CAPÍTULO 23: EL PLAN DE KURT

CAPÍTULO 23: EL PLAN DE KURT

Sebastian llegó malhumorado a su apartamento y su gesto de enfado sólo desapareció cuando vio a Blaine esperándolo viendo la televisión. Por malo que hubiera sido su día, el amor de su novio era capaz de disipar cualquier negatividad que albergara su vida. En ese lugar, entre los brazos de su pareja, era él mismo, ese joven inseguro que amaba y temía ser dañado. No había duda de que el moreno sacaba lo mejor de él y no tenía ninguna intención de que dejara de ser así.

El estudiante de NYADA le devolvió la sonrisa, mostrando que estaba tan enamorado o más que el castaño. Sus ojos color avellana brillaban con intensidad, de esa manera única e inigualable que sólo se producía cuando lo miraba a él. Antes de que se pudiera levantar para darle la "bienvenida", el ojiverde se sentó a su lado en el sillón y lo abrazó con fuerza.

- ¿Qué ocurre? - Anderson conocía demasiado bien a su novio y sabía que algo no iba bien, por lo que estaba preocupado.

- He tenido un día horroroso. - El más alto susurró escondiendo su cara en el cuello de su amado, aspirando su aroma para calmarse. Ese era su hogar, los brazos de su pareja. - Las clases no han sido las mejores y, además, dos chicos se han puesto algo pesados intentando conquistarme... Sé que soy irresistible pero no estoy en el mercado. Tengo dueño y es el mejor de todos.

Las manos de Blaine recorrían la espalda de su novio con amor para consolarlo. Se sentía especial gracias a su novio. Todavía le costaba entender que tenía tanta suerte de que el otro fuera tan atento con él.

- Gracias. - Las palabras del moreno fueron pronunciadas como si no hubiera necesitado mucho tiempo para pensarlas.

- ¿Por qué? - Sebastian lo miró con el ceño fruncido, realmente desconocía el motivo por el que su novio le agradecía algo.

- Por contarme estas cosas, confiando en mi confianza en ti, por ser fiel a pesar de todas las tentaciones, por amarme como lo haces. - Los dos se besaron de manera más que pasional. Un gemido se escapó de los labios del ojimiel.

- Te amo y nada va a cambiar eso. - El castaño lo volvió a besar y la pareja volvió a perderse en su intimidad, como cada día desde que vivían juntos. No se cansaban el uno del otro porque su amor era fuerte y se necesitaría más que dos prepotentes proyectos de abogado para romper su unión.


Sebastian y Blaine se estaban preparando para una cita doble. El castaño había conocido a una chica en clase de Derecho Romano y había pensado que sería perfecta para Sam. No sabía por qué pero creía que serían una gran pareja ya que ella era simpática, alegre, con un gran corazón y algo inocente (aunque mejor estudiante que el rubio, ya que ella estaba en una de las mejores universidades del mundo).

Los dos estaban de acuerdo con la "cita a ciegas" pero se habían mostrado algo inseguros sobre salir ellos dos solos ya que no se conocían, por lo que la pareja se había ofrecido para organizar algo para los cuatro y así facilitar las cosas.

- Aun no sé por qué haces ésto... Quiero decir... ¡Es genial! Me alegra que te preocupes por los demás pero... Es tan diferente al Sebastian que conocí en Dalton... - El moreno comentó mientras ajustaba la corbata que su novio se había puesto, ya que iban a un restaurante elegante.

- Negaré que he dicho ésto pero... Sam es también mi amigo y quiero que sea feliz... Quiero decir... No somos tan amigos como lo es de ti pero... Me agrada... - El ojiverde no sabía como explicarlo. No quería perder su "máscara" de chico frío pero Evans había sido muy amable con él desde el momento en el que empezaron a encontrarse por la relación de ambos con Anderson.

- Wow... Sé que Sam y tú sois amigos... Algo que me alegra porque os quiero demasiado a los dos como para soportar ver que os odiáis. Pero... No sé, me gusta descubrir nuevos lados tuyos... Sobretodo si son tan tiernos y adorables como éste. - La sonrisa del ojimiel era inmensa y besó la mejilla del otro con dulzura.

- Blaine Devon Anderson... ¿Qué estás haciendo conmigo?

