CAPÍTULO 20: EL SABOR DE LA VICTORIA
CAPÍTULO 20: EL SABOR DE LA VICTORIA
El final del curso llegaba y a Blaine sólo le faltaba recibir la carta de aceptación de NYADA, los nacionales y los exámenes finales. Sin embargo tenía algo más que seguro, pasara lo que pasase, iría a Nueva York a vivir con Sebastian. Lo amaba como no había amado a nadie, incluido Kurt. No era un amor idealizado y platónico que no satisfacía las necesidades de ambos. Su amor por Smythe era equilibrado, los dos estaban pendientes del otro e intentaban hacerlo feliz. Era posible que el castaño estuviera algo más pendiente de su pareja pero era por la situación, sabía que poco a poco todo cambiaría y dejaría esa obsesión por protegerlo.
La pareja llegó a casa del moreno para estudiar cuando la señora Anderson se acercó a ellos para evitar que subieran las escaleras.
– Blaine, cariño. Tienes una carta. – La mujer le mostró un sobre. – Es de NYADA.
El ojimiel rápidamente se lo quitó a su madre y lo comenzó a abrir delante de los dos. Estaba tan ansioso por saber la respuesta que sus manos temblaban. El Warbler lo notó y decidió que debía hacer algo. Se colocó a su lado y comenzó a acariciar su espalda con suavidad. El otro joven lo miró con amor porque esas caricias estaban ayudándole. Sacó la carta del sobre y comenzó a leer.
"Nos alegra comunicarle que ha sido aceptado en la New York Academy of Dramatics Arts..."
– Te lo dije. – Sebastian comentó mientras ponía sus manos en las mejillas de su pareja y acercaba sus labios a los del otro para besarlo con suavidad.
– Estoy tan feliz. – Susan añadió mientras apartaba al novio de su hijo para ser ella la que abrazara y besara al futuro estudiante de NYADA. Tenía que contárselo a Kurt, tenía que conseguir que Hummel estuviera preparado. Pasarían mucho tiempo juntos teniendo en cuenta que el ojiazul había empezado en el segundo semestre por lo que tenía pendiente todas las clases del primero.
Blaine se sentía solo y abandonado en Los Angeles. Era cierto que Sam, Tina y el resto de miembros de New Directions estaban constantemente a su lado pero extrañaba a Sebastian a pesar de que sólo habían estado separados durante dos días. Sin embargo, los ensayos para los nacionales y las visitas de Cooper lo habían mantenido ocupado. El mayor de los Anderson había aprovechado cada momento libre que tenía para estar con su hermano pequeño. Habían hablado de todo aunque el tema principal había sido Smythe. Cada palabra que el actor escuchaba, más convencido estaba de que el Warbler era la persona idónea para su hermano.
– Creo que deberías hacer algo por él. Sebastian está siempre pendiente de ti, te cuida, te protege... – Cooper comentó, deseando que su hermano se dejara llevar por lo que sentía. Los dos estaban tomando un refresco en el bar del hotel donde se alojaba Blaine con el resto del Glee Club del McKinley.
– ¿A qué te refieres? – El ojimiel lo miró confundido.
– Me refiero a sexo, Squirrel. No voy a fingir que no tienes vida sexual y mucho menos pensaré que Sebastian es un joven inocente al que le podrías arrebatar su virginidad. – Las palabras del mayor sonrojaron al joven.
– Lo intento pero... Me resulta muy difícil. Confío en él y lo amo pero lo que pasó... – El más bajo se mordió el labio nervioso.
– Blaine, no te voy a presionar para que des un paso para el que no estás preparado pero... Intenta avanzar, no te relajes porque es cómodo. – El ojiazul comentó.
– No me relajo. En las vacaciones de primavera él y yo... – Las mejillas del estudiante se tiñeron de rojo. No se sentía cómodo al hablar de esas cosas con su hermano.
– Me alegra saber que no te acomodas. – El más alto aclaró.
– No... No forzamos ni planeamos las cosas. Dejamos que surjan de forma natural... Y... Bueno, no fue gran cosa, ni siquiera estábamos totalmente desnudos pero se sintió muy bien... Tanto que buscamos cualquier oportunidad para repetir. – Blaine se preguntó si le quedaba algo de sangre en el resto de su cuerpo o toda se había quedado en su cara para producir ese rubor que había dejado de ser ligero hacía mucho.
– Tal vez deberías pensar cuál será el siguiente movimiento y provocarlo en alguno de esos encuentros. Pronto viviréis juntos y eso está en un nivel de confianza muy superior al de tener sexo. Es la verdadera prueba de amor, convivir, encontrar una forma para resolver los conflictos... – El actor informó.
– Gracias Coop, eres de gran ayuda... Mamá no es muy amable... – El ojimiel dijo en un tono más triste y buscando cambiar de tema.
– Mamá se deja influenciar por Kurt pero tarde o temprano se hará a la idea... Sólo espero que sea antes de que mis sobrinos aparezcan... ¿Habéis hablado ya de cuantos queréis tener?
Sebastian estaba en el aeropuerto esperando que Blaine llegara de Los Angeles. New Directions había ganado los nacionales. Para celebrarlo, él había preparado toda una gran noche. Tener al señor Anderson de su parte era una gran ventaja, le daba permiso para cualquier plan que tuviera.
