Capítulo 27
— ¿Los condones? ¿Los condones? En tus putos sueños imbécil. — Su brazo derecho se estiró con gran rapidez pero Jungkook logró esquivar el golpe con facilidad, tirando de su brazo y acercándolo a él, dejándolo inmovilizado en su totalidad.
— Juro que dejaré que me pegues cuanto quieras después pero ahora, busquemos esas cosas que tú le llamas condones, — tomó la mano del terrestre y la llevó a su entrepierna. — Esto es sumamente doloroso pero, prometo que me controlaré y lo haré lo más placentero posible para ti a pesar de ello. Solamente dame una oportunidad. ¿No te gustó lo que hice, te dolió?
— N-no se trata de que no me gustara o me haya dolido p-porque no fue así. El problema es que te dije que te detuviera, que no introdujeras nada en mi interior e hiciste caso omiso a mis palabras. Es como si me hubieras obligado, te voz a demandar por violación. — Sus palabras fueron firmes y serias pero al ver la reacción de Jungkook no pudo aguantar la risa.
— No es gracioso que digas algo así... — El luniano lo agarró con fuerza el brazo acercándolo a él para besarlo con fuerza, utilizando ese beso como castigo, uno que fue muy bien recibido.
No podía estar molesto, pese a que realmente no quería y estaba preocupado no podía negar que se había sentido bien, en su interior, agradecía que Jungkook lo hubiera ignorado, sino, quizás no hubiera conocido esas sensaciones jamás pero... ¿Ir más allá? Se convenció a si mismo que no debía pensar en el tema porque mientras más pensaba, menos hacía.
Respondió a ese beso con vehemencia, sus labios fueron desde el primer momento lo que le hicieron perder el control, en esa misma cocina, cruzando aquella línea entre amigo y amante. No se arrepentía, cada uno de los besos dados había sido maravilloso.
— Los condones... — Intentaba hablar en medio de aquel intenso y profundo beso acompañado de obscenas y deliciosas caricias que había hecho que su libido volviera a elevarse hasta las nubes. — Los dejé en la repisa del primer piso, frente a tu cuarto.
Jungkook se separó dejando al terrestre anhelante de sus besos y maldiciendo por sentir la lejanía de sus cuerpo. Bajó de la meseta de la isla y abrió sus brazos en espera de Tae, no tuvo que esperar mucho para que entendiera la señal, puesto que segundos después, se había vuelto aferrar a su cuerpo, enroscando las piernas en su cintura. No pudieron abrir el elevador por control de voz, Tae se rehusó por completo a liberar los labios de su amante y éste se vio obligado a buscar aquel endemoniado botón con una sola mano, con dificultad, para poder dirigirse a la planta baja.
Taehyung divisó sus reflejos en el espejo y le encantó lo que vio. El estado en el que ambos se encontraban, perdidos en los deseos, sonrojados, desarreglados y en brazos del otro era la imagen más erótica que había visto en su vida. Hizo que Kook se girara para que también los contemplaran y entre besos, sus risas se hicieron hueco.
Las puertas se abrieron y el luniano no esperó un segundo para salir de allí, la fricción de sus cuerpos mientras se besaban y cargaba al terrestre lo tenían relativamente descontrolados. Caminó en dirección a su cuarto. Con agilidad, sin soltarse, Tae llevó una mano hacia el aparador donde se encontraba la pequeña bolsa que contenía los condones y el lubricante comprados en la tarde y los tomó.
Sintió su espalda chocar contra el colchón y sus ojos por pocos segundos miraron a su alrededor, era la segunda vez que entraba en ese lugar desde que vivía en aquella casa. La primera vez fue cuando Kook lo bañó y fue a buscar la ropa, jamás se imaginó volver a entrar de esa manera.
Vio como aquella figura que lo había estado contemplando finalmente se acercó hacía él y trepidó, estaba ligeramente asustado de lo que iba a pasar en ese lugar pero no quería detenerse. Pensó que Jungkook se dirigiría a su boca pero en vez de eso, levantó sus brazos y besó su marca de nacimiento. Todo su cuerpo se estremeció frente a esa acción, no entendía como esa zona podía ser tan sensible cuando Jungkook le acariciaba, en todos sus años bañándose o rozando ese lugar, jamás sintió nada parecido, era una parte de su piel más.
