Capítulo Único
Advertencias: Mucho texto, romance del chafa, escenas medio explicitas de contenido sexual, cualquier parecido con otras obras es mera coincidencia (?) y creo que ya xd si se ven todo feo es por qué Wattpad cambia todo el formato, en fin
Enjoy it!
Este relato comienza con nuestro protagonista.
Yokozawa Takafumi, quién tenía más de 800 años viviendo en la tierra era el rey de los vampiros, a su mando tenía uno de los aquelarres vampíricos más poderosos, cualquier clan que se atreviera a desafiarlo a él y a si gente pagaba muy caro el precio de haber osado desafiarlo... No había criatura en la faz de la tierra quien pudiera derrotarlo; pero aunque el rey tuviera tanto poder, algo le faltaba para ser completamente feliz...
Su pareja destinada.
En sus más de ocho siglos de vida había conocido a un sinfín de chicos y chicas los cuales eran sus destinados, todos tenían características en común, eran castaños y de unos hermosos ojos verdes como un bosque encantado... Y que todos terminaban muriendo de la forma más trágica posible, aún los recordaba con tristeza y melancolía, junto a ese sentimiento de impotencia por no poder haber hecho nada para salvarlos de su cruel destino... Los últimos dos fueron los que más lo marcaron.
Reiko era una hermosa jovencita del pueblo que también era curandera, pues trataba a los enfermos con extraños brebajes y plantas, pero desgraciadamente personas de oscuro corazón la acusaron de ser una bruja, muriendo quemada en la hoguera de la forma más cruel, miles de pueblerinos festejaban aquél atroz acto, el rey con su corazón destrozado y cegado por la rabia, tiró una maldición en ese pueblo, lo que terminó con la muerte de todas las personas que vivían en ese lugar y posteriormente ese lugar se convirtió en un lúgubre y hostil pueblo fantasma que por más que se intentará volver a habitar, era imposible hacerlo.
Luego estaba Tsukishima, compartía las mismas finas facciones que Reiko, pero él era un joven de una importante familia aristócrata, el rey pensaba que por fin aquel ciclo de muerte y desgracia había llegado a su fin; pero estaba demasiado equivocado, como si el destino lo odiase, su amado Tsukishima se había enamorado de uno de sus hombres más fieles y uno de sus mejores amigos, Kuroda; ambos habían estado manteniendo su romance en secreto a espaldas del rey vampiro, aunque no tardaron mucho en ser descubiertos por los demás hombres del rey, por ley Kuroda tendría que ser asesinado frente al aquelarre y de Tsukishima para pagar aquella traición; sin embargo una noche antes de la ejecución ambos amantes huyeron hacia unos acantilados que conectaban con el mar, el castaño tenía consigo una estaca de madera y el vampiro una daga, ambos se quedaron silencio por horas, esperando el amanecer en ese lugar, cuando finalmente el sol estaba por salir, ambos se unieron en un último beso, para finalmente acabar sus vidas con una puñalada directo al corazón, el rey había llegado, pero ya era demasiado tarde, el sol los había tocado a ambos, el traidor Kuroda se había vuelto polvo junto al sol y el cuerpo inerte de Tsukishima cayó al mar, para ya nunca volver a ser encontrado.
El rey vampiro resignado, pasó los siguientes 200 años sin buscar a un rostro similar, lo recordaba como si hubiera sido ayer, le dolía su traición, pero el amor que llegó sentir hacia ese niño rico era mucho más fuerte que el odio que llegó a sentir.
La luna llena alumbró la habitación del Rey, un hombre que a pesar de tener tantos siglos de vida, su apariencia se mantenía como la de un atractivo hombre joven de unos aproximados 32 años, sus cabellos eran de un negro profundo como la noche misma y sus ojos de un tono rojo como la sangre, pero tenía la capacidad de volverlo en un color azul, como rey tenía ciertos poderes que otros vampiros no tenían, entre ellos era que podía estar bajo la luz de sol por un cierto tiempo; la puerta de su habitación se abrió de forma leve, era uno de sus hombres que le avisaba que tenían una batalla que luchar, el rey se levantó, era hora de la acción.
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Onodera Ritsu de 29 años era el hijo único de una importante familia de la clase alta japonesa, con unos padres sumamente estrictos, que muy a regañadientes aceptaron sus preferencias sexuales y lo comprometieron con Takano Masamune, otro chico de buena familia; aunque él pretendía ser un caballero frente a las demás personas, la verdad era que ese tipo era una de las personas más horribles que el castaño había conocido, alcohólico, infiel, violento y golpeador, estar a su lado era incluso peor que vivir en el infierno; no había día en que Ritsu no sufriera los maltratos de su pareja, pero para él lo único que le quedaba era resignarse, la mayoría de las veces su vida era una cosa miserable y los pocos momentos felices eran cuando practicaba arquería en el bosque completamente solo y cuando dormía.
Mientras él estaba en el mundo de los sueños, era muy común para él soñar con un atractivo hombre que siempre vestía de negro con ropa elegante y costosa pero que se veía de siglos atrás, de piel pálida como el marfil, seductor y unos hermosos ojos carmesí que podrían hipnotizar a cualquiera, aunque aquellos sueños no duraban mucho siempre olvidaba el rostro de aquel hombre misterioso y despertaba con una notable erección la cual siempre se tenía que atender al momento de ducharse.
El castaño se encontraba en lo profundo de bosque con su arco y flechas, dándole a los distintos árboles que veía conforme avanzaba en su recorrido, el chico por un momento se distrajo con un animal que iba pasando por ahí y tiró de la flecha antes tiempo, en eso se escuchó el quejido de un hombre, Ritsu palideció al escucharlo y rápidamente se adentró en el bosque con la linterna de su celular y la luz de la luna como sus únicas guías; Ritsu llegó al lugar proveniente de aquel ruido, encontrándose a un hombre boca abajo con su flecha clavada en uno de sus hombros.
—Ay no... —lenta y cuidadosamente se acerca al desconocido, pero volvió al retroceder al ver como este se movía de manera lenta y débil— Gracias al cielo, está vivo... —guardando su arco y flechas, Ritsu toma la pierna de aquel hombre, comenzando a arrastrarlo con todas sus fuerzas por el boque, hasta llegar a una pequeña cabaña, era una noche fría, por lo tanto decidió encender la chimenea, con cuidado recostó al tipo sobre la cama, observó detenidamente su rostro y cuerpo, era un hombre alto, de cuerpo atlético y atractivo, vestía completamente de negro y tenía algunas heridas en su cuerpo y cara junto a las ropas rasgadas—
Ritsu tomó aire y de un movimiento rápido, logró sacar la flecha y el desconocido soltó un gruñido del dolor, antes de caer completamente dormido, el chico de ojos verdes no durmió en toda la noche, cuidando a aquel hombre, sanando sus heridas y asegurándose que no muriera, pero el sueño fue más fuerte que él y más temprano que tarde Onodera cayó en brazos de Morfeo.
