Capítulo 16
Un amor que se te entraña en la piel y alma, así era el amor de esas dos personas que habían dejado de verse por tanto tiempo. Para Jimin fueron cinco extensos años en la tierra pero para su esposo, el rey de Luna dorada fueron más de veinte años los que no lo tuvo a su lado. Su hijo tenía tres añitos, a punto de cumplir los cuatro cuando se separaron y a pesar de que siempre lo observó a la distancia y que incluso viajó a la Tierra en algunas ocasiones escondido para verlo más de cerca no pudo acercársele.
Era diferente de ahora, no era lo mismo viajar por su propia voluntad a ser convocado directamente por la esfera de protección que le dio a su alma gemela, gracias a eso pudo salir de donde Hedas lo tenía sin ser visto e ir instantáneamente hacia él. A pesar de que según el temporizador que traía adherido a su traje había transcurrido todo un día de viaje.
No se esperó que aquella luz brillara en ese momento, si Jimin lo llamaba era porque algo le ocurría y solamente eso hizo que el pánico volviera a correr por su cuerpo. Si se trataba de su familia su temor era un sentimiento que conocía y solo por ellos lo sentía. Si algo le sucedía a ellos moriría aún más rápido pero haría correr sangre a su paso.
La cálida mano de su Atemin lo hizo salir de sus pensamientos. — ¿En que piensas?
Besó profundamente sus labios mientras lo colocaba cuidadosamente en su cama, como si su cuerpo pudiera quebrarse de no hacerlo con delicadeza. — Pienso en lo mucho que te amo, lo feliz que estoy de tenerte tan cerca de mí, poder palparte, sentirte, olerte.
Jimin se separó de su beso con cierta pereza para levantarse de la cama y dejar a su rey en ella.
— No te muevas, quiero apreciar tu escultural cuerpo y hermosa desnudez. — Sus ojos lo estudiaron mientras él también estaba siendo estudiado a detalle por la vista de Yoongi. — ¿Cómo puedes ser tan perfecto? Yo he vivido casi cuarenta y cinco años aunque gracias a Luna Dorada parezca que me haya detenido en el tiempo y en la Tierra todos piensen que soy un genio de treinta años. Pasé diez años a tu lado mientras que aquí solo pasó uno, cuando regresé me sentí tan fuera de lugar.
Todos los recuerdos se fueron agolpando en su mente haciendo que sus lágrimas volvieran a descender. Fue un cambio muy grande para él, había vivido más de diez año, tenido un hijo, se había casado y ayudado a dirigir todo un reino, en cambio desde el momento que pisó la tierra todo aquello se evaporó, desapareciendo como un sueño del cual se despertó.
Lo recibieron llenos de expectativas, con cámaras e incalculables periodistas y científicos que quería conocer su experiencia en el mundo exterior. Todos quería saber cómo es que había desaparecido de los radares de los satélites, para reaparecer un año después en perfectas condiciones. Muchos pensaron que fue absorbido por un pequeño agujero negro del espacio, pero nada más lejos de la realidad.
Todos estaban haciendo un circo de su llegada y él solamente se sentía morir. Intentó de mil manera poder de alguna forma volver a su familia pero no lo logró y eso lo hizo perder literalmente la razón, terminando internado por esos seis largos meses donde se tuvo que resignar.
— No llores mi ángel. — Yoongi se había levantado de la cama para secar sus lágrimas y besarlo, sabía que lo que ambos habían pasado en ese tiempo no había sido fácil y que ese encuentro tan inesperado para ambos estaba pasando las facturas del tiempo que su amor estuvo en hiatus. — Mírame, estoy aquí en Tellus contigo ahora, me estás viendo, sintiendo, aprovechemos esta maravillosa oportunidad.
Estrechó sus cuerpos y guió lentamente el camino hasta aquello que era como su tálamo en la Tierra. Acariciando cada centímetro de sus pieles, redescubriéndose, como aquella primera vez en el que se enlazaron íntimamente.
— Me imagino que aquí en Tellus no puedes lubricar de la misma forma en como lo hacías allá, ¿cierto? — Jimin asintió dejando ver un deje de tristeza mientras sentía como su espalda hacía contacto con las sábanas. — No te preocupes por eso, yo te ayudaré mi amado Ate.
Su lengua palpó cada lugar de su boca, desplazándose fuera de esta para recorrer su mandíbula, intercalando las lamidas con las suaves mordidas. El cuerpo de su amado seguía respondiendo aquello de la misma manera, podía sentir como su olor se intensificaba y cada poro de su cuerpo desprendía ese delicioso aroma característico solo del momento en que estaba en manos de su alma gemela.
