CAPÍTULO 24: CONFESIONES

N/A: Muchas gracias por leer y comentar... Este capítulo es muy especial, es algo que tenía planeado desde hace mucho y estaba deseando escribirlo... ¡Espero que os guste!


CAPÍTULO 24: CONFESIONES

Blaine y Sebastian llegaron a su apartamento después de la cita doble. Sam había acompañado a Vanessa a la residencia de la Universidad de Columbia, donde ella vivía y decidieron darles un poco de tiempo a solas una vez que ya se habían conocido algo. La pareja dejaron sus abrigos en la entrada y se dirigieron dentro. El moreno iba a ir directamente a la habitación pero el castaño lo agarró de la mano y lo llevó al salón. El ojimiel estaba intrigado pero se dejó llevar, fuera lo fuese lo que quería el otro, confiaba en él.

— Tenemos que hablar. — El más alto comentó mientras se sentaba en el sillón. Su novio se sentó a su lado y apoyó su cabeza en el hombro de su amado.

— ¿De qué quieres hablar? — Anderson estaba intrigado, intuía lo que su pareja quería hablar y él estaba deseando escucharlo.

— De François. Tienes que saber... — El ojiverde comenzó a hablar pero fue interrumpido con un beso en sus labios.

— Llegamos al acuerdo de no hablar de nuestros pasados. No tienes que explicarme nada si no quieres. Los dos tenemos un pasado que no podemos borrar, pero que nos ha hecho llegar hasta donde estamos. Sin François, sin Kurt, sin los demás... Tú y yo no estaríamos aquí sentados, juntos. — El más bajo comentó con una sonrisa mientras se movía para pasar el brazo sobre el hombro de su novio y así acariciar su pelo.

— Quiero contártelo... Tal vez así entiendas muchas cosas... — Smythe comentó, dejando que las caricias de su novio lo relajaran. Un sentimiento cálido que hizo que se diera cuenta de que el otro no se marcharía, que estaría a su lado porque se amaban y nadie podría romper eso.

— Te amo, no importa lo que hicieras en el pasado. No tengo nada de lo que quejarme de nuestro presente, no me has hecho daño nunca y eso es lo que realmente me importa. Si quieres contármelo, yo te escucharé, pero quiero que sepas que sea lo que sea, no va a cambiar la manera en la que te amo. — Blaine decidió tranquilizarlo y escuchar lo que el otro tuviera que decirle...

Flashback

Sebastian acababa de cumplir quince años y vivía en Paris. Su vida había sido feliz a pesar de que habían ido a vivir a la capital francesa tres años antes y el cambio fue difícil. Sin embargo, se había adaptado a la ciudad del amor y de la luz. Allí fue donde decidió salir del armario, un paso duro que resultó mejor de lo que esperaba. Sus padres lo apoyaron en todo lo que pudieron e incluso buscaron información para tener una charla sobre sexo apropiada para su nueva realidad. Eso fue incómodo para el castaño porque esas conversaciones eran incómodas y, en su caso, llegó a tener dos, una heterosexual antes de salir del armario y otra gay.

Una tarde, paseando con unos amigos, vio a un chico que, para él, era la perfección personificada. Era un poco más alto que él, algo difícil de encontrar. Tenía unos ojos marrones oscuros que le daban un aire de misterio. Su melena lisa y morena estaba un poco larga con el corte de moda de ese momento. Llevaba pantalones vaqueros algo caídos, dejando ver parte de su ropa interior, unas converse de la marca más conocida y una sudadera con capucha en azul y verde. Sin embargo, el joven Smythe era demasiado tímido para acercarse a ese joven tan apuesto para él.

Una semana después, fue la fiesta de cumpleaños de uno de sus mejores amigos allí. No era algo alocado y desenfrenado, era algo en lo que la familia de su amigo estaba presente. Además, era el momento en el que el hermano del cumpleañero presentaría a su novia a todos. La casualidad quiso que ésta fuera acompañada de su hermano, el chico misterioso que había llamado la atención a Sebastian.

Los dos estuvieron toda la noche hablando y el castaño juraba que estaba coqueteando con él. Se sentía bien ante tantas atenciones, creía que las cosas iban por el buen camino y tal vez estaba ante el amor de su vida. Al menos, eso era lo que su corazón le decía en ese momento, latiendo frenéticamente cada vez que el otro se acercaba más de la cuenta o lo tocaba inocentemente.

