COMIENZAN LOS SECRETOS

Bai Qian se sentía sumamente cansada. Estaba segura de haber dormido desde que llego de la fiesta de coronación, era más del medio día y sin embargo sentía que la cabeza le daba vueltas.

Ye Hua no estaba a su lado. Probablemente se habría ido muy temprano a trabajar a otro lugar para no despertarla.
Bai Qian sonrió. Ye Hua siempre era tan considerado. Suspiro, se sentía enamorada de él. Era sumamente dichosa, no podía pedirle nada más a la vida.

Se puso en pie y fue directo a la tina de baño. Una doncella la esperaba.

El hanfu blanco se enredó a sus pies. Poco a poco fue metiéndose en el agua.

Una sensación la invadió. Un hormigueo en su piel la hacía sentirse sumamente incomoda. Era una sensación como de caricias recientes... como si unas manos le hubiesen recorrido el cuerpo entero... unas manos que no reconocía...

Cuando salió del agua un rato después y se cubrió con ropa limpia, la doncella le ofreció un frasco con ungüento. Bai Qian lo observo extrañada.

- ¿Por qué me traes esto?

- Supuse que querría usarlo, mi señora. – le respondió la joven sin atrever a mirarla, pero Bai Qian noto que se había ruborizado.

- Sigo sin entender. ¿Por qué querría usar un ungüento para moretones?

- Bueno... - comenzó diciendo la doncella de forma apenada – note su moretón en el seno derecho... supuse que usted querría borrarlo pronto...

Bai Qian frunció el ceño. Tomo el ungüento de la doncella y con un ademan de su mano le ordeno que desapareciera.

Apenas las puertas se cerraron y estuvo sola, se desnudó el pecho y ante un espejo comprobó que efectivamente tenía una especie de moretón en el seno. Delicadamente con uno de sus dedos lo toco. Intento hacer memoria, pero no recordaba haberse golpeado la noche anterior durante el festejo; cuando regreso al reino celestial, recordó sentirse terriblemente cansada e irse a dormir... después de eso su mente se nublaba.

Inspecciono aún más aquella marca... y entonces algo en su subconsciente la puso inquieta.

¿Había sido Ye Hua quien le había dejado ese chupetón?...

●●●

Yan Zhi miraba el lago en donde su hermano Li Jing solía sentarse a meditar. No podía evitar sentir mucha nostalgia.

- Si tan solo pudiera regresarte a la vida... - susurro. Ahora que su sobrina estaba muerta, no sabía a quién recurrir en busca de un abrazo. – un abrazo... - repitió – solo necesito un abrazo...

Y como si sus plegarias hubieran sido escuchadas, dos brazos se deslizaron desde su espalda alrededor de la cintura, y la proximidad de un cuerpo cálido la invadió por entero.

- Yan Zhi... - aquella voz. Era inconfundible. La había guardado en su memoria por cientos de años. Ella simplemente comenzó a llorar mientras sus manos se entrelazaron con las masculinas que descansaban sobre su vientre. Deseaba volverse para verlo, pero al mismo tiempo temía que se tratase de una ilusión.

- Dime que eres real... - susurro – dime que si te miro a los ojos no desaparecerás...

- Puedes mirar Yan Zhi... no desapareceré... - ella se giró lentamente y poco a poco ante sus ojos el rostro dulce y de mirada ilusionada de Zi Lan aparecieron. Ella acerco su mano lentamente a aquel rostro para convencerse que era él. La suavidad de su mejilla la desarmo al contacto, sus lágrimas afloraron con más fuerza y él la acurruco entre su pecho y sus brazos mientras le cubría la frente de besos. – estoy aquí.... Estoy aquí... he vuelto a tu lado...

●●●

Mientras tanto en Qing Qiu, Dong Hua vigilaba el sueño de Jiheng. La joven seguía boca abajo con la espalda descubierta, pero su respiración se había vuelto más enérgica, probablemente el dolor hubiese desaparecido.

Fengjiu seguía dormida, lo cual se le hacía raro, pero al mismo tiempo agradecía. ¿Qué iba a decirle con respecto a esa mujer? Definitivamente no podía decirle la verdad, Fengjiu era temperamental, si descubría que aquella mujer formaba parte de un pasado amoroso, por muy mal logrado que hubiese sido, seguramente él tendría problemas... y no, no deseaba tenerlos.

