EL DOLOR DE FENGJIU, DONG HUA Y JIHENG

[] Nota: Este capítulo tiene leves referencias a mi otra historia "LA FUERZA DEL DESTINO".


Feng Jiu sintió que las piernas le fallaban y las lágrimas se acumularon en el borde de sus ojos.

Sus sospechas habían sido confirmadas una vez más. Al parecer, la solicitud de divorcio fue acertada y se realizó en el momento exacto. No había dudas. Era "la fuerza del destino" la que decía a gritos que aquello se acabó.

- Jiu'er... por favor escúchame. - suplicó a media voz Dong Hua. Ella levantó la mirada hasta clavarla en sus ojos. Estaba pálida y con los labios entreabiertos. Oscilaba entre el dolor y la furia. - ¿Es cierto que deseas divorciarte? ¿Por qué?

- ¿Por qué? - repitió con aire ofendido - ¡¿Y todavía preguntas por qué?! ¡Jiheng está embarazada de ti! - terminó gritando furiosa.

- En lo que respecta a eso... debo decirte que estoy tan sorprendido como tú. - Dong Hua sabía que aquello sonaba patético. Pero realmente estaba sorprendido. No se explicaba en qué momento Jiheng podía haber quedado embarazada de él. No tenía recuerdos de ningún encuentro con ella. Pero al mismo tiempo que dudaba de si mismo, tenía la certeza que la joven no mentía. Él había sentido cierta familiaridad al tocar el vientre de ella. Fue como reconocerse así mismo dentro de aquel núcleo. Esa misma sensación experimentó cuando se enteró que FengJiu tendría a GumGum.

- ¡Basta! - gritó su aún esposa - ¡Deja de tratarme como una tonta! Ya te he permitido demasiado Dijun. ¡Es suficiente! ¡Deja ya de humillarme! - y no pudiendo contener más las lágrimas, las dejó salir mientras remataba - ¡Yo los he visto! ¡Los he visto! ¡Y desearía no haberlo hecho! - y derrumbándose cayó al suelo de rodillas ocultando el rostro entre sus manos.

Dong Hua quedó perplejo. Ella los había visto. Eso quería decir que tal vez si hubiera estado con Jiheng. Pero entonces... ¿Por qué no podía recordarlo? Miró a la mujer que amaba. La única. Y el corazón se le oprimió. Se inclinó para intentar abrazarla, pero de inmediato ella lo abofeteo.

- No te atrevas a tocarme con tus asquerosas manos. Me repugnas. - Los ojos de Dong Hua se abrieron sorprendido. Aquellas palabras eran demasiado mordaces. Jamás se imagino que ella pudiera decir algo tan cruel. De repente su ego se sintió herido. Se puso en pie y su característico semblante altivo regresó.

- Deberías cuidar tus palabras. Antes que tu esposo, soy el antiguo señor del universo. Me debes respeto.

- Yo no te debo nada. - respondió firme - Por el contrario. Eres tu el que me debe a mí. Ahora lo veo todo más claro. Fue un error haberme casado contigo. Como me gustaría que él viviera... él no me hubiera hecho nada de esto.

Aquello era lo último que Dong Hua podía soportar. Dentro de él, la memoria del príncipe Wen Chang era sagrada. Lo apreciaba. Pero también reconocía que pese a tantos años después de su muerte, una estela de celos continuaba rondando a su alrededor. Las palabras de Fengjiu solo sirvieron para abrir la puerta a un sentimiento de odio que él mantuvo cerrada por mucho tiempo.

- Vine hasta aquí para intentar hablar y explicarte. Pero es imposible. Ni siquiera permitirás que diga mi versión - y lanzando un suspiro de resignación prosiguió - en ese caso no tengo nada mas que hacer aquí. Si no eres capaz de confiar en mí, esto no tiene mas camino que el de finalizar. Tu solicitud de divorcio no pudo ser más que adecuada. Entre nosotros no hay más. Lamento profundamente haber ocupado el lugar destinado a Wen Chang. Pero eso es algo que, aunque quisiera, ya no puedo remediar. Pero anda... "ve y cambia el destino si puedes". - Fengjiu apretó los puños. Reconoció de inmediato aquellas palabras. - En cuanto a GumGum... él sigue siendo mi hijo. Heredero de la casona de Dong Hua y el palacio de Taichen. Así que pronto enviaré por él.