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Los primeros rayos de sol llegaron a la cabaña, el primero en despertar fue Ritsu y lo primero que el chico hizo fue revisar las heridas del hombre de cabello negro, llevándose la sorpresa de que dichas heridas estaban completamente cicatrizadas y aún más sorprendente, estas habían desaparecido, el castaño no lo podía creer, aquello era algo prácticamente imposible, no tenía absoluto sentido.
El vampiro soltó un quejido, comenzando a despertar lentamente, Ritsu al verle retrocedió completamente asustado, el rey vampiro se sentó en la cama, viendo a su alrededor, aquel sitio no era su castillo, si no un lugar desconocido para él comenzó a mirar a todos lado y fue cuando lo vio.
Aquel chico, su rostro, sus ojos, su cabello, sus labios... era él, era aquella persona que tanto había esperado. Takafumi sintió latir su muerto corazón por primera vez en mucho tiempo; lentamente se levantó y se acercó hacia el castaño, tomando el rostro de este con sus manos.
—Disculpe, ¿qué está hacien...? —sus palabras fueron interrumpidas por los labios de aquel hombre que se posaron sobre los suyos, comenzando un beso lento que rápidamente se tornó feroz y apasionado, el castaño aunque dudoso no tardó en corresponder el beso, tratando de seguir a su contrario pero en vano, pues el hombre de cabello negro lo tenía bajo su control, dominando aquel beso por completo, jugando con su lengua sensual y provocativamente, su rostro se teñía completamente de carmín, pasaron algunos minutos cuando el hombre lo acorraló contra la pared, comenzando a besar su blanco y delgado cuello con la misma fiereza—
Ritsu no pudo evitar comenzar a soltar pequeños suspiros, su cuerpo tenía sensaciones las cuales nunca había experimentado, cerró los ojos por un momento comenzando a dejarse llevar por aquella extraña pero increíble tentación. Los besos en el cuello comenzaron a volverse más bruscos, haciéndole marcas bastante notorias seguidas de mordidas leves.
—M-Mgh~... ¡A-Ahh! —soltó un gemido al sentir como el mayor mordía su cuello con fuerza, avergonzado ocultó su rostro en su hombro, aferrándose a la espalda del hombre de cabello negro, aunque regresó a la realidad cuando las frías manos del vampiro comenzaron a tocar su abdomen— No... ¡No! —Rápidamente lo empuja, haciendo que se alejara, Yokozawa lo veía con confusión, desconcertado ante la actitud que había tomado el castaño, de forma sorpresiva, el castaño le soltó una bofetada— Es... Usted es muy atrevido...
Ritsu se dio la media vuelta y rápidamente salió de esa cabaña.
—¡Oye, espera! —el vampiro trató de retenerlo, pero fue completamente en vano, el de ojos verdes había salido corriendo de ahí, el rey vampiro solo pudo suspirar con pesar... pero eso no significaba que se iba a rendir tan fácilmente, oh, claro que no, esta vez todo sería diferente, tanto para él, como para su castaño—
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Un fuerte apretón a su brazo seguido de una también fuerte bofetada que impactó contra el rostro del castaño fue suficiente para tirarlo al suelo, su prometido estaba completamente borracho y enfurecido con él por no haber aparecido y las marcas que le había hecho el misterioso hombre tampoco le ayudaban en lo absoluto, Ritsu solo optó por cubrir su rostro buscando protegerse de los agresiones, él nunca fue una persona sumisa, pero el miedo que le tenía a Takano era más fuerte que él.
Insultos como "Perra", "Puta cualquiera", "Zorra" entre otros era lo único que salía de la boca de aquel tipo, el castaño trató de quitárselo de encima, pero un fuerte y doloroso golpe en la boca del estómago le quitó aquella intención, dejándolo sin aire y retorciéndose del dolor, Masamune cerró la puerta de aquella habitación con llave, dejando a Ritsu tirado en el frío suelo de ese cuarto.
La noche se hizo presente, Ritsu se había quedado completamente dormido y recién había despertado, el lugar era silencioso, escuchó el sonido de su celular y al tomarlo notó que era un mensaje de un número, lo abrió, viendo como era su prometido junto a un chico desconocido para él, completamente desnudos en una cama.
¿Le importaba? Absolutamente no, su compromiso era algo obligado, ninguno de los dos tenían sentimientos de amor por el otro, para Ritsu, Takano solo era una escoria de la sociedad y para él, el castaño solo era un saco de boxeo, de alguna manera ambos estaban a mano, pero sus deseos de escapar, desaparecer sin dejar rastro e iniciar una nueva vida eran demasiado fuertes, y aquel hombre de profundos ojos azules le había hecho sentir cosas que nunca antes había experimentado, le daba calma y paz y al mismo tiempo lo hacía sentir adrenalina y pasión, cerró los ojos por un momento y nuevamente aquellas imágenes de lo ocurrido en la mañana volvieron a su memoria, como aquel hombre de cabello negro como la oscuridad y ojos azul profundo como el mismo océano lo besaba de forma tan apasionada, atacaba su cuello y como sus frías manos recorrían su esbelto y aparentemente frágil cuerpo.
Abre los ojos, su rostro se sentía caliente y seguramente también estaba rojo, su cuerpo sudaba y su corazón latía con fuerza, otra vez esos pensamientos de aquel hombre invadieron su cabeza, aquel hombre lo volvía completamente loco con solo imaginarlo, un cosquilleo llegó su estómago, no entendía por qué su cuerpo reaccionaba así ante un completo desconocido que solo había visto por sueños, tapa su rostro con ambas manos, se sentía como una quinceañera enamorado, que tenía una pareja por primera vez y tenía la cursi ilusión del primer amor.
¡Pero él no era un chiquillo de 15 años! Era un adulto con responsabilidades, comprometido a la fuerza con un tipo que lo agredía y además le era infiel... ¿así era como se sentía el primer amor? No lo sabía, quería conseguir respuestas, el castaño se levantó del suelo, entrando al baño para tomar una ducha, observaba su cuerpo lleno de heridas y solo suspiró, esperaba un milagro, que algún día Masamune cancelara el compromiso y lo dejara libre, o que simplemente él apareciera mucho debido a una congestión alcohólica, no importaba cual pasara, solo quería ser feliz; rápidamente se vistió y con un pasador logró quitar el seguro de la puerta, sonrió ampliamente, saliendo de aquella casa, la luz de la luna era su única confidente... Necesitaba ver a ese hombre, conocerlo y saber su nombre.
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Adentrándose entre la naturaleza el castaño comenzó a buscar el rastro del desconocido, tratando de recordar por donde lo había visto por primera vez, buscando hacer memoria, pero inesperadamente la luna se había ocultado y su celular se había quedado sin batería, por lo que no podía encender la linterna, el clima frio del bosque hacía que sus huesos le dolieran y por un mal presentimiento estaba llegando a él, unos gruñidos que provenían de entre los árboles hizo que su cuerpo se paralizara y que su sangre se congelara, unos brillantes ojos amarillos que lo miraban hizo que su terror aumentara, retrocedió pisando una hoja seca que crujió ante aquello, el enorme lobo negro salió de entre la oscuridad, brincándole encima a Ritsu.
Una silueta fornida tomó a la bestia alejándola del castaño y rápidamente le mordió, comenzando a drenar la sangre del animal hasta que cayó completamente muerto, Ritsu, completamente espantando y recién reaccionando a lo que acababa de observar, trató de huir de aquel sitio, pero tropezó y su cabeza se golpeó contra una roca, lo cual provocó que el castaño cayera inconsciente al suelo.
Takafumi se levantó limpiando los rastros de sangre que había en su boca, rápidamente volteó y ahí encontró al castaño con un brazo herido debido al rasguño de aquella bestia y con la cabeza sangrando, velozmente lo cargó entre sus brazos y se lo llevó a su castillo para sanarlo.
Tuvo que ser muy fuerte debido al delicioso olor de la sangre de Ritsu, para no morderlo ahí mismo y probar su sangre, aunque quisiera... no podía hacerlo.
No aún.
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Después de algunas horas, el castaño lentamente comenzó a despertar, su cabeza le dolía demasiado, la cama donde se encontraba recostado era demasiada cómoda y las almohadas de plumas de ganso eran tan suaves que hacían que su dolor fuera más llevadero, las sábanas eran de la seda más suave y fina que podía haber tocado; aquella habitación era oscura, con toques en color vino oscuro, casi color sangre, en la mesa de noche había un enorme ramo con las rosas rojas más hermosas que había visto y olían delicioso.
El castaño volvió a recostarse en la cama, haciéndose el dormido al escuchar como la puerta era abierta, entró un hombre de pelo rizado, de ojos café y una sonrisa relajada a revisar al castaño, se estremeció al sentir aquellas manos tan frías como el hielo mismo, después de unos minutos de revisión, aquel hombre se alejó de él; Ritsu solo pudo suspirar en su interior estando aliviado.
—Si majestad, ya está mejor... —guardó silencio por unos segundos— Y ya está despierto.
"¡¿Pero qué?! ¿Cómo lo sabe?" Pensó el chico de ojos verdes estando muy desconcertado y asustado.
—Muy bien, gracias Zen, ya te puedes retirar. —el castaño sintió la presencia del hombre de pelo negro muy cerca suyo pero siguió haciéndose el dormido—
—Vamos abre los ojos, no vale la pena que sigas mintiendo. —le dijo con voz tranquila pero grave y profunda, el castaño resignado, solo optó por hacer caso a lo que se le pedía—
Abrió sus ojos verdes encontrándose a aquel hombre que lo tenía intrigado, pero, había algo diferente en él, pronto notó como aquellos ojos no eran azules, sino de un tono rojo profundo, como si fuera... sangre, y que también de su boca se distinguían unos colmillos... él no era un humano, quiso levantarse de prisa y salir de ahí, pero con una velocidad fuera de este mundo el pelinegro logró acorralarlo entre la cama sujetando ambas muñecas, mientras que Ritsu forcejeaba totalmente asustado.
—¿Q-Qué demonios eres tú...? —Fue lo único que Onodera logró formular, su voz temblaba—
—Creo que ya debes saberlo, mon chéri... —susurra cerca de su oído, Ritsu se estremeció al sentir su voz y su respiración de forma tan cercana— Soy una criatura de la oscuridad, el amo y señor de la noche... en pocas palabras, dulzura, soy un vampiro.
—Los vampiros no existen... debes ser un bromista, uno muy malo por supuesto. —el castaño lo veía sin querer creer lo que había escuchado, estaba escéptico, pero los brillantes ojos rojos del mayor lo hacían dudar demasiado—
—Claro que existimos... siempre lo hemos hecho, pero ustedes no lo saben, nosotros estamos entre la sombras, la noche es nuestro dominio.
—¿Y qué harás ahora? ¿Me vas a devorar como a ese lobo...? —cuestiona tratando de hacerse el valiente, pero en realidad se encontraba bastante asustado, como si de un gatito abandonado se tratase—
El vampiro solo soltó una ligera risa ante la ingenuidad del castaño, con sus dedos tomó uno de los mechones de pelo de Ritsu lo pasó detrás de su oreja. —Oh, cariño, claro que no, yo sería incapaz de hacerte daño, deberías saberlo... después de todo nos conocemos desde hace siglos.
—¿A qué te refieres? Solo te he visto entre ayer y hoy... y, en...
—¿Sueños? —completó el vampiro—
—Si... ¿cómo lo sabes? ¿Quién eres tú realmente? —el vampiro se acercó a él, acariciando su rostro de manera suave con su mano, el castaño solo se dejaba hacer, comenzando a tranquilizarse de forma lenta—
—Mi nombre es Yokozawa Takafumi, soy un vampiro de la realeza que tiene en este mundo más de ocho siglos, tengo a mi poder uno de los aquelarres más poderosos en todo el mundo sobrenatural.
—¿Eres un rey?
—Así es, y tú... eres mi pareja destinada, lo has sido desde siglos atrás... —su mirada se volvió sombría y melancólica—
—Qué... ¿Qué ocurre? ¿Qué ha pasado conmigo? —su miedo se había convertido en incertidumbre y curiosidad—
—Has muerto... en todas tus vidas pasadas, tu muerte es algo casi asegurado, siempre de formas trágicas y dramáticas.
Ritsu palideció y tragó grueso, ¿ese también sería su destino? ¿Morir asesinado? ¿Un suicidio? ¿Algún accidente? No... no quería eso.
—Entonces, ¿voy a morir? —repentinamente el vampiro le abrazó con cuidado de no lastimarlo, su presencia era cálida aunque fuera una criatura no-muerta—
—No, no voy a permitir que algo te pase... yo voy a protegerte de todo aquel que quiera hacerte daño, te lo prometo. —dijo con decisión, tomando las manos de Ritsu, que eran muy pequeñas y frágiles a comparación de las suyas, había una gran diferencia de tamaño—
—¿Cómo puedes hablar con tanta seguridad? No puedes prometerme algo así, no me conoces. —uno de los dedos del vampiro se posó sobre los delgados labios del castaño, haciéndolo callar—
—Estás equivocado, Ritsu, te conozco desde hace mucho tiempo, pero aún no lo sabes —acaricia lentamente sus labios, queriendo sentirlos con los suyos, pero debía resistirse, volvió a abrazarle con cuidado, ocultando su rostro en el hombro del menor, el castaño solo se dejaba hacer, sintiéndose tranquilo por la compañía de Yokozawa—
Aunque eso no duró mucho tiempo, pues el dolor de las heridas hechas por su prometido y aquella bestia volvieron a él, se quejó en voz baja y aquello preocupó al rey.
