Capítulo 43
Desde el momento que vio el despliegue de fuerzas y el movimiento tan grande que se desataba en Eris, supo que Nana, heredera y regente de Eris estaba detrás de todo eso y que por alguna razón él tenía que ver con todo aquello. Creyó que iría a Luna Dorada pero como era de esperarse del mundo con mayor tecnología y ejército, ya conocían de su paradero. Justo por eso Hedas quería hacerse con ese planeta, así como su propio padre.
Debido a esto, se realizó una alianza temporal con Eris, gracias al compromiso de los dos herederos, los dos seres con mayor valía genéticamente y con un gran respaldo de poder. Min Yoongi fuera de Luna Dorada había conseguido también gran respeto y fuerza desde que Eris y su mundo se unieron. Esto era un arma de doble filo porque tenerlos de aliados era una maravilla pero como enemigos, había que pensárselo varias veces. Luna Dorada podía darle guerra pero de cien, sólo contaban con un cinco por cinto de probabilidades de ganar.
Esto era lo que les hacía controlarse, por eso Namjoon temía y Jungkook aunque no se dejaba amedrentar, lo hacía también. Sus parejas claramente no entendían la situación, y uno sabían que un mal paso podría acabar con la vida de millares de personas por segundo. Esir, aguardaba relativamente oculto a la vista, listo para proteger a su príncipe si se daba la situación.
Nana o más bien, Talgionana Im Jinah regente, princesa y heredera de Eris, estaba descolorada frente a la situación. Le bastó pocos segundos para estudiar la situación, era evidente que Eidon estaba ocultando su identidad, el raro humano, ese que no le convencía y estaba a su lado mirándola mal, debía conocerlo bien, existía algo entre ellos. El luniano que estaba atrás le resultó familia y ahí recordó. Soltó una risa ladina y negó con su cabeza, odiaba a los indecisos sin bando fijo pero, un pacto era sagrado y ella no lo rompería, miró su lado y supo que ese humano era esa alma gemela que tanto quería defender.
No necesitó mucho para reconocer las debilidades sentimentales de todos los presentes y de ser necesario utilizar esa ventaja, lo haría. No quería a su prometido al lado de esa persona, la energía que emitían juntos le desagradaba. Quiso ver más en Taehyung pero por alguna razón, no podía escanear su cuerpo como quería, parecía una visión falsa pero no tenía la seguridad ni la forma de averiguarlo.
Le desagradaba la actitud del príncipe "Lunae Aurea" frente a su llegada. Estaban comprometidos desde hacía varios años y para rematar, él era algo mucho más importante para ella. Un leve tic nervioso azotó su labio superior observando como sostenía la mano del terrestre, le molestaba que no respondiera a su beso como solía hacerlo en cada encuentro que tuvieron. Ya había dado por sentado su casamiento y que éste desapareciera de la nada dejándola buscándolo por años para encontrarlo de esa forma le estaba dando deseos de incinerar a todos los presentes.
— ¿Prometida? — Repitió Taehyung mirando aquella sensual y hermosa mujer, tratando de procesar lo que estaba ocurriendo.
Su mente estaba en blanco, como si hubieran eliminado su cerebro y corazón que latía mucho más lento que de costumbre, como si quisiera detenerse. Jin no entendía nada, miró a su pareja y le quedó claro que él lo sabía todo, cubriendo como era de imaginarse a su amigo. Intentó liberarse con fuerza de su agarre para ir apoyar a su mejor amigo pero por mucha fuerza que implementó, Nam no cedió. ¿Ese era su novio?
— ¿Tu prometida Jungkook? — Preguntó esta vez respirando con rabia, clavando sus ojos en su pareja, o al menos quien creía que lo era, hasta hacía minutos antes.
— Me presento formalmente ante ti y los presentes, Talgionana Im Jinah, pueden llamarme Nana. Prometida desde hace años con Jeon Jungkook. — Se acercó pero Tae la ignoró, lo único que podían ver sus ojos eran los ahora azabaches ojos de Kook.
— T-Tae, no es así, la verd-
— ¿Cómo fue que dijo? ¿No es así?
Los ojos de Nana se abrieron mientras esta empuñaba la mano y un gran movimiento de personas, que ahora entendía eran de Eris se fueron acercando pero segundos después, como si no ocurriera nada, abrió y levantó su mano para hacerles saber que retrocedieran. Agitó su cabello hacia atrás y adornó su imagen con una perfecta sonrisa. No podía perder los estribo, aún.
Manos empuñadas, su boca abierta lo ayudaba a recibir el oxígeno que necesitaba, inhaló profundamente con muchas fichas cayendo en efecto domino por su mente. Cosas que antes no tenía claras parecían comenzar a encajar.
¿Era esa la respuesta a la constante sensación de que existía algo que Jungkook le estaba ocultando o no quería decir? ¿Eran esas sus escapadas de madrugada y no Jimin como le hizo creer? ¿Las llamadas telefónicas y sus risas ocultas? ¿Por eso la primera reacción de Kook al ver a esa mujer fue soltarlo? Sí, sujetó su mano después pero solamente como si evitara que huyera, no estaba realmente entrelazando sus manos como de costumbre.
La confusión lo volvía loco. ¿Para qué insistir en hacer pública su relación o si quiera querer tener una cuando estaba comprometido? Justamente por eso no quería entregar su corazón, era esa la razón por la que meditó tanto y dudó antes de aceptar tener algo con él. Todo lo que quería, las personas a las que amaban terminaban dejándolo y, aunque sabía que podía pasar, esperaba que una infidelidad no fuera la causa de su desgracia.
Ahora, si lo miraba racionalmente él era el amante temporal, mientras que esa mujer, tan altanera como solía serlo Kook, con su mismo aire de realeza era su pareja oficial, su prometida, dejándolo a él como un juguete con el que simplemente pasó el tiempo. ¡Qué estúpido había sido! Que poco había durado todo, era tan hermoso para ser jodidamente real. Mordió su labio superior y se zafó del agarre del luniano, conteniendo las lágrimas que amenazaban con salir de sus ya cristalizados ojos.
Se dio la vuelta, iba a retirarse pero Kook no podía dejarlo ir de esa manera, debía hablar, trató de volverlo agarrar pero el terrestre liberó su furia golpeándole nada más sentir el roce de su piel.
Nana abrió sus ojos con ferocidad y golpeó a Taehyung, el luniano sosteniendo su brazo reaccionó al segundo golpe que ella iba a dar, luego de no ver el primero por estar tan centrado en su alma gemela.
— ¿Cómo te atreves a pegarle, enloqueciste? — La brutalidad con la que Kook apretaba y jorobaba la extremidad de la mujer hizo a todos boquear. Al menos los humanos allí presentes.
Los lunianos allí presente sabían que ella tenía tanta o más fuerza que todos ellos. Nana no podía reaccionar, estaba confundida. Eidon estaba defendiendo a ese humano después de lo que le había hecho.
— ¡Este mísero humano te lastimó! Él no puede lastimarte, menos en mi presencia, solamente estaba defendiéndote, — alegó.
Las ganas de devolverle el golpe a esa mujer bombeaban en todo su cuerpo, sin embargo, sus convicciones no le permitirían jamás, levantarle la mano a una mujer. Dejó que Jungkook siguiera enfrentado a la recién llegada, avergonzado por el espectáculo que todos estaban dando en aquel lugar.
En su vida se había sentido tan estúpido y humillado. Realmente lo que menos le importaban eran las personas y sus murmullos, él solamente podía escuchar los trozos que quedaban de su corazón comenzar a caerse en su interior. ¡Estúpido! Sí, eso era.
Sus piernas se debilitaron y tanto Namjoon como Jin se apresuraron a sostenerlo antes de que llegara al piso. Jungkook no pudo ver lo que estaba sucediendo, estaba concentrado en que aquella mujer no hiciera que todos aquellos hombres tocaran siquiera a sus amigos y al amor de su vida. Para cuando se volteó, ya Taehyung no estaba. Miró a su alrededor, buscó desesperado con la vista, sin importarle la mirada desaprobadora que le estaba dando la erisiana.
— ¡Jungkook! — Exclamó Nana molesta, haciéndolo reaccionar.
— No hagas nada, te explicaré todo, hablemos. Pero ahora no, después. — Habló casi saltando en el lugar y corrió hasta su coche, dejó a su prometida ahí parada y salió del estacionamiento abriéndose paso ante los espectadores.