Fue trazando el típico camino de besos hasta su pecho, donde permitió que su ahora caliente aliento torturara sus pezones arrancando de él un gemido casi musical. Frotó sus dedos para cambiar la temperatura de ellos, enfriándolos tanto como un hielo y sobar esas tetillas rosáceas para contrarrestar la caliente temperatura a la que fueron sometidos segundos antes.
— Oh... había olvidado que podías hacer eso y lo delicioso que se sentía. — Tembló cuando Yoongi aumentó la presión de sus dedos en cada uno de sus pezones mientras lengüeteaba su cuello. — ¡Dinksee!
Yoongi rió al escucharlo, fue tan excitante que embistió en falso contra su cuerpo. — Veo que aún recuerdas esa palabra.
— Recuerdo el idioma a la perfección amor pero esa fue la palabra que más dije en tus brazos, esa y Lored. Aunque tú preferías escucharlo en mi idioma. — Sonrió al recordar lo loca que se ponía siempre que lo decía. — Te amo...
— Mierda Jimin. — comenzó a mover sus caderas, presionando sin llegar entrar contra su entrada.
— Ya veo que tú tampoco olvidas las palabras en mi idioma. — No pudo ocultar su risa.
Yoongi mordió con fuerza su clavícula y después calmó el impacto con una lamida. Adoraba sentirlo reír, era lo que le faltó a su palacio y a él todos esos años.
Descendió lentamente, continuando con sus besos, lamidas y leves mordidas sin dejar de observar a Jimin y sus reacciones, no quería perderse absolutamente nada. Volvió a frotar sus dedos, para calentarlos esta vez y llevarlos hasta el interior de sus muslos, trazando patrones desconocidos para mucho pero que su pareja conocía perfectamente. Era la escritura de amor infinito luniana que siempre hacía en la intimidad cuando no expresaba con palabras lo que estaba sintiendo.
— ¡Dios! — Exclamó sorprendido el terrestre cuando sintió que su virilidad estaba siendo abrazada por la garganta de su rey.
Aferró una mano a las sábanas y otra a su cabello, levantando su cadera, comenzando a oscilarlas suavemente segundos después, perdiéndose en las sensaciones que el contraste se su garganta le hacía sentir, la caliente piel y la fría saliva.
Cinco años de no sentirlo, cinco años de no hacer el amor le estaban jugando una mala pasada. Quería controlarse pero le era muy difícil bajo las caricias constantes de su hombre y la excelente relación que le estaba dando. Intentó separarse pero Yoongi no se lo permitió, simplemente lo sostuvo con fuerza contra su boca mientras él comenzó a jugar con sus amígdalas, apretándolas y haciendo presión mientras que su lengua se agitaba recorriendo su extensión al mismo tiempo.
— Yoongi... — Gimió su nombre mientras su cuerpo reaccionaba intentando escaparse de ese arrollador orgasmo que se avecinaba. Se apoyó en el brazo que tenía las sábanas apresadas para echarse hacia atrás, sin embargo su otra mano seguía presionando la cabeza de aquel luniano. — Rey, rey... ¡Ah!
Cerró sus ojos con fuerza, mordió sus labios y se aferró con más ahínco a la cama. Yoongi comenzó a mover su cabeza rápidamente sin dejar de hacer presión con sus amígdalas y lengua, succionando y tragando todo lo que comenzaba a salir de Jimin.
— ¡Oh Dinksee! Lored Minrey, lored.... — Jadeo Jimin sacudiendo el resto de ese orgasmo prolongado que había tenido. Definitivamente liberarse solo no era igual que hacer el amor con la persona amada.
Sostuvo el rostro de su rey y lo hizo subir hasta encontrarse con su boca para besarlo. Gimió en ella al sentir como cambiaba su propio sabor en boca de este.
— Lo siento amor, no me pude contener y terminé muy rápido. — Se disculpó sin separarse de sus labios.
Yoongi tomó su mano y la llevó hasta su entrepierna y muslos, dejándolo sentir como él también se había venido sin necesidad de ser tocado o hacer algo más. — Esto es lo que provocas... Estamos a mano. — Sonrió ante los ojos sorprendidos de Jimin y su dulce sonrisa. — Te amo mi hombrecito terrestre.
— Hacía mucho que no escuchaba esa frase. "Mi hombrecito terrestre." Solías llamarme así al menos una vez por día.
— Así es y siempre lo serás. — Mordió con suavidad ambos labios.
