CAPÍTULO 22: NYADA

CAPÍTULO 22: NYADA

Sebastian y Blaine se despertaron el primer día de clases. Estaban ilusionados por el futuro y no podían esperar para empezar con su formación. Desayunaron juntos y se vistieron a la vez entre besos y miradas cómplices antes de salir del apartamento. Finalmente, se despidieron en una esquina a dos manzanas de su apartamento ya que ahí era donde sus caminos se separaban.

El moreno siguió caminando, apenas eran diez minutos hasta NYADA. Su novio tenía algo más de camino pero tampoco era mucho, podía ir caminando perfectamente. Al llegar al edificio donde estudiaría, Rachel y Kurt lo vieron entre la multitud.

– ¡Blaine! – La castaña lo saludó mientras se acercaba.

– ¡Hola! ¿Qué tal el verano? – El ojimiel preguntó.

– Si soy sincera, hemos estado muy ocupados con el grupo... ¿Quién iba a pensar que tendríamos tanto éxito? – La joven explicó.

– Me alegro mucho. – Anderson sonrió educadamente.

– ¿Y que tal tú? – Berry lo agarró del brazo y los dos caminaron por los pasillos. Hummel se dio prisa para seguirlos.

– Fantástico, Seb y yo hemos estado conociendo la ciudad.

– ¡Oh! ¡Seb! ¡Qué tiernos!... ¿Algún problema en la convivencia? – Rachel quiso saber mientras Kurt estaba atento a la conversación.

– Nada fuera de lo normal. No te diré que no hemos discutido porque es algo normal... Pero no ha habido noche que nos hayamos ido a dormir enfadados y eso es un alivio. Estamos muy bien, la verdad. – Blaine informó con una sonrisa enamorada.

– Espero que no tengáis problemas. – La castaña dijo sinceramente, ganándose una mirada desagradable de su mejor amigo. – Te mereces ser feliz... ¡Y triunfar en NYADA y Broadway!

Blaine entró en su apartamento con una sonrisa en la cara al ver a Sebastian de espalda preparando la cena. Después de todo el día separados, no podía pensar en nada mejor que disfrutar de lo que quedaba de día con la persona a la que amaba.

– Hola. – El moreno se acercó a su pareja y lo besó en la mejilla mientras el seguía cocinando.

– Hola. ¿Qué tal el día? – El castaño se volvió para reclamar un beso en la boca. El ojimiel sonrió y juntó sus labios de forma suave.

– Muy bien, aunque Rachel puede ser un agobio si se lo propone. Menos mal que no comparto clases con ella o realmente me volvería loco. ¿Y tu día? – El más bajo se sentó en una de las sillas de la mesa para ver a su pareja.

– No ha sido gran cosa. Es un lugar muy competitivo y las personas no están muy dispuestas a conocer gente. Supongo que es lo normal. – El ojiverde se encogió de hombros mientras seguía con su tarea.

– Seguro que con el tiempo todos os relajáis... De todos modos, NYADA es igual. Yo porque conozco a Kurt y Rachel, si no tampoco tendría nadie. – Anderson intentó animarlo.

– Hablando de Kurt... ¿Qué tal con él? – El más alto se volvió y miró a su pareja con la ceja levantada.

– ¿Estás celoso? – El moreno preguntó sorprendido.

– Blaine... – Smythe dejó el cuchillo con el que estaba cortando un tomate y se volvió hacia su novio. – Entiendo que tenéis muchos amigos en común y sé que voy a tener que verlo mucho pero... No me gusta que pase tiempo contigo sabiendo que sigue enamorado de ti... Mucho menos si yo no estoy a tu lado.

– Sebastian... – El ojimiel se levantó y se puso frente a él. – Te amo a ti y él sólo es... ¿Un amigo? Ni siquiera estoy seguro de que pueda tener esa etiqueta... No he hablado con él de nada importante desde que intentó que rompiéramos en los ensayos para los Regionales. Vamos a tener que verlo cuando quedemos todos juntos y además lo veré en NYADA, pero nada más. Nos sentamos juntos en clase y hablamos de cosas relacionadas con las asignaturas... Nada más... Durante todo el día he estado deseando volver a tu lado.

El más bajo lo besó con pasión para mostrarle que sólo lo amaba a él y que no tenía nada que temer. El castaño rompió el beso con una sonrisa.

– Prepara la mesa, la cena casi está lista... Pero te aseguro que lo mejor de todo será el postre. – Anderson rió por el comentario de su novio mientras éste le guiñaba el ojo. Su primera vez juntos había roto muchas barreras y por fin confiaban plenamente el uno en el otro. Durante esos dos meses habían conseguido eliminar gran parte de los miedos de Blaine. Todavía tenía pesadillas alguna noche pero no eran muy frecuentes. Había cosas con las que tenía problemas como que le impidiera mover los brazos o que fuera demasiado dominante pero había otras muchas que habían conseguido compartir y disfrutar. Smythe era consciente de eso y le alegraba que su novio le hubiera entregado tanto, sólo esperaba poder hacerlo feliz a cambio.

