EN BUSCA DE LA VERDAD

- Es inútil. Nada de lo que me digas podrá hacerme cambiar de parecer.

- ¿Realmente crees que Bai Qian es capaz de engañarte? – Ye Hua no pudo responderle a su hermano, se limitó a sorber su té en silencio. – Creo que deberías escucharla, al menos para saber su versión y sacar así tus conclusiones. No es sabio ejercer un juicio sin evaluar todos los panoramas. – Ye Hua seguía estático, con la mirada al frente, sin mover un solo musculo de su rostro. Después de mucho meditarlo Mo Yuan había decidido intentar razonar con su hermano.

- Esto no tiene ningún sentido, por favor no insistas. ¿Ella te ha pedido que seas su defensor?

- Ella sabe que no la escucharas. Esta afligida... deberías al menos...

- ¡No! – Ye Hua estaba molesto – no pienso continuar humillándome. Basta de consideraciones con ella. He tocado mi limite.

- ¿Ya no estás enamorado de ella? ¿Serás capaz de soportar verla con alguien más? – Mo Yuan esperaba que sus palabras surgieran efecto, pero su hermano seguía sin alterarse. Era inútil.

Cierta culpa corroía en secreto a Mo Yuan. ¿Con que valor moral era capaz de intentar apaciguar a su hermano cuando el mismo tenia culpa? Trago saliva con angustia. Su corazon estaba dividido entre la mujer que deseaba y su hermano.

Evidentemente tanto Bai Qian como Ye Hua sufrían, cada cual desde su línea de guerra... una en la tristeza y el otro en la furia... pero él... Mo Yuan, estaba en medio recepcionando todos los ataques de ambos.

¿Cómo es que había caído tan bajo?

Evidentemente Ye Hua no iba a escuchar nada que tuviera que ver con Bai Qian. Así que no tenía más opción que ser él mismo quien descubriera que es lo que realmente estaba ocurriendo.



***

- No pensé que pequeña princesa visitará Tai Chen. Hacia tantos años que no venía. No me explicó que pudo motivarla a hacerlo.

- ¿Es que aún no lo sospechas Si Ming? – Dong Hua – alguien le dijo a Fengjiu que Jiheng estaba aquí. Alguien lo suficientemente boquifloja y atrevida para meterse en mis asuntos sin temer las consecuencias... alguien... que conocía mi pasado o al menos sabia un poco de mi historia con la princesa demonio... – Si Ming pensó un momento y de repente, cuando una imagen apareció, sintió temor y no pudo evitar temblar.

- ¡Cheng Yu! – Dong Hua sonrío irónico y se llevó un cuenco de té blanco a los labios. - ¡Esa mujer va a escucharme! Prometo a su señoría que la pondré en su lugar.

- Has lo que quieras. De alguna forma, esto me hace ver algo importante.

- ¿Algo importante? – Si Ming estaba aún más aterrorizado. Aunque su señor se caracterizaba por mantener siempre la calma y ser frio en casi todas las situaciones, que pareciera que su matrimonio pendiera de un hilo y él estuviese tan sereno, realmente causaba curiosidad y terror.

- Si. Así es. – suspiro – cuando sé que amo a Fengjiu y ella a mi... pero... esto me hace ver que nuestro amor quizá no es tan sólido como pensábamos.

- No comprendo su señoría.

- Es algo patético. Ambos podemos dar nuestra vida por salvar al otro pero, realmente no nos tenemos confianza. Ella nisiquiera me permitio explicarle, dudo de mi con apenas una leve insinuación de Chang Yu. Confió mas en terceras personas que en mí, que soy su esposo. ¿Qué clase de amor es este que tenemos que nos impide confiar? - y mirando a su compañero con determinación, concluyo – Si Fengjiu no es capaz de confiar en mí, entonces yo ya no deseo estar ligado a ella.

- Pero su señoría... un arrebato de celos lo puede tener cualquiera. Usted incluso. ¿Por qué no intenta ser más paciente con pequeña princesa?

- ¡Imposible! Soy el antiguo señor del universo... no permitiré que una chiquilla, aunque sea mi esposa y madre de mi hijo, no logre respetarme. Si esto termina o no, solo dependerá de ella. por ahora... mis sentimientos hacia ella no han cambiado, pero no sé si perduren el día de mañana.

Si Ming se sentía angustiado. Aquello estaba empeorando de una manera trágica.

En ese instante, Jiheng entro al salón con pasos cortos, la cabeza agachada y las manos acomodadas humildemente al frente y bajo su busto.

