27.
El viernes se hizo esperar, nunca me había parecido que el tiempo pudiera estirarse tanto, pero sucedió. A pesar de estar ocupada con el trabajo y los planes a futuro, no podía dejar de pensar que sería aquello que Jimin tenía preparado para el fin de semana, cosa que terminó por convertir las horas en años luz. Pero, al fin había llegado el momento que tanto estuve deseando. A las siete de la tarde Jimin me iba a pasar a buscar por mi apartamento, bajo la estricta condición de que, esta vez, yo también tendría que salir de incógnito ya que íbamos hacia el aeropuerto Gimpo y no quería correr riesgos estúpidos. No le iba a negar la razón, aunque tuve que pedirle una mascarilla prestada porque las que tenía las había prendido fuego, literalmente. Jimin había pedido permiso en el trabajo para salir antes, yo había terminado mi trabajo a tiempo y lo había entregado completo. No existía nada más de lo que preocuparse durante el fin de semana. Ya tengo una maleta armada con todo lo que necesito, mi bolso de mano y, tal como Jimin me pidió, todos los documentos necesarios para viajar aunque, según me dijo, íbamos a viajar solos. Hasta que no pisé el aeropuerto, no entendí de qué estaba hablando.
Puntual, como suele ser, me llega el mensaje de texto para que baje y me encuentre con él. Sin mucha dilación tomo mis cosas, bajo lo más rápido que el ascensor me permite y encuentro el coche de Jimin aparcado enfrente. Sólo tuve que abrir la puerta para que me entrara un ataque de risa de manera automática. Parecíamos ninjas en una misión. Por un lado me estaba resultando divertido esto de andar de incógnito aunque, por el otro, me traía malos recuerdos
— ¿Qué es tan gracioso, eh? —Jimin me está clavando su mirada mientras me hace señas para que suba de una vez. No sé si está enojado o si se da cuenta de lo ridícula que me resulta la situación. Debajo de todo ese "disfraz" soy incapaz de notarlo.
— Nosotros somos lo gracioso, cariño. No puedo creer que tenga que usar esta cosa otra vez... —Le respondo mientras tiro de mi mascarilla con cara de fastidio. No sólo tuve que usar una mascarilla, también una gorra con visera y los lentes de sol —parecemos espías... o algo así —Continúo riéndome, mientras Jimin arranca el coche y sale hacia la calle.
— No es una mala manera de verlo, al menos así parece una aventura y no que estamos jugando al escondite —dice, mientras ríe dulcemente — Sólo será un ratito. Por cierto, no nos hemos saludado. Tu risa interrumpió el momento... —una mirada de reprobación, ficticia debo decir, salió desde su escondite cuando se bajó los lentes de sol para verme.
— Es verdad. Hola, cariño. ¡Te he extrañado mucho! No veía la hora de que llegara el viernes... —lo saludo mientras acaricio su mejilla suavemente con mis nudillos.
— También te he extrañado mucho y estaba esperando ansiosamente este día. Ya verás que lo vamos a pasar muy bien —con su mano libre aprieta mi rodilla, haciéndome cosquillas sin saber que ese es un punto débil para mí. Automáticamente quito su mano, luego de que mi pierna sufriera un espasmo — ¿Tienes cosquillas? ¿Justo allí?— se está riendo con ganas, después de mi reacción inconsciente.
— Si. No lo vayas a usar en mi contra —ahora soy yo quien se baja los lentes para darle una mirada asesina. Una vez que alguien descubre mi punto débil, me vuelve loca hasta que se aburre.
— Prometo que no lo haré —dice, extendiendo su dedo meñique para que enlace el mío con el suyo —Promesa de meñique...
El resto del viaje hasta el aeropuerto lo pasamos en silencio, dándonos miraditas por debajo de los vidrios de nuestros lentes de vez en cuando. Al llegar, aparcó su auto en un sector privado. Una vez los dos estamos fuera, me toma por la cintura y me conduce hacia una escalera mecánica que lleva directamente al sector VIP del aeropuerto. Hay algo de gente allí, nos miran con cara extraña mientras pasamos entre ellos. Parece mentira, pero llamamos más la atención así, que si fuéramos a cara descubierta. Sin soltarme de su agarre, seguimos avanzando hacia una de las pasarelas, donde una amable empleada pide nuestros documentos.
— Todo en orden, señor Park. Adelante, por favor —con la mano nos indica que continuemos nuestro camino —Que tengan un buen viaje —escucho a mis espaldas.
