"DOCTOR"


Me dejaron hueca y vacía.

—Señora, tiene una visita.

—¿Quién es?

—Dice que es su padre, se llama Eusebio Rubio.

—Dígale que me llame por teléfono de recepción, fui muy clara al decir que NO quiero visitas.

—Sí señora, disculpe usted.

Acerco el auricular a mi oido. 

—Papá. 

—Hija, porque no me dejas estar contigo, no tienes porqué estar sufriendo sola, déjanos estar a tu lado, aquí está Dai a mi lado, está sufriendo como tú, no le hagas esto, él tiene derecho a compartir contigo su pérdida, no seas cruel hija.

—¿Ya terminaste tu discurso, padre? no necesito la compasión de nadie, puedes irte por donde llegaste. Quiero estar sola, yo te buscare después, vete a tu casa, no es necesario que te quedes, no te voy a recibir.

—Está bien hija, solo recuerda que "Te Amo".

—Nunca lo he olvidado padre.

Nunca tendré un pedacito de mi ser, que me diga "Mami" no sólo lo perdí a él, no tendré más hijos.

Pasan las horas y yo en silencio con mis pensamientos, llorando por dentro.

Entra la enfermera Susan.

—Señora ¿Cómo se siente?

—Necesito saber si la otra mujer que trajeron después de mí... ¿Nació su hijo?

—¿Señora?

—Solo responda si lo sabe ¿O quiere que le llame al Doctor para preguntárselo a él?

—No es necesario, él bebé se encuentra en la incubadora, se le practicó cesárea a la mujer, el parto fue antes de tiempo, pero él bebé da muy buenas expectativas.

—Solo le pregunté por él bebe, no por la mujer, ya se puede retirar.

—Señora, más tarde regreso aplicar un medicamento.

—Haga lo que tenga que hacer, no me importa, solo hágalo y si estoy dormida no me despierte. Susan.

—¿Si?

—Gracias.

—De nada señora.

Que buena noticia saber que su hijo si sobrevivió, era más grande que mi hijo, pido por su salud, por su fortaleza. Yo no quise hacerle daño, solo protegía a mi hijo y no lo hice.

Ya no sé si es un sueño o estoy con mamá de nuevo, siento paz y amor, alguien acaricia mi cabello, pero tengo mucho sueño para descubrirlo y mejor duermo.

—Señora Victoria ¿Cómo amaneció? ¿Cómo se siente hoy? ¿Lista para ir a caminar? Veo que ya se dio un baño usted sola.

—Sí, cuando me diga vamos.

—Primero el desayuno Sra.

—No tengo apetito.

—Entonces no podemos salir.

—¿Que me trajeron?

—Fruta con yogurt y gelatina.

—Solo dame la fruta.

—Debe tratar de comer todo o al menos el yogurt.

—Déjalo aquí, veré si puedo comerlo.

—Señora, no sé cómo sucedió su pérdida, ni por qué su reacción con su esposo, pero siento que debo decirle que el señor no se ha ido de la sala de espera, no ha comido, solo bebe agua y café,  pregunta seguido por usted.

—Dígale que se vaya, que no voy a verlo, que busque a su hijo, a su mujer,  que a mí me deje en paz.

—Señora yo... 

—Solo váyase, déjeme en paz usted también.

Trato de comer la fruta...Le doy una mordida a cada una, uvas, fresas, kiwi, lentamente siento como llegan a mi estómago "vacío". Quiero salir de aquí, necesito ir a caminar.

Pasa una hora y suena el teléfono ¿Sí? 

—Amiga estoy en recepción,  permite que me dejen pasar.

—Mónica, pásame a la recepcionista.

—Dígame señora.

—Deje pasar sola a Mónica por favor.

Entra corriendo a abrazarme.

—Lo siento, lo siento mucho, esto no debió pasar, sabes que estoy con ustedes, que siempre vas a contar conmigo, dime ¿Qué puedo hacer por ti?

—Nada, no puedes hacer nada.

—¿Estás bien amiga? Pensé que estarías destrozada, yo soy testigo de cuánto amaban a su hijo, te veo tan seria, no te hagas la fuerte conmigo, llora, yo no diré nada.

—Sí amiga lo sé, pero no tengo más lágrimas que derramar, estoy seca, solo te pediré que no vuelvas a hablar de mi hijo en tiempo pasado, él vive y vivirá para siempre en mí. Acompáñame a caminar ¿sí?.

—Si amiga, ¿Ya te permitieron salir?

—No seas tonta, no me voy a salir sin permiso, claro que sí... Discúlpame por lo de tonta, no debí decirlo. Si quieres irte lo entenderé, ahora no puedo ser buena compañía para nadie.

—No te dejaré amiga, no te preocupes.

—Vamos a la sala, por favor. Solo si llegas a ver a Dai detente, no quiero verlo.

—Como usted diga mi hermosa amiga.

Al pasar por las habitaciones pasamos también por los cuneros, no me atreví a detenerme para conocer a su hijo, no podría verlo, no podía evitar pensar en el mío.

—Ya estamos en la sala Vicky y no está Dai.