La chica se afincó con más ahínco sobre sus piernas, cuarteando el pavimento levemente y de volteó, mandándole las órdenes a sus seguidores sin necesidad de hacer trabajar a sus cuerdas vocales.
...
Taehyung lloraba desconsolado en casa de sus amigos, justo como lo hizo todo el trayecto. Las imágenes de aquella mujer llegando, su beso, sus palabras, su golpe, hasta el momento en que abandonó el sitio se reproducían en cámara lenta en su cabeza. ¿Por qué Jungkook tenía que jugar así con él después de que se le abrió en su totalidad, en cuerpo y alma?
Se encontraba tan ensimismado liberando todo lo que sentía en esa sala, que no era capaz de escuchar la discusión de sus amigos.
— ¿Me vas a decir qué coño está pasando? Tú sabías perfectamente que Jungkook estaba comprometido y aún así permitiste que jugara con mi mejor amigo. Entiendo que quizás para ti Taehyung no es nada pero al menos debiste comentármelo a mí que soy tu novio, para prevenirlo y no dejar que pasara por esto.
— Jin las cosas no son de la manera que las estás pensando.
— ¿Acaso existe otra manera de interpretar lo que ocurrió hace un rato? No sabes por todo lo que ha pasado Taehyung, no sabes a pesar de todo lo frágil que es y lo lastimado que está su corazón. Él jamás se abrió a nadie, veinticinco años en los que no tuvo una sola pareja, ni siquiera yo con todo lo que sentía por él me le acerqué, hasta que llegó el imbécil de tu amigo.
— ¿De esto se trata tu molestia? Ya veo, sigues queriendo a Taehyung. — Carcajeó. — Ya veo que solamente soy tu premio de consolación.
— Lo amé, lo quise, lo quiero y siempre lo voy a querer pero como amigo, no de la forma en que piensas. Sabes perfectamente que estoy enamorado de ti Kim Namjoon y si estoy molesto es porque no fuiste sincero conmigo, ver a Tae en ese estado también me afecta a mí.
— A ver, para empezar, yo ni siquiera tuve la confirmación de que estaban juntos hasta hace dos días que llegué a tu universidad y luego tú que me confirmaste que se habían ido de la ciudad por unos días en una escapada romántica. Tú no me lo dijiste y cuando te pregunté me lo negaste e incluso te molestaste, Jungkook tampoco me dijo nada pese a ser su amigo y por supuesto Taehyung tampoco me dijo nada. ¿Qué le tenía que decir a quién?
— Me vas a decir que no sabías que ellos eran pareja ahora, fantástico.
— No, no lo sabía. Miento si te digo que no tenía mis sospechas pero no estaba seguro. Y siendo sinceros aunque lo hubiera sabido no tenía obligación alguna en decirte. Tú no te puedes meter en los problemas de dos, el tercero a la larga o a la corta sale sobrando y es el que se lleva los trancazo porque al final, se arreglan y el malo de la película eres tú.
— ¿Sabes lo que significa la palabra amigos? ¿Lealtad, confianza, respeto amor, familia, amistad?
— No lo sé, la única persona que toda mi vida conocí como amigo fue Jungkook y para ser sinceros era simplemente el niño con el que algunas veces jugaba.
Sí, él era el hijo de su cocinera, quien no podía andar libremente por el pasillo del palacio o simplemente ir a buscarlo para jugar por la seguridad del príncipe, solamente estaba ahí para jugar en la cocina cuando el Atemin decidía cocinar con la ayuda de su madre y lo llevaba con ella. Él era quien tras el asesinato de su madre a manos de se progenitor y secuaces, se vio sin un lugar al que ir y se vio obligado a seguir a su padre, alguien con gran rencor hacia la realeza y que formaba parte del cuartel privado de Hedas.