La pasarela desemboca directamente en un lujoso avión privado. «No puedo ser más estúpida. ¿Acaso creí que me iba a llevar en clase turista o qué?», pensé mientras observaba mis alrededores. Estoy tan estupefacta que no se me escapa una sola palabra. Por fin puedo salir del incógnito, dentro del avión nadie nos está mirando. Mientras me saco toda esa molestia de la cara, estoy totalmente inmersa en mis pensamientos.
— VICKY — Jimin me llama. « ¿Vicky? ¿Eso de dónde salió?», me deja pasmada en ese preciso momento —Ven, cariño. Siéntate y ponte cómoda.
— S-sí. Claro —no puedo articular más de dos palabras seguidas. Este avión es impresionante, es una casa voladora en lugar de una rodante.
Nos sentamos al lado de una de las ventanillas, en un sillón largo y mullido que tiene en frente una mesa de madera lustrada. Una aeromoza hace su aparición por la puerta corrediza del frente y se acerca a nosotros con una gran sonrisa en el rostro.
— Buenas noches, señor Park y señorita....
— Sólo dígame Victoria, por favor. Buenas noches —le respondo, devolviéndole la sonrisa.
— Buenas noches Suni, gusto en volver a verte —Jimin le hace una pequeña reverencia con la cabeza, en señal de saludo — ¿Podrías traernos por favor dos jugos de naranja frescos? Te lo agradecería mucho.
— Claro que sí. ¿Desean algo más? —Jimin me mira esperando mi respuesta, simplemente niego con la cabeza.
— No, gracias Suni. Dale mis saludos al capitán Bae, por favor — Suni se retira de nuestra vista, volviendo por dónde vino. Jimin me abraza por los hombros acercándome a él, mientras sigo sin reacción — ¿Estás bien, cariño? —acaricia con dulzura mi brazo, mientras me besa la frente.
— Sí, sí. Estoy bien. Ya sabes que tengo que asimilar la información...
— Y toda la que te falta todavía — lo dice con mucha convicción. Tanta, que no me alcanza la imaginación para dilucidar que és lo que me falta ver.
A los pocos minutos, nuestra simpática aeromoza regresa con una bandeja. Coloca los vasos sobre la mesa y con una reverencia se retira, no sin antes dejarnos en claro que podemos llamarla si necesitamos algo.
— No te preocupes Suni, sólo es una hora de viaje. Estaremos bien —Jimin deja que Suni vaya a su puesto y aparentemente la vamos a dejar en paz por hoy.
« ¿Una hora de viaje... adónde iremos?», lo pienso, pero no quiero preguntar. Si dijo que era sorpresa, no tengo razón alguna para arruinarla. El capitán comienza a dar instrucción de abrochar los cinturones, sonando por los altoparlantes del avión. Estamos a punto de despegar hacia rumbo desconocido, al menos para mí. El avión comienza su carreteo por la pista, haciendo que la inercia nos empuje un poco hacia atrás cuando comienza la subida. Desde que llegué aquí, no había vuelto a ver la ciudad de Seúl desde el cielo. Todavía recuerdo lo impresionante que me resultó, ver los enormes rascacielos de la ciudad apuñalando las nubes con sus torres iluminadas.
Pasamos la hora hablando acerca de nuestra semana, el trabajo y demás cosas rutinarias. Nada interesante para contar, el tema de Yuuko se lo contaré luego, cuando estemos tranquilos sea adonde sea que estemos. Estábamos en la charla cuando el capitán volvió a hablar por los altoparlantes, avisando que estábamos a punto de aterrizar y que, por favor, abrocháramos nuestros cinturones nuevamente. Esa hora se pasó volando, metafórica y literalmente. En el momento en el que me giro a mirar por la ventanilla, veo desde arriba el océano en toda su extensión y una isla que me resulta bastante familiar. Al aterrizar, Suni nos abre la puerta y nos despide mientras las rueditas de nuestras maletas se deslizan por la pasarela de salida. Todavía no sé bien adónde estamos, aunque tengo una vaga idea. Luego de unos pocos minutos de caminata, una empleada del aeropuerto nos recibe en el sector privado.
— Bienvenidos al aeropuerto de Jeju —dice, mientras toma nuestros documentos y los revisa atentamente —Que tengan disfruten su estadía.