- Su señoría... - Si Ming lo reverencio apenas entrar a la habitación – vine lo más rápido que me dijo. ¿en qué le puedo ser útil? – Dong Hua, con la cabeza apoyada sobre una mano, solo señalo con su vista a la joven durmiente. Si Ming la observo, pero no entendio.

- Es Jiheng... - y solo estas palabras dichas por el altísimo dios, pusieron a Si Ming tan blanco como un papel.

- ¡¿Qué hace aquí?! ¡¿Es que acaso lo ha estado persiguiendo por todo este tiempo?!

- No creo que se trate de eso. Mi Gu la encontró anoche a las afueras del bosque, estaba herida y no ha recuperado el conocimiento.

- !Por los nueve cielos! Si pequeña princesa... perdon... si su Alteza la alta diosa Fengjiu se entera... ¡No puede enterarse! - Dong Hua lo miro, Si Ming entendía muy bien lo delicado de la situación. - ¿Qué piensa hacer?

- Por eso te he llamado. No puedo hecharla así como asi, sus heridas aún no sanan; pero tampoco puede quedarse. No expondre a Fengjiu a convivir bajo el mismo en el que se encuentra Jiheng. Así que quiero que la saques de aquí y la lleves a Tai Chen.

- ¡¿Como!? Su señoría... ¿Ya ha pensado bien esto?... Tai Chen fue su lugar íntimo por cientos de miles de años. Su esposa Fengjiu lo considera como su nido de amor primero... si se entera que Jiheng ha pisado sus alcobas... no se que es peor... si decirle o no...

- Jiheng no tiene porque merodear por el palacio. Por eso tu estarás a su cuidado todo el tiempo. Apenas se recupere, le das lo necesario para marcharse.

- Pero...
- ¿Se te ocurre una mejor idea? - Si Ming agachó la cabeza; no, no sé le ocurría nada mejor. - Vistela y llevatela de inmediato. No es necesario que te diga que nadie debe enterarse de esto, si Fengjiu se entera... - Dong Hua omitió el resto de sus palabras, pero bastó la mirada amenazadora que le dio para que Si Ming entendiera que su vida estaba depositada en qué tan bien guardara aquella mentira piedosa.

Dong Hua salió de la habitación y fue directo a la principal, en donde se hayaba Fengjiu.
Al entrar, la encontró con Gungun en brazos, al parecer acababa de darle de comer y el bebé volvía a estar dormido.
Mi Gu y él intercambiaron una mirada complice.
Dong Hua saludo a su esposa con un beso mientras se acompaña a su lado y pasaba su brazo protectoramente tras la espalda de ella.
Mi Gu salió sigilosamente de ahí y fue a la habitación de visitas, pero ya no encontró rastros de Jiheng.
Suspiro aliviado, entendía perfectamente que debía guardar silencio para evitarle molestias a Fengjiu, y pensando precisamente en esto, se dispuso a limpiar la alcoba, para borrar toda señal de que aquella mujer del pasado de Dijun ubiese estado ahi.


  ●●●  


Ye Hua llevaba un par de minutos intentando avivar la pasión de su esposa, pero esta parecía mas fría que un tempano de hielo.

- ¿Que ocurre Qianqian? usualmente nunca estas excesivamente renuente. - le dijo con suavidad. Ella carraspeo nerviosamente.

- Es solo que estoy cansada.

- ¿Cansada? pero si dormiste hasta el medio día... ¿estas enferma? - sonó preocupado.

- No, no. No es eso. Es solo que me duele el cuerpo... debe ser por lo que hicimos anoche... - miro directo a los ojos de Ye Hua, en su interior esperaba nerviosa a que él confirmará que efectivamente habían hecho el amor la noche anterior y había sido él el causante de aquella marca en su seno. Pero el alma casi se le escapo cuando él respondió:

- Pero si anoche no hicimos nada... tu estabas tan cansada y mareada por el vino de la tribu demoniaca que apenas llegaste, te quedaste dormida. Te desvestí y me fui a dormir con Ah Li para que pudieras tener un sueño reparador.

- ¿Entonces ni siquiera dormiste aquí?

