❣️108❣️
-Ayano-
Caminé por los pasillos con algo de prisa. Tengo que llegar a la enfermería antes de que inicien las clases porque la enfermera me va ayudar con mis raspones.
Entré con cautela para no interrumpir el trabajo de la profesional, estaba atendiendo a una chica que parecía tener un resfriado.
Me senté en una de las camillas y dejé a un lado la pequeña bolsa en donde tenía todo lo que necesitaba. Debido a mis heridas en las rodillas me vi obligada a dejar mis largas calcetas negras y usas las blancas que vienen con el uniforme.
Luego de esperar unos minutos la mujer se acercó a mi, nos saludamos y comenzó a ayudarme.
No le tomé demasiada atención a lo que estaba haciendo y decidí ver a través de la ventana con dirección al pasillo.
Vi a Taro caminando junto a su hermana, la menor pareció voltear a ver por un reflejo y nuestros ojos se encontraron. Una expresión de sorpresa y alegría aparecieron en su rostro. Al parecer Taro también había notado aquella reacción y me vio.
Sin saber que hacer solo concentré mis ojos en lo que hacía la enfermera en mis rodillas.
Escuchamos los pasos de personas entrando y la mujer se puso de pie. Tal parece que terminó justo en el peor momento.
-¡Ayano! -la pequeña pelinegra me miraba con una sonrisa.
-Lamentamos molestarte -continuó el mayor.
Mi pulso se aceleró y mis ideas se bloquearon, no tenía idea de que decir o hacer justo ahora.
Pestañeé un par de veces y volví a ver mis rodillas, logrando así calmarme un poco.
-No se preocupen... Gracias.
Se escuchó como alguien más ingresaba a la habitación.
-Te busqué por todas partes Yan-chan -nunca creí que escuchar a Midori me aliviaría tanto- Shima me dijo que Budo necesita verlos a todos en el club y vine para acompañarte.
Sin decir algo más, ella tomó mi mano y me llevó hacia la salida de la enfermería.
De alguna forma le estoy agradecida.
Subimos las escaleras y ella solo me acompañó hasta la entrada del club.
-Nos vemos en el almuerzo~
¿Soy yo o está más tranquila que nunca?
-¡Yan-chan!
No me dio tiempo de pensar y solo me dejé llevar por Mina y Shima hacia el interior.
-Gracias por venir -habló Budo.
Parece estar un poco más animado a comparación de ayer.
-Antes que nada quería disculparme por haber faltado a las actividades de club recientemente, todos saben lo que ha sucedido así que está demás aclararlo. Su paciencia y el hecho de que sigan admirando me da seguridad y prometo volverme más fuerte junto a ustedes para evitar que algo así vuelva a suceder. Estamos aquí no solo para aprender a defendernos de los demás, sino también para proteger a quien no puede y yo... Yo les fallé, no pude proteger a Taeko, pero eso no me detendrá para pelear por la seguridad de los demás. El club de Artes Marciales estará más activo que nunca y no dejaremos que alguien más sea lastimado.
-¡Sí! -respondieron todos al unísono.
-Además de eso es importante que sepan que más personas se unirán a nuestros entrenamientos.
Pude ver distintas reacciones en los rostros de mis compañeros, parecían estar contentos con la noticia.
-Por ordenes del director y de la presidenta del concejo será obligatorio que el concejo estudiantil entrene con nosotros durante las actividades de club, tambien cualquier persona que desee podrá entrenar junto a nosotros en cualquier momento fuera de clase. Así que comenten esto en sus clases.
Escuchar que el concejo estudiantil estaría junto a nosotros por las tardes pareció ser una buena noticia para los demás, pero para mi era todo lo contrario.
Esto podría llegar a perjudicarme de alguna forma, si el concejo estudiantil mejora sus habilidades yo estaré en grandes problemas.
A menos que...
(...)