- Jiheng saluda a su alta señoría Dong Hua. – y se inclinó sin levantar la vista – ¿Me ha mandado llamar? – Si Ming entorno los ojos. Se suponía que Dong Hua había ordenado no ver el rostro de la joven nunca más en su vida y que se marchara del palacio de manera inmediata.

- Acércate Jiheng. – la joven obedeció y se quedó a solo dos pasos de él – He cambiado de parecer. Puedes quedarte aquí el tiempo que desees. – ella lo miro a los ojos sumamente sorprendida, al igual que Si Ming.

- Yo creí que usted... – murmuro ella.

- Y creíste correctamente. Pero estaba furioso y no pensé con claridad. – Jiheng no pudo evitar sonreír con mucha alegría. – sin embargo... – continuo Dong Hua – no debes confundir este gesto. Sigo enfadado contigo por faltarle el respeto a mi consorte, pero, ante todo, no permitiré que mis intereses personales pongan en peligro el equilibrio de los reinos. Tú sigues siendo una princesa del clan demonio, y aunque tu estirpe fue derrocada hace mucho, guardas un vínculo solido con tu clan. Si eres ofendida de alguna forma, posiblemente se inicie una guerra que es mejor evitar.

- Yo jamás obraría de tal forma que pudiese perjudicar al reino celestial ni a usted. Se lo aseguro. Yo sería capaz de dar mi vida por usted... señor...

Y Si Ming tuvo la impresión de que los ojos de Dong Hua brillaron ante aquella declaración de amor.




***

Yan Zhi y Zi Lan habían caminado por horas enteras. Tenían la impresión de estar andando en círculos. Estaban agotados y no veían más que árboles y pasto.

- Estoy seguro que es aquí. – le dijo él.

- Tienes que recordar. Sé que te cuesta trabajo, pero tienes que hacer memoria. ¿Dónde estaba el templo que protegía Mengxiang? – pregunto Yan Zhi.

- Juro que es aquí. Esta es la montaña Yúntāi Shān, estoy seguro.

- Pero no hay ningún templo, y estoy segura que hemos pasado por aquí antes. – la joven monarca miro a todos lados, había algo raro en aquel lugar, eso era indiscutible.

Cuando ella le había contado a él lo grave de la situación, Zi Lan se reprochó a si mismo su torpeza. Yan Zhi le había explicado que los sacrificios para liberar un alma del encierro iban desde algo pequeño como sacrificar conejos o gallinas, hasta ofrendar el alma de las personas o la vida de alguien. Esto, casi siempre era solicitado por espíritus malévolos.

En el caso de Zi Lan, el otorgo cinco gotas de sangre, lo cual era equivalente a unirse eternamente con el alma que había liberado. Él había objetado que Mengxiang en ningún momento había obrado mal contra él, que quizá las suposiciones de que ella fuese un ser maligno eran erróneas, pero cualquier duda que pudieran haber tenido, fue pisoteada cuando Yan Zhi le hizo ver todas las cosas raras que estaban ocurriendo. Aquellos lapsos de olvido y dolores de cabeza recurrentes no eran normales, sobre todo porque esos lapsos solo abarcaban aquellos recuerdos que tenían que ver con Mengxiang.

- Lo mejor será regresar. Tengo un mal presentimiento. No es bueno estar aquí.

- Quizá tengas razón - asintió ella.

- ¿Por qué no recurrimos a mi maestro? Él debe saber algo al respecto... tal vez notó cosas que nosotros no.

- Lo mejor será mantener esto en secreto mientras averiguamos mas. No creo que sea conveniente comenzar un rumor.

- Si. Eso también puede ser viable. – él estaba preocupado. Ella sonrió y lo abrazo.

- Tranquilo. Lo resolveremos. Descubriremos que pasa.

Y tomados de la mano, echaron a andar de regreso al reino fantasma.

Ninguno de los dos percibió la presencia de Mengxiang observándolos en la distancia, oculta tras un campo de invisibilidad. En cuanto los jóvenes se fueron, deshizo el hechizo y un hermoso templo floral apareció en medio del lugar.

Hizo una mueca de hastío y bufo molesta. Tenía que apresurar sus movimientos y ejecutar su plan antes que la descubrieran.




***

- ¿Estás seguro? – pregunto Mo Yuan.