En cuanto vio al moreno no pudo evitar sonreír. Se había enamorado hasta un punto en que nunca pensó que ocurriría. Sabía que tenía esa sonrisa estúpida que todo enamorado luce cuando ve al amor de su vida. Sin embargo, nada de eso importaba. El ojimiel había conseguido que dejara atrás su vida llena de amantes y relaciones de no más de dos horas. Seguía intentando seducir a su novio porque así era él, un seductor. El líder de New Directions se acercó a él y lo besó y abrazó sin decir ni una palabra. Era la primera vez desde que empezaron su relación que pasaban días sin verse.
Se despidieron de sus amigos y caminaron hasta el coche del castaño. El ojiverde abrió la puerta para su pareja y esperó a que se sentara para cerrarla, comportándose como todo un caballero. Recogieron la cena para llevar en un restaurante italiano, ensalada, pasta y panna cotta*. Después fueron a un pequeño y sencillo hotel de la ciudad y se escondieron en la habitación. Era el único lugar donde podrían disfrutar de su compañía sin tener que reprimir sus deseos de estar juntos. Cenaron entre besos y caricias, sentados en la cama mientras disfrutaban sin temores de su amor. No pasaban más de tres segundos sin tocarse, sus miradas reflejaban sus sentimientos y sus labios sólo dejaban de sonreír para besarse o comer.
Cuando terminaron de cenar, se tumbaron los dos y comenzaron a besarse con más intensidad. Blaine recordó las palabras de su hermano y estaba dispuesto a lanzarse. No hasta el final pero sí algo más de lo que había estado haciendo hasta ese momento. Se dejó llevar por la pasión mientras le quitaba la camiseta a Sebastian, que no se sorprendió porque siempre acababan en ropa interior frotándose. Ese había sido su avance y estaba más que contento con tener algo de piel con la que disfrutar. El castaño desabrochó los botones de la camisa de manera lenta, disfrutando de cada suspiro que ese gesto arrancaba de los labios del otro. El moreno comenzó a quitarle los pantalones al otro con rapidez, quería tenerlo desnudo, completamente desnudo, por primera vez. Por eso, cuando agarró la cintura de la prenda para bajarla por las largas piernas del otro, también agarró la goma del calzoncillo para retirar todo de un sólo movimiento. El ojiverde se sorprendió de que lo dejara sin ninguna prenda, pero no protestó. Intentó respirar con normalidad mientras su novio lo miraba con deseo. Era la primera vez que lo veía así y temía que algún movimiento pudiera estropear el momento. El más bajo se quitó la ropa que le quedaba para estar en las mismas condiciones que el otro. Muy despacio, Anderson se acercó y se tumbó sobre él. Volvieron a besarse con intensidad. Tanto que el Warbler agarró a su pareja y rodó de manera que era él quién quedó encima, notó un ligero temblor en su pareja y se acercó al oído.
– No voy a hacer nada que no quieras pero no puedes pedirme que me quede tumbado mientras tú estás tan sexy.
La risa del líder de New Directions realmente tranquilizó a su amado. La confianza entre ellos era inmensa, tanto que era la primera vez que Blaine le dejaba llevar la iniciativa y ponerse sobre él.
– No estoy preparado para... Ya sabes, pero... Tal vez... – El moreno se mordió el labio.
– Voy a hacerte disfrutar, si en algún momento sientes que es demasiado, dímelo y pararé. – Sebastian explicó y el otro asintió.
Las manos del castaño bajaron por el pecho desnudo mientras sus labios comenzaron a besar el cuello con suavidad. Poco a poco fue bajando, sus labios llegaron al torso y sus manos al vientre mientras la respiración del ojimiel se volvía irregular. De vez en cuando, el Warbler levantaba la vista para mirar si el otro estaba cómodo pero no tardaba en darse cuenta de que seguía disfrutándolo. La mano de Smythe llegó al miembro del más bajo y comenzó a masturbarlo. Era algo nuevo ya que jamás habían llegado tan lejos pero los gemidos de Anderson incitaron a su pareja a que fuera más allá. Por eso se aventuró a sustituir sus manos por su boca. De manera lenta y casi tortuosa los labios del estudiante de Dalton bajaron por el miembro totalmente excitado del líder de New Directions. A partir de ahí todo eran gritos, suspiros e incoherencias por parte de Blaine mientras su novio se movía y lo acariciaba con su lengua. Sebastian se masturbó a sí mismo con su mano para aliviar su excitación. El moreno llegó al orgasmo totalmente rendido por las sensaciones producidas por su pareja y poco después el otro lo acompañó. El castaño buscó unas servilletas limpias para eliminar los restos de semen y saliva que había por sus cuerpos. Se quedaron un rato abrazados en la cama, con el ojiverde acariciando suavemente la espalda de su amado mientras éste sonreía algo somnoliento.
– Ha sido increíble... Aunque me siento mal por no haber podido devolverte el favor. – Anderson comentó.
– No te preocupes, hay tiempo para que lleguemos a eso. De momento, me siento muy bien sabiendo que confías en mí de esta manera... Jamás voy a olvidar esta noche. – Smythe confesó, dejando que una lágrima se escapara de su ojo. Se sentía sobrepasado por tantos sentimientos. Nunca pensó que sería capaz de vivir un amor así, se sentía tan especial al lado del otro. Los labios ajenos lo besaron con tanta dulzura que su mente quedó en blanco. Si era con Blaine, no tenía nada que temer.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top