Capítulo 65

Apoyado en la puerta del estudio, esperando a que Jimin saliera de la habitación casi secreta que se ocultaba en aquella parte de la casa, Min Yoongi, lloraba en silencio. Era difícil verlo en ese estado, las únicas veces que lloró en su vida fue de felicidad cuando se caso y recibió su hijo al mundo, de tristeza cuando su alma gemela se vio obligada a partir, así como cuando su heredero también tuvo que huir de su reino dejándolo atrás. Fuera de esas ocaciones, él no había derramado más lágrimas, hasta ese día.

No podía creer que su viejo amigo, compañero, más fiel soldado, mano derecha y casi hermano, estuviera al borde de la muerte. Fueron muchos los momentos que compartieron juntos, desde la primera vez que empuñaron una espada, que tuvieron un arma en su mano, hasta todas las batallas que enfrentaron mano a mano, los años de larga compañía y una intensa amistad que solamente se tambaleó el día que él descubrió que el alma gemela de Esir, era la suya.

Lo supo desde el primer día cuando ambos lo rescataron, desde ese momento sintió el cambio en la energía y corazón de su amigo. Fue egoísta y pretendió no saberlo, aunque, en el momento que su Atemin recuperó la consciencia pensó seriamente en hacerse a un lado si no era correspondido. Sin embargo, fue todo lo contrario, todo Jimin reaccionó ante él y así supo que era recíproco ese sentimiento.

A partir de entonces, sus celos llegaron, mismo si no lo pretendía el distanciamiento entre él y su caballero negro fue creciendo. Dudó muchas veces de su lealtad y siempre lo mantuvo a prueba pesa a su más que probada fidelidad, sabía que por un alma gemela, los seres comentan las más locas barbaries. Pero ese no fue el caso de Esir, él le fue leal hasta la muerte y jamás osó siquiera a mirar a su esposo más de la cuenta. Los respetó y protegió no solamente a ellos. sino a su descendencia.

Se sentía un pésimo rey y amigo aún sabiendo que no era su culpa, que él no podía controlar las almas de los seres vivos ni sus sentimientos. Tampoco pudo pensar ni un solo segundo en compartir al amor de su vida, no lo haría ni con él ni con nadie pero ahora, en ese preciso instante, le hubiera gustado clonar a Jimin. El único inconveniente era que se podía clonar el físico, pero no el alma.

— ¡Oh, Minrey! — Exclamó Jimin al regresar con aquellas inyecciones que solamente calmarían su agonía. Abrazó a su esposo y acarició sus cabellos. — No hay nada que puedas hacer, la muerte nos llega a todos y la de él es un proceso natural por no haber encontrado a su alma gemela. Es un hombre fuerte que ha sabido luchar hasta ahora, incluso contra la soledad y el mar de amor.

— S-Sí la encontró. — La confusión del terrestre era palpable. — Su alma gemela, sí la encontró.

— ¿Entonces por qué está así? ¿No fue correspondido, murió, lo abandonó? ¿Qué ocurrió. — Cuestionó notando como su rey apretaba las manos alrededor de su cintura tratando de controlar sus lágrimas y recomponerse. — Deberían buscarla, pedirle que hago algo.

— No le puedo pedir eso, no te lo puedo pedir.

— No me lo pue... — Su voz por un instante se esfumó al escuchar aquello. ¿Era él el alma gemela de Esir? — Él nunca demostró ningún interés ni sentimiento hacia mi persona. No vi jamás una mirada o algún gesto que delatara al menos que yo le atraía.

— Jamás lo hubiera hecho, es considerado una deshonra para su rey y su alma gemela, era... Es demasiado correcto y leal para eso. Yo lo sabía y aún así dudé y temí tantas veces por ti, por sus sentimientos...

— Te entiendo amor, pero en este momento ya nada de eso se puede cambiar, lo que queda es darle tu apoyo y cariño hasta el final. Creo que lo mejor sería que subiéramos y permanecieras a su lado hasta el momento en que sus ojos se cierren y su alma abandone su cuerpo. — Yoongi negó con su cabeza separándose del cuerpo de su esposo. — ¿Cómo que no?