Era maravilloso tener a Taehyung yaciendo bajo de él, entregado a sus caricias y sin poner resistencia. Quería hacerle escalar las montañas del placer de una sola vez. Su mano libre acariciaba y masacraba lentamente su entrepierna, a veces la dejaba libre y recorría el resto del cuerpo con sutileza pero siempre regresaba al mismo lugar.
Todo Tae vibraba, la intrépida lengua de Jungkook lamiendo cada milímetro de su piel, los besos esporádicos, sus caricias y los movimientos en falso que hacia con su cadera como si se estuviera moviendo dentro de él lo estaba haciendo perder la cordura. Esa sensación de contacto puro, calor, estremecimiento lo hacían sentir como se le aceleraban los latidos de su corazón como si tuviera un estetoscopio para ello.
Con una sonrisa luego de dejar los pezones del terrestre ligeramente hinchados, descendió mordiendo su cuerpo y succionando de vez en cuando con más fuerza de la prevista hasta llegar a su virilidad.
— No sabes cuánto he anhelado esto. — Musitó el luniano entre sus muslos, llenándolos de besos y mordidas. — Los sentimientos que no te puedo comunicar verbalmente te los expresaré mediante mi cuerpo.
¿Tanto lo deseaba Jungkook en realidad? No podía creer que tuviera tan profundos sentimientos por él cuando a penas habían pasado algunas semanas desde su primer beso, sin embargo sus palabras sonaban auténticas, sin rastro de mentiras. No debía darle muchas vueltas a sus palabras, las personas en la intimidad solían decir muchas cosas dejándose llevar por el éxtasis del momento pero que en realidad no sentían, él mismo lo había en más de una ocasión.
Le gustaba mucho estar entre los brazos de Jungkook, nunca imaginó que se podía sentir tan bien en brazos de alguien, menos de un hombre, de uno que solía casi aborrecer. Dejó escapar una ligera risa que cambió por un gemido cuando éste comenzó a sobar su miembro, presionó su glande justo en el centro, ahí donde se encontraba su uretra y el gemido mutó hasta convertirse en jadeos, acompañados de los movimientos de sus caderas cuando algo húmedo se posó en su entrada.
— ¡Oh dios, Kook! — Exclamó afincando sus empeines en el colchón.
Llevó sus manos hasta su cabelló y lo haló, obligándolo a subir para besarlo, poniendo en libertad aquellos cabellos color azabache, descendió sus manos acariciando toda su espalda hasta llegar a la parte más baja de la misma. Fundido en aquel beso disfrutaba de la presión que estaba ejerciendo el cuerpo ajeno en él y la divina, firme y dura textura de sus glúteos. Los tanteó, amasó y sin darse cuenta, llevó un dedo hasta su entrada pero cuando presionó para introducirlo un fuerte calambre recorrió todo su brazo, dejándolo parcialmente dormido.
— ¡Mierda! — Gritó y Jungkok que lo había sentido se apresuró para tomar su mano y llevarse el dedo intruso hacia su boca, lo succionó y acarició la marca de Taehyung, haciéndolo perder esa sensación casi al instante. — Creo que hice un mal gesto pero todo está bien.
Besó a Jungkook y éste le devolvió el beso aliviado de que no llegara a mayores. Si él no era su alma gemela o todavía no tenía él la certeza de que lo fuera, quien fuera que intentara introducir algo en el rey o heredero de Luna Doraba corría peligro. Era una especie de protección que había tenido su familia desde milenios atrás, razón por la cual no podía permitir que Taehyung hiciera ningún movimiento para penetrarlo y en caso de haber logrado introducir, ambos sufrirían las consecuencias si no fuera el alma gemela.
Las manos del terrestre volvieron a su cabeza y lentamente lo fueron empujando hacia abajo, necesitaba volver a sentirlo allí, su cuerpo lo exigía. — ¡Sí! — Suspiró aliviado al sentir la lengua de Jungkook recorrer toda su extensión.
Se incorporó buscando apoyo en sus manos, comenzando a follar la boca de Jungkook rítmicamente. No pasó mucho tiempo hasta que todo su cuerpo se tensó, maldijo y bendijo al mismo tiempo la boca del luniano en su mente, sus felaciones eran demasiado buenas.
Kook realizó una última succión y abandonó su miembro, subiendo a tomar el cuerpo de Tae y correrlo más hasta el borde de la cama. Besó suavemente sus labios hasta que dos de sus dedos interrumpieron, entrando a la boca de Taehyung, siendo dulcemente lubricados con su saliva.