— Conozco el significado de lealtad pero no sé lo que realmente significa. ¿Confianza? Confianza mató a peligro y yo no confío ni en mi sombra. ¿Respeto, familia, amor? El amor lo conocí contigo Kim Seokjin, mi madre fue realmente mi única familia y estaba tan ocupada cuidando de otras personas que no tenía tiempo para mí y cuando ella falleció... — Su voz se quebró con lágrimas en los ojos, jamás desde que él tenía cinco años y todos aquello había ocurrido, habló del tema. — Cuando ella falleció, ya no recibí más amor o tuve una familia hasta que te conocí a ti y a tus padres. Ustedes son mi maldita familia, las personas que respeto, lo único que tengo y escúchame bien, si tengo que vender mi propia alma para que estén seguros, lo voy hacer, si el resto del mundo tiene que arder yo mismo lo incendiaré.
Salió de su dormitorio dejando a un Jin lloroso tras él, pasó por delante de Tae y le colocó al frente una caja de pañuelos junto a una botella de agua para después abandonar el apartamento. Su bolsillo se alumbró y maldijo en su interior... ¡Otra vez! Caminó hasta su auto y abrió el dispositivo, dejando que la luz azul oscura alumbrara el vehículo polarizado.
— Responde Dru. — Habló.
— Dru hijo, infórmame en este instante como van las cosas con los Eris. — Hijo, se escuchaba repugnante en boca de quien lo procreó, en aquel asesino. — No pude seguir ocultándole a Hedas el paradero del príncipe Eidon para nuestro beneficio, el despliegue de Eris fue muy grande y no tardó en enterarse, aún así, todavía no va a atacar. Algo está haciendo el rey Min que nos tiene sin poder movernos temporalmente. Has hecho un buen trabajo espiándolo y pasándome información.
— No lo hago por ti. — Respondió seco al ser que más odiaba y despreciaba en todo el universo.
— Muéstrame respeto hijo mío. Recuerda que de tu comportamiento depende la supervivencia de tu alma gemela y toda su familia, la tuya también por cierto. Aunque es un alivio que no te haya matado junto a tu madre, presentía que me ibas a ser de ayuda. — Sus palabras eran claras y desinteresadas, un luniano con malas entrañas de naturaleza, volviéndose peor aún por encontrar a su alma gemela y perdiéndose completamente desde que entró a las filas de Hedas. — Ahora respóndeme. ¿Sabes si el príncipe Eidon ha encontrado su alma gemela?
Él ya sabía quién era el alma gemela de Jungkook, sabía que debía decirle a su fada quien era, pero no podía. Realmente quería mucho a su amigo, le había tomado cierto cariño a Taehyung también y revelarle en esos momentos la verdad a su padre los pondría en riesgo. Estaba arriesgando la vida de Jin y la suya, mismo si esta no le interesaba. Todos morirían algún día. quería protegerlos a todos pero su corazón, ese solamente se interesaba por Kim Seokjin, su alma gemela.
— Yo sí... — Maldijo en su interior, no podía decirle algo que lastimara a su amigo. — Sí estoy al pendiente del príncipe, tal y como acordamos pero aún no ha mostrado interés por nadie, su alma gemela aún no ha aparecido.
— Entendido, ya me marcho, mantenme al tanto, dale valor a tu vida.
La comunicación terminó y él golpeó con fuerza el timón de su vehículo mientras gritaba. ¿Qué demonios hacía aún vivo? No poder suicidarse fue algo que jamás pudo hacer por ser un estúpido luniano pero, desde que conoció a Jin, su vida tomó otro rumbo. Sí, era por él que estaba vivo y por el que debía luchar. Nuevamente su dispositivo se alumbro y una luz, esta vez de coló rosa, apareció. Secó sus lágrimas y recompuso antes de contestar.
— Dru...
— Hola mi estimado Dru, — La voz de la regente de Eris le erizaba la piel. — fue agradable verte hoy. Como te lo prometí a cambio de que me dijeras el paradero del príncipe Eidon, la familia de tu alma gemela será intocable, al igual que la de él, al menos por ahora. ¿Era ese a quien fervientemente protegías cierto? — Rió ante el silencio del luniano. — Como desees, ahora... ¿Quién era el humano que acompañaba a Eidon? Te vi irte con él.
— Un amigo de la universidad, el mejor amigo de mi alma gemela, sólo eso. — Respondió rápida y firmemente para que no sintiera la dubitación en su voz.
— Ya veo, por tu bien, espero que eso sea cierto. — Nam tragó saliva. — ¿Dirección de la guarida personal de mi prometido? La que me diste estaba infectada de humanos indeseables.