— Merece morir pasar sus últimos momentos al lado de la única persona que amó, de su alma gemela. — Notó la cara de sorpresa de Jimin, misma que negaba frenéticamente. — No te estoy mandando acostarte con él Atemin, solamente sería bueno que le hicieras compañía, que le permitas liberar sus pensamientos y sentimientos para que marche en paz. Nunca ha podido hablar abiertamente de ello con nadie y esa sería una buena carga que liberaría. Quizás sea demasiado tarde pero siento que es lo único que puedo hacer por mi amigo, dejarte ir hacia él en el momento de su despedida.

Por otro lado, en la habitación donde se encontraba el moribundo, aquel cuerpo que estaba más muerto que vivo, se encontraba un príncipe acompañado por su pareja que no podía ocultar lo mucho que todo eso le afectaba. Incluso Taehyung estaba afligido, llorando como niño en silencio, debido al impacto de aquella situación.

No solamente era traumatizante y doloroso por el hecho de que Esir era un buen hombre que arriesgó la vida por ellos, que siempre los cuidó y protegió. Sino que también, por primera vez, veía el efecto de no ser correspondido o tener su alma gemela al lado. Sabía perfectamente que si perdía la suya lo más probable era que no aguantara tanto, de solo recordar aquel sueño, podía asegurarlo. Pensó que perdía la cordura y que sin necesidad de que lo mataran, iba falleciendo cada segundo, mirando el cuerpo inerte del padre de su hijo.

Volvía a entender aún mejor las palabras que Jungkook le decía desde el comienzo, desde mucho antes que ellos tuvieran una relación, cuando le decía que literalmente sin él moriría. Estaba tan agradecido de poder ser su alma gemela, de poder ser correspondido y tener un amor tan bello que cada día se afianzaba y fortalecía más, un amor para la historia, uno que ya estaba dejando frutos.

La imagen de aquella mujer que era la prometida de Eidon, la tal Nana, vino también a su mente. Ahora, por un momento entendía su desespero por tener a Kook a toda costa y no sabía cómo hubiera actuado él en su lugar. Morir de amor era posible y eso estaba siendo una dura realidad que lo estaba golpeando.

— ¿Cómo puedes morir tan pronto? — Sollozaba Kook aferrado a su mano, esa que no había soltado desde que se desplomó en el IPIAM. — Debe haber alguna forma ayo, esto no puede ser. Mi padre también estuvo muchos años sin su alma gemela, en cambio ahora está vivo, fuerte y saludable. Sé que es difícil pero debe haber una solución. ¡Te prohibo que te mueras! ¿Me escuchas? ¡Es una orden de tu príncipe! Todavía tienes mucho que enseñarnos, tienes que protegernos y luchar a mi lado, debes ver a mi hijo nacer, debes ser su caballero, su ayo, un familiar más para él como lo fuiste para mí pese a mis pocas muestras de cariño.

Esir rió con dificultad mientras veía a su pequeño príncipe, ya todo un adulto, formando a su familia tratándolo como cuando tenía seis años de edad. Estaba orgulloso de ver como el fruto del amor de su alma gemela y su rey, había crecido. Salieron muchas cosas buenas de su infortunio y estaba agradecido por eso. Jimin logró tener una familia que él no hubiera sido capaz de darle. No hubiera tenido la posición ni la fuerza para mantener correctamente su relación y lo más probable, era que tal vez no lo hubiese hecho tan feliz. Estaba conforme, viendo como Eidon, a quien consideró como el hijo que nunca podría tener, lo quería tanto. Había hecho una buena labor.

— Pequeño príncipe, ya usted no es un niño y entiende perfectamente las circunstancias. Debes ser fuerte por ti y toda tu familia, por ese pequeño Eidon que está por venir y que yo, aún sin verlo, voy amar infinitamente como lo hice desde el día en que corrí junto con tu padre porque ibas a llegar a este mundo. Jamás lo voy a olvidar. Me diste la dicha de ser padre sin procrear, te vi crecer, te entrené, te enseñé, te vi madurar, encontrar a tu grandiosa alma gemela, enamorarte, crear una familia y casi, llego a verte casar.

Apretaba con la poca fuerza que le quedaba la mano de su pequeño para que este no llorara, quería animarlo a pesar de que sus propias lágrimas no lo ayudaban mucho. Podía ver como volteado para no ver aquella escena, evidentemente dolorosa, Taehyung estaba llorando sin dejar ir el hombro de Eidon.