Los dos rieron mientras cogían sus llaves, teléfonos móviles y carteras para ir a buscar a sus amigos.


La cita doble estaba siendo maravillosa. Vanessa resultó ser una chica perfecta para Sam y la conexión entre ellos fue instantánea. La joven era realmente hermosa, con su larga melena castaña que normalmente era lisa pero para esa cita había usado unas planchas para hacerse unas ondas. Sus ojos, grises, adornados con unas largas pestañas resaltaban gracias al maquillaje discreto pero efectivo que se había aplicado. Su vestido era sencillo y elegante, insinuaba más de lo que enseñaba pero con su cuerpo tan perfecto era difícil que no llamase la atención. La conversación entre los cuatro era agradable y fluída, como si fueran amigos de toda la vida. Todo era fantástico hasta que alguien los interrumpió.

- ¿Sebastian? - Un chico alto, moreno y de ojos marrones se acercó al aludido que lo miró entre asustado e incómodo.

- François. - Smythe respondió de manera distante.

- Antes me llamabas "Fgan"*... - El recién llegado comentó dejando notar su fuerte acento francés.

- Hace años que no nos vemos... No tenemos ninguna relación. - Blaine nunca había visto a Sebastian tan borde, seco y arisco, ni siquiera con Kurt. Estaba intrigado, no sabía quién era esa persona pero algo le indicaba que era algo más que una antigua amistad.

- "Pego" tú y yo nos lo pasábamos bien. - El moreno dijo mientras ponía una de sus manos en el hombro del castaño.

- Eso fue en el pasado. Ahora tengo novio y... Yo... - El ojiverde titubeó, no sabía qué decir.

- Eso no tiene nada que "veg". - François añadió. - "Siempge" podemos "teneg" un "tgío"... O tal vez tú y yo "podgíamos" "teneg" "nuestgos" "encuentgos" "pgivados".

- Soy una persona fiel. Cuando me enamoro no busco a nadie más. - Smythe aclaró de mal humor.

- "Siempge" fuiste un "gomántico"... - Tanto Sam como Blaine se miraron y se sorprendieron ante esta aclaración. No es que el novio del segundo no se hubiera mostrado romántico con él, lo que les resultaba raro era que lo hubiera sido antes con otra persona. - Tal vez él si "quiege" "estag" conmigo... Tal vez es buen amante... ¿Quién es? ¿El "gubio"? - El francés se acercó a Evans, que rápidamente pasó su brazo sobre los hombros de Vanessa mientras negaba con la cabeza, por lo que se volvió hacia Anderson. - ¡Oh! "Mon amour", es tan adorable.

Nadie dijo nada mientras Fran estaba observando a Blaine con intensidad, como si quisiera que lo que estaba imaginando se hiciera realidad y su imaginación fuera cualquier cosa menos inocente. Sebastian se levantó y se colocó frente a él.

- Será mejor que te vayas. Te dije hace años que no quería volver a verte y eso sigue siendo cierto.

El francés se fue y todos se relajaron un poco. La tensión que se había instaurado entre ellos era casi palpable y tardaron varios minutos en volver a sentirse cómodos. Por suerte, esa interrupción no cambió esa complicidad que Vanessa y Sam sentían y todo fue mejorando. Blaine sujetó la mano de su novio por debajo de la mesa. No sabía quién era François pero sabía que era alguien que había dañado a Sebastian. Eso era suficiente para que él lo odiara, aunque estaba totalmente intrigado. No habían hablado de los ex del castaño, no lo consideraban importante. No dejarían que los fantasmas del pasado les estropearan la relación, pero el moreno empezaba a sospechar que tal vez él no era el único que tenía problemas con algo que le había ocurrido antes de ser novio del ojiverde. Sin embargo, sabía que el ojiverde era demasiado reservado con su vida privada y que probablemente no obtendría respuestas a las preguntas que tenía en ese momento. Sin embargo, no le importó. Sabía que Smythe lo amaba y era todo lo que necesitaba para ser feliz. Confiaban el uno en el otro, eran fieles, sinceros y eso no podía verse dañado por cosas que no podían cambiar y que, de una manera u otra, habían conseguido que estuvieran juntos.


* Para plasmar el acento francés de François, he cambiado las r por g.

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