- Completamente. Mi pócima de olvido no tiene efectos secundarios como dolores de cabeza al intentar recordar aquello que se ha olvidado, tampoco te permite sentir la sensación de que olvidaste algo. Solo olvidas y ya. De hecho, es irreversible como bien sabes; solo Bai Qian fue capaz de recordar aun habiéndola ingerido, pero estamos de acuerdo que ella es un caso raro.

- Si, tratándose de ella no hay más que hablar. – medito un poco y luego preguntó - ¿Hay forma de que alguien haya robado tu pócima?

- Imposible. El ultimo frasco lo envié hace varios años a Dong Hua Dijun. No he visto la necesidad de preparar más. – Zhe Yan pregunto curioso - ¿Qué ocurre? ¿Hay algo que consideras yo deba saber?

- No lo sé aún. Pero tengo la sensación de que estamos olvidando cosas.

- ¿olvidando cosas? – Zhe Yan medito un momento poniendo su mano en la barbilla y luego continuo - ¿Cómo que cosas exactamente?

- Eventos, acciones, olores... – y entonces lo recordó - ¿Tú no has sentido un olor a bosque? Me refiero últimamente y sin razón.

- Olor a bosque... ¡Ahora que lo mencionas! En la boda de Yan Zhi y Zi Lan. Percibí un aroma muy fuerte relacionado a eso. Era un aroma a agua de pozo combinado con pasto. Probablemente lo estés relacionando con bosque.

- ¿Agua de pozo? – medito un momento con preocupación - ¡Vaya! – exclamo - ¡Tienes un buen olfato!

- ¿Qué creías? Me dedico a hacer pociones... pero Mo Yuan... insisto... creo que si me haces estas preguntas al menos debo saber qué pasa.

Mo Yuan lo pensó, no le vendría mal un poco de ayuda; así que le conto todo cuanto sabio y sospechaba a Zhe Yan, cuidándose bien de no revelar su relación furtiva con Bai Qian.



***

Mientras tanto, Li Jing aguardaba a que Bai Qian aceptará verlo.

Tenía que hablar con ella y aclarar lo que paso. Le había enviado una nota en una mariposa de papel pidiéndole que lo viera a las entradas del reino celestial.

Llevaba dos días aguardando, ante la mirada acusadora de los guardias. Sin embargo, ella no había aparecido.

Li Jing caminaba de un lado ay mirando hacia adentro para comprobar si de casualidad, la silueta de ella se asomaba; pero eso no ocurría.

Cuando estaba a punto de marcharse; cuando finalmente se había convencido de que quizá aquello era lo mejor, ella camino hacia él con firmeza, cruzo el gigantesco umbral de la entrada al reino celestial y faltando pocos metros, corrió hacia él con los brazos abiertos y se unieron un beso.

- Li Jing... te extrañe. – le susurro ella con pasión. - ¿Por qué no habías venido por mi antes? – él parecía confundido, no sabía que responder – pensé que me habías olvidado.

- Yo creí que estabas molesta. – alcanzo a decir.

- ¡Qianqian! – se escuchó que gritaron con furia. Al girar para ver de quien se trataba, encontraron a un Ye Hua impactado, con la cara enrojecida de ira y dolor. - ¡¿Cómo puedes ser tan cínica?! – grito una vez más, y en ese instante hizo aparecer su espada y agitándola lanzo un rayo hacia ellos.

- ¡Tenemos que irnos! – exclamo Bai Qian tomando de la mano a Li Jing y corriendo para esquivar el ataque - ¡Es nuestra oportunidad de huir!

- ¿Huir? – pregunto Li Jing

- ¡Si! – ella le respondió con una sonrisa en completa calma – huiremos juntos... y retomaremos nuestra historia en donde la dejamos... Li Jing... – y apretó entre su mano la de él.

Lo último que vio Ye Hua de ellos fue una nube de humo blanco desvaneciéndose en el aire, al igual que percibía un aroma a bosque que le pareció algo familiar.


-----------------------------------------------------------------------

¡HOLA MIS AMADOS LECTORES!

GRACIAS POR LEER Y DEJAR SUS COMENTARIOS Y VOTOS.

LAMENTO EL ABANDONO PERO ESTOY DE REGRESO. ESPERO QUE LES HAYA ENCANTADO ESTE CAPITULO Y QUE SIENTAN QUE LA ESPERA VALIÓ LA PENA.

PROMETO NO PONERLES LA COSA FÁCIL PARA QUE SE SIGAN EMOCIONANDO CADA QUE LEAN UN CAPITULO NUEVO.

¡NOS LEEMOS PRONTO!

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top