Nos devuelve los documentos mientras yo estoy que me desmayo. Jeju, la isla del amor y la isla de mis planes. Eso de que el universo conspira a nuestro favor, está empezando a parecerme cada día menos una idiotez. No me atrevo a pronunciar palabra, que me haya traído aquí es suficiente para dejarme muda nuevamente. La cantidad de veces que, junto con Jill, he mirado fotos de este paraíso fantaseando con nuestra hostería, es incontable. Estoy totalmente fuera de mí.
Los dedos de Jimin se entrelazan con los míos, llevándome hasta el estacionamiento subterráneo donde tiene otro coche aparcado. Supongo que habrá rentado uno... Una vez dentro del auto, sale de su incógnito y también me saca del mío, quitándome la gorra y liberándome de la mascarilla. Por primera vez desde que nos encontramos, me toma por la barbilla para acercarme a su rostro y besarme. ¿Podría haberlo hecho en el avión? Probablemente. Aunque supongo que no quería exponerse delante de Suni.
— ¡Somos libres, cariño! —su amplia sonrisa me saca de mi aturdimiento. Verlo así de feliz es algo que quisiera hacer todos los días — ¿Qué opinas de mi sorpresa? —gira la llave de arranque y comenzamos nuestra salida del estacionamiento.
— Estoy sin palabras...
— ¿Tú, sin palabras? ¿De nuevo? WOW. Me gusta causarte ese efecto —parece bastante satisfecho de sí mismo. Estoy creando un monstruo.
Jimin toma el camino costero que, en ese momento, está iluminado por luminarias artificiales. Por las ventanillas del auto entra el aroma del mar y puedo escuchar su tranquilizador sonido. Sólo necesito cerrar los ojos unos minutos para concentrarme en eso. No tardamos mucho en llegar a destino: una casa de playa que está construida prácticamente toda de vidrio, con hermosos balcones desde los cuales se puede observar el océano. Esto es más de lo que podría pedir. Una vez dentro de la casa, se me termina de caer la mandíbula. La moderna construcción está diseñada como un conjunto de espacios abiertos conectados por escalera a través de los tres pisos que posee.
— HEY —Jimin me saca de mi ensoñación, chasqueando sus dedos frente a mi rostro como de costumbre. La facilidad con la que me pierdo en mis pensamientos sería molesta para cualquiera, pero pareciera que a él le causa cierta ternura porque, apenas vuelvo al mundo real, su rostro sonriente está frente al mío mirándome con sus ojos totalmente brillantes.
Una vez que reacciono, solo atino a tomar la camiseta de Jimin con mis puños y enterrar mi nariz en su pecho, sintiendo su hermoso aroma avainillado en una gran aspiración. Jimin toma mi cabeza entre sus manos, depositando un beso sobre mi coronilla para luego rodear con sus brazos mi cintura, acercándome más a él. Su cuerpo se siente tibio, puedo escuchar los latidos de su corazón en mis oídos.
— Vicky... —susurra, casi en un suspiro —Te he extrañado tanto.
— Y yo a ti, Jiminie. Te he extrañado muchísimo —mis puños dejan su camisetapara alargar mis brazos y colgarme de su cuello e inmediatamente besarlo, apretando con fuerza mis labios contra los suyos. Luego de unos largos segundos, tomo su rostro entre mis manos mirándolo fijamente — ¿Desde cuándo eso de Vicky, eh?
— Desde que todo el mundo te llama Noona... Prefiero usar tu nombre, casi nadie lo hace. ¿Te molesta eso?
— No. Por el contrario, cariño. Nunca me terminó de gustar que me llames así, prefiero que me digas Vicky. Me suena mucho mejor —hago llegar un pequeño beso a sus labios, con mucha ternura acaricio su rostro con el dorso de mi mano, sin dejar de mirarlo fijamente. Al fin consigo que deje de llamarme Noona, no me parece correcto en su caso, pero si así quería hacerlo no iba a decirle nada.
— Si. Ahora que lo pienso mejor, a mí también —responde, posando un besito en mi nariz.
La playa queda exactamente en frente de la casa. Siempre me gustó ir a la playa de noche, cuando no hay gente dando vueltas alrededor y puedo disfrutar del sonido; sin niños gritando o personas jugando cerca de mí. Mi impulso me llevó a tomar de la mano a Jimin, sacándolo casi a rastras de la casa. Quiero ver el mar de noche.
— ¡¡Oye!! ¿Qué haces?
— SHHHHH —le respondo, con el mejor tono mandón que encuentro.