Blaine y Sebastian estaban con todos sus amigos en una discoteca de Nueva York. Celebraban que por fin todos estaba allí. Junto a ellos, Santana y Brittany, que volvían a ser pareja, Sam, Artie y Mercedes, que compartían un apartamento no muy lejos del de Anderson y Smythe y Rachel y Kurt.

Todos estaban divirtiéndose mientras bebían y bailaban. Hummel estaba distante con la pareja y apenas había hablado con ellos, se centraba más en pasar tiempo con sus dos mejores amigas.

– Voy al baño. – El castaño le informó a su novio, que asintió antes de darle un beso en los labios y guiñarle un ojo.

– No tardes mucho. – El moreno lo volvió a besar con más pasión. Al ojiverde le divertía lo cariñoso y empalagoso que se ponía el otro cuando había bebido de más.

Sebastian se alejó mientras su novio se quedó con sus amigos. Estaba a punto de entrar al aseo cuando alguien lo agarró del brazo.

– Hola, guapo. – El desconocido lo saludó. Era un chico guapo y se notaba que iba mucho al gimnasio. Era rubio y tenía los ojos azules. Era ese tipo de chicos con el que él habría disfrutado sin dudar hacía meses, pero que en ese momento los quería lo más lejos posible.

– Si me disculpas... – El castaño quería alejarse de él lo antes posible.

– ¿Quieres que te acompañe? – El rubio preguntó.

– No. Tengo novio y estoy muy bien con él. – El ojiverde intentó irse pero el otro lo sujetó del brazo.

– Parece que tu novio está muy bien acompañado. – El desconocido comentó. Smythe dirigió su mirada hasta donde estaban sus amigos y vio que Blaine estaba riéndose de alguna broma o imitación de Sam.

– Es su mejor amigo... Heterosexual, por cierto. Son como hermanos... Y yo no sé que hago dándote explicaciones. He dicho que no y no va a pasar nada. – Sebastian intentó alejarse de nuevo pero el otro otra vez lo retuvo. Puso sus ojos en blanco, desde luego que el chico era molesto.

– No tiene por qué enterarse, yo no se lo diré si tú no se lo dices.

El castaño estaba cansado de esa conversación, él sólo quería ir al baño cuanto antes para volver al lado de su amado. Su mirada se cruzó con la de Santana que lo miró con el ceño fruncido. El ojiverde le hizo un gesto suplicante y segundos después, ella llegó a su lado junto a Sam y Blaine.

– ¿Va todo bien por aquí? – La latina preguntó con los brazos cruzados, escoltada por sus dos amigos.

– No. No me deja ir al baño. – Smythe informó algo preocupado porque no quería que su novio se enterase. Temía como se tomaría la situación.

– Mi amor. – El moreno comentó sorprendiendo a su pareja. Nunca lo había llamado así, no eran de ese tipo de personas que se dedicaban motes cariñosos y cursis. – Vamos juntos.

El ojimiel agarró la mano de Sebastian y lo acompañó al baño. Una sonrisa presuntuosa se dibujó en la boca del castaño. Cuando los dos estaban a solas, agarró la cintura de su novio y lo miró a los ojos.

– ¿Alguien está celoso? – Al ojiverde le divertía la situación.

– Sí. – El más bajo reconoció sinceramente. – No eres el único al que no le gusta que su novio tenga gente a su alrededor intentando seducirlo.

Smythe sonrió, pero una sonrisa muy diferente a la que tenía antes. En ese momento su sonrisa era dulce y enamorada, no presuntuosa.

– Soy todo tuyo y no tengo ojos para nadie más. Te amo. – Sebastian confesó antes de besar a Anderson con todo el amor que pudo reunir.

– Yo también te amo. – Blaine susurró totalmente distraído por los labios del otro.

Blaine y Sebastian volvieron junto a sus amigos. Santana les informó que se había encargado del chico desconocido y ambos decidieron no preguntar qué había hecho. Sin embargo, el moreno se preocupó por algo. Notaba la mirada de Kurt sobre ellos y una sonrisa confiada y, por qué no reconocerlo, malvada. Conocía muy bien a su ex como para saber que algo tramaba y en ese momento no se le ocurría que pudiera ser algo bueno. El ojimiel agarró con fuerza la mano de su novio, que percibió su preocupación y lo miro de manera interrogante. Sin embargo, él negó con la cabeza, sonriendo de nuevo para que no se diera cuenta de lo que pasaba. Hasta que no estuviera totalmente seguro, no informaría a su pareja. No quería empeorar las cosas entre Hummel y Smythe sin estar del todo seguro.

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