—Ritsu... —lo recostó con cuidado sobre la cama, esperando a que la ayuda viniese rápidamente, tomó su brazo derecho, viendo las marcas de dedos que había en ella, su mirada se tornó furiosa, con ira asesina— ¿Quién te hizo esto?
—E-Este... m-me caí. —respondió de forma torpe, queriendo no tocar el tema—
—¡No mientas! —su voz se hizo fuerte e imponente— Estas marcas no son de una caída, son de una persona, así que será mejor que me digas la verdad o tendré que leer tu mente...
—No, no lo hagas... —suspira pesadamente— Fue mi prometido, estoy con él por obligación, es un patán —al ver como se dio la vuelta se apresuró a tomar su mano, evitando que fuera a por él— Por favor, te pido que no lo hagas, no vale la pena.
El rey vampiro tomó aire en un intento de calmar su instinto asesino, miró al castaño a los ojos, sus ojos verdes lo miraban con suplica y lentamente accedió a la petición, sentándose con él en la cama.
—Gracias. —sonríe suavemente volviendo a recostarse en la cama— Cuando amanezca volveré a casa.
—No. —negándose de forma rotunda— No volverás con ese tipo, no lo necesitas.
—O-Oye, pero... —queriendo replicar—
—Si quieres volver yo te conseguiré otra casa, un hogar a tu nivel y no tendrás que volver con ese sujeto, si, ya está decidido, compraré una casa para ti y te iré a visitar... —con la emoción de un niño pequeño Takafumi salió de su habitación dejando a Ritsu con la palabra en la boca, el de ojos verdes solo pudo suspirar resignado ante aquella decisión, pero la idea de vivir lejos de Takano no le molestaba en lo más mínimo—
El sueño junto a sus heridas le habían ganado completamente, por lo que no tardó en quedarse dormido.
Y al día siguiente justo como Takafumi lo había dicho la noche anterior, ya le había conseguido una casa, aunque más bien era un lujoso departamento en el último piso, bastante espacioso, grande, cómodo y con una vista increíble de la ciudad, Ritsu no podía estar más encantado, aunque había algo que no entendía del todo.
—¿Por qué si eres un vampiro puedes salir de día? —le pregunta sin rodeos, bastante curioso, a Yokozawa le tomó por sorpresa aquella pregunta, pero decidió responderle—
—Como soy el rey, tengo más poder que otros vampiros, por lo tanto puedo estar bajo la luz del sol por un corto periodo de tiempo, pero honestamente prefiero los días nublados como el de hoy... —lentamente se acerca a él, abrazando a Ritsu por la espalda con cariño, posando su cabeza en su hombro, viendo la vista junto con el castaño—
Ritsu sonrió al sentir el contacto, lentamente juntó sus manos con las del mayor y se entrelazaron. —Eres muy amable conmigo... gracias.
—No tienes por qué agradecerlo, gatito —Ritsu se sonrojó debido a ese apodo— Lo hago porque lo mereces, mereces el mundo entero y yo quiero dártelo —toma su mano y la besa con delicadeza— Eres lo mejor que me ha pasado, no importa cuánto tiempo transcurra, yo te amaré en todas tus formas.
Ritsu volteó a verlo, rápidamente se colgó de su cuello y comenzó a besarlo, el vampiro aunque sorprendido no dudó en corresponder el beso, abrazando la cintura del menor con firmeza, el beso era tierno y tranquilo ambos disfrutando de la esencia del otro, pero fue hasta que Takafumi mordió los labios del castaño y comenzó a jugar con su lengua de forma feroz y a dominarle por completo cuando aquel beso se volvió desesperado y lleno de deseo por ambas partes.
Takafumi tomó de los muslos al castaño sin dejar de besarlo con la misma pasión, con cuidado lo recostó sobre el enorme sofá, dejando sus labios por un momento comenzó a atacar su cuello con besos y mordidas, el ojiverde solo podía soltar gemidos y suspiros llenos de placer ante ese tacto, su entrepierna no tardó en despertar también, el vampiro se percató de aquello y sonrió con picardía, bajando lentamente su mano hacia el miembro del castaño comenzando a tocarlo encima de la ropa.
—A-Ahh~ Mgh... —disfrutando de aquella atención, movía sus piernas bastante ansioso—
—¿Te gusta acaso, gatito bonito?~ —susurra en su oído, lamiendo de forma sensual el lóbulo de Ritsu, este solo pudo soltar un sonoro gemido como respuesta, por lo que él aumentó la velocidad de su mano—
El castaño mordió su labio inferior en un intento inútil de contener sus gemidos, de manera inesperada el mayor lo colocó boca abajo, el mayor se puso encima de él pasando su mano por el pecho de Ritsu al mismo tiempo que desabrochaba su pantalón, tocando su miembro de manera lenta.
—Ahh~ —Ritsu cerró los ojos arqueando levemente su espalda, disfrutando de aquellas caricias—
El vampiro besaba su cuello sin dejar de tocarle, masturbando el miembro del menor a la vez que jugaba con sus pezones, aquellos sonidos de placer que el castaño soltaba le provocaban excitación, los besos se volvieron leves mordidas que conforme pasaba el tiempo se hacían más bruscas.
—M-Más... por favor —suplicaba el chico de ojos verdes con su respiración agitada y con un pequeño hilo de saliva que salía de la comisura de sus labios, Yokozawa soltó un gruñido que le estremeció y comenzó a mover su mano rápidamente y pellizcando uno de sus pezones— ¡Ahh! S-Si... justo así... —comenzando a mover sus caderas al ritmo de los movimientos del azabache— ¡Mgh!
Takafumi también comenzó a sentir como sus pantalones comenzaban a apretarle, por lo que no dudó en tomar una de las manos del castaño y llevarla hacia su entrepierna, Ritsu aunque desconcentrado no tardó en captar aquella indirecta comenzando a tocarlo de la misma forma, el vampiro soltó jadeos sin dejar de atender al castaño, sin notarlo sus colmillos salieron a flote y los acercó al hombro del ojiverde jugando con la pálida piel del menor con sus colmillos, la tentación de morderle y probar aquella sangre que lo hacía enloquecer era demasiada y los gemidos que el castaño soltaba y sentir su mano masturbándole tampoco le ayudaba.
—Ritsu... ¡Ahh! —soltó un ronco gemido al correrse en la mano del menor y de un movimiento volvió a recostar al menor sobre el sofá, también retirándose las prendas, dejándolo completamente desnudo y a su merced; el ojiverde soltó un pequeño grito de sorpresa, Yokozawa separó sus piernas y bajó lentamente hacia llegar al miembro erecto del castaño que claramente clamaba de atención por lo que se relamió los labios antes de comenzar a lamerlo de forma lenta y posteriormente meterlo a su boca, chupando y lamiéndolo—
El castaño soltó un fuerte gemido arqueando su espalda, jalando los cabellos de mayor al mismo tiempo que movía sus caderas buscando sentirlo más, el vampiro sujetó con firmeza sus piernas alzándolas un poco sin dejar de atender su miembro con la boca, dando lamidas y mordidas, Ritsu solo podía gemir, cada vez sentía más cerca el clímax y fue cuando el mayor mordió la punta de su miembro cuando terminó por correrse en su boca, soltando un gemido y relajando sus músculos.