— Atojeon, cuide mucho del ya no tan señorito Jeon. Sean felices y recuerden que juntos pueden vencer el mundo. Sigan el ejemplo de sus padres y luchen con garras y dientes por su amor y familia hasta sus últimas energías, hasta el último aliento. — Tae le dedicó una mirada cristalizada, asintiéndole sin poder decir nada.

— No hables más maldito Esir. Cállate para que guardes energías, para que puedas entrenarme, voy hacerlo adecuadamente sin darte dolores de cabeza, lo prometo. Solamente debes aguantar, habrá una forma, la habrá, mira a mis padres.

— Nuestros casos no son iguales, sus almas no solamente eran correspondidas sino que, a pesar de la distancia obligatoria, jamás se dejaron de amar y tuvieron encuentros fortuitos que les ayudó a sobrellevarlo. El cuerpo de tu padre se podía recuperar y su alma también.

Jungkook apoyó su cabeza en la cama, tratando de pensar en algo. — ¿Hay alguna forma de salvarte, algo que yo pueda hacer? — Con una sonrisa que se iba desapareciendo de a poco, el caballero negro negó con la cabeza.

— Conoces mejor que cualquier ser la manera en la que funciona Luna Dorada y nuestros organismos. Lo único que podría salvarme sería ser correspondido por mi alma gemela, no solamente en cuerpo y mente, su alma necesita sentirse parte de la mía. El cuerpo o la mente ayudarían a extender un poco más mi martirio ayudando a mi cuerpo a permanecer en buen estado, sin embargo mi interior seguiría igual de marchito. No me interesa eso y aunque me interesara, ese es un ser que está totalmente prohibido para mí, fuera de mi alcance y es alguien que solamente sabes tú. Te agradezco por haberlo guardado hasta el final mi pequeño.

Sosteniendo el manubrio de la puerta con Jimin entrelazando sus manos, Yoongi buscaba fuerza para poder entrar mientras oía aquella conversación. La débil voz de su amigo y los sollozos de su yerno e hijo. El nudo en su garganta aumentaba por segundo. Miró a su esposo y este con una triste sonrisa, asintió, dándole la fuerza que necesitaba.

Al entrar, Esir los miró y una amplia sonrisa se dibujó en su rostro, misma que fue devuelta por el rey Min. Casi no la pudo sostener, su viejo caballero negro lucía fatal. Su cabello en un tono púrpura horrible, su piel cada vez más gris, arrugada, era horrible presenciar aquello.

— ¿Así que ya quieres librarte de tu rey? — Lo vio sonreír nuevamente y se alegró. — Te traemos algunas inyecciones para disminuir el dolor que estás ocultando. Te hará sentir mejor.

— No es necesario su alteza, ya no necesito nada más. Tengo a mi familia aquí conmigo y eso es suficiente para tener una muerte digna y feliz. — Musitó sin poder subir el volumen de su voz.

Yoongi acarició su cabello, sorprendido al ver como las hebras permanecían en su mano, misma que ocultó tras las almohada para evitar que fuera vista por los demás. Evitando así que todos se sintieran peor. Se volteó a mirar a Jimin y este caminó lentamente hasta la cama, sentándose al otro extremo. Sostuvo la mano de Esir sorprendiéndolo por su tacto por primera vez en todos los años conocidos. Quien yacía en la cama no entendía lo que estaba ocurriendo hasta que notó como el rey le decía a los demás que abandonaran la habitación por un rato.

— ¿L-Lo sabía rey? — Yoongi asintió con pesar. — Me apena que se haya percatado de ello.

— No fue algo que escogiste, fuiste todo un caballero durante este tiempo. Lamento no haber sido un mejor amigo y darte más. Soy yo quien tiene que disculparse contigo, nos has dado tanto, Esir... — Su voz se quebró.

— No pienso quedarme solo con el Atemin, todos pueden permanecer aquí.

— Tan testarudo y correcto hasta el final. — Rió sosteniendo su otra mano. — Como desees.

— Esir... — Habló finalmente Jimin ganándose su atención. — Nunca me di cuenta de tus sentimientos, incluso pensé que no te agradaba porque siempre me evitabas y no me miraste jamás a los ojos, cosa que me hizo mantener el doble de distancia. No creo ser merecedor de sentimientos tan puros y nobles como los tuyos, fue una gran tragedia que tu alma gemela resultara siendo yo. — Secó las primeras lágrimas que comenzaron a brotar de sus ojos.

