⭐112⭐

-Ayano-

Acababa de terminar mi turno en el Maid Café y después de quitarme el uniforme de trabajo tomé mi celular, tenía un par de mensajes de Budo explicando que no podría acompañarme de regreso a casa porque se le presentó una situación.

Tomé mi mochila y salí del lugar, comencé a caminar hasta que me encontré con rostros conocidos.

-¡Yan-chan! -la pequeña pelinegra se alejó rápidamente de su hermano y me tomó de la mano.

-Buenas noches, Ayano.

Nunca me había imaginado en una situación como ésta, siendo cercana a ambos hermanos Yamada.

-H-hola... -intenté responder, no dejaba de sentir nervios, más aun con la repentina aparición de ambos-¿Qué hacen por aquí?

-Hanako quería probar el ramen del lugar que está cerca al mar.

-Dicen que tienes sueños locos cuando lo comes -dijo ella mostrándose alegre- así que veremos con qué sueño hoy.

-Tal vez algún día pruebe ese ramen.

-Tenemos que ir juntos algún día, ¿verdad Taro?

-No es mala idea -respondió mientras me sonreía.

-¿Regresarás a casa, Yan-chan?

Ante la pregunta de Hanako simplemente asentí intentando evitar el contacto visual con su hermano mayor.

-Taro, tenemos que acompañarla, no querrás que le pase algo malo -dijo mientras tomaba con fuerza el brazo del mayor.

-E-ehh... Bueno, yo... -Taro desvió su mirada y respondió- ¿Por dónde vives?

-No es muy lejos del Instituto, no me gustaría hacerles perder tiempo.

Aunque la idea de que ambos hermanos me acompañasen no era mala, sin duda me ponía un poco nerviosa y no sabía como hacer para decirles que no.

-¡Nosotros también vivimos cerca! -como si no lo supiera- No habrá problema con eso Yan-chan, podríamos aprovechar el camino para conocernos más, ¿no crees?

Tras la mirada intensa de Hanako y sabiendo que si los rechazaba era probable que de todas formas me los encontrara en el camino simplemente acepté su propuesta.

Además conocerla un poco más sería algo que puedo usar para convencerla de que no le pida a Taro no tener pareja, así como me lo informó Info-chan hace un par de días. Mañana ya es viernes y mi única opción es aprovecharme de que tengo parte de su confianza para pedirle que no le diga nada a Taro.

Durante el tiempo que pude observarla me di cuenta de como aleja a su hermano de cualquier interacción con una chica. Parece querer siempre tener su atención.


Al día siguiente...

Estaba pasando algo que nunca imagine que sucedería, o al menos no tan pronto. Taro me había escrito para preguntarme si podíamos ir juntos al instituto, algo que supongo que pasó por petición de su hermanita, pero eso era lo de menos.

Simplemente estaba caminando junto a ambos hermanos hacia el instituto. Quizá es algo que solo ocurría en mis sueños.

Teníamos una charla sobre como era el instituto, Hanako había ingresado esta semana y al estar tan pegada a Taro parecía no haber averiguado muchas cosas y nos encontrábamos explicándole un par de cosas sobre los clubes, el concejo y de algunas personas de las que debía alejarse.

Al llegar a la base de la colina que nos llevaría a nuestro centro de estudio observé algo que había pasado estos días. Budo se encontraba caminando hacia la entrada junto a esa rubia, la que parecía seguirlo a todas partes y estar muy pendiente de lo que hacía y lo que no.

No me molestaba, sé que él necesita compañía y hasta donde sé ellos eran cercanos en su primer año. Quizá es una de las tantas chicas que está interesada en él, por cómo actúa da esa impresión.

-¡Yan-chan!

Ante el llamado simplemente sacudí mi cabeza y miré a Hanako quien al parecer me acababa de hacer una pregunta.

-Te fuiste por un momento... -ella miró hacia donde yo estaba viendo hace un momento y con una expresión confundida regresó a verme a mi- Vaya... Debes seguir preocupada por Budo, ¿verdad? -dijo en un tono un poco decaido, algo que no era característico de su personalidad infantil.

-No es eso -intenté explicarme- es solo que... -piensa, piensa- Él me prestó un libro y aun no se lo devulevo, de hecho creo que volví a olvidarlo... -intenté sonreír para convencerla.

-Oh, ya veo, entonces continúo con mi pregunta -su expresión había regresado a la animosa de siempre- ¿Cómo serán las elecciones? Ayer vi una publicación en la página de la academia y ahí aparecían una serie de eventos y cosas así para la próxima semana.

-¿Elecciones? -cierto, aun no le di mi respuesta a Megamo.

-Exacto, Taro me explicó un poco, pero si te soy sincera me confundió un poco, mi hermanito no es bueno con las palabras -dijo con una sonrisa.

-Bueno, cada año se escoge un nuevo presidente para el Concejo Estudiantil, en una semana hacen su campaña, ya sabes, propuestas, debaten y ese tipo de cosas, y el viernes votaremos por quien nos parece el mejor candidato.

-Entiendo... -dirigió su mirada a Taro- No era tan difícil decirme eso, ¿sabes?

-Quería que entendieras de política, es todo.

-Sabes que esos temas me aburren.


(...)

Las clases habían empezado hace un par de horas, pero no podía concentrarme. Había escuchado a Hanako preguntarle a alguno de sus compañeros sobre el cerezo y qué tenía que hacer, la vi escribiendo algo y debido a uno de los integrantes del club de cocina y a Midori simplemente le perdí el rastro por un momento y cuando la volví a encontrar se estaba alejando de la zona de los casilleros.

Estaba algo ansiosa e intranquila, las ideas no dejaban de dar vueltas en mi cabeza. Si ella le pide a Taro no tener novia hasta que se gradúen o quien sabe cuanto tiempo más, no sé si pueda soportarlo.

Intenté buscar alguna distracción en mi libro de física, pero solo lograba confundir más mi mente.

Los eternos minutos dejaron sonar la campana que indicaba el descanso para comer.

Me levanté de inmediato y bajé para buscar a Hanako e intentar hablar con ella, al menos intentar distraerla o algo para que me de tiempo de convencerla.

Sin embargo, al bajar me di con la sorpresa de que no estaba y entonces algo cobró sentido en mi mente. 

Ella siempre come con Taro, vaya que es rápida.

Subí las escaleras y llegué a la clase 3-2, dentro solo se encontraba Budo sentado en su pupitre y observando algo sobre su mesa. Él pareció notar mi mirada y solo sonrió, pidiéndome con los ojos que entrara al salón.

-¿Buscas a Taro?

-Yo...

-Debe estar en la azotea con Hanako, ella llegó aquí y mientras se lo llevaba me dijo cosas extrañas.

-¿Qué...?

-No recuerdo haberte prestado algún libro -dijo para después soltar una pequeña risa- También me preguntó algunas cosas en la mañana, parece que su hiperactividad continúa.

-Así es -me senté en el pupitre que estaba frente a Budo y observé el sobre en su carpeta.

-Parece que ella quiere hacer una... -miró algo decaído el sobre- Una declaración bajo el cerezo.

Intenté evitar el tema del sobre y de Taeko, era claro que aun no se había atrevido a leerlo y se notaba claramente afectado, después de todo a penas había pasado una semana.

No sabía que decir o como actuar, encontrarme en una situación así era algo que no esperaba cuando subí. Simplemente busqué su mano y la tomé.

Su calidez parecía haberse ido, pero eso no dejó de hacerme sentir una pequeña corriente.

Me miró y me sonrió levemente, sacudió su cabeza buscando quizá eliminar aquellos pensamientos que lo atormentan y se levanto.

-Vamos a comer, ¿quieres?

Solo asentí y lo seguí hacia la azotea, vi a Raibaru alzar su mano mientras nos llamaba con una sonrisa.

Frente a su banca se encontraban Hanako y Taro. Budo fue el primero en sentarse y cuando yo lo iba hacer simplemente me alejé un poco.

-Olvidé mi comida, ya vuelvo.

Retrocedí sobre mis pasos y al estar apresurada al girar por el pasillo choqué con una de las tantas personas que utilizan ese uniforme blanco. Era ella, esa rubia.

Me encontré con sus ojos, no recuerdo notar que ambos eran de distintos colores.

-Ten más cuidado.

-Lo siento -hice una reverencia y continué con mi camino.

Parecía que ella lo buscaba, no me resultaría extraño después de todas sus apariciones en las actividades de Budo esta semana.

Entré a mi clase y luego de recoger mi comida vi por la ventana que da al pasillo, Megamo se encontraba conversando con una de las chicas del concejo. Yo simplemente preferí evitarlo y subí por las otras escaleras. Sé que he tenido un par de días para pensar en su propuesta, pero aun no sé si es algo que quiera realmente.

Llegué al último piso y corrí hacia el grupo, me extrañé un poco al no encontrar a Budo y no pasó demasiado para verlo cerca de los barandales con aquella rubia, simplemente me senté junto a Raibaru y comencé a comer.

No pasó demasiado tiempo para que Budo regresara, se disculpó por la interrupción y continuamos comiendo.

-¿Ella es tu novia Budo? -dijo Hanako de repente, dejándonos a todos en silencio.

-¡Hanako! -le regañó su hermano.

-¡No me regañes! Solo hice una pregunta.

Aquel momento se vio interrumpido por la risa de Budo.

-No te preocupes Hanako, yo no tengo pareja, sigo disponible.

La menor pareció sonrojarse levemente y desvió su mirada hacia otro lado. Fue entonces que Taro comenzó a reír y al poco tiempo Raibaru también.

-Lo había olvidado por completo -dijo Raibaru.

-Yo también -respondió Taro.

-¡Tenía doce años! -Hanako parecía estar algo desesperada por explicar y el sonrojo en sus mejillas no parecía querer irse pronto.

Budo simplemente soltó otra pequeña risa y pareció notar mi confusión.

-Yan-chan no lo sabe -dijo de pronto- deberías explicarle Taro.

-¡No hace falta! -interrumpió Hanako.

-Yo creo que es necesario -Taro respondió en un tono algo juguetón.

-No te preocupes Hanako, solo es una anécdota, además, ya lo superaste, ¿no?

La chica parecía avergonzada ante las palabras de Raibaru y simplemente asintió.

-Verás Ayano, cuando Budo y yo nos hicimos más cercanos lo invité a casa y ahí fue cuando mi él y Hanako se conocieron.

-Unos días después Hanako nos confesó a Osana y a mi que Budo le había parecido lindo -continuó Raibaru.

Budo por su parte estaba concentrado en su comida con una expresión algo divertida.

-Taro estaba algo molesto, pero pronto todo eso pasó.

-En mi defensa, mi hermanita gustaba de un chico mayor.

-¿Pueden callarse? por favor...

Ella cubría su rostro con ambas manos intentando evitar cualquier mirada, Taro simplemente apoyó su mano en su hombro y parecía disculparse con ella.

El descanso estaba por terminar y cada quien empezó a dirigirse a su clase. Raibaru caminaba junto a mi y parecía querer decir algo.

-Escuché que te propusieron ser parte del concejo...

Aquello me tomó por sorpresa y ella lo notó.

-No quiero incomodar, pero...

-Está bien, sí lo hicieron.

-¿Aceptaste?

-La verdad es que aun no tomo esa decisión -le respondí de forma sincera.

-Entiendo, debe ser complicado, tendrías que dejar el club y dedicar tus mañanas y descansos a otras cosas.

-Sí...

Llegamos a nuestra clase y cada quien regresó a su mundo.


(...)

El tiempo de limpieza ya había acabado y las actividades de club no estaban lejos de empezar, más aun siendo parte del club de Artes Marciales y empezando algo temprano junto a las personas que se unen a entrenar con nosotros.

Y ahí estaba, intentando buscar alguna escusa para faltar hoy y lograr hablar con Hanako antes de que algo pase más tarde.

-Muy bien chicos, Raibaru me sugirió algo interesante -dijo Budo-. Como somos muchos más ahora, personalmente me es complicado ayudar y enseñarles a todos, más aun con mi brazo en este estado.

-Es por eso que encontramos una estrategia para manejar un grupo tan grande -continuó la nombrada.

-Nos dividiremos en tres grupos, el primero de personas que ya llevan tiempo practicando artes marciales, el segundo de los que tienen algo de base o han entrenado alguna vez y el tercero de los que recién están aprendiendo, haremos la prueba el día de hoy y si funciona continuaremos así las siguientes sesiones.

Algunos parecían estar de acuerdo con la idea, mientras que otros tantos parecían dudar.

-Yo he estado observando su nivel durante estos días -dijo Raibaru- así que seré yo quien los ubique en sus grupos, además creo que ayudará a evitar malentendidos.

Ella sacó una lista de aquellos que participaban y empezó a dividirnos en grupos. Algunas personas de otros clubes generalmente estaban en el tercer grupo, algunas del concejo, de nuestro club y del club de deportes se quedaron en el grupo intermedio y a mi me mandaron al primer grupo junto a los más experimentados del club y los restantes del concejo.

Aquella rubia y Megamo se encontraban en mi grupo.

-Budo dirigirá el primer grupo, al estar más experimentados él solo tendrá que dar instrucciones y no forzar su brazo, Mina se encargará del segundo grupo y yo estaré con el tercer grupo.

Un grupo se fue con dirección al jardín japonés, mientras que el otro entró al edificio principal para estar en la sala del club.

-Al estar más experimentados no tendremos problemas en entrenar aquí -mencionó Budo- además, como saben hoy hay reunión con el concejo y los líderes de club así que nosotros terminaremos pronto.

No tardamos demasiado en empezar, sentía la constante mirada de Megamo sobre mi, algo que me ponía algo incómoda.

Como siempre fue Budo quien se dio cuenta de esa incomodidad.

-Un descanso de cinco minutos chicos, tomen agua -indicó Budo-. Yan-chan, ¿puedes ayudarme a traer un par de cosas del club?

-Sí.

Empezamos a caminar y luego de alejarnos lo suficiente él rompió el silencio.

-¿Aun no le diste tú respuesta?

-No... No sé si sea algo que quiera hacer...

-No te atormentes por eso, sé que es complicado tomar ese tipo de decisión, pero las cosas pasan por algo.

-¿Crees que si acepto lo haré bien?

-No dudo que así será... Quién sabe y quizá hasta puedas ser presidenta del concejo alguna vez.

Solo negué ante aquel comentario y continuamos subiendo las escaleras.

-Sea cual sea la decisión que tomes debes darle una respuesta pronto, cuanto más tiempo pase solo será más incómodo, no alargues más eso Yan-chan.

Ingresamos al club y observamos parte del entrenamiento, Budo me extendió un par de sables de bambú, algo que pocas veces utilizábamos para entrenar.

-Creo que esto servirá -me dijo con una pequeña sonrisa.

-¿Entrenaran con shinai? -la pregunta provenía de Akira, quien se encontraba entrenando con el grupo intermedio.

-Así es, creo que sería bueno que aprendan a enfrentar a alguien con un arma, claro que el bambú no le hará nada a nadie.

Sí supieras Budo, todo lo que me vi tentada a hacer cuando me di cuenta de que teníamos estas cosas en el club, hay tanta gente que sigue viva porque me contuve.

Nos apresuramos en regresar al lugar en donde estábamos entrenando y tuvimos que hacer pares para poder entrenar.

Budo pareció apiadarse de mi y me dejó ser su compañera para esta parte del entrenamiento.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top