Fundiéndose nuevamente en un beso, Yoongi se sentó a horcajadas de su hombrecito, era hermoso, su belleza no tenía comparación con nada en el universo. Empuñó su mano, agitó sus dedos y luego comenzó a frotarlos creando aquel fluido líquido de reacción alcalina, más viscosa que la saliva o el líquido preeyavulatorio de los humanos para luego llevarlos hasta la entrada de su Atemin.
Jimin abrió sus ojos de golpe al sentir aquel líquido tibio en su entrada y esos dedos haciendo presión. — Iré con cuidado... — Musitó el rey al percatarse de su reacción.
— Yo sé que tú jamás me harías daño mi amor, solamente fue la sorpresa de sentirte ahí después de tanto tiempo. — Se relajó en la almohada y apretó sus muslos con fuerza. — P-puedes entrar...
Yoongi se inclinó hacia adelante sin alejar su mano, besó su hombro y después de sentir a su esposo entretenido introdujo dos de sus dedos con lentitud. Los dedos de los pies de Jimin se apretaron y luego agitaron al sentir la invasión tan esperada.
Ni un solo minuto el lunasio dejó de besar esos hermosos y carnosos labios que tanto veneraba, así como el movimiento de su mano se fue incrementando periódicamente mientras que su mano libre jugueteaba con las pezones de su amado, acariciando esporádicamente el resto de su torso y Jimin comenzaba a masturbarlo también.
Cuando Yoongi soltó el primer gemido provocado por el vaivén de su mano en su falo Atemin abrió sus ojos para ser testigo de sus reacciones. Presionó más su pulgar y cada vez que alcanzó la cumbre de su miembro frotó toda la palma de su mano para después presionar la uretra con su pulgar, descender hasta la base y repetir la misma acción una y otra vez.
— No existen mejores manos que las tuyas, — jadeó con una sonrisa ladeada el luniano al mismo tiempo que moviendo sus caderas creaba fricción en sus testículos. Realmente las manos de su compañero eran únicas.
Volvió a inclinarse hacia adelante para besar a Jimin embistiéndolo por última vez con sus dedos. Se quitó de encima de su cuerpo y abrió sus piernas mientras acariciaba su miembro. Se quedó mirando su dilatada entrada con el ceño fruncido y su labio mordido para luego agitar su cabeza.
—Me encanta cuando me contemplas de esa forma, es como si fueras prendiendo fuego en mi cuerpo por cada lugar que recorren tus ojos. Además que esto, — acarició su ceño y luego pasó sus dedos por ese labio que estaba siendo castigado por sus dientes — me excita mucho.
— ¿Te excita? — Mordió más su labio y Jimin rió asintiendo. — Entonces hazlo tú. — Se inclinó y ofreció sus labios para que su amado tirara de ellos a su conveniencia al tiempo que él se posicionaba entre sus piernas.
Ninguno de los dos podía creer lo que estaba a punto de ocurrir pero lo anhelaban con afán. De una sola estocada Yoongi entró en su esposo y sus cabellos nuevamente comenzaron a brillar. La raíz oscura del cabello natural del rey hizo presencia cuando el destello desapareció, estaba contrarrestando du enfermedad.
Sus caderas comenzaron a moverse con vehemencia, sintiendo cada parte del interior de ese celestial cuerpo que yacía bajo él. Igualando los movimientos de Yoongi, su esposo empezó a oscilar las suyas, moviéndose al compás, compartiendo el mismo ritmo y llenando el cuarto con sus olores corporales en su mayor nivel. Si hubieran estado alguien de Luna Dorada hubiera sentido la energía de su unión a un kilómetro a la redonda.
— Siempre estuviste tan delicioso... — Susurró Yoongi a su oído antes de lamer su lóbulo. — Si estuviéramos en Luna Dorada te diría que estoy a nada de hacerte otro hijo.
Jimin mordió sus labios y enrolló sus piernas alrededor de su cintura para así dejar más expuesta su entrada y sentir aún más como castigaba de forma placentera su próstata.
— No importa que no puedas hacerlo ahora, házmelo como cuando engendramos a nuestro bebé.
El rey pasó sus manos por debajo de sus hombros y lo presionó fuertemente, atrayéndolo más hacia su cuerpo. Hundió su lengua hasta la profundidad de su garganta, aumentó la velocidad y fuerza de sus embistes.
— Sí, justo así Minrey. — Las uñas de Jimin comenzaron a enterrarse en su espalda, sentía en sus dídimos y barriga que otro potente orgasmo se avecinaba. — Rey...
Yoongi conocía perfectamente lo que esa palabra en ese tono significaba, iban a llegar juntos al orgasmo en ese momento. — Sostente, agárrate con fuerza... — Jadeó.
