CAPÍTULO 17: EL PRIMER "TE AMO"

CAPÍTULO 17: EL PRIMER "TE AMO"

Sebastian se preguntaba una y otra vez como había acabado sentado al lado de Kurt. Era la noche de los regionales y ahí estaba él, como un buen novio, apoyando a Blaine. Sin embargo, Hummel también había ido a apoyar a sus amigos. Durante toda la semana, el residente en Nueva York había asistido a los ensayos del Glee Club y había pasado mucho tiempo con el moreno. Eso había incomodado un poco al estudiante de Dalton, ya que sentía celos y miedo a que su novio lo dejara. Sin embargo, tenía que confiar en él, no quería que sus inseguridades perjudicaran su relación.

Al otro lado del ex de Anderson, estaba Santana, que miraba al Warbler con odio. Por mucho que fuera el novio del ojimiel, la latina no podía olvidar que le había lanzado un Slushie. No quería venganza porque sabía que eso dañaría a Anderson pero tampoco se convertiría en su amiga porque salía con él.

New Directions salieron a escena y comenzaron a cantar. Las dos actuaciones grupales fueron I Love It para las chicas y Hall Of Fame en la que cantaron los chicos. Blaine y Marley interpretaron All Of Nothing.

Todos aplaudieron con fuerza cuando el club acabó sus canciones y bajaron del escenario. Estaban satisfechos con su trabajo. Los amigos de los miembros de New Directions entraron a los camerinos donde los chicos esperarían al veredicto de los jueces. Primero entraron Santana y Kurt, pero cuando pocos segundos después entró Sebastian con un ramo de flores, el resto del mundo dejó de tener sentido para Blaine.

El moreno corrió hacia su novio, que lo abrazó con fuerza antes de darle las flores. Hummel percibió la mirada dulce del ojimiel, la sonrisa encantadora que le dirigía. No podía soportar ver lo enamorado que se veía, no podía permitir que ellos estuvieran juntos pero no sabía qué hacer.

– No tenías por qué regalarme flores. – Anderson murmuró con las mejillas sonrojadas.

– No tenía que hacerlo, pero quería. – El Warbler comentó encogiéndose de hombros.

– Eres maravilloso. – El líder de New Directions susurró antes de besarlo. El beso fue largo y tras ese beso siguieron otros más. Los dos se olvidaron de que no estaban solos.

– Chicos, los jueces han decidido. Vamos al escenario. – Mr Schue interrumpió la escena.

Todos los miembros de New Directions estaban sobre el escenario. Sebastian estaba muy nervioso, incluso más que cuando era él junto a los Warblers los que esperaban el veredicto. Su mirada se encontró con la de Blaine y le guiñó un ojo. Las mejillas del moreno se sonrojaron mientras le sonreía con dulzura.

– Y los ganadores son... New Directions.

Esa vez el ojimiel sí se unió a las muestras de afecto de todos los demás. Se abrazó con sus amigos y disfrutó de la victoria junto a todos.

Sebastian y Blaine fueron al mejor restaurante de Lima. Los dos iban vestidos elegantemente con traje y corbata. El castaño lo había invitado a cenar después de la competición porque quería que esa noche fuera perfecta. Sabía que New Directions iban a ganar y él quería una celebración privada.

La cena fue perfecta, la comida era maravillosa y la conversación fluida. Una gran cita para los dos, que se divirtieron entre caricias discretas y un par de besos robados cuando estaban seguros de que nadie les vería. Todo era mágico, como cualquier cita entre dos enamorados.

Después de la cena, pasearon de la mano por las calles de la ciudad, hablando y riendo juntos. Llegaron a una plaza donde había mucha gente aprovechando los primeros días de primavera. El ojiverde lo guió hasta un banco que había allí, que estaba en la esquina. Se sentaron ahí y el Warbler miró al otro con intensidad. Había llegado el momento que había estado esperando durante toda la noche. Se había decidido a ser el primero en dar el siguiente paso en su relación.

– Blaine... – Smythe suspiró mientras sostenía las manos de su pareja entre las suyas. – Eres lo mejor que me ha pasado nunca. Cuando te conocí supe que eras especial pero tú estabas con Kurt y todo era complicado... Luego te encontré y viniste a vivir a casa. Cada día me sentía más atraído a ti, cada día necesitaba más estar contigo. El día que cogiste mi mano... Creo que no había sido tan feliz como en ese momento... Saber que confiabas en mí de esa manera fue tan especial... Cada avance que hacías era como si fueran mis logros... El día que me besaste por primera vez en la mejilla. Tal vez tú no te acuerdes pero me dejaste paralizado. Hasta mi madre lo notó. Desde ese día, mi corazón late por ti y sólo quiero hacerte feliz. – Anderson estaba llorando de emoción. Las palabras de su novio eran muy hermosas. – Blaine... Te amo.