Minutos después, el terrestre estaba nuevamente a punto de liberarse con los dedos de Jungkook en su interior y su boca aferrada a sus rosáceas protuberancias de su pecho. Un ruido le dejó saber que el luniano estaba hurgando en la bolsa y no pudo evitar sentirse nervioso. ¿Realmente estaba dejando a su compañero tomar el control? Buscó desesperadamente sus labios y lo besó, no quería pensar en ello.
— T-tae... Espera... — Intentó separarse de su boca sin saber qué hacer con lo que tenía en su mano. — ¿Cómo se usan estas cosas?
El terrestre observó a su mano, se estaba refiriendo a los preservativos. No era posible aceptar la idea de que un hombre de su edad con la experiencia que dejaba ver, no tuviera la más remota idea de lo que eran los condones o cómo se utilizaban. Enarcó una ceja y tomó la envoltura que el contrario sostenía en la mano, la rasgó con los dedos y bajó sus labios hasta el miembro de Jungkook, era su turno de realizarle una pequeña felación antes de que se colocara el condón.
Echando su cabeza hacia atrás, el luniano disfrutó del momento, suavemente su cuerpo comenzó agitarse y Tae ahogaba sus propios gemidos, estaba sumamente excitado y ver como su compañero reaccionaba a él lo encendía aún más. Agilizó sus movimientos, apoyándose en los muslos contrarios hasta que sintió tirar su cabello, con torpeza sacó el condón de su envoltura y lo colocó correctamente en el miembro de Jungkook mientras caía hacia atrás, hasta volver a sentir su espalda pegada en la cama.
— Lubricante...
Jungkook estiró su mano hasta el frasco cuando escuchó a Taehyung y dejó caer parte de su contenido en su entrada, volviendo a introducir sus dedos para hacerlo correr bien y untó otra pequeña cantidad sobre eso que cubría su miembro y que tan raro e incómodo le parecía.
Su corazón parecía galopar en su pecho, ninguna de las veces que puso en práctica el arte de la cama se sintió nervioso o ansioso sin embargo, ahora, era diferente, no se podía creer que iba a entrar en Tae. Su vista transitó por todo su cuerpo, deleitándose con todo lo que veía, hasta llegar a su rostro, el terrestre tenía sus ojos cerrados, se mordía su labio y sus manos estaban aferradas a la sábana.
Era dulce esa imagen del terrestre, no obstante, no quería que sintiera miedo o que se dejara hacer sin más. Se posicionó entre su piernas pero no hizo ningún intento por entrar en él, en cambio se dejó caer sobre su cuerpo, apoyándose en sus manos y lo besó hasta que éste relajó sus manos y soltó las sábanas para abrazarlo.
— Abre los ojos, — Tae intentó ignorar sus palabras pero no pudo resistirse. — Si te tensas, será más incómodo para ti, simplemente déjate llevar como lo has estado haciendo hasta ahora. ¿Te he hecho daño en algún momento? — El terrestre negó con una tímida sonrisa. — ¿Entonces?
Volvió a besar a Jungkook, — lo siento, ya puedes... Ya puedes entrar. — Buscó que sus lenguas entrelazadas le hicieran olvidarse de lo que estaba a punto de ocurrir.
La mano del luniano recorrió lentamente todo el cuerpo de Tae hasta llegar al medio de sus piernas, tomó su miembro y lo colocó nuevamente en su palpitante hendidura, empujó suavemente, internándose lentamente. El dolor punzante de la fuerte mordida del terrestre lo hicieron detenerse y acariciarlo, solo cuando sintió que la presión de sus dientes mermaba retomó la penetración.
Los dedos de Tae presionaron con fuerza la espalda ajena, ya no sentía el leve dolor que sintió al comienzo pero la incomodidad permanecía. Sus ojos buscaron los del luniano en busca de aquella tranquilidad que le ofrecían y todo él se estremeció cuando sus miradas se encontraron otra vez.
Jungkook sabía que ya casi terminaría de entrar en su totalidad y profundizo en el beso antes de dar el movimiento de gracia, sin embargo, perdió totalmente sus sentidos por varios segundos cuando eso ocurrió.