- No. Pase toda la noche con Ah Li. - Qianqian sintió que el corazón se le aceleraba. Si no había sido Ye Hua, ¿con quien había estado anoche? como fuese, mientras aquella marca desaparecía, Ye Hua no debía verla desnuda... mientras no descubriera que ocurrió, él no podría enterarse.


  ●●●    

Yan Zhi y Zi Lan tenían las manos entrelazadas.

Estaban sentados sobre los almohadones de los aposentos de ella.

Se habían contado todo cuanto les ocurrió desde su separación. Como fue que él regreso a Kun Lun y como ella había estado criando a su sobrina en el reino mortal, hasta que tuvo que regresar debido a que su tribu reclamaba un gobernante.

- Ahora que las cosas están bien entre nuestros clanes, no hay motivo para que estemos separados. 

- Me parece un sueño hecho realidad. - le respondió ella. - ¿sabes?... nunca pude olvidarte. Siempre tenia un pensamiento para ti a cada minuto del día. ¿También me has extrañado?

- Como no tienes una idea... - ambos jóvenes se dieron un tierno beso en los labios. Aquella sensación de amor y paz los invadió a ambos provocando les que una felicidad casi extraña flotara a su alrededor. - Yan Zhi... quédate... Cásate conmigo... - Yan Zhi se incorporó para mirarlo. Sorprendida de aquella propuesta tan inesperada.

- Pero... ¿que dices? - no supo que responder.

- No veo el caso de esperar. Te adoro tanto que podría empeñar mi alma solo por tenerte a mi lado. - Zi Lan hablaba con tal firmeza que a ella le pareció como un golpe directo al estomago que la dejo sin aliento.

- ¿No te gustaría pensártelo mejor? solo imaginalo... tu eres de la tribu celestial, de los inmortales de Kun Lun... si te casas conmigo, tendrías que venir a vivir aquí... ¿Ya te has fijado? ...todo aquí es tan lúgubre...¿como un ser de luz podría vivir ne medio de la oscuridad? - Yan Zhi hablaba afligidamente; su corazón saltaba de alegría, quería gritar que si deseaba unir su vida a él, pero su razón la traicionaba diciéndole que él no seria feliz por mucho lejos de su hogar.

- ¿Me quieres? - le pregunto tomándole ambas manos y acercándose tanto que casi podría respirar su aliento. - ¿Me quieres Yan Zhi?...

- Sabes que si...

- Entonces olvídate del resto del mundo. Átame a ti... quédate conmigo... haz que me quede contigo...

Las palabras de él habían sido pronunciadas con esa gravedad característica de cuando la pasión se libera. Sus ojos delinearon imaginariamente le rostro femenino al tiempo que se inclinaba sobre ella. Lentamente Yan Zhi quedo acostada sobre los almohadones, sintiendo que su cuerpo era aprisionado por el de él. Sus manos se sujetaron a la espalda de él, mientras sus labios se abrían para recibir la humedad de su lengua, al igual que sus piernas que, desesperadas, parecían querer salir de debajo de aquella crinolina y faldón de encaje negro que tenia puesto; entendiendo esto, él  deslizo una de sus manos a través de ellas hasta llegar al origen cálido y húmedo de aquel cuerpo frágil que se deshacía en suspiros...


En medio de aquel torbellino de deseo y amor, ninguno de los dos se dio cuenta de la hermosa mujer de ojos amarillos que los observaba a través de la cortina de seda purpura que colgaba de la habitación. Tampoco se percataron de la sonrisa malévola que esbozo cuando Yan Zhi comenzó a gemir, ni de las palabras que susurro tan bajo que se perdieron entre gemidos, suspiros y gritos...


  ●●●     


Era tarde de la noche y todos en Kun Lun se habían marchado a dormir desde hacia mucho rato.

Mo Yuan tocaba el laúd en una suave melodía que se colaba por cada rincón del lugar y hacia que la noche fuese casi como una ensoñación. 

La cuarta varilla de incienso se termino y entonces detuvo la música. Ella no había llegado.

Suspiro con tristeza y resignación; quizá se hubiese arrepentido y todo se trato de un simple arrebato. Se puso en pie dispuesto a apagar las velas para finalmente dormir, cuando la fragancia a bosque llego hasta él. Se giro y justo de espaldas a la puerta recién cerrada, Bai Qian le sonrió.