Namjoon gruño por lo bajo pero accedió a darle esa información a Teglionana. Estaba jugando para muchos bandos a la vez y cada vez se sentía menos capaz de continuar con ello.
En su apartamento, Jin lloró un buen rato, se dio cuenta que no conocía mucho del pasado de Nam, su novio y que evidentemente no había sido fácil. Siempre hablaba sin medir sus palabras, remataba y atacaba continuamente para terminar arrepintiéndose después. Secó sus lágrimas y salió a tratar de apaciguar a su amigo, no sería fácil pero, lo intentaría.
...
Jungkook llegó a su residencia como un loco buscando a Taehyung, podía simplemente tomar el escáner de la casa y verificar si estaba en algún lugar de la misma pero su desespero lo llevó a correr por cada habitación de cada planta, maldiciendo sin contenerse. Necesitaba encontrar a su pareja, hablar con él.
Su coche estaba en casa y se había marchado seguramente junto a Jin. Tomó su teléfono marcándole esta vez al mejor amigo de su pareja puesto que Tae apagó su teléfono. Intentó varias veces hasta que un molesto Seokjin contestó.
— No sé que mierda estés buscando Jungkook, pero si es a Taehyung te voy diciendo que aunque esté conmigo no te pienso poner al teléfono, no te voy a recibir en mi casa ay tampoco voy a dejar que vaya hacia ti malnacido. Desde el comienzo no me caíste bien y ahora con esto te repudio infinitamente. ¿Cómo pudiste ser tan hijo de puta como para ilusionarlo mientras estabas comprometido? ¡Vete a la mierda y no regreses!
Finalizó la llamada sin dejar al luniano hablar y éste suspiró pese a todo con alivio. Si Taehyung estaba con su mejor amigo significaba que al menos no estaba en manos enemigas y que cuando se tranquilizaba podría volver a casa o él ir en su búsqueda. Le daría unas horas, después de eso iría otra vez a por su alma gemela.
Se dejó caer en el sofá de la primera planta sin fuerzas, aclarando sus ideas, necesitaba hablar con su mafa sobre todo lo que estaba ocurriendo, por alguna razón no tenía la claridad para pensar solo, precisaba de él. Iba a llamarlo, cuando la alarma de su casa se activó avisándole que había intrusos.
Dejó que todo su cuerpo liberara su estado natural, recuperando la potencia absoluta en todos sus sentidos, activando esos poderes que no quería usar. El sonido de unos tacones acercándose hacia él, resonando en todo el suelo le dejaron claro que se trataba de su prometida, la única que pudo haber derribado su barrera de seguridad contra lunianos y otros enemigos. Todo el magnetismo que comenzaba a liberar hizo que todo lo que fuera de metal comenzara a temblar.
— No vengo hacerte daño Eidon pero creo que necesitamos hablar. No es buen momento para una pelea, por favor. — La voz de la regente de Eris, fuerte y clara, algo intimidante también inundó el lugar. — Puedes desactivar tu modo letal, te ves demasiado atractivo así y debo tener todas mis neuronas funcionando para no cometer una locura.
— ¿Tu gente?
— Discretamente esparcidos por los alrededores de esta residencia, no serán visibles para los humanos, no te preocupes. Ahora sí... ¿Puedes dejar de emitir toda esa energía? Recuerda lo que causa en mí.
Esa era una de las formas en la que siempre comenzaban sus juegos previos antes de poner en práctica el arte de la cama. Una especie de entretenimiento donde probaban las nuevas cosas aprendidas en el otro, ya fuera en el arte de la cama o de guerra.
Lentamente, la casa fue recuperando su estabilidad, quedando todo en un insondable silencio, roto cuando Nana caminó hasta donde estaba el sofá y se sentó.
— ¿Por qué huiste a Tellus y no a Eris? Yo podía haberte protegido de Hedas en mi mundo y lo sabes.
— Sabes que no a todo te le puedo dar respuesta, tuve que venir aquí, es lo único que puedo decirte, yo sigo siguiendo órdenes, todavía no rijo mi reino como lo haces tú.
— Yo aún no puedo gobernar en su totalidad ni tengo los poderes que necesito, para eso debo estar casada, cosa que se suponía que debía haber ocurrido tiempo atrás, si me prometido no se hubiese desaparecido del mapa del universo.