— Me ha hecho feliz Atemin aún sin corresponderme o hacer nada. Pude amarlo en silencio y saber lo que era amar gracias a usted, hay muchos lunianos que mueren sin llegar a conocer ese sentimiento. Pude conocerte, verte, velar, protegerte a ti y a los tuyos. Fui testigo de todos los buenos momentos y los no tan buenos de tu vida pese a mi distancia. Vi a al ser tan increíble que es mi rey ser feliz, cambiar gracias ti. Los vi vivir el amor y con su felicidad, a pesar de los momentos tristes en los que añoré tener algo así, fui feliz con solo verlos. Me dieron alguien malcriado y majadero que fue como mi hijo y que amé también, no puedo pedirles más. Me dieron una familia cuando nunca tuve una. Todo eso es más que suficiente, pedir más sería egoísta.

Taehyung lloraba desconsoladamente en los brazos de su pareja, quien también lloraba en silencio, tratando de consolar y darle fuerza.

— E-Esir, no nos conocemos por tanto tiempo, — interrumpió Tae — pero puedo ver el gran hombre que has sido y lo mucho que todos te quieren, incluyéndome a mí, no puedo hacer mucho pero, al menos nuestro hijo, si es varón, llevará también tu nombre.

Todos lo miraron sorprendidos debida a la inesperada noticia pero rápidamente le dedicaron una gran sonrisa. El nombrado lloró de satisfacción y felicidad mientras que sus ojos iban perdiendo la visión. Tanto Yoongi como Jimin se asustaron y este último se inclinó para abrazarlo y besar profundamente su mejilla.

— Gracias por todo. — Susurró en su oído. — Quizás no como hubieras querido pero quiero que sepas que también te quiero, todos te queremos.

— Todo lo que tengo, no es nada en comparación con todo lo que posee la familia Min. — Murmuraba de forma ya casi inaudible, sin poder ver a los presentes, aguantando el dolor que lo invadía. — Pero todo queda en manos de Eidon y su desendencia, son como mis hijos y nietos. Es lo último que puedo darles, incluso a aquellos que aún no han nacido. — Tosió derramando sangre ya de color negra.

— No hables más. — Pidió Yoongi limpiándolo con su camisa.

— No podré hablar cuando muera, ya no vale de nada guardar energía. — La comisura de su boca se elevó mostrando lo que debería ser una sonrisa. — A-Atojeon, ¿podrías acercarte junto a Eidon? — Tomados de la mano caminaron hasta él. — Quiero pedirles un último favor, pronto perderé la consciencia y sufriré por horas dolor interno mientras los siento sufrir por mi causa, no deseo eso. Me gustaría que entre los cuatros, me conviertan en silicio para poder sentir más cerca a mi mundo. — Todos asintieron en silencio. — Quiero que las lancen al aire y me dejen recorrer por última vez este mundo tan maravilloso.

— Cuenta con ello viejo amigo.

— G-Gracias, protéjanse y ámense hasta el final de sus días, así como los amé yo. — Sus palabras se fueron apagando hasta que de su ser no emanó un solo sonido más.

— E-Esir... — Susurró Yoongi mientras agitaba su hombro a sabiendas de que no iba a recibir respuesta alguna. — Descansa en paz compañero.

Sin mediar más palabra, tanto el rey como el príncipe se arrodillaron al rededor de la cama. Los terrestres se miraron entre ellos sin saber qué hacer para luego seguirlos y colocar al igual que sus parejas la rodilla izquierda en el suelo mientras que en la derecha apoyaron su mano diestra y la llevaron al pecho.

— ¡Vida eterna guerrero!

¡Vida eterna! — Exclamaron los tres cuando el rey concluyó la frase.

Siguiendo el último pedido y deseo de ya fallecido caballero negro. Los cuatros juntos convirtieron su cuerpo en silicio, aquel polvo de color azul grisáceo con brillo metálico. Subieron a la montaña más alta que rodeaba la ciudad de Seúl con los restos en sus manos y una vez en la cima, lo esparcieron en el aire.

¡Vida eterna Esir, caballero negro de Luna Dorada!

🖤🖤🖤
¡Vida eterna a nuestro Esir!
Hasta aquí el capítulo de hoy mis lunianos hermosos. Nos vemos en el próximo.
¡LORED!
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