Jimin obedeció y al instante las embestidas de Yoongi aumentaron aún más su potencia haciéndolo saltar, si no era porque estaba agarrado de él y que también él lo presionaba con fuerza podía haber salido volando contra la pared.
— ¡Oh mierda! Yoongi... — Lo mordió. — ¡Dinksee!
Sus cabellos volvieron a iluminarse y sus cuerpos temblaron durante todo un minuto, dejando salir ese intenso orgasmo, permaneciendo entrelazados hasta que todo se calmó.
...
Acostados y abrazados en la cama, desnudos, con sus piernas entrelazadas Yoongi y Jimin disfrutaban de la presencia del otro. Era como el más hermoso de los sueños del cual no quería despertar bajo ningún concepto, aunque ambos supieran que eso era imposible.
— ¿Qué sucedió para que me llamaras? — Rompió el silencio Yoongi acariciando su cabello. — Veo que físicamente estás bien pero te ocurre algo.
Por un momento se había olvidado de todo y ahora estaba regresando a la realidad. — Necesitaba hablar contigo con urgencia, eres él único que sabe la respuesta y es por eso que utilicé la esfera porque esto que estoy sintiendo me está matando. — Humectó sus labios con su lengua y prosiguió. — Eidon... Nuestro hijo... ¿Está en la tierra cierto?
— Así es, — asintió sentándose en la cama, siguiendo a Jimin que había realizado la misma acción. — Tuve que enviarlo aquí.
— ¿Desde cuándo? ¿Qué ocurrió, está en peligro? — Se levantó de la cama entrando en pánico cuando lo vio asentir. — ¿Cómo es que nuestro hijo está en peligro? Tú prometiste cuidarlo por los dos Yoongi.
— Eso estoy haciendo, es por eso que lo mandé a Tellus, cerca de ti. — Corrió su cuerpo hasta sentarse en el borde de la cama y sostener sus manos. — Allá hay una rebelión liderada por Hedas, quien quiere tomar el trono por la fuerza y aunque me tiene a mí, sabe que al que necesita es a Eidon, mi sucesor y heredero directo por derecho.
— ¿Por qué si lo mandaste a la tierra no me avisaste o le hablaste de mí? Tú y yo acordamos algo cuando tuve que abandonar Luna Dorada cuando estaba muriendo, para poder salvarnos a los tres.
Como cascada sus lágrimas comenzaron a fluir sin control. Estaba preocupado, molesto, emocionado, no sabía cuantas cosas pasaban por su mente y emociones por su cuerpo. La felicidad de ver al amor de su vida y saber que tenía a su hijo en el mismo cuerpo celeste en el que se encontraba era algo que no podía describir con palabras.
Sin embargo, el solo hecho de saber que la vida de su bebé corría peligro lo hacía perder los estribos y temblar del miedo.
— Yo sé lo que acordamos Atemin, por eso fue que lo envié aquí. Te dije que protegería a nuestro hijo con mi vida y que haría lo que fuera para salvarlo en caso de que algo ocurriera, esa es la razón por la cual lo mandé al planeta del hombre que le dio la vida y que sabía que lo protegería con la vida.
Tiró de Jimin y lo sentó en su regazo para abrazarlo, calmarlo y limpiar sus lágrimas. Recordó aquel sueño que había tenido de dos niños que corrían peligro y que al final habían tenido sus rostros. Su corazón se debilitó por unos segundos.
— Cuando abandonó el reino no tuve tiempo para decirle todo de ti o prepararlo, no me era fácil en esa situación decirle que su padre estaba vivo. No obstante, le di indicaciones concisas al caballero Esir para que lo ayudara acercarse a ti, sabía que lo reconocerías, que sentirías su presencia. Sin importar el planeta o galaxia el vínculo que ustedes dos comparten es demasiado fuerte, él también debe sentirlo aunque no lo entienda ya que no aprendió a reconocerlo porque no te tuvo a su lado.
Yoongi tomó el rostro de su amado y besó cada mejilla, sus labios y después el dorso de su mano. Colocó un mechón de pelo detrás de su oreja y alzó la comisura de sus labios.
— Sin embargo tú deberías ser capaz de reconocerlo porque lo sentiste cuando lo tenías en tu vientre y diste la vida, — presionó sus manos. — Te prometí que no te borraría de su vida aunque no supiera mucho de ti. Nuestro hijo sabe que es fruto de nuestra unión pero entiendes que no podía saber que eras de Tellus en es entonces, conoces los motivos.