En pocos minutos estamos parados en la arena frente al gran océano, con la luna brillando sobre nuestras cabezas. Estoy embelesada. El sonido y el aroma del mar. son tan calmantes que hasta me sacan las ganas de abrir la boca. Desde que subimos al avión, estoy corta de palabras. Sólo quiero disfrutar el momento, con este hermoso hombre a mi lado. Jimin se posiciona detrás de mí, enroscando sus largos brazos alrededor de mi cintura, apoyando su mentón en mi hombro. Mis manos toman sus brazos, que descansan sobre mi vientre y mi cabeza se ladea hacia la suya. Nos quedamos así en completa paz y quietud, sin necesidad de decir nada. Jimin entendió mi punto.
— Te amo, Jiminie. Gracias por esto, no sabes lo mucho que significa para mí estar aquí contigo en este momento — al tiempo que rompo el silencio, siento un nudo subir a mi garganta, pero esta vez no es por tristeza. Una lágrima corre por mi mejilla, aterrizando en la comisura de mis labios, que están encorvados en una gran sonrisa. A esa le sigue otra. Y otra...
Jimin me gira para verme, secando mis lágrimas con su manga mientras me sonríe. No puedo dejar de llorar y reír a la vez, debo parecer loca pero a estas alturas nada me interesa. Él sabe la razón detrás de mis lágrimas y eso sólo consigue que su mirada se enternezca aún más.
— Por lo menos ahora no estás llorando por tonterías, cariño. Te amo Vicky, eres la mujer más encantadora que haya conocido. ¿Tienes idea de por qué te traje aquí? —su rostro se torna serio, aunque la ternura de sus ojos sigue presente.
— Espero que no haya sido para pedirme matrimonio —suelto en tono burlón arqueando las cejas, mientras mis lágrimas terminan de secarse sobre mis mejillas.
— ¿Me dirías que no, si así fuera?
— Cariño... Ya deja de bromear.
— No estoy bromeando. No te traje aquí para eso, pero ya que sacaste el tema quisiera saber que responderías.
— Si me lo preguntaras en este momento, me vería obligada a decirte que no —estoy hablando más en serio que nunca. Puedo amarlo, pero no nos pondría en esa posición en este momento en el que apenas estamos comenzando. Sobre todo, sabiendo las consecuencias que ese simple pedido puede tener en nuestras vidas, más que nada en la suya.
— Entonces, es una suerte que venir aquí no haya sido para proponerte matrimonio, porque eso me dejaría muy mal parado —a pesar de mi respuesta sobre su pregunta hipotética, no está ni siquiera un poco molesto. Por el contrario, se está riendo muy divertido —No sería tan apresurado, te amo cariño, pero no estamos ni siquiera cerca de esa situación. En realidad te traje aquí porque tengo algo importante que decirte.
— Dime
— Ok... En dos semanas debemos irnos, Vicky. Ese video que acabas de enviarle al señor Lee es uno de los últimos. Es nuestro disco de despedida y queríamos que todas las ARMY del mundo pudieran disfrutar de las letras de nuestras canciones leyéndolas en su propio idioma por primera vez, desde que empezamos. Nuestra última gira como grupo está a punto de comenzar.
— ¿Entonces el señor Lee me contrató para su despedida? ¿Eso es lo que sucede aquí?
— Si —Jimin se sienta en la arena, tirando de mi brazo para que me siente en su regazo —Vamos a estar dos meses fuera, cariño. Por eso quise traerte aquí antes de irme.
— ¿No se te ocurrió que hubiera sido una buena idea contarme esto desde un principio? —no puedo evitar sentirme enojada... ¿Cómo es que, recién ahora, tiene la maravillosa idea de decirme esto? ¿Cómo es que, el señor Lee tampoco mencionó nada al respecto? Ahora, en el momento más feliz de mi existencia, un balde de agua congelada acaba de ser soltado sobre mi cabeza.
— Perdóname, cariño. Será poco tiempo el que estaremos fuera, volveré pronto. No estés enojada conmigo por eso.
— No estoy enojada contigo por eso, Jimin. Estoy enojada porque nadie tuvo la decencia de, siquiera, mencionar que este era mi único trabajo con ustedes. Que todo esto era temporal. Sabía que en algún momento no muy lejano se iban a retirar, pero no tan pronto. Que te vayas de gira era esperable, a eso te dedicas. La cuestión es que tomé un compromiso con tu compañía, que me consume muchísimo más tiempo del que quisiera. Por esa razón tuve que dejar a la mayoría de mis clientes fijos. ¿Entiendes? Cuando se terminen sus videos, me quedo sin trabajo. Fue muy desconsiderado no decirme nada.
Me levanto de su regazo y emprendo el regreso hacia la casa. Toda mi felicidad y mis suposiciones sobre el despegue de mi carrera, se acaban de ir por la alcantarilla en cinco minutos. Que Jimin se vaya me pone triste, pero sé que volverá. Lo que no sé, es que voy a hacer una vez que pierda mis ingresos. Mis ahorros acaban de ser apostados en una hostería aquí mismo, en Jeju. Si todo eso sale mal, tengo que empezar de cero. «MIERDA, MIERDA, MIERDA», pienso totalmente fuera de mí. Toda mi carrera, apostada en algo que iba a durar sólo unos pocos meses sin que nadie me lo advierta.
Siento los pasos de Jimin siguiéndome de cerca, pero estoy lo suficientemente enojada como para ignorarlo. Consigo entrar a la casa antes que él y subo las escaleras en busca de una habitación en la que pueda estar sola. La primera puerta que veo, parece ser la de la habitación de huéspedes. No es tan grande como para ser la habitación principal. Entro y cierro con llave, no quiero hablar con él ahora. El hecho de que no me haya dicho nada sobre esto, se siente como una traición.
Sólo atino a tirarme en la cama, enterrando mi cara en la almohada para poder maldecir todo lo que quiera sin que me escuche. Unos pequeños golpes se escuchan contra la madera de la puerta.
— Cariño, déjame explicarte por favor.
— VETE JIMIN. ¿ME TRAJISTE HASTA AQUÍ PARA DECIRME QUE EN UN PAR DE MESES VOY A ESTAR DESEMPLEADA?
— No, Victoria. Te traje aquí para decirte que en un par de meses vamos a ser libres. Pero por lo visto eso no es de tu interés —siento sus pasos alejarse y bajar por la escalera.
«Si claro. Libres. Ni que el retiro te garantizara eso. Nuestros contratos se terminan, pero la gente metiche no, Park Jimin», estoy totalmente indignada. Me está hablando de libertad, como si la gente fuera a olvidarse de su rostro en el preciso instante en el que su carrera se acabe. Como si tuviéramos que dejar de escondernos. Eso sólo hace que me enoje más, hubiera preferido que me pidiera matrimonio y pelear por el rechazo.
La habitación tiene un balcón en ella, así que me levanto de la cama para ir a sentarme allí a pensar en mis opciones. Jimin habrá tenido que luchar por estar adonde está, pero tiene la vida asegurada. Mi caso es diferente, yo también tuve que luchar. Me costó sangre, sudor y lágrimas llegar hasta aquí, para que de repente desaparezca todo de un plumazo y tenga que empezar de cero. Jimin podría decirme que va a ayudarme o lo que sea, pero soy una mujer independiente. No necesito, no quiero y no aceptaría su dinero. Tengo que encontrar una manera de prepararme. Hasta que sepa si la hostería funciona o no, faltan otros seis meses por lo menos. Si bien todavía no puse mis ahorros en una propiedad, ya no puedo echarme hacia atrás.
El sonido del océano me calma, lamento mucho haberlo tratado así. Sus intenciones fueron otras, al traerme aquí. Sólo quería pasar tiempo de calidad conmigo antes de irse, puedo entender sus motivos. Necesito que el entienda los míos. Voy a estar en graves problemas si no encuentro una vuelta a este enredo.
Decido sacar la llave y salir de la habitación. Jimin no está por ninguna parte, al menos no que pueda verlo. Bajo la escalera, salgo de la casa y miro para todas las direcciones, tampoco está afuera. Regreso adentro y subo al tercer piso, sólo para encontrar una enorme habitación que da directo a la escalera, como la de su apartamento. Allí esta él, recostado hecho un ovillo, en total oscuridad. Me siento mal, soy una bestia por tratarlo así cuando él no tiene la culpa de nada pero mi enojo es justificable, aunque Jimin haya salido desfavorecido.
Con pasos cortos y casi sin hacer ruido, me acerco a la cama detrás de él para recostarme a su lado, abrazándome a su tibio cuerpo sólo para posar un beso en su espalda. No puedo estar enojada con él, ni aunque quisiera.