- ¡¿Qué?! - aquello no se lo esperaba. Se puso en pie rápidamente y se limpió las lágrimas - No te atrevas a acercarte a GumGum. Él se quedará conmigo.

Pero él ni siquiera le respondió. Se esfumo en una nube de humo blanco tal como había llegado.

FengJiu corrió a la habitación de su bebé. Lo tomó en brazos y lo apretó con fuerza. Las palabras de Dong Hua la habían asustado. Lo conocía y sabía que no era una simple amenaza. ¿Cómo evitar aquello? Definitivamente no iba a retroceder con el divorcio. No podía permanecer al lado de él sabiendo que tendría un hijo con otra mujer. No quedaba más remedio. Huiría. Y lo haría en ese mismo instante.

Fue así que con el pequeño GumGum en brazos desapareció en una nube de humo; dejando tras ella el trono de Qin Qiu, una habitación bacía y un amor desquebrajado.

***

La túnica purpura de Dong Hua se ondeaba con sus pasos rápidos. Las doncellas le rendían reverencia al verlo y se apartaban de su camino como si olfatearan el peligro.

Las puertas de la habitación de Jiheng se abrieron abruptamente. Ante el sonido del golpe, la joven se sobresaltó y derramó el cuenco de pintura que sostenía. Estaba pintando un cuadro.

- Señoría... ¿Qué ocurre? - pregunto alarmada. Dong Hua la tomó bruscamente del brazo y la obligo a ponerse en pie. - Señoría ¿qué pasa? ¡Me está lastimando! - suplicó mientras intentaba zafarse. Pero era demasiado tarde. Él la aventó sobre la cama y en un parpadeo estaba sobre de ella. La joven respiraba entrecortado. En los ojos de él parecía arder un odio descomunal.

- Muy bien Jiheng - le dijo después de un largo momento de silencio. Su voz era profunda y la ira contenida se reconocía con facilidad - Dejémonos de juegos y secretos.

- Mi señor, no sé de que habla...

- Explícame con detalle... ¿Cómo y cuando fue que me acosté contigo? ¿Cómo le hiciste para meterte en mi cama? ¿Y que fue exactamente lo que vio Fengjiu?

- Mi señor... - la joven intentó tranquilizarse. Sonrió coquetamente, y extendiendo la mano para rozar el rostro de Dong Hua continuó - si usted lo prefiere, en vez de contárselo podemos volver a recrear esa noche. Usted fue tan apasionado... estoy segura que puedo volver a complacerlo... - y tentando su suerte, acercó su rostro al de él para besarlo.

Apenas los labios de ella le rozaron, Dong Hua sintió como su cultivo de vida parecía drenarse de sí. Apartándose rápidamente quiso escapar, pero un mareo severo lo envío al piso. Sus ojos poco a poco se cerraron y lo inundó la oscuridad.

Cuando despertó un par de horas después, se encontraba recostado en su cama. Aturdido, miró alrededor y descubrió a Jiheng a su lado. Estaba despeinada y a medio vestir. Supo que nuevamente había estado con ella, pero tampoco en esa ocasión recordaba nada.

Se odio a si mismo. Aquello no había sido su idea original. Solo llegó allí en busca de respuestas. Pero se marchaba más confundido que antes.

Cuando Jiheng escuchó cerrarse la puerta de su habitación y supo que estaba sola, abrió los ojos y se incorporó. Una mirada triste se reflejó en sus ojos mientras se llevaba la mano al vientre.

Aquello no estaba resultando como lo había imaginado. Deseaba que fuese el autentico Dong Hua quien le acariciara y le hiciera el amor, no su "sombra alter ego". Desilusionada y sola, se puso a llorar.

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