Su corazón dejó de palpitar, cada uno de sus sentidos se agudizaron después del primer latido y sintió como un fuerte dolor lo recorrió en su interior por fracciones de segundos, mismo dolor que sintió Tae. El terrestre no entendía qué le estaba ocurriendo pero todo fue cuerpo sintió que le cambió en un segundo, sabía que quizás la tensión por el momento le estaba pasando la factura pero... Así lo sentía.
Ráfagas de imágenes de él con Taehyung y otras que no entendía comenzaron a pasar frente a los ojos de Jungkook, su marca de nacimiento le comenzó a picar y al ver como el terrestre también se arrancaba comenzó a reír contento y el movimiento de sus caderas también inicio.
¡Era su alma gemela! ¡Tal y como presintió, Kim Taehyung era su alma gemela! Lo abrazó y besó con ahínco, queriendo decirle todo en ese instante, sabía que no podía hacerlo pero, como lo deseaba.
Sus embestidas fueran aumentando de velocidad y fuerza al mismo tiempo que el cuerpo de Tae comenzó a moverse por inercia necesitando más de aquello, todo temor, toda incomodidad, todo se disipó de su mente tras un segundo y él mismo no sabía el por qué, un porqué que no le interesaba porque se estaba sintiendo genial.
Le estaba gustando, corrección, estaba amando sentir a Jungkook dentro de él, algo totalmente diferente a todo lo que había sentido en su vida, incluso quería decirle que lo amaba pero no lo hizo porque sabía que eso no era cierto. Su intimidad era estar en la gloria, se sentía bien con él y le gustaba pero eso no era amor.
Cada penetración los estremecía a ambos por igual. El terrestre se aferró a los bíceps de Kook y gimió cuando este pasó uno de sus brazos por debajo, tirando de su cuerpo hacia abajo.
— Jungkook... Bésame... — Mordió su brazo hasta que le cumplieron su demanda.
Estar dentro de su alma gemela, de Taehyung, para eso había nacido y vivido, quería estar siempre ahí con él en sus brazos.
Lo volteó sin avisarle, dejó su cuerpo caer en la cama y apoyó todo el cuerpo ajeno en el suyo. Sus manos de dispersaron rápidamente, una hacia sus pezones y otra hasta su miembro, pasándola por debajo de su pierna. Su piel era tan deliciosa, su olor le hacia levitar sin encontrarse en el espacio y sus gemidos era la perfecta polifonía que alegraban sus oídos.
— Vas muy rápido... — Jadeó Tae tratando de sostener su mano, quería detenerlo porque era demasiado para él. Era como un constante orgasmo que hacía que su cuerpo se sintiera como si fuera a colapsar. — ¡Ah, mierda!
— Eres perfecto... — Escondió su rostro en la curvatura de su cuello, besándolo y succionándolo con fuerza.
— Es demasiado... — Todo su cuerpo estaba recibiendo un delicioso castigo. — M-me voy a venir... ¡Kook!
Los chapoteos resonaban en todo el lugar, el choque de sus pieles, los gemidos de ambos, mezclados con los jadeos de Tae, todo lograba una perfecta armonía.
Abandonando sus pezones, la mano de Jungkook se fue a la marca de aquel cuerpo que vibraba entre sus manos y sintió en su miembro todas las sensaciones que esto despertó en el cuerpo ajeno.
— ¡Dinksee, di lor!
Sus movimientos se descontrolaron, volteó con fuerza el rostro de Tae e invadió su boca ahogando sus gemidos.
— Ya... Kook... Mierda para, para... ¡Para!
Se retorció al llegar a la cumbre del momento, llegando al mismo tiempo que Kook, perdiendo completamente el conocimiento una vez que se liberaron completamente. Su cuerpo temblaba y su marca comenzó alumbrar junto a la del luniano, quien segundos después también se desmayó.
...
— ¡Eidon se unió a su alma gemela! — Jimin estaba intentando dormir cuando sintió como si cortaran por segunda vez aquello parecido al cordón umbilical que le hacía sentir cada cosa que sentía su hijo, viendo por fracciones de segundo la imagen de ellos dos frente a sus ojos.
https://youtu.be/jC_3ZwsFW90
Di Lor: Mi amor
Hallo meine lunianos!
Un capítulo más de esta historia que espero sea de su agrado...
¡Ya Tae y Kook están unidos! 😱🙈😝
¡¡¡LORED!!!
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