— Jiminie, perdóname... Yo también tengo algo que contarte, quizás así puedas entender el porqué de mi enojo. Lo siento mucho, cariño, tú no tienes la culpa —acaricio su brazo, al tiempo que me estiro para hundir mi nariz en su nuca. Su olor es tan hermoso...— Claro que me interesa que nuestros contratos desaparezcan, aunque no seremos libres del todo. Esa parte me hace feliz, lo que no me hace feliz es que no sé qué voy a hacer luego de esto.
Jimin no se mueve de su posición. «Quizás sea mejor hablar de esto mañana», pienso mientras me alejo de él para volver a la otra habitación. No tuve oportunidad de alejarme demasiado porque, para cuando quise levantarme, el agarre de Jimin en mi muñeca me detuvo.
— Te escucho —tajante en su respuesta, me atrae hacia a él haciendo que mi cuerpo caiga sentado al costado de la cama.
— Voy a hacer esta historia corta, Jiminie. Mi amiga Yuuko fue abandonada por su esposo, la dejó por una mujer mucho más joven. Ella no tiene ingresos ni nada con lo que sobrevivir por sus propios medios, ya que dedicó su vida a ese infeliz, así que Jill y yo decidimos invertir en una hostería aquí, en Jeju. Yuuko se mudaría con los niños y se encargaría de atenderla, nosotras pondríamos la inversión inicial. La inversión inicial son todos mis ahorros, cariño, ya no puedo decir que no —mi mirada está perdida en mis pies, por primera vez desde que todo esto empezó, tengo un terrible golpe de mala suerte— Cuando esto se termine, me quedaré sin trabajo y sin ahorros. Debo empezar de cero. ¿Entiendes el porqué de mi enojo? De haberlo sabido, hubiera trabajado mucho más, manteniendo a mis clientes habituales.
— Pero, cariño, no voy a dejarte sola. Puedo ayudarte hasta que te rearmes y...
— NO —soy totalmente categórica en mi respuesta —No vas a ayudarme, Jimin. No voy a permitírtelo —esta es la única promesa que me hice que no pienso romper. Jamás voy a volver a depender de nadie —Ya veré como arreglo esto. Sólo vine a disculparme contigo por haberte tratado así. A pesar de que me molesta que no me hayas dicho nada al respecto, no es tu culpa.
— ¿Por qué no quieres dejarme ayudarte?
— ¿Quieres que las palabras de Tae se conviertan en una premonición? Puedo arreglarlo Jiminie, estaré bien ¿Sí? Sólo fue ira del momento, siempre me las apaño.
— Ok, entiendo hacia donde te diriges. Pero hay algo con lo que sí puedo ayudarte: Contactos — me giro a mirarlo, Jimin está sentado apoyando la espalda contra el espaldar de la cama. Me hace señas para que me acerque, invitándome a descansar mi cabeza sobre su regazo — Tengo un corredor inmobiliario aquí, que puede ayudarte a conseguir una hermosa casa a buen precio.
— Cariño, no podemos comprar algo como esto. Buscamos una casa a reformar para poder pagarla barata, aunque eso nos quite tiempo.
— Puedo prestarles el dinero y me lo devuelven a medida que la hostería de sus ganancias. No te estaría manteniendo, simplemente estaría ayudando.
— Tienes una forma muy extraña de llevar las cosas hacia tu esquina, Jiminie — digo, mientras pico su vientre con mi dedo índice.
— Me amas de todos modos —una mueca pícara se dibuja en su rostro, mientras pronuncia estas palabras.
— Si... y tú me amas aún con mi carácter horrible. Estamos a mano. Hablaré con Jill al respecto, una vez que regresemos a Seúl.
— Ok, cariño. Ahora puedes acercarte un poco y besarme ¿Verdad?
Sólo necesito erguirme para pasar una de mis piernas sobre su regazo, quedando sentada sobre él.
— Claro que puedo besarte, tonto. Voy a besarte todo el maldito fin de semana, si te vas a alejar de mí por dos meses —respondo, antes de estampar mis labios contra los suyos.
«Te amo tanto, Park Jimin... », eso es todo lo que hay en mi mente ahora. Este hombre es un tesoro y yo soy la afortunada que lo encontró. Por este fin de semana, no voy a preocuparme. Sólo voy a dedicarme a disfrutar de Jeju y de Jimin.
Que belleza de isla!!! Me puedo imaginar tranquilamente caminando por sus playas... Esperemos que por lo menos los tórtolos disfruten Jeju, se ve tan bonito!!
Un abrazo violeta!
Noona ♥
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