La campana había sonado marcando el inicio del descanso. Lamentablemente nosotros tuvimos que esperar un par de minutos más para poder recibir una última indicación de la maestra.
Mis compañeros comenzaron a salir, yo lo haría luego de organizar adecuadamente mis apuntes.
-¿No saldrás al descanso?
Me quedé congelada en mi lugar al escuchar esa voz. Levanté la cabeza y me encontré con dos pares de ojos mirándome fijamente.
-Y-Yamada...
-Los mismos -respondió la menor con una sonrisa.
-Lamentamos entrar a tu clase pero -Taro extendió una pequeña bolsa- dejaste esto en la enfermería cuando llegó Midori.
-Oh... Gracias.
Un pequeños silencio se formó luego de mi agradecimiento.
Hanako, a diferencia de Taro, me miraba atenta con una sonrisa.
-¿Quieres acompañarnos para comer? -soltó sin más.
No esperaba esa pregunta. No sé si aceptar, a penas puedo hablar con Taro frente a mi.
Debía rechazar la propuesta si no quería hacer el ridículo, pero mi corazón tomo la decisión.
-Sí, no hay problema.
De un momento a otro me encontraba caminando junto a los hermanos Yamada, se sentía extraño.
Bajamos las escaleras y salimos al patio interior. Parece que nadie pasa el descanso aquí.
Los seguí hasta detrás de unos arbustos, estábamos en una de las esquinas que rodeaban la fuente.
Me quedé quieta un par de segundos al ver a Budo sentado en el césped junto a dos chicas, una rubia y al lado de ella se encontraba Raibaru.
Hanako se sentó junto a mi compañera, Taro a su lado y yo seguía sin moverme.
-¿Pasa algo, Yan-chan? -preguntó Taro recibiendo un leve golpe en cada brazo.
Taro estaba siendo fulminado por la mirada de su hermana y Budo.
-Y yo que creía que eras un caballero, hermano.
Miré con algo de confusión la escena, no comprendía que estaba pasando.
Budo se quitó la chaqueta del uniforme y la tendió con cuidado sobre el césped.
-Espero que así tus rodillas no duelan.
Me extendió la mano mientras sonreía. Sé que le cuesta sonreír, pero me alegra que lo haga.
Caminé y con su ayuda me senté sobre su chaqueta.
Taro me miró avergonzado y me pidió disculpas.
Pensé que me iba a sentir incómoda, pero parece que con Budo a mi lado pude mantener la calma.
Pasaron los minutos y el momento de regresar a clase era cada vez más cercano. Poco a poco todos comenzaron a levantarse.
Budo, una vez más, me ayudo y me fui junto a él hacia nuestras clases.
Caminamos en un cómodo silencio, yo tenía su chaqueta en mis brazos porque el aseguraba que tenía calor.
Me fue inevitable notar la venda en su brazo que se dejaba ver a través de la delgada tela de su camisa.
-¿Te duele el brazo? -pregunté.
-Ya no, solo lo hace si me sobreesfuerzo.
-¿Vas a estar bien en las actividades de club?
-No te preocupes por eso. Además, si yo no puedo estoy seguro de que tú podrás sustituirme sin problemas.
-¡¿Yo?!
-Sí, tú. Después de todo fuiste la ganadora del torneo. Eres como -se detuvo un par de segundos a pensar- ¿mi alumna preferida? No sé.
Sentí un cosquilleo y una agradable calidez al escuchar su risa tras el comentario.
No sé como describirlo adecuadamente.
Mi corazón no latía rápido, pero parecía hacerlo con fuerza.
-¿Alumna?
-Bueno no, quiero decir que eres quien más rápido alcanzó y superó mis expectativas.
-¿Expectativas?¿Dé que hablas?
-No puedo decírtelo, no aun. Solo quédate con la idea de que me impresionaste.
-¡Qué honor! -contesté con algo de sarcasmo y volví a escucharlo reír.
-Gracias.
-¿Por qué?
-Por no dejarme caer.
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