- Lamento a tardanza, maestro. Apenas he podido escabullirme. - corrió hacia él y le hecho los brazos al cuello mientras lo besaba. Mo Yuan estuvo a punto de dejarse llevar nuevamente pero su razón le indico que debía aclarar las cosas.

- Bai Qian... por favor. - le dijo sujetándola por las muñecas y separandola de si.

- ¿Que ocurre? - pregunto contrariada - ¿es que acaso ha decidido ya no verme mas?

- Bai Qian, ¿que pasa? ¿por que haces esto? ¿has olvidado tus votos matrimoniales? - ella lo miro confusa mientras retrocedia.

- ¿Por que me pregunta eso? estoy aquí con usted, le he dejado una nota diciéndole mis sentimientos... ¿que es lo difícil de entender?

- Eso precisamente. Se supone que estas enamorada de mi hermano Ye Hua, ¿por que de repente has venido a mi?

- Por que es a usted a quien quiero. - Mo Yuan sintió que aquella respuesta lo noqueaba por completo - ahora finalmente comprendo que a quien quise desde siempre fue a usted, pero por desgracia usted se marcho de mi lado por tantos años que cuando conocí a Ye Hua y vi su gran parecido con usted, no pude mas que volcar en él todos mis anhelos... - Bai Qian parecía realmente desesperada - tiene que creerme... en mi corazón la única imagen de quien amo es usted...

La respiración de ella se había vuelto agitada, haciendo que sus pechos se movieran al compás de cada inhalación y exhalación. Mo Yua debía estar loco, por que su cordura toco fin cuando ella se desamarro la túnica y dejo al descubierto el cuerpo blanco del que era poseedora.

Se abalanzo hacia ella envuelto en un arrebato casi bestial del que apenas y fue consiente.

Un momento antes de que fusionara su cuerpo con el de ella, noto la marca del seno derecho. Ella se adelanto a decir:

- Fue de anoche. Ye Hua no la ha visto. Me he negado a cumplir esta noche con él. - Mo Yuan quizo retroceder al escuchar esto... algo en su subconsciente le dijo que era mala idea tomar a la mujer de su hermano, pero ella le envolvió las caderas con sus piernas y atrayendolo hacia si continuo - esta noche solo quiero ser suya... él no tiene por que enterarse aun - y entonces todo volvió a nublarse en la mente de él.

Desde un ricon de la estancia, sentada apaciblemente sin perturbar a los amantes, la hermosura de ojos amarillos se deleitaba con cada embestida que Mo Yuan daba contra le cuerpo de Bai Qian. Mojo sus labios con la lengua y siguió observando.


   ●●●       

Jiheng despertó. El primer rostro que vio fue el de Si Ming observándola detenidamente.

- ¡Eres tu! - exclamo con alegría - ¡Nunca pensé verte de nuevo! - pero un dolor severo la hizo volver a tumbarse.

- No te esfuerces. Tienes unas heridas algo profundas en la espalda. Estarás bien, ya estaos cuidando de ti.

- ¿Te refieres a Dong Hua? ¿Él esta aquí? - pareció emocionarse tanto con la idea que volvió a intentar incorporarse, pero sin éxito, pues el dolor volvió a tumbarla en la cama.

- Las cosas han cambiado Jiheng. - Si Ming intentaba sonar diplomático, pero no podía ocultar su molestia ante la situación. - su señoría ahora esta casado y tiene una familia.

- ¡¿Como?! ¡No puede ser cierto! - grito casi ofendida.

- Lo es. Estas aquí solo por tus heridas, pero sera mejor que en cuanto te recuperes te marches. Si antes no tuviste cabida en la vida de Dijun... ahora menos.

Jiheng cambio su semblante de frustración a uno de pesar. Asintió lentamente con la cabeza.

Si Ming dio media vuelta y salio de la estancia, dejándola completamente sola.

Un momento después, un par de ojos amarillos se cruzaron con su mirada. Por instantes ambas se calaron.

Al final Jiheng sonrió.


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HOLA LECTORAS.

¿QUE LES ESTA PARECIENDO LA HISTORIA?

RECUERDEN DEJAR SUS ESTRELLITAS, SUS COMENTARIOS Y RECOMENDAR LA HISTORIA.

NOS LEEMOS PRONTO.

[] WRITERROSSES

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