Jimin asintió, sabía bien como funcionaba todo pero aún así no se terminaba de acostumbrada. Miró a Yoongi con una sonrisa que le fue devuelta, no tenía caso pensar en todo lo demás ahora. Tenía a su esposo frente a él después de tanto tiempo y ahora sabía con certeza que su hijo estaba cerca de él. ¿Era Taehyung o Jungkook? A pesar de que llevaba dos años conociendo a Tae y le tenía cariño nunca sintió esa conexión con él, en cambio con Jungkook desde la primera vez que lo vio fue diferente.
Aún así estaba su marca de nacimiento, la foto que él tenía de su madre y la caja que sostenía en su mano, en su poder también tenía aquel anillo que él sabía que pertenecía a la familia real.
Miró nuevamente a su esposo y lo besó. No lo veía desde que su hijo tenía cuatro años, cuando después de retornar a la Tierra y recuperarse no se pudo aguantar los deseos y necesidad que tenía de estar junto a su hijo, utilizando la esfera para llamar a Yoongi. Estuvo con ellos veinticuatro horas antes de que tuvieran que regresar, el rió era muy pequeño y aún no estaba entrenado, ni podía utilizar los dispositivos de respiración artificial por mucho tiempo para permanecer ahí. Por lo que solamente pudieron compartir ese momento.
— Necesito que me digas quién es mi hijo. — Se percató de la mirada extrañada de Yoongi y prosiguió a aclararle. — Necesito saber su nombre completo, no estuve cuando se hizo su nombramiento a los cinco años, no conozco más que el primer nombre que le dimos, Eidon. — Suspiró. — En estos momentos hay dos personas que podrían fácilmente ser mi hijo...
El rey negó con la cabeza y lo besó. — Tú sabes quién es tu hijo Atemin.
— Por dios Min Yoongi, — se levantó alterado — si lo supiera no hubiera utilizado la maldita esfera para llamarte, siento que voy a enloquecer. No lo sé de acuerdo, no sé quién demonios es mi hijo y necesito saberlo.
Se acercó para abrazarlo y calmarlo. — Toma mi mano, ahora que estamos juntos podrás sentirlo con más exactitud porque estamos no solamente unidos bajo el mismo cielo, sino en nuestras almas también. — Jimin obedeció y tomó la mano de su rey. — Cierra los ojos y recuerda tu gestación, su nacimiento y la última vez que lo viste, deja que tu sentimiento te guíe, eres el único ser capaz de reconocerlo, sentirlo de esa forma y de cualquier otra si te guías por tus sentimientos e instinto y no por lo que mentalmente crees que es posible.
Revivió el momento en que supo de su embarazo y el resto del mismo, sus latidos desde que estaba en su vientre y su olor, su textura, su calor cuando lo tuvo en sus brazos, los tres primeros años de vida que estuvo a su lado, el desgarrador momento en que se tuvo que marchar el momento que lo volvió a ver y notó que este ya no sabía quién era, su cabello, sus manitas sus ojos sus... ¡Jungkook!
Cuando visualizó la cara de su bebé nuevamente vio claramente a Jungkook, recordó su olor, ese sentimiento que lo embargó desde el instante que lo vio, las sensaciones que le despertaba y su roce ese mismo día, la forma en que todos sus órganos se movieron, justo como cuando iba a dar a luz o lo tenía en su vientre.
— ¿Ahora sabes quien es? — Jimin abrió los ojos asintiendo entre lágrimas de emoción.
Miró con detenimiento a Yoongi y sonrió, cómo no le iba recordar a él si se parecían tanto. Sus finos labios, párpados, manos, su agrio carácter con aquellos que no están dentro de su corazón... Sus lágrimas cambiaron a lágrimas de felicidad y comenzó a reír, a carcajearse y se lanzó abrazar a su esposo para llenarlo de besos.
Dinksee: Mierda
Lored: Te amo
Buena madrugada mis lunianos, ya casi se podría decir buenos días. 😂
Como hoy estaré en casa quiero dedicarle más tiempo a mis otras historias para actualizarlas, es por esto que me concentré ahora para poder darles este capítulo que espero aclare muchas de sus dudas. Tal ves para muchos será como tener dos capítulos el mismo día pero no... 😂😂😂
Espero que les haya gustado y nos venos pasado mañana para los que se encuentran en Latinoamérica (aunque quizás sea su noche🤔) Ay, yo ya no sé 🤷🏾♀️😂 Bueno nada... Que tengan una excelente noche o día 💋
¿Se imaginan las cosas que comenzarán a suceder? ¿Tienen teorías? 😈😜
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