A partir de ese momento, François y Sebastian se hicieron inseparables. Era un secreto a voces que ambos coqueteaban e intentaban conocerse mejor. Cuando estaban a solas, se robaban besos y caricias. No eran pareja oficial pero lo parecían.

Una noche, los dos estaban en la habitación del francés, besándose y disfrutando de su tiempo a solas. No había nadie más en la casa y François quería aprovechar ese momento. Por eso, las caricias se volvieron más pasionales y los besos más desesperados y ambos empezaron a perder ropa. Sebastian no estaba del todo seguro de que quería eso, de que era así como quería perder la virginidad, pero tenía vergüenza de confesarlo, se sentía como un niño pequeño.

Después de que terminaran su encuentro, no se sintió tan mal. Lo había disfrutado, el moreno había intentado que se sintiera especial y se había asegurado de que él también llegara al orgasmo. Todo parecía bien y sentía como si hubiera avanzado a un nuevo nivel de su relación.

Sin embargo, lo que Sebastian no había podido prever era que todo cambiaría entre el francés y él. Fran ya no se mostraba cariñoso con él y cualquier momento que conseguían pasar a solas era para tener sexo. Ya no había besos robados en momentos inesperados, ya no había caricias dulces que sólo buscaban demostrarse su amor. Todo se había transformado en dos amigos que tenían sexo cada vez que podían.

Lo peor para Smythe fue enterarse de que no era el único amante de François. Descubrió que había, al menos, dos más. Eso terminó por romper su corazón. Se sintió traicionado, sintió que habían jugado con él. Por eso decidió enfrentarse al moreno. Acabaron discutiendo y una frase marcó para siempre la vida del americano.

"¿Crees que alguien puede amarte? Eres mediocre en la cama y eso es lo único que puedes ofrecerle a los demás. Nadie te va a aguantar tanto como lo hago yo. No entiendes que eres un niñato egoísta y caprichoso que pide a los demás demasiado. Nadie va a querer estar contigo más allá de una noche de sexo. ¡Nadie!"

Esa fue la última noche que vio a su primer amor. Sin embargo, le había dañado el corazón de manera tan grave que su presencia lo perseguiría durante años.

Fin del flashback

— ¡Oh, mi amor! — Blaine dejó de acariciar el pelo de su novio y lo acomodó en su pecho para acariciarlo dulcemente por todo el cuerpo. Era la segunda vez que lo llamaba "mi amor" pero sentía que era necesario hacerlo en ese momento.

— Ese es el motivo por el que dejé de ser un chico inocente que creía en el amor y pasé a ser un chico que se acostaba con cualquiera que estuviera dispuesto a aceptarlo durante una noche. — Sebastian explicó dolido.

— Yo tengo muchas cosas que decir, si me permites. — El moreno comentó y su pareja sólo asintió. — Primero, debo decir que eres fantástico en la cama. No puedo saber si siempre lo has sido o has ido mejorando con la práctica, pero quiero que sepas que eres un gran amante. Lo segundo que te voy a decir es que no creo que seas egoísta. Alguien egoísta no habría preparado una cita doble para que dos de sus amigos se conocieran con el pensamiento de que sean felices juntos. No eres caprichoso. Sabes lo que quieres y pones todo tu esfuerzo para conseguirlo, pero sabes retirarte cuando te das cuenta que no lo vas a conseguir. Lo que pasó entre nosotros cuando aun estaba con Kurt lo demuestra. Además, si fueras simplemente caprichoso, después de haberte acostado conmigo, me habrías dejado. Tercero, no creo que deba decirlo pero me conquistaste durante más de una noche y sin que siquiera nos acostáramos juntos. Eres alguien maravilloso que ha pasado años luchando para ocultar esas partes que supuestamente lo hacían débil. Pero no eres débil, eres alguien que ama con toda su alma y, aunque te cuesta entregarte, cuando lo haces es sinceramente.

— Lo sé... Eso me lo has enseñado tú... Contigo he vuelto a ser quien era... Por eso mis padres te adoran, saben que me has transformado en quien era antes de François... — El castaño se incorporó, rompiendo el abrazo, y besó a su novio de forma suave y dulce, agradeciéndole todo lo que había hecho por él en esos meses.

— Supongo que ahora conozco el motivo por el que te costó tanto que estuviéramos juntos. Ya tengo la explicación de por qué siempre has creído que me merezco alguien mejor... Sin embargo, el tiempo ha demostrado lo equivocado que estabas. — Anderson besó la frente de su pareja. — Los dos hemos curado al otro.

— Te amo.

— Te amo.

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