Takafumi tragó aquel líquido sin resistencia alguna, quitando los restos de este mismo con su lengua, se acercó al rostro de Ritsu sujetándolo del cabello y lo besó con desesperación, jugando con su lengua y mordiendo sus labios dominándolo por completo; el ojiverde correspondió aferrándose a él también dejándose dominar, después de unos minutos, ambos se separaron quedando conectados por un fino hilo de saliva.
Onodera tenía sus mejillas sonrojadas y sus ojos verdes se veían aún más llamativos y brillantes debido a eso, Takafumi lo veía completamente hechizado en sus ojos, acarició su mejilla con delicadeza como si de una fina obra de arte se tratara, y para él lo era.
—Takafumi. —habló el castaño, tomando su rostro entre sus manos, tomando aire y pensando en que palabras decir, pero optó por no hablar, solo ladeó su cabeza haciendo visible su hombro—
Al vampiro aquello lo tomó por sorpresa —¿Estás seguro? No... No quisiera hacerte daño —preocupado voltea la mirada, pero Ritsu vuelve a tomar su rostro, haciéndole voltear hacia él y que lo viera a los ojos— Huh...
Ritsu besó sus labios de forma tierna y suave por unos segundos, antes de separarse. —Sé que serías incapaz de lastimarme... confió en ti, y sé que quieres hacerlo, no alejabas tu nariz de mi cuello.
El rey sonrió levemente, besando su hombro con suavidad. —Si te duele, dime y me detendré... —comenzando a lamer la zona de forma lenta, pasando su nariz, estando cautivado por aquel aroma, sus colmillos salieron a flote y simplemente lo mordió.
—Ahh... —soltó un pequeño quejido y se aferró a la espalda del mayor, ocultándose en su hombro—
Takafumi comenzó a beber de la sangre de Ritsu, estando hipnotizado por el sabor de esta, era tal y como lo imaginaba, un sabor que no todos los humanos tenían pues el del castaño era completamente único en su especie, permaneció así algunos minutos y quería seguirlo prolongando, pero sabía que debía detenerse, así que lentamente sacó sus colmillos y con su lengua limpio las gotas que estaban saliendo hasta que lo dejó completamente limpio.
Al terminar soltó un suspiro de placer, con cuidado sujetó al castaño y se sentó en el sofá, colocando a Ritsu en su regazo sin dejar de abrazarlo ocultándose en su pecho.
—¿Mejor?
—Mucho mejor —se refriega en él, haciendo un sonido parecido al de un ronroneo gatuno, el de ojos verdes solo río enternecido con su actitud—
—Jeje~ me haces cosquillas...
—Huh... me gusta tu risa. —sonriendo ampliamente— Cierra los ojos.
—¿Para? —pregunta con curiosidad—
—Solo hazlo, quiero darte algo. —confundido, Ritsu decidió obedecer y cerró sus ojos, Takafumi se apresuró a tomar una caja de color negro y un moño de color rojo— Ya los puedes abrir.
Al abrirlos se encontró con aquella caja, curioso y confundido la toma entre sus manos, Yokozawa le hizo una señal que le decía que abriera la caja, Ritsu la abrió para encontrarse con un bonito collar de oro, que tenía un brillante rubí en forma de corazón y que este estaba encerrado en más detalles de oro, el castaño tapó su boca con sorpresa al ver aquella joya tan bella.
Takafumi tomó el collar y se lo colocó, se veía realmente hermoso.
—Esto es, una prueba de mi entera devoción a ti, mi podrido corazón fue, es y será eternamente tuyo, si tú lo quieres.
Ritsu sonrío ampliamente, abrazando al vampiro.
—Lo acepto.
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Pasaron los meses, el cambio de estaciones llegó hasta que la ciudad se tiñó de blanco, su relación con aquel vampiro era de las mejores y más perfectas cosas que le habían ocurrido en todos sus años de vida, aquel hombre era todo lo que podía desear e incluso más, amable, simpático, caballeroso y detallista, Ritsu a su lado se sentía como un verdadero príncipe, sin quererlo se había enamorado de aquella criatura de la noche; pero aún seguía comprometido y en sus planes estaba terminar con aquel compromiso para ser plenamente feliz, ya no le importaba lo que dirían sus padres o la demás gente, tal vez lo tacharían de loco o de ser un idiota, pero realmente él ya sabía bien lo que quería hacer con su vida y en sus planes se encontraba el vampiro y nadie más que él.
Era la mañana del 24 de diciembre, la ciudad estaba bajo un gran manto blanco y helado debido a las nevadas, Ritsu veía la televisión envuelto entre las sábanas cuando un mensaje llegó a su celular.
El castaño emocionado con rapidez lo revisó y efectivamente era un mensaje de su pareja.
"Buenos días, ángel mío, ¿tienes planes para hoy en la noche?" El mensaje era directo, Ritsu se quedó pensando, en realidad no tenía ningún plan más que quedarse en casa toda la noche.
"No, no los tengo". Tecleó y mandó el mensaje y al instante llegó la respuesta.
"Perfecto, entonces ponte lindo que a las 7 pasaré por ti, no preguntes, es una sorpresa". El vampiro mandó un emoji de un ojo guiñando. "Te amo".
Onodera suspira dejando a un lado el teléfono, siempre lo dejaba con las dudas, pero en parte le gustaba ese factor sorpresa que Yokozawa usaba en varias ocasiones, revisó el reloj y aún faltaban bastantes horas para que fueran las ocho, así que decidió perder el tiempo por mientras.
Eran las 5:30 de la tarde y el sol comenzaba a ocultarse, Ritsu recién había salido de la ducha envuelto en una bata de baño, se sentó en su cama junto al cambio de ropa que había elegido, uno bastante elegante y a primera vista costoso, un traje con gabardina perfecto para el invierno de un color gris oscuro, tomó el collar que Yokozawa le había obsequiado y lo observó con detenimiento, desde que lo tenía comenzó a recordar sus anteriores vidas, en todas ellas lo había conocido pero nunca habían logrado estar juntos pues él moría siempre de una forma trágica o cruel, aunque tratara de disimularlo ese era su mayor miedo, ¿de verdad tendría que morir en todas sus reencarnaciones? Quería vivir al lado de Takafumi siendo feliz por lo que le quedaba de vida, ¿pero y si moría?
Sacudió su cabeza tratando de quitar aquellos pensamientos negativos, debía olvidarlos, Yokozawa le prometió que nada le pasaría y que él siempre lo protegería, ¿verdad?
