16.
La luz del alba metiéndose por la ventana, me obliga a abrir los ojos desde temprano. Me siento en la cama, es la primera vez que veo un amanecer en siglos. Jimin sigue dormido, con un brazo detrás de mí y el otro sobre su estómago, estirado cómodamente. Su cuerpo desnudo yace a mi lado, visible para ser admirado nuevamente. Decido recostarme sobre su pecho, sintiendo el hermoso aroma de su piel. «No te despiertes todavía, cariño», pienso.
Cierro mis ojos una vez más, intentando ignorar el fulgor que se cuela a través del vidrio. Su brazo rodea mi espalda, acariciándola.
— Buenos días, preciosa. Otra vez adelantándote a mí ¿Eh? —la primer sonrisa del día aparece frente a mis ojos, dejando mi cerebro en coma cuando veo sus carnosos labios estirarse de oreja a oreja.
— El sol me despertó, de nuevo —ruedo los ojos en señal de fastidio— Hubiera querido seguir durmiendo.
— Eres sumamente remolona, cariño. Me agrada eso, voy a tener muchas oportunidades de despertarte, siempre y cuando nos acordemos de cerrar las cortinas.
— Anoche estábamos un poco ocupados como para eso, ¿no?
— Anoche... —sus mejillas se encienden de repente y no puedo más que enternecerme ante esa vista.
— ¿Qué pasa con anoche?
— ¿Estuvo bien?
— No sé cómo no te diste cuenta por tus propios medios. Fue la mejor noche de mi existencia... De verdad.
— ¿En serio? —por alguna razón está sorprendido. Aparentemente espera algún tipo de crítica, pues... no tengo ninguna.
— Si vas a dudar de mi palabra, al menos confía en los resultados, precioso —una sonrisa satisfehca asoma en su rostro, luego de un pequeño guiño de ojos por mi parte.
— Tengo una propuesta para ti.
— Dime. ¿Qué tienes en mente?
— Puedes quedarte durmiendo unas horas más si quieres, tengo que ir al trabajo, pero puedo venir a buscarte al mediodía para almorzar juntos y te llevo a casa. ¿Qué opinas?
— Opino que es una idea excelente, pero cierra la cortina por favor —no soporto la luz del primer sol de la mañana.
— Como usted diga, señorita vampiro. Mejor empiezo a cubrir mi cuello, por las dudas...
Me acerco a su cuello y le doy una mordidita ligera. Jimin me abraza fuertemente, como si quisiera meterse dentro de mí.
— No sé cuántas veces lo dije, Noona, pero te amo. Te amo y no me voy a cansar de repetirlo. Estoy muy agradecido de que te hayas cