⭐111⭐

-Budo-

Después de acompañar a Yan-chan a su trabajo comencé a caminar hacia el edificio de Saikou Corp., hoy me permitieron poder hablar con Koun antes de que se escoja un castigo apropiado para sus actos, además Kencho me dijo que tenía algo importante que decirme.

No veo a Koun desde ese día, muchas veces sus palabras rondaron por mi mente, sus acusaciones y amenazas cuando estaba a punto de apuñalar a Taeko. Esa escena no dejaba de repetirse en mi cabeza la primera noche.

Todo resultaba muy extraño, mi desmayo y la aparición de esa extraña voz en mi mente con ese sueño que practicamente me advertía qué sucedería unos momentos después. Era una voz tan parecida a la que escuchaba en mis pesadillas de hace unos años.

No me había vuelto a cuestionar esos sueños desde que desaparecieron cuando tomé terapia, pero creo que es momento de regresar a consulta como me recomendó la señora Saikou.

Me adentré en el gran edificio y tras saludar a la recepcionista simplemente subí al ascensor. Tenía que entrevistarme con el Sr. Ichirou para poder ser llevado a las celdas. 

Al llegar al piso más alto me encontré frente a la madre de Megami, quien acababa de salir de la oficina principal. Me sonrió levemente y me incliné para saludar.

-Masuyama, ¿cómo se encuentra su brazo?

-Estoy mucho mejor gracias a su ayuda, gracias por preguntar.

-El Sr. Saikou te atenderá en un momento, está teniendo una charla importante ahora.

-Gracias.

Ella regresó a su lugar de trabajo y yo me quedé sentado mientras esperaba afuera de la oficina, el lugar estaba bastante tranquilo y me permití relajarme un poco. Nada malo podría pasarme dentro de este edificio, es uno de los lugares más seguros de la ciudad.

A pesar de estar tranquilo mi pulso parecía acelerar, el paso de los minutos me parecía eterno y mi mente parecía no poder encontrar algo con qué distraerse, no en un lugar tan pulcro y silencioso como éste.

Saqué mi celular y me encontré con un mensaje de mi madre, ella me deseaba suerte para hoy. Supongo que presiente que puede afectarme, y la verdad yo también lo hago. Nadie de la Saikou Force, además de los trabajadores de las celdas, conoce el lugar, todo ello como forma de prevención para evitar cualquier tipo de altercado dentro y fuera del lugar.

Kencho alguna vez me ofreció observar los planos del lugar para poder hacerme una idea, pero en ese tiempo me sentía tan en deuda con su familia que cualquier tipo de "traición" me parecía inaceptable.

Quizá si hubiera aceptado estaría más tranquilo, al menos conocería un poco el lugar a donde voy, pero a pesar de haber tenido la oportunidad de pedírselos nuevamente siento que sería demasiado. Ya le he traído demasiados problemas a él y a su familia como para crear uno nuevo conociendo esa información.

El sonido de la puerta abriéndose me sacó de mis pensamientos.

-Ya puedes pasar -me indicó la mujer y simplemente me levanté.

Al entrar a la oficina me encontré con Kiyoko, ella era con quien se encontraba conversando el Sr. Saikou. Me incliné y luego tomé asiento frente al hombre.

-Budo, puntual como siempre. En unos minutos llegará el transporte que los llevará a las celdas de Saikou, Kiyoko te acompañará.

Inconscientemente la miré y mi extrañeza fue notada por el mayor quien simplemente dejó ver una leve sonrisa.

-Considero que Kiyoko puede ser un buen soporte para ti, en caso de que ocurra cualquier tipo de intento o agresión durante su reunión.

-Lo entiendo, señor.

-No me mal entiendas, sé que eres perfectamente capaz de manejar cualquier incidente. Sin embargo, considero que tener a un rostro conocido cerca de ti será de ayuda -hizo una pequeña pausa y pareció entender lo que yo pensaba-. Mi primera opción fue Kencho, por su puesto, pero se encuentra ocupado ahora, y por eso su reunión contigo se agendó después de el encuentro con Koun.

-Comprendo, gracias señor.

-El transporte los espera en el estacionamiento del sótano 2, les deseo que todo vaya bien y espero que no tarden demasiado.

Él se levantó y dio entender que la charla había terminado, salimos de su oficina y tras despedirnos solo entramos al ascensor para bajar. Cuando las puertas se cerraron simplemente solté un suspiro y ella pareció querer reír.

-¿Estás bien? -preguntó.

-No tienes idea... -me solté.

Kiyoko Tatsuhara era una amiga del instituto, de las pocas personas con las que hablaba cuando estaba en primer año, se retiró para un intercambio y poco tiempo después me encontré con ella en un entrenamiento de Saikou. Al parecer su intercambio solo era una escusa para entrenar y hacer su prueba de fuerza.

Su familia parecía tener lazos comerciales con Saikou, y ella simplemente aprovechó todo lo posible ese lazo. A primera impresión lo más notorio es la heterocromía, algo que al parecer viene de su familia materna, ella casi siempre me hablaba de sus ideales de justicia y de su intención de unirse al concejo estudiantil.

Siempre me cayó bien por eso, parece no tenerle miedo a nada.

Al llegar al sótano un auto nos esperaba y no pasó demasiado tiempo hasta que no llevaron cerca de las afueras de la ciudad, con dirección a lo que parecía ser las orillas del mar.

Tomé mi celular y suspiré al notar que quizá sería muy tarde para cuando acabase. Perdón Yan-chan, hoy no podré acompañarte a casa.

Le escribí un mensaje y un par de minutos después el auto se detuvo.

Bajamos y fuimos guiados a un muelle que lucía bastante viejo, una lancha nos esperaba ahí.

No esperaba que la prisión de Saikou se encontrara tan alejada, mucho menos que estaría en el mar.

El recorrido no fue tan tardado como pensé que sería, pero la marea y el viento de la noche lo convirtió en algo un poco agitado. Tras una media hora o quizá un poco más llegamos a una isla, una que se encontraba repleta de la tecnología de seguridad que Saikou había desarrollado, e incluso un par de veces había vendido al gobierno.

Fuimos escoltado a un gran edificio en donde nos inspeccionaron por completo para entrar, dejamos nuestros celulares, y todo lo que fuese de metal lo que incluía nuestro pequeño equipo de defensa personal que debíamos portar a diario.

Cosa que a veces yo olvidaba portar.

-Síganme por favor -dijo uno de los guardias.

Los pasillos se encontraban con gran cantidad de vigilancia y cada uno con señales y símbolos que parecían indicar qué tipo de personas se encontraban encerradas aquí.

Tras pasar unos cuantos pasillos giramos hacia la izquierda, al parecer era una zona exclusiva para poder conversar con los prisioneros. 

-Ya los espera dentro, como pueden ver -presionó un botón y el cristal pronto mostró que tras él se encontraba Koun sentado, tenía esposas rodeando sus muñecas y un guardia lo acompañaba dentro-. Pueden pasar ambos, o solo usted Masuyama, el Sr. Saikou solo dejó esas indicaciones.

-¿Cuanto tiempo tenemos? -pregunté.

-Un hora como máximo.

-¿Algo más que debamos saber? -preguntó esta vez mi acompañante.

-Solo que todo está grabado, por temas de investigación.

-¿Él lo sabe?

-Es probable que se haya dado cuenta, aunque de todas formas todo ello se le informó cuando llegó aquí.

-Gracias.

Ingresamos al lugar y el guardia del interior se retiró para darnos un poco de privacidad, aunque si están gravando todo supongo que no es demasiada.

-Masuyama y Tatsuhara -soltó de repente- esperaba al traidor, pero no me quejo de que también nos acompañe la bicolor, con todo respeto a ti y a tu condición, por supuesto -dijo sonriendo levemente.

-Buenas tardes, Koun.

-Tan educado como siempre, aunque como puedes ver no son tan buenas para mi.

-Es lo menos que mereces -respondió Kiyoko-, acabar con una vida no es algo leve.

-Saben más que nadie que no soy el único que ha matado.

-Las muertes involuntarias en misiones no son punto de comparación con apuñalar a alguien en una institución educativa -me defendí-. Además -miré a Kiyoko-, ella se encuentra completamente limpia, no hace más que proteger.

-Claro... -me miró sonriendo- Haremos como que solo me refería a las muertes en misiones, muertes de criminales y esas cosas. Apresúrense, ¿qué quieren de mi? -la expresión fría regresó a su rostro de pronto- ¿Unas disculpas? Mejor váyanse.

-¿Ni siquiera sientes un poco de remordimiento?

La rubia parecía alterarse, hasta donde sé nunca se ha confrontado directamente con alguien que haya cometido un crimen como Koun.

-¿Remordimiento? Para nada, el remordimiento es para gente que no logró su cometido, como Budo. Él sí debe saber de remordimiento.

-No confundas palabras -respondí-, yo me siento arrepentido por no salvarla. En mi conciencia no pesa el haber cometido un crimen.

-Por supuesto que no -respondió con notable sarcasmo-. La culpa de hacer lo "correcto" nunca pesa, ¿verdad?

-¿Qué insinúas?

-Tú y yo sabemos que por salvarla me hubieras matado, y ni siquiera intentes negarlo. Para ti, el bien justifica los medios, ¿no es así?

Me quedé en silencio tras su planteamiento y Kiyoko fue quien tomó la palabra.

-¡Por su puesto que no te hubiera matado!¡Tenemos un maldito protocolo!

-Que lindo que sigas las reglas, ¿nos puedes dejar solos? no creo que él quiera que escuches nuestra charla.

Me miró desafiante y sentí un leve escalofrío al pensar a lo que pudiese referirse.

Él sabía que yo si pude haberlo matado con tal de protegerla, y no tuve cara para mirar a Kiyoko y simplemente le pedí que se retirara para que yo pudiera hablar con él.

Sé que afuera ella no escuchará nada, y mucho menos tendrá acceso a la grabación. No puedo permitir que si quiera dude de todos esos ideales que afirmo compartir con ella.

Koun quería eso, que ella deje de confiar en mi.

-Hiciste bien en sacarla -me dijo-, la verdad estuve a punto de rendirme en ayudarte con tu reputación.

-¿Qué ganas con eso?

-Satisfacción, ya estoy aquí, no tengo nada que perder.

-¿Y tú familia?¿no significan nada después de todo?

-Aquí en Japón no tengo familia, ni los Saikou ni los sucios Aishi. Y hasta donde sé no le dirán nada a mi tía hasta que dicten sentencia.

-¿Megamo no es tú familia?

-Es un Saikou, ¿tú que crees? -suspiró algo frustrado- ni siquiera mis padres adoptivos cuidaron de mi tanto como Kokei, hasta donde sé ella es la única que nunca dejó de amarme... Y si te soy sincero ella hubiera sido la única razón para no hacer todo lo que hice.

-¿Y entonces por qué?

-¿No recuerdas que te dije que quería ser como tú? creo que te imité demasiado.

-¿Qué?

-Por favor, al menos el tan solo pensar en la que yo considero mi madre me hizo aguantar todo ese impulso asesino. Sabes que pude haberte matado a ti y a mi hermanita, pero no, les perdoné la vida por pensar en Kokei. No como tú, que tanto presumes de honrar a tu familia.

Me quedé callado al entender a lo que se refería, y no pude encontrar como defenderme porque yo era consciente del peligro en el que ponía a mis padres con todo en lo que estaba metido.

-La verdad no sé que tanta suerte tienes para que todo lo que haz hecho no tenga consecuencias. Pero tampoco me importa, la verdad. Yo haré que esa suerte se te acabe.

-No me das miedo, Koun.

-Yo lo sé, si lo hicieras ni siquiera te acercarías a la que sí tiene el apellido Aishi.

-...

-Pero deberías tener miedo Budo, y no a mí precisamente. Ella es más peligrosa de lo que yo puedo ser para ti.

-Cállate.

-No soy idiota Budo, la he estado siguiendo un tiempo y me di cuenta de algunas cosas. Y tú eres parte de todo eso que descubrí.

-¿Qué quieres decir?

-Tú podías sacar a Taeko de todo esto simplemente habiéndole dicho a Flor de Cerezo "sí" aquella tarde, quizá así hubiera pasado por alto todo lo que has estado haciendo para protegerla.

-Yo no juego con los sentimientos de las personas.

-¿No? que gracioso que creas eso, quizá debas evaluar mejor ese lado de tu vida.

-No tiene porqué importarte, y yo no tengo porque seguir consejos de alguien como tú.

-Alguien como yo... Supongo que después de todo sí somos iguales. Y si no quieres terminar aquí, si no quieres que revele este "secretito" tuyo, más te vale dejar todo lo que estás haciendo.

-¿Y si no quiero?

-No querrás saber lo que pensarán los demás de ti y mucho menos estar en una celda por un buen tiempo.

-No te tengo miedo.

-Pero deberías. Sé más de lo que tú crees. Yo ya acepté mi destino, y créeme, no pasará demasiado tiempo para que yo ya no esté más, solo sigue mi consejo y no te arrastraré conmigo.

-Sinceramente no te entiendo, dices que me odias y que me pase lo peor, y ¿ahora me ofreces guardar silencio?

-Te odio como no tienes idea, me arrebataste al amor de mi vida, y yo solo quisiera devolverte el favor~

Una vez más se encontraba sonriendo.

-Sabemos que tienes un futuro increíble junto a Megami, una vida perfecta. Con lujos, seguridad, bienestar, todo lo que cualquier persona desearía. Y arruinar todo eso por perseguir una idea estúpida... Hubo un tiempo que creí que nadie podía rechazar algo así, pero Taeko lo hizo... No cometas su error... Ya viste como terminó.

-No vuelvas a decir su nombre.

-Lo haré cuantas veces quiera, tú ya no me mandas. Y si no quieres que hable más te vale tomar tu perfecto futuro y seguir con tu acto de niño bueno.

Lo miré una vez más y no quise decir nada, el temor de que revelase cualquier cosa me tenía congelado. Probablemente este video lo verá el Sr. Ichirou, y para nada me conviene que Koun diga algo más.

-No cometas más locuras Koun -le dije para levantarme y retirarme.

-Te diría lo mismo, pero no harás caso -respondió antes de que la puerta fuera cerrada detrás de mi.

Kiyoko parecía haber escuchado lo último y simplemente intentó sonreírme para animarme. Yo solo suspiré y me di cuenta de lo tenso que se encontraba mi cuerpo todo este tiempo.


(...)

Acaba de comer algo que Kencho me había ofrecido y pronto entró al comedor junto a Megami.

-Bueno... -Kencho parecía estar algo incómodo- Sabes que no te pediría esto si no fuera porque creo que en serio debe pasar, así que por eso Megami te lo dirá.

-¿Qué ocurre?

-Necesito tú apoyo en las elecciones del nuevo presidente del consejo estudiantil.


-----------------------------------

Holi, continuamos con la inminente aparición de Megami en el instituto, se vienen cositas.

Gracias por leer~


Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top