Se puso de pie, resonando sus tacones hasta llegar a la ventana donde el luniano miraba a la nada. Su mente estaba en Taehyung, debía buscar la forma de poderle contar todo cuanto antes, primero aclarar este mal entendido para después revelarle todo lo demás. Así entendería todo pero debía protegerlo primero, un humano con tanta información no le agradaría a nadie.
La respiración de Nana en su cuello le advirtió de su cercanía, gran repulsión recorrió su cuerpo con tan solo sentirla. Muy diferente al pasado, cuando entrenaron juntos el arte de la cama como prometidos. Quería alejarla con fuerza pero era un hecho que no podía molestarla, menos cuando estaba secundada por un ejército listo para atacar. Una gran tragedia ocurriría si actuaba impulsivamente, no por gusto todos trataban de tener a Eris de aliado y jamás de enemigo.
— Necesitamos casarnos cuanto antes, desecha a esa débil ser que tienes a tu lado. Si vienes ahora conmigo, juntos podemos derrotar a Hedas, podemos unirnos de forma artificial si lo deseas.
— No puedo hacer eso Nana.
—¿No puedes o no quieres? Creo que hay un estorbo que te está nublando el juicio, tal vez, si me deshago de él, si elimino su existencia de la faz de este universo vuelvas a encarrilarte. Como un insecto puedo eliminarlo en cuestiones de segundos, así que elige como será esto mi príncipe Eidon. Por las buenas, — lamió su cuello — o por las malas.
Jungkook sabía que debía mantener la calma, controlarse, pero escucharla mencionar a Taehyung de forma amenazante y hablar tan despectivamente de él, hizo que todo su juicio se le nublara. Se volteó con gran furia agarrando a la erisiana de su cuello, apretándola con fuerza e incrustándola contra una pared que se fragmentó por la fuerza ejercida.
— La única cosa en todo el universo en la que no puedes siquiera poner tus ojos es en él. Rozas una sola, una sola hebra de su cabello Nana y te juro que aunque tenga que hacer que mi reino deje de existir, no me diré mis fuerzas para atacarte a ti y a Eris, incluso si tengo que ceder ante Hedas, no me va importar. Te cazaré como un maldito insecto, sacaré todos tus órganos y los tiraré al espacio. No conoces hasta donde soy capaz de llegar por ese insignificante humano como lo llamas. Acabaré contigo de mil maneras y ninguna repetida. ¿Me estás escuchando?
Los ojos de Eidon cambiaba de color, su mano se congelaba, congelando también el cuerpo de su prometida. El pavor que no sintió en su vida se lo transmitió Jungkook en ese momento, por eso, por fracciones de segundo no pudo reaccionar. Lo único que la hizo volver en si, fue la ira de ver como él prefería proteger a un humano que incluso lo lastimó antes que a ella, su prometida de años.
Golpeó el brazo de Jungkook y brincó encima de su cuello para tumbarlo al piso, luego de torcerlo pero no pudo, por alguna razón el luniano tenía más fuerza que antes y cuando menos se lo esperó, estaba acorralada en el suelo, con sus uñas encajadas en el cuello de su prometido. Soltó una sonrisa taimada y profanó sus labios, ejerciendo gran fuerza para que no se separase, colocándole un minúsculo artefacto que por pocos minutos, lo inmovilizaría en su totalidad.
El luniano maldijo en su interior mientras veía como ésta lo colocaba en el sofá, quería hablar pero ni siquiera podía mover su lengua. En pocos segundos la erisiana quedó desnuda y se colocó a horcajadas encima de Kook, presionando fuertemente su mandíbula con sus manos para abrir su boca y nuevamente lo besó.
Un estruendo la hizo pausar y dirigir su mirada hacia adelante... ¡Ese maldito humano!
— ¿Qué demonios haces aquí maldito humano?
Kook quería gritar, quería moverse, articular palabra pero no podía, y mientras más lo intentaba, más se entumecía su cuerpo. Taehyung estaba ahí y no podía hacer nada.
Lunae Aurea: Luna Dorada
Hallo Lunianos! 👋🏾
Espero que estén teniendo un buen fin de semana.
🥰LORED🥰
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