Comenzó a vestirse viéndose al espejo verificando que todo estuviera perfecto y en su lugar, cuando terminó se colocó el collar y esperó que su cabello se secara de forma natural, salió a la sala recostándose en el sofá, esperando que dieran las 7 en punto, su pareja era extremadamente puntual y sabía muy bien que llegaría incluso un minuto antes de la hora acordada y como lo había precedido, así fue; al escuchar el timbre se levantó a abrir la puerta para ser recibido por un enorme ramo de flores blanca junto a unos de color azul, Ritsu se veía maravillado con aquel detalle y lo tomó entre sus brazos.
—Muchas gracias, me encantan.
—Son hermosas, pero no tanto como tú —lo abraza por la cintura y tomando su barbilla lo acercó a él para besarlo, el castaño no dudó en corresponder el beso el cual duro pocos segundos— ¿Nos vamos, mon chéri?
Ritsu sonrió ampliamente, dejando sus flores en agua para acto seguido tomar su brazo.
—Por supuesto.
********
El tiempo entre ambos era tan ameno que no supieron en qué momento ya eran alrededor de las diez de la noche, el vampiro lo había llevado a lo que parecía ser una villa de Santa, bastante llamativa y hermosa adornada para la ocasión, que lo hizo sentir como si de verdad se encontrara en el polo norte, luego lo llevó a cenar a uno de los restaurantes más caros de la ciudad, Ritsu siendo modesto no pidió mucho para comer, pero su pareja le importó poco y pidió lo más costoso de la carta solo para él (que por obvias razones Yokozawa no podía probar), pero él ojiazul estaba encantando de cumplirle todos los caprichos posibles a su amado castaño.
Al salir del restaurante ambos estaban tomados de las manos mirándose con amor.
—No quiero que esta noche termine nunca... —musitó el castaño un tanto desanimado, el mayor solo tomó su mano con delicadeza, abrazando su cintura—
—Todavía falta algo más, así que cierra los ojos, cariño —Ritsu no dudó en obedecer aquella petición y sintió con una venda era colocada en sus ojos— Tranquilo, confía en mi...
—Con mi vida.
El vampiro lo cargó entre sus brazos. —Sujétate bien.
—¿Sujetarme para qué...? ¡Ahh! —soltó un grito de sorpresa al sentir como iba a una gran velocidad, con sus brazos se aferró al cuello de Takafumi como si su vida dependiera de eso, aunque la sensación se fue a los pocos minutos y fue cambiada por un aire helado, bajó de los brazos de su amante con cuidado— ¿Nieve? —trató de sacarse la venda, pero fue detenido—
—Aún no. —lo toma por los hombros, guiándolo hacia su verdadero destino y luego retiró la venda lentamente— Ya los puedes abrir...
Onodera abrió los ojos y frente a él se encontró con un hermoso paisaje de montañas y enormes pinos nevados, un cielo completamente lleno de estrellas y una bella luna llena que iluminaba de igual forma el cielo, volteó y a la vez encontró una cabaña de dos pisos, bastante grande y acogedora, con su mano cubrió su boca estando completamente sorprendido, por lo que no dudó en ir corriendo a abrazar a su amado, el vampiro correspondió más que gustoso.
—¿Te gusta la sorpresa?
—¡Me encanta! Es tan... maravillosa, eres esplendido cariño. —Takafumi sonrió de lado siendo orgulloso—
—Lo sé.
Yokozawa abrió la cabaña dejando que el castaño entrara primero, esta estaba hecha casi en su totalidad de madera, había varios accesorios de piel y una chimenea prendida que hacía que el lugar fuera más cálido, Ritsu comenzó a explorar la cabaña, abriendo todas las puertas habidas y por haber, parecía un niño pequeño y el vampiro solo lo seguía de cerca; el castaño finalmente abrió la habitación principal, era un cuarto bastante espacioso pero a la vez oscuro, con una cama King Size con un juego de sabanas de color vino, solo lo iluminaban unas cuantas velas y con eso pudo ver varios pétalos de rosas esparcidos por el piso, también notó una enorme ventana que daba vista a un lago.
—Esto... ¿lo hiciste por mí? —preguntó pasmado, completamente encantado con el detalle, el vampiro lo abrazó por la espalda, comenzando a oler su cuello—
—Claro que sí, cariño, te mereces esto y mucho más. —besando su hombro con cariño a la vez que sujetaba su cintura con firmeza, Ritsu tomó su rostro para comenzar a besar sus labios, dicho beso no tardó en ser correspondido, después de unos segundos se separó—
El rey lo tomó con cuidado y lo sentó sobre la cómoda cama para luego tomar dos copas de cristal junto a una botella de vino que a simple vista se veía extremada costosa.
—¿Tomas vino? Pensé que solo bebías sangre.
—Hoy es la excepción por ser un día especial. —le guiña el ojo de forma coqueta y vierte aquel liquido dentro de las copas, dándole una al menor— Brindemos, por qué el destino permitió que nuestros caminos se cruzaran una vez más, por qué en esta ocasión nada ni nadie nos va a separar... La muerte solo será una etapa, pero el destino siempre se encargará de unirnos una y otra vez, por toda la eternidad, salud.
Ambos chocan sus copas comenzando a beber el vino, Ritsu saboreaba la bebida dejando que unas cuantas gotas chorrearan por la comisura de sus labios, el Rey vampiro no dudó en acercarse para lamer aquel líquido para luego besar al menor de forma apasionada.
El humano y el vampiro siguieron bebiendo hasta que se terminaron alrededor de unas cuatro botellas del vino, Ritsu ya se encontraba completamente ebrio y el vampiro aún seguía manteniendo su sobriedad aunque esta también amenazaba con dejar su cuerpo.
—Entonces... ¡Hip! El bastardo me es infiel, se cree la gran cosa... —hablaba un Ritsu borracho entre risas— Realmente no me importa, es un tipo al que seguramente no se le para, jeje~
Yokozawa lo veía, sin dejar de beber.
—Él se lo pierde... tú eres un rey y te mereces una mejor vida, a mi lado nunca volverías a pasar por eso, te daría la vida que realmente mereces.
—Oh, ¿en serio? —pregunta con una sonrisa de lado— ¿Harías cualquier cosa por mí?
—Lo que desees. —se acerca a él, quedando a una distancia peligrosamente cercana, las respiraciones de ambos se entremezclaban junto al aroma de vino— Solo me lo tienes que decir, di que quieres deshacerte de ese bastardo y lo haré con gusto... solo lo tienes que pedir y yo lo haré realidad.
El menor se colocó encima de su regazo, acercándose más a su rostro.
—Solo... Bésame, bésame y hazme olvidar todo. —el vampiro algo sorprendido sujetó el rostro del castaño entre sus manos—
—¿Estás seguro? Si lo hago... ya no habrá vuelta atrás, nunca volveré a dejarte ir...
—Lo acepto, tómame y no me sueltes jamás.
