dame un momento, regreso ahora...

...

Acompañado de su alma gemela que caminaba confundida sin saber lo que ocurría, Eidon entró a la habitación de Nana cerrando la puerta tras él. Liberó lentamente la mano de Tae, llevó ambas manos a sus mejillas y lo besó feliz.

¿Qué estaba ocurriendo que su Kook se mostraba tan feliz? Cuando sin decirle nada lo arrastró de la sala para llevarlo allí no entendió nada. Ahora estaban en la habitación de su tía y su mirada rosácea le intrigaba.

— K-Kook... ¿Qué está sucediendo que me has traído aquí de esta forma?

— Creo que podremos ayudar a Nana. — Respondió entusiasmado. No quería ilusionarse pero no podría estar más optimista que en aquel instante.

— ¿C-Copularás con ella? — La frase salió con dificultad de sus labios. Estaba aliviado pero a la vez se corazón se apretó. Ahora que Kook parecía estar dispuesto a ello su mente le estaba jugando una mala pasada. Sus celos, su sentido de pertenencia, el amor que sentía por el luniano lo estaba haciendo temer por lo que pudiera ocurrir.

— No, copularemos tú y yo aquí.

— ¿Qué? — Las voces de Nana y Taehyung se alzaron a la misma vez formulando aquella pregunta.

La erisiana no tenía la menor de las intenciones de ver a Jungkook intimando con su alma gemela y para el terrestre, no era diferente. Sus ojos se clavaron en él en busca de respuesta, no entendían lo que estaba pensando o planeando el luniano.

— Se que les parecerá alocado pero creo que tengo la solución. Les explico... — Tiró a Tae de la mano y ambos se acercaron a la convaleciente para luego realizar la misma acción que hizo momentos antes. — ¿Ves? Le estoy pasando energía.

El terrestre asintió pero seguía confundido. — ¿Pero eso qué tiene que ver con que tú y yo hagamos el amor aquí? No tiene sentido.

— Ella necesita de la energía que su alma gemela le puede transmitir mediante la copulación. Así como ella podría recibirla copulando conmigo o participando en un trío con nosotros puede hacerlo de esta manera sin que yo tenga con ella más contacto que el de mi mano sobre alguna parte de su cuerpo. Tú y yo podemos hacerlo aquí mientras ella sin tener que vernos directamente o escucharnos.

Un silencio incómodo se apropió de aquel cuarto. Tía y sobrino boqueaban sin decir una palabra, mirando con asombro al luniano, procesando todo lo que había dicho. Era una locura, sería incómodo para los tres pero Kook sabía que sería lo único que haría por ella. No iba a estar con alguien más que no fuera su alma gemela, no pondría en riesgo a nadie. Era eso o dejar que la erisiana abandonara ese universo tras su muerte.

— Yo definitivamente no voy a copular con ella, Tae. Lo siento pero no pienso hacerlo. No sabía que existía esta posibilidad y para mí, es la mejor opción. Podremos ayudar a Nana, tú y mi hijo estarán a salvo y saldremos ganando todos.

Nadie hablaba, solamente intercambiaban miradas pensando en la nueva opción que tenían. El terrestre no podía negar que aquello también le parecía mucho mejor, no tener que compartir a su pareja era definitivamente un consuelo, un peso que se iba de los hombros de ambos. Mas, intimar con alguien más en la habitación también era algo raro. No era un santo, sabían que todos los presentes habían tenido trío y los que nacieron fuera de Tellus, hasta orgías habían hecho. Aún así, no era lo mismo a estar con su pareja y la persona que amaba a uno de los dos teniendo que presenciar lo que allí ocurría sin poder hacer nada.

— ¿Puedes ponerme a dormir, Kook? Debo agradecerte por haber encontrado una forma de ayudarme pero creo que será mejor si no me entero de lo que está pasando a mi alrededor Ustedes pueden intimar mientras yo caigo en un profundo sueño inducido.

— Puedo hacerlo pero sabes que eso puede lastimarte un poco.

— Entonces acabemos con esto de una vez, ustedes tienen una boda a la que asistir. — Habló la erisiana con una sonrisa mientras cerraba los ojos. — Ponme a dormir Eidon.

Taehyung no decía nada, permaneció quieto observando como su pareja se acercaba a su tía con sus manos oscurecidas. Sabía que no la dañaría pero por alguna razón aquello le asustaba, cerró sus ojos y esperó a que la pusiera a dormir. Su corazón latía a una velocidad anormal, no entendía por qué aquello lo asustaba tanto. Había vivido tantas emociones en un solo día que ni siquiera sabía si podría concentrarse en lo que debería hacer.

Estaba tan sumido en sus pensamientos que no escuchó a Jungkook acercarse a él. Solo cuando entrelazó sus manos con la suya, volvió subir sus párpados, encontrándose con una sonrisa tímida y preocupada. El rosa en los ojos de su luniano era más fuerte y sus manos le sudaban, estaba tan nervioso como él.

Un casto beso que se convirtió lentamente en uno que traspasaba sus sentimientos de un lado a otro, tranquilizándolos, dejándose saber que estaban juntos en eso.

— No puedes hacer ruidos, por muy adormecida que esté Taglionana, podría despertar con tus jadeos y gemidos. ¿De acuerdo? — Con sus cachetes ruborizados, el terrestre asintió, arrancándole una tierna sonrisa a su alma gemela. Compartieron un último beso antes de que el luniano volviera hablar. — ¿Estás listo?

...

Jimin estaba sentado en el regazo de su esposo, no quería separarse de él ni siquiera por un segundo hasta que tuviera que irse a Luna Dorada. Se sentía a gusto en su pecho, siendo mimado por él, disfrutando de sus dedos acariciando su cabellera.

— No te vayas a dormir Atemin, el notario debe estar al llegar. — Fingió tono serio pero lo cierto era que amaba verlo así, tan tranquilo y entregado a su tacto.

— ¡Mmmm!

— ¿Mmmm? ¿Es esa una respuesta para tu rey? — Cuestionó ocultando su risa por los refunfuños de su esposo. — Habla claro.

— ¡Jodes demasiado Minrey! — Protestó. — No puedes dejarme tranquilo un solo momento.

Jugaban de mano como dos niños chiquitos ignorando lo que había estado ocurriendo en la habitación donde se encontraba Nana e incluso en la sala donde ellos estaban en ese preciso momento. Con un Hoseok que los miraba con nostalgia, recordando aquellos momentos donde había compartido junto a Kore de la misma manera. Treinta años habían pasado para él, veinticinco en la tierra y cinco en Luna Dorada desde que no tenía ese tipo de interacciones con la persona que amaba.

Varios pasos resonaron por el pasillo y los tres miraron en esa dirección sin poder contener su asombro. Jimin se levantó rápidamente seguido por los otros dos hombres, viendo como esos tres seres se acercaban hacia ellos. ¿Cómo era posible que la regente de Eris estuviera sobre sus propios pies?

—E-Eidon... — Tartamudeó su mafa al darse cuenta de lo que pudo haber ocurrido, la única forma para que Taglionana caminara era.. — ¿Q-Qué hiciste?

— Es un placer saludarlos a todos personalmente.

— Si me disculpas, Nana... — Jimin suspiró tratando de calmarse. No es que estuviera en contra de que la salvaran, el estaba a favor de ayudar a quien lo necesitara pero ellos todos eran seres de otro mundo, lo que agraviaba la posibilidad de salir dañados con todo eso, incluso más que él que era humano. — Estoy hablando con mi hijo, dejemos los saludos para otro momento.

— ¡Atemin!

— Suga, estoy hablando... — Lo miró serio y el mencionado no tuvo más remedio que volverse a sentar despreocupadamente sin jugar el papel de intermediario.

— Mafa, no es lo que piensas.

Jimin lo miró serio con las manos en su cintura y lo enfrentó. — ¿Cómo sabes que es lo que estoy pensando?

— No copulé con Nana. — Contestó con fastidio. — Intimé solamente con mi pareja.

— ¿Entonces cómo es posible que ella esté aquí tan campante?

Todos se quedaron en silencio, la tensión se podía sentir en toda la residencia. Jungkook agitó su cabello molesto por tener que estar dando esas explicaciones frente a sus padres y suegro pero sabía que de su mafa no se escaparía fácilmente?

— Encontré otra forma de salvarla.

Yoongi volvió a levantarse sorprendido mirando a su hijo. Eso no podía ser cierto, habían buscado una forma por siglos y nadie en Luna Dorada u otros mundos que compartían las mismas debilidades como Eris, habían encontrado una solución.

— ¡Explícate, Eidon!

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LORED

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