– Yo también te amo. – El moreno lo besó con mucha pasión, pasando sus brazos al rededor del cuello del otro. Era, sin lugar a dudas, el beso más intenso que se habían dado. Sebastian dejó que su novio llevara la iniciativa, como siempre. La lengua del ojimiel exploraba cada rincón de la boca del otro mientras empujaba el cuerpo del castaño todo lo posible hacia el suyo para que no quedara ni un centímetro de distancia entre ellos.

– Blaine... Por favor, calma un poco las cosas o no voy a ser capaz de parar. – El ojiverde susurró en los labios del otro.

– Lo siento. – El estudiante del McKinley se alejó rápidamente.

– No... No hace falta que paremos. Sólo te pido que bajemos la intensidad.

El líder de New Directions asintió y volvió a besarlo, pero esa vez con más suavidad y dulzura.

– Mis padres no están, se han ido de viaje. A mi padre le ha surgido una emergencia en la planta de Phoenix, así que no vendrán esta noche... ¿Me harías compañía? – Anderson pidió.

– Me encantaría pasar la noche en tu casa pero... ¿Podrías dejar de comportarte de una manera tan seductora? No creo que te apetezca que te haga lo que estoy pensando. – El Warbler no tenía la intención de asustar a su novio pero lo hizo. El cuerpo del moreno se tensó. – ¡Oh! Blaine... Lo siento, no quería...

– Estoy bien... – El ojimiel apoyó su frente en el hombro del otro. – Soy yo el que siente no poder darte lo que quieres.

Blaine y Sebastian llegaron a la casa del primero, que había aprovechado el camino para pensar en su relación y hasta donde estaba dispuesto a llegar por el otro. Habían pasado por casa del segundo para recoger algunas cosas para que pasaran el fin de semana juntos. Subieron juntos a la habitación y el castaño dejó sus cosas en un lado.

– Voy al baño a cambiarme. – El moreno susurró y dejó un rápido beso en los labios de su pareja.

– Te espero aquí.

El ojimiel se fue y volvió después de un rato. Ya estaba listo para irse a dormir aunque en su cabeza no planeaba dormir mucho. El otro salió para hacer lo mismo.

Cuando el Warbler entró en la habitación, con su pijama puesto y sus dientes limpios, sonrió hacia su pareja con amor. El más bajo lo abrazó con fuerza y juntó sus labios. Los dos cayeron en la cama, con el ojiverde bajo el otro. Se besaban con pasión, todo era muy diferente a la dulzura y suavidad con la que se trataban habitualmente. El estudiante de Dalton se dejó llevar por las sensaciones, más aun cuando los jugosos labios de su novio abandonaron su boca para seguir con los besos en el cuello. Sintió incluso algún pequeño mordisco. Smythe intentó relajarse, dejando que el otro llevara la iniciativa para que marcara el ritmo de la relación. Él sólo movía sus manos por la espalda de su amado con dulzura y sin llegar a su trasero para no asustarlo. Sin embargo, notó que el cuerpo de su novio se tensaba mientras una tímida mano intentaba colarse por debajo de su camiseta. Sebastian rápidamente reaccionó, consciente de lo que estaba pasando. Se incorporó, alejándose un poco del otro y quedando sentado.

– Blaine... ¿Puedo saber qué haces?

– Yo... – El moreno se sentó sobre sus talones, quedando arrodillado frente al otro con sus piernas totalmente flexionadas. Sus mejillas estaban sonrojadas por la vergüenza.

– ¿Por qué haces algo para lo que no estás preparado? – El castaño no quería sonar borde pero no soportaba la idea de que su novio estuviera forzándose a sí mismo en algo que no quería. Esa vez lo había notado pero podría haber otras en las que él no se diera cuenta.

– Te has portado tan bien conmigo, me has preparado una cita perfecta, me has dicho que me amas y yo... Sólo te he dejado con ganas de más y... – El ojimiel evitaba mirarlo mientras jugaba con el bajo del pantalón de su pijama.

– B... Necesito que no vuelvas a hacerlo nunca. – El más alto puso sus manos en las mejillas del otro y lo obligó a mirarlo a los ojos. – Te amo y lo último que quiero es hacerte daño. Si alguna vez vamos más allá de besos, quiero que estés seguro de que quieres eso. Quiero que cualquier avance que tengamos sea un buen recuerdo, quiero que estés cómodo y lo disfrutes tanto como yo. No estás preparado para algunas cosas pero para otras sí. Me conformo con besos, de verdad.

– Yo también te amo y lo siento. Sólo siento que soy un estúpido. – El líder de New Directions susurró.

– En ese caso, eres mi perfecto estúpido. – El ojiverde bromeó antes de abrazarlo.

La pareja volvió a tumbarse y compartieron algunos besos dulces hasta que se durmieron abrazados. Las cosas iban despacio entre ellos pero era lo mejor para los dos. Poco a poco las cosas cambiarían y se entregarían el uno al otro en cuerpo y alma.

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