Takafumi no lo pensó dos veces para apoderarse de los labios de Ritsu en un beso apasionado, pero a la vez cargado de ternura, mientras que el castaño solo se dejaba hacer. El vampiro mordió sus labios, haciendo que el menor abriera ligeramente su boca, dándole acceso a su lengua; ambas comenzaron a juguetear entre sí, mientras Yokozawa lo sujetaba de su nuca para evitar que aquel momento se rompiera. Por desgracia, la falta de aire fue la razón para que sus labios se separaran, solo unidos por un ligero hilo de saliva que conectaba ambas lenguas.
Sus ojos se miraron fijamente por varios segundos, la creciente tensión sexual era innegable, ambos lo querían, lo deseaban. Volvieron a besarse, esta vez el castaño entrelazo sus brazos alrededor de su cuello, antes de jalarlo con el hacia la cama; las manos de Yokozawa se encargaron de desabotonar lentamente su camisa, acariciando cada rastro de piel que quedaba al descubierto. Sus labios abandonaron su rostro, bajando a través de su cuello, lamio, mordió y beso la curvatura de su cuello; se llenó de orgullo al escuchar como surgía su nombre entre los labios de Ritsu en un muy sexy jadeo. Pronto la camisa fue despojada de su cuerpo, siendo arrojada al suelo, Takafumi relamió sus labios al ver como aquellos botones (Ya duros) se elevaban y bajaban en compas con la respiración del castaño.
Hizo caso a su instinto y llevo su rostro hasta su pecho, lamiendo uno de ellos hasta que parecía brillar ante la luz de la fogata, realizo la misma acción con el otro; si bien Ritsu no era virgen, se sentía nervioso por aquella situación gracias a las caricias y los besos de Takafumi. Sus manos temblaron un poco mientras el trataba de deshacerse de la parte superior de su traje, tuvo que ser ayudado por el pelinegro. Ambos ahora estaban con el torso descubierto, sus cuerpos se restregaban tratando de impregnar su aroma en el cuerpo del otro, mientras que sus labios nuevamente estaban en aquella danza que tanto les gustaba. Los ojos del vampiro estaban completamente dilatados, si no fuera por la cordura, habría despojado a su amante de toda prenda que le impidiera apreciar cada rastro de su piel. Pero esta noche no, esa noche la luna seria testigo de una unión llena de amor.
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Al día siguiente fue la luz del sol que recién estaba saliendo y que se asomaba por la ventana el que despertó al castaño, el cual abrió de forma leve sus ojos, queriendo seguir durmiendo por la tiempo, quiso levantarse a correr la cortina pero el fuerte agarre del vampiro, el cual se aferraba a él como si de una salvavidas se tratase se lo impedía.
—Oye... —tratando de remover sus manos suavemente de su cuerpo, pero solo recibió un gruñido como respuesta y este lo abrazó más atrayéndolo a su cuerpo— Solo quiero cerrar la cortina, si no te harás polvo.
El vampiro volvió a gruñir y de forma sorprendente la ventana tapó la luz del sol sin ni siquiera haberse levantado de la cama y sin soltar al castaño. —Ritsu... —murmuró aun adormilado y sin abrir los ojos, el castaño retiró unos cuantos mechones de cabello del rostro del mayor— Quiero que vivamos juntos —confesó abriendo sus ojos, los cuales eran azules, todo lo contrario al color que tenía la noche anterior—
—¿H-Hablas en serio...? —pregunta con sorpresa, con las mejillas levemente sonrojadas—
—Por supuesto, quiero que vivamos los dos juntos, donde nadie nos moleste, formar una familia a tu lado, estar juntos por toda la eternidad... ¿qué dices, amor mío? Sé mi rey y ambos gobernemos las tinieblas y la oscuridad.
El menor permaneció callado por algunos minutos los cuales para Takafumi eran eternos, Ritsu parecía analizar con mucho detenimiento aquel futuro, no sonaba para nada mal, al contrario, le era bastante tentador, dejar al idiota de su prometido y huir de la tiranía de sus conservadores padres, todo aquello parecía una maravillosa utopía que no estaba dispuesto a rechazar por ningún motivo.
Ritsu sujetó con firmeza el rostro del vampiro y besó sus labios de manera apasionada, lo que Takafumi entendió como una respuesta afirmativa a los cual no dudó ni un solo segundo en corresponder, volviendo a dominar al castaño, ambos se miraron de forma cómplice y nuevamente se volvieron a entregar a la pasión y al amor.
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Ritsu había vuelto a su casa después de haber estado con su vampiro por varios días, viviendo una maravillosa y ardiente historia de amor, justo como la de alguna película o un libro de romance paranormal. Ahora estaba en su departamento haciendo sus maletas, dispuesto a dejar al patán que tenía como prometido e iniciar una nueva vida junto al rey de la noche y de la oscuridad, aunque no lo iba a admitir él se encontraba algo asustado, Masamune era una persona violenta y temía por su integridad física, pero ya no había vuelta atrás, de ahora en adelante su prioridad sería su felicidad, aunque eso significara romper las reglas.
Se levantó colocando una mochila en sus hombros que contenía su celular y otras cosas de valor, en sus manos traía dos maletas de tamaño pequeño con la ropa necesaria, se quedó parado frente a la puerta cerrada analizando como sería su estrategia para por fin largarse de aquella casa, tomó aire cerrando sus ojos, ya lo tenía, solo caminaría, abriría la puerta y sin dar ningún tipo de explicación saldría de ahí iniciando así su nueva vida, eso es. Valientemente abrió la puerta y caminó hacia la sala junto a sus maletas, ahí estaba Takano leyendo un periódico, parecía que no lo veía, así que el castaño aprovechó y a toda velocidad se dirigió a la puerta.
Aunque claro, su suerte ya estaba echada y no era para algo bueno.
—¿A dónde demonios crees que vas? —pregunta el otro hombre, sin despegar su vista del periódico pero su voz se escuchaba notablemente molesta—
Ritsu detuvo su andar en seco y juntando todo el coraje del mundo volteó a encarar a Masamune.
—¿Qué no lo ves? Me voy de aquí, estoy harto de ti y de tus malos tratos, no pienso casarme contigo ni hoy ni nunca, no me importa lo que digan mis padres...
Antes de que pudiera volver a darse la vuelta, Masamune lo tomó violentamente de los cabellos azotando su cabeza contra la pared de una forma bastante violenta y agresiva, el castaño aturdido solo cayó al suelo sujetando su cabeza de la cual salía un chorro de sangre, nuevamente trató de ir hacía la puerta pero su intento fue inútil debido a que nuevamente su prometido se le echó encima comenzando a golpear todo su cuerpo con mucha rabia.
—¿Irte? ¿A dónde? Seguro vas de puta con tu amante, ¡¿o no?! Por qué eso es lo que eres, ¡una jodida y maldita puta! Una perra corriente que le da el culo al primer tipo que se le pone en frente.
Takano continuó golpeando el cuerpo de un vulnerable Ritsu, el cual seguía bastante aturdido debido al golpe como para defenderse, pero después de unos instantes el castaño reaccionó, logrando con mucho esfuerzo empujar al mayor lejos suyo y levantarse tratando de correr hacia la puerta, pero un golpe en la cabeza lo dejó inconsciente y tirado en el suelo, había sido Masamune que lo había dejado noqueado con un jarrón, una sonrisa torcida se dibujó en sus labios, jalando al castaño fuera de la casa al mismo tiempo que el celular del castaño sonaba con mucha insistencia, Takano tomó aquel aparato, pero no contestó la llamada, al contrario, con su mano destruyó el celular de su prometido.
Luego como un costal de papas cargó al inconsciente castaño y lo llevó a su auto.
Mientras tanto con el vampiro, Takafumi quedó muy desconcertado al escuchar como el castaño lo mandaba al buzón de voz aunque pronto una fuerte presión en el pecho llegó a él, se sentó en su trono buscando respirar y tranquilizarse, pero la sensación de un mal presagio era mucho más fuerte, cerró los ojos por un momento y aquellos flashbacks donde su pareja moría llegaron a su memoria, pasaran tan rápido cuan película y en ese momento la presión en su pecho cobró todo sentido.
—No... no de nuevo... —sus nervios eran mucho más fuertes, tenía que ir a salvarlo, pero se sentía demasiado débil, como si no hubiera bebido sangre por varios días, pero tampoco se quedaría con los brazos cruzados, tenía ojos en todas partes de la ciudad, así que tendría que mandar a buscar a su castaño—
Esta vez, todo sería diferente.
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Lentamente comenzó a despertar, su cabeza le dolía y todo le daba vueltas, Ritsu se percató que se encontraba en un auto y el conductor no era nadie más que Masamune; trató de gritar y moverse pero se encontraba amarrado y amordazado, al verlo despierto, Takano bajó la velocidad del automóvil.
—Es inútil que llores... estamos en medio de la nada, no creo que tu estúpido amante venga a rescatarte... —dijo burlón, sujetando su cuello con agresividad y acercándolo a él— Eres mío, Ritsu, te guste o no... y si no eres mío, no serás de absolutamente de nadie...
Unas sombras con ojos rojos se asomaron por las ventanas del auto, Masamune al verlos se espantó pero comenzó a acelerar el auto, sin embargo aquellas sombras no dejaban de seguirlo, Ritsu sabía muy bien de que se trataba, no podía permitir que Takano se saliera con la suya, así que rápidamente se acercó a su prometido y con su cuerpo le impidió la vista hacia la carretera; el de cabello azabache molesto lo quería quitar de su vista, pero el castaño seguía insistiendo en impedirle que viera la autopista, las sombras se pusieron a lado del auto y en ese momento fue cuando el auto comenzó a fallar y este estaba a casa de caer a un precipicio, Masamune no tardó en dejar noqueado nuevamente al castaño y antes de que el auto cayera, salió del mismo salvando su vida.
El vehículo cayó junto al castaño que había quedado dentro de él, Masamune veía la escena con una gran sonrisa de satisfacción, una risa maniaca salió de sus labios, finalmente aquella puta estaba muerta, ¡y lo mejor de todo el asunto es que no había ningún testigo! Se dio la vuelta dispuesto de largarse de aquel lugar e irse a festejar con alcohol hasta no recordar ni quien era, pero claro, el destino de Takano Masamune ya estaba escrito.
Una de las sombras que lo había estado siguiendo se paró en frente suyo y esta comenzó a tomar la forma de un chico pálido, de pelo negro y con unos profundos ojos rojos, un neófito que estaba sediento de sangre, que le miró con una sonrisa de maldad, el humano completamente asustado trató de escapar de aquella monstruosa criatura, pero completamente en vano el vampiro a una velocidad que parecía inhumana, le acorraló y se le echó encima mordiendo el cuello; Takano solo pudo gritar con horror hasta que sus cuerdas vocales le dejaron de funcionar, viendo como su vida se iba después de haberse creído ganador.
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A la mañana siguiente el cuerpo de Takano Masamune fue encontrado sin vida completamente seco y sin una gota de sangre, en su cuello solo había una marca de mordida pero no había ninguna huella de animal que diera una resolución a aquella extraña muerte; también se encontró el auto del fallecido completamente hecho pedazos, pero no había ningún rastro del castaño que venía con él.
La familia Onodera abrió una investigación aunque en vano, pues toda aquella escena del crimen estaba completamente limpia pues no había ningún rastro del asesino de Masamune y mucho menos del paradero de su hijo.
Las estaciones pasaron y finalmente decidieron cerrar aquel caso, Ritsu seguía como desaparecido, tal vez él había muerto en aquel accidente y alguien solamente recogió su cuerpo, no se sabía.
Nuevamente era invierno, los días eran cortos y las noches más largas, el castillo de aquel vampiro seguía en las profundidades del bosque, aunque ahora el rey Yokozawa ya no se encontraba solo.
Una silueta veía la naturaleza por la ventana, colocó una de sus manos sobre la ventana, su piel era bastante pálida, tenía unas uñas bastante largas y filosas que estabas pintadas de un esmalte color rojo profundo, el anillo de compromiso que tenía en su dedo anular, de color negro con una piedra preciosa roja contrastaba a la perfección con él, una mano más grande se entrelazó con la de él y con la otra mano acarició su vientre abultado.
—¿Todo bien, mon chéri? —preguntó cerca de su oído, acto seguido besó su hombro con delicadeza—
—¿Por qué no lo estaría?
—Te veo tenso...
—Solo estoy nervioso por nuestra boda, eso es todo, no extraño mi vida anterior...
Takafumi sonrió besando con cariño a su hermoso y embarazado prometido, el chico correspondió.
—Te amo, mi amado rey Ritsu.
El castaño que anteriormente tenía ojos verdes, ahora los tenía de un tono rojo bastante llamativo, sonrió ampliamente mostrando sus colmillos, se veía realmente hermoso.
—Y yo te amo a ti, querido Takafumi.
Fin.
¡Holaaa! Después de mucho tiempo, he revivido del hiatus después de un largo año sin haber actualizado jsjsj, aunque no fue con una nuevo episodio, fue con este no tan pequeño one-shot que intenté hacer para quitarme el bloqueo, los cuál no funcionó ya que lo empecé en octubre y hasta ayer lo terminé xd
En fin, quiero dedicarle este fic a una persona especial, yokojandro, sé que estás leyendo esto, Muchas gracias por este año de amistad, por soportar mis locuras e ideas espontánea y como mañana también será su cumpleaños, le dedico esta pequeña parte de mi corazón, te amo mucho mucho 💖💖💖💖🥺
También quiero agradecer a mi amiga FernandaMorales147 por ayudarme por la parte del lemon ya que yo no sé hacer esas cosas jsjsj, te quiero mucho Fer, gracias por soportarme tanto años xd
En fin, si les gustó dejen voto y comenten y tal vez les traiga un epílogo con la boda :3
Y como no tengo nada más que decir, me despido
Nos leemos
¡Bye!
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