26.
Anoche me dormí temprano cansada tanto de trabajar, como de llorar. No me costó demasiado quedarme profundamente dormida. Desde que mi relación con Jimin comenzó, todos los días desbloqueo un recuerdo, desaparezco un miedo y tomo más fuerza de la que jamás hubiera imaginado. No diría que está naciendo una nueva yo, diría que mi verdadero yo está siendo recuperado, gracias a la pequeña familia en la que me acaban de adoptar. Abrir los ojos no me resulta difícil. No necesito despertar a mi cerebro porque, aparentemente, esta vez se despertó antes que el resto de mi cuerpo. Me siento renovada, totalmente diferente a como me sentía ayer.
La energía que fluye dentro de mí, es como una máquina de vapor a toda potencia. Me levanto de un salto, saludando al nuevo día con una sonrisa al tiempo que busco la música más alegre que encuentro. Música electrónica de los 90, es una buena opción para arrancar un día con todas las pilas bien puestas. Bailando, voy hasta la cocina en búsqueda de mi café y en lugar de sentarme a la mesa a mirar a la nada, salgo al balcón para bañarme del sol de primavera. Apoyada contra la baranda, bebida en mano, observo el río correr mientras la brisa fresca acaricia mi rostro. Creo que es la primera vez que aprecio, realmente, la belleza de Seúl. Muy a lo lejos, la cima del monte Achasan se levanta majestuosa entre las nubes. Increíblemente todavía no fui a visitarlo, a pesar de que me encuentro a escasos cuarenta minutos de viaje. Paso un largo rato afuera mirando el paisaje urbano, tan atareado como siempre porque esta ciudad nunca descansa.
https://youtu.be/PbkInTnNQ28
Al terminar mi café, regreso adentro, lavo mi tasa y veo a Valentina todavía descansando sobre los almohadones. En este horario no debería molestar a nadie, es día laborable así que están todos fuera de casa. Guitarra en mano, me mudo hacia mi oficina. En mi escritorio tengo un micrófono, para cuando necesito tener guías en audio y en la PC tengo instalado un programa de grabación, justamente por la misma razón. Mientras preparo todo, siento que mi corazón empieza a latir totalmente desbocado. Es ansiedad, lo sé, pero esta vez voy a seguir un consejo que Jill me dio años atrás, al que jamás le presté atención: "Cuando sientas miedo déjalo ir, nunca sabes que puertas pueden abrirse una vez que te liberas de él".
Nunca antes un botón rojo me había parecido tan amenazante, voy a hacerlo de todos modos. Respiro hondo un par de veces, enciendo el micrófono, presiono el botón y los primeros acordes empiezan a salir desde el cuerpo de Valentina. Cierro mis ojos, concentrándome en cada movimiento de mis dedos sobre los trastes, en cada nota que sale desde mi garganta. Intento hacerlo lo mejor posible, no quiero entregarle a Yoongi una porquería, pero cómo no quiero escuchar la grabación es preferible que lo haga en una sola toma. Sólo grabo dos de las diez canciones. El resto de ellas quedará en el recuerdo, junto con mi banda y mis adorables compañeros a los que todavía añoro.
Terminada la sesión de grabación, ya con los archivos mp3 guardados, decido enviarlos inmediatamente a Yoongi para sacarme esto de encima rápidamente, antes de arrepentirme. No tengo su teléfono, no me queda otra más que recurrir a Jimin para pedírselo.
Vic: Hola, cariño. ¿Cómo va tu día? Espero que hayas descansado bien anoche. Necesitaba pedirte un favor ¿podrías pasarme el número de Suga?
Jimin tarda un buen rato en responderme, debe estar ocupadísimo con eso de la presentación que se les viene encima. A la media hora, aparece su respuesta en mi pantalla.
JM: Hola Noona, te he extrañado mucho... Mi día está siendo agotador pero estoy bien, cariño. Tengo muchas ganas de verte. Por supuesto que puedo pasarte el teléfono de Yoongi ssi: 02 777 9123. Seré curioso ¿para qué lo quieres?
Vic: ¡Gracias! No seas tan curioso. ¿Nunca escuchaste que la curiosidad mató al gato? Yo también te extraño mucho, pequeño salvaje.
JM: Si, lo escuché. También escuché que murió sabiendo ;) Ya me enteraré, ve tú a saber que están planeando ustedes dos. Este fin de semana nos dejan libres de nuevo ¿Te parece si hacemos algo juntos? Me gustaría hacer un pequeño viaje, los dos solos. Podríamos salir el viernes por la noche y regresar el domingo.
Vic: Espero que tengas siete vidas, gatito. Por supuesto que te enterarás y CLARO QUE SI, ACEPTO TU PROPUESTA ¿Tienes algo planeado?
JM: Si, tengo algo planeado... Pero vamos a dejarlo en sorpresa, ya que andas escondiéndome información, te voy a pagar con la misma moneda.
Vic: Eres malvado... Esperaré con ansias el fin de semana. Aprovecharé para terminar con las traducciones para enviarlas a la compañía, así no queda nada de lo que preocuparse. Gracias de nuevo por pasarme el teléfono de Yoongi, cariño. Te amo. Te lo recuerdo por si se te olvida.
JM: Y yo a ti, pequeña. Nos vemos el viernes entonces, de todos modos nos mantenemos comunicados. No quiero estar extrañándote como un loco hasta el fin de semana. Ten un buen día, mi preciosa Noona.
Vic: Tú también, hermoso Jiminie =)
Recorro el menú de mi celular, hablando sola como para variar.
— Contactos. Crear nuevo contacto. Nombre: Suga. Teléfono celular: 02 777 9123. LISTO.
«Ahora o nunca», pienso. Usando un cable USB, copio los dos archivos y comienzo a escribir el mensaje, para luego adjuntarlos.
Vic: Buenas tardes Suga, soy Victoria ¿Recuerdas que me pediste que te pasara mis canciones? Fui un poco más allá y decidí enviártelas grabadas. Puedes hacer con ellas lo que gustes, si es que te agradan. ¡Que tengas un hermoso día!
Presiono enviar, eso es todo. Voy a utilizar el resto de mi día para trabajar, necesito terminar con esos videos si quiero disfrutar el fin de semana. «Me pregunto dónde querrá ir Jimin, tiene que ser algún lugar en el que pueda caminar en paz», me muero de la curiosidad. ODIO LA CURIOSIDAD.
Otro día se me pasa al vuelo, estoy tan inmersa en mi trabajo que no me doy cuenta de que ya es de noche. Tampoco me di cuenta de que, más allá del café, todavía no comí nada. Suele pasarme eso de saltarme el almuerzo, ya que siempre me despierto tarde. Volvió a pasar hoy a pesar de que me desperté mucho antes de lo normal.
Tengo muchas ganas de comer spaghetti y hace muchísimo que no preparo una salsa como corresponde así que esta noche voy a cenar como una reina, en frente del televisor. « ¿Qué tal algo de música para mover el trasero?», pienso. La música está presente en mi vida prácticamente las veinticuatro horas del día, salvo cuando duermo. Toda la vida fue igual. Al gustarme tantos géneros diferentes, nunca jamás me aburro. "Una canción para cada ocasión", suelo decir.
Al ritmo de Celia Cruz, meneando el trasero con el compás de la salsa (valga la redundancia), comienzo el proceso del picado de cebollas. Llorar mientras se baila, es un nuevo concepto de arte que acabo de inventar. El aroma del tomate y los condimentos invade todo el apartamento, haciendo que mi estómago ruja.
https://youtu.be/imeXSRNRMeg
Una hora después tengo mi suculento plato servido, así que tomo del cajón un tenedor y una cuchara para sentarme a comer. Aprendí cuando era pequeña a "enredar" el spaghetti usando la cuchara y todavía conservo la costumbre. Es menos problemático comerlos de esa manera. Me siento en la sala, enciendo el televisor y busco algo para ver. Aparece un documental en las recomendaciones que me parece bastante interesante. Todavía ni noticias de Yoongi, a todo esto. Aunque no va a pasar mucho tiempo hasta que interrumpa mi cena, porque apenas quince minutos después recibo un mensaje de su parte.
SG: Buenas noches, Noona. Perdón por la tardanza, te imaginarás que el día estuvo de locos. Acabo de escuchar tus grabaciones y ya que dijiste que haga lo que me plazca con ellas, eso es lo que voy a hacer. Creo que te vas a llevar una grata sorpresa... Pero vas a tener que esperar. Ten una buena noche y descansa.
Vic: ¡Buenas noches Suga! No hay por qué disculparse, entiendo perfectamente. Esperaré entonces. Me pregunto qué harás, no soy fanática de las sorpresas pero no voy a preguntar más nada, solamente por ser tú. Descansa tú también =)
«Supongo que deben haberle gustado, si planea hacer algo con ellas ¿Qué será?», pienso totalmente intrigada. Ya me enteraré. El don de la paciencia necesita entrenamiento, sobre todo el mío. Aun así, me siento orgullosa de mí misma por haberme atrevido a hacer algo como eso. Una sonrisa se dibuja en mi rostro. «Nunca más me voy a dejar paralizar por el miedo», me lo prometo.
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