BUSCANDO RESPUESTAS
Jiheng miraba el cielo oscurecido. Los rayos caían de el y se impactaban contra el reino celestial.
Algo grave debía haber ocurrido como para que Dong Hua enfureciese de aquella forma. Sonrió un poco, satisfecha del resultado. Sin embargo, ella aún no había logrado por completo su objetivo.
Dong Hua le había permitido quedarse, pero él rehuía del palacio de Tai Chen cada noche, evitando así alguna oportunidad para que ella se colara entre sus sabanas. Tenia que conseguir pasar con él al menos una noche. Al menos una... y entonces todo estaría consumado. ¿pero cómo?
En ese instante, Si Ming apareció en vuelto en una nube de humo. Traía consigo, desmayada entre sus brazos a Feng Jiu.
- ¿Qué ha ocurrido? – pregunto Jiheng alarmada.
- El señor celestial Ye Hua ha hecho enojar a su señoría. La alta diosa Fengjiu quiso intervenir y segundo príncipe Lian Song la ha hecho caer en un sueño. – mientras hablaba, atravesó el palacio en dirección a los aposentos principales. – fue mejor así. La alta diosa tiene un temperamento poco controlable. Era capaz de enfrascarse de igual forma en la discusión y salir lastimada.
- Y si eso ocurriera, la ira de Dijun seria incontrolable... ¿no? – Jihen no pudo evitar rodar los ojos con cierto disgusto. Si Ming la observo un momento y posteriormente se dispuso a colocar sobre la cama a Fengjiu. Cuando volvió a erguirse, se acomodó las mangas y miró de frente a la joven princesa demonio.
- Princesa Jiheng, es verdad en los nueve cielos que su señoría siente cierto aprecio por usted. Pero le aconsejo que no se confunda. También es verdad en los nueve cielos que su majestad, eligió a su alteza Fengjiu en tres vidas diferentes. – y habiendo dicho esto, Si Ming hizo una leve reverencia y se marchó.
Jiheng bufo con molestia. Miró a la joven monarca de Qin Qiu sumergida en un apacible sueño; indefensa de todo mal.
Fue entonces cuando tuvo una idea.
***
Mo Yuan está bebiendo como nunca. Una opresión en el pecho era el reflejo de su ansiedad.
Había tenido que hacer un gran esfuerzo por que su decepción y preocupación no fueran notorias ante los demás. Pero lo cierto es, que el hecho de que Bai Qian se fugara con otro hombre, le había destrozado el corazón.
Intento contener las lágrimas. Cerro los ojos con fuerza para lograrlo. En un arrebato de ira, arrojó la botella de cristal, con la mitad del vino aun por beber, a la pared. Se rompió en un ruido estrepitoso.
¿A caso ella solo lo había utilizado? ¿era ella la autentica Bai Qian? La idea se le había instalado en la mente tan firmemente que por instantes estaba convencido de que aquella mujer no era realmente la auténtica.
Cerro los ojos e intento discernir lo que era verdad y lo que no. Fue entonces, cuando sintió el olor bosque y de inmediato una mano suave bajaba desde su hombro hasta el pecho. Abrió los ojos y ahí estaba ella.
- ¿Pensando en mí? – susurro casi en su oído. Ella le había sorprendido desde la espalda.
- Si. Así es. – respondió él con una risa amarga. Se puso en pie alejándose de ella. se giró para observarla y comprobó lo hermosa que era. De verdad era ella. La misma Bai Qian que él recibió como discípulo, la misma que había llorado por él, la misma que se había casado con su hermano.
- Es halagador saber que vivo en tus pensamientos... tu vives en los míos.
- ¿Y entonces como explicas tu fuga con el señor demonio Li Jing? – y alzando la voz enfurecido, continuó - ¡Lo sé todo! ¡No es necesario de que finjas! ¿Sabes el dolor que le has causado a mi hermano? ¡Por tu culpa casi se enfrenta con Dong Hua!
- ¿Estas molesto conmigo porque ellos discutieron? ¿o estas molesto porque no fue contigo con quien me fugue? – el rostro de ella esbozo una mueca de cinismo. Mo Yuan no pudo contenerse más. Apretando los puños camino hacia ella con paso firme y con brusquedad la tomo por los brazos y la obligo a ponerse de pie de donde se hallaba sentada. La sacudió con fuerza sin ocultar que no sus ojos brillaban una chispa de odio.
- ¡¿A que estas jugando?! ¡¿Estas jugando conmigo?! ¡¿Por qué?! ¡¿Qué te he hecho yo para que me tratas así?!
- Me haces daño... - susurro ella. realmente se notaba afligida.
- Tu me lo has hecho a mí.
- Solo sabes lo que otros ojos vieron. No estuviste ahí. No sabes la verdad... - la voz de ella era suplicante.
- ¿La verdad? – gruño el dios mientras apretaba más y más sus manos alrededor de los brazos femeninos. Ella frunció el rostro... le dolía.
- ¡No me fugue con Li Jing! – gritó - ¡Estaba escapando de Ye Hua! ¡Quería matarme!
Y entonces, al tiempo que Mo Yuan la liberaba, ella cayó al suelo en medio de un mar de lágrimas. El corazón del dios de la guerra volvía a ablandarse.
***
Zi Lan había caminado por horas en lo que le sentía que era un círculo. No podía equivocarse. Estaba seguro de que allí era el lugar correcto.
El dolor de cabeza parecía hacerse cada vez más fuerte. En ocasiones parecía que iba a enloquecer. ¿Qué le ocurría?
Estuvo tentado a marcharse. Pero se prometió así mismo que no lo haría. Debía aclararlo todo, y en caso de que él hubiese sido el culpable, tenía que repararlo.
- Si no puedo encontrar el camino, entonces necesito que ella me conduzca. – susurro. Y entonces recurrió a la última alternativa que tenía. - ¡Mengxiang!... ¡Mengxiang! – gritó. Miró a todos lados y escuchó la voz sensual y cadenciosa.
- ¿Me llamaste? ¿Qué haces aquí? ¿No se supone que ahora que eres un señor demonio, debes estar con tu tribu?
- Necesito que hablemos. – exigió con prepotencia, llevando inconscientemente la mano a la espada que colgaba de su cinturón.
- Hablar... ¿y para ello viniste armado? ¿desde cuando necesitas traer contigo una espada para poder visitarme? ¿te olvidas de que somos íntimos amigos? – caminó lentamente hacia él sin dejar de sonreírle con plena confianza. Zi Lan ni siquiera se movió. Cuando estuvieron a pocos centímetros, ella le tomo suavemente la mano que empuñaba la espada y poco a poco los recelos de él se esfumaron. – Si quieres hablar, hablaremos. – le dijo ella tranquilamente.
- ¿Me dirás toda la verdad? – alcanzo a musitar el joven con una voz temerosa, como si un niño fuese el que preguntara.
- Claro que sí. Toda. ¿Cuándo te he mentido? ¿A caso alguna vez no te he dado todo lo que me has pedido? – sonrió más ampliamente y sin soltarlo de la mano, comenzó a dirigirlo.
Si alguien hubiese estado ahí presente como espectador, lo que sus ojos hubiesen visto eran las figuras de ellos dos desapareciendo en medio de la nada.
***
Zhe Yan buscaba con desesperación entre los miles de libros que poseía.
Sabía que, en algún lado, había leído algo similar a lo que Mo Yuan le confió. ¿Pero dónde?
Se rasco la cabeza, preocupado por no encontrar el libro correcto. Debía hallarlo rápido si querían tener una esperanza.
De lo único que estaba seguro, es que lo peor aún estaba por comenzar.
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¡SEGUIMOS EN LA JUGADA!
DEJEN SUS COMENTARIOS Y VEAMOS COMO TERMINA ESTO.
NOS LEEMOS PRONTO.
[] WRITERROSSES
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