—Excelente, me llevas afuera por favor.

—No podemos salir del hospital Victoria.

—Lo sé, solo acércame al estacionamiento, quiero ver algo. Solo eso.

Veo a través de la puerta de cristal a Dai, saliendo del elevador del estacionamiento con una mujer, con una bata de "DOCTOR", se la quita y se pone una camisa y un suéter. Caminan hacia la entrada y pido me de vuelta al lado del pasillo, donde no nos vea.

De allí lo vemos pasar, acercarse a recepción, y retirarse a una habitación, la 132 le dijeron.    

—¿Mónica es el número de mi habitación?

—No Vicky, no es la tuya.

—Lo supuse, vamos al jardín, allí caminaré.

Me retiro una franela de las piernas y me pongo de pie del brazo de Mónica, caminamos alrededor del jardín, le pedí su ayuda para quitarme las pantuflas y sentir el césped en mis pies descalzos.

¡Sí! ...Que placer volver a sentir la humedad, el viento en mi cabello, el olor de las flores, mi hijo me acompaña con mi madre, es la misma sensación de mi sueño.

No sé si lo fue, o fue una realidad, solo sé que siento una enorme paz.

Comienzo a dar vueltas y sentir el viento jugando conmigo, la brisa en mi piel... 

—Ven Mónica, baila conmigo, siente la naturaleza, el poder de la vida eterna.

—¡Amiga me asustas!

—No estoy loca, si es lo que piensas, solo te invito a sentir, pero si no quieres déjame seguirlo haciendo sola.

Vuelta y otra, una más, y me detengo algo mareada, que belleza sentir... Vivir.  Veo hacia arriba a las habitaciones especificamente como si algo me forzara a voltear, y lo veo allí con su hijo en brazos, mirándome, aparto la mirada de él y continúo mi baile, camino alrededor de las flores y huelo cada una a mi paso.

—Ya es suficiente por hoy, vámonos a la habitación. 

Ella me mira extrañada pero nunca permitiría que su opinión me impida vivir y disfrutar mis locuras. No olvidaré esa sensación de tener a mi hijo en mis brazos, pisaré descalza el césped cuantas veces lo desee.

Al entrar a la sala y subir al elevador nos encontramos con Melanie, la veo fijamente a los ojos, serena. Al tiempo que me habla con su tono de voz altanera...

—Tú eres una desgraciada, casi matas a mi hijo, y mira nada más lo que me hicieron por tu culpa... —Se levanta la bata de hospital y me enseña su cesárea vertical. —Ahora tendré esta horrible cicatriz, que espero que la tengas tú también, te felicito por la pérdida de tu hijo, ya me entere.

Mónica le grita: 

—¡Cállate! mujer loca desquiciada, estúpida, tú eres una asesina, tú eres la responsable de la muerte de su hijo, ojalá te pudras en la cárcel con todo y tu hijo.

—¡Basta Mónica! Deja que hable esta pobre mujer. ¿Tienes algo más que decirme? Te doy la oportunidad ahora, no te la daré dos veces.

—Sí, que Dai se quedará conmigo y su hijo vivo.

— Aja, ¿Algo más importante que decirme Melanie?... Mónica me ve con ojos de asombro, creo no entendía mi serenidad.

—No, no tengo nada más que decirte, solo que perdiste.

—Ahora me escucharas a mí, yo no perdí absolutamente nada, tengo un hombre que antes que a nadie, "Me ama", "soy su luz al despertar en mi cuerpo desnudo y soy su oscuridad al dormir".

Él duerme conmigo, besa a su hijo, le canta todas, todas las noches, todas las mañanas, un hombre que me hace gritar, gemir, sudar de placer cuando hacemos el amor, un amor que estoy segura nunca te lo ha hecho a ti, y tú nunca le has hecho sentir placer, porque simplemente no te ama, mi hijo está conmigo, para siempre en mi alma, así como el amor de su padre, para siempre estará conmigo, pero a mi lado no lo necesito, no lo quiero, así que trágate tus palabras, cumple como mujer y madre,  tal vez algún día puedas conocer a otro hombre que se enamore del monstruo que llevas dentro de ti, y se expresa por fuera, porque Dai y su amor siempre serán solo para mí, como el mío sólo para él. Tú solo te le metiste en su cama una sola vez y te embarazaste para comprometerlo, aún sabiendo que vivía conmigo, que me ama a mí.

Al tiempo siento las manos de Dai en mis hombros,  no tuve la fuerza de voltear a mirarlo. 

—Sí Victoria, mi amor es para siempre tuyo, "Mi vida" eres mi amor infinito, mi Ai.

—Vámonos Mónica por favor. No soportaría verlo y no dejarlo a mi lado para siempre.

—Espera, tengo que hablar contigo mi amor.

—No tengo nada que escucharte decirme, no hay nada más entre tú y yo, Te Amo y te amare, pero necesito estar sola.

—¿Y nuestro hijo Victoria?

—Te mandaré avisar cuando será el funeral.

—No me hagas esto mi vida, por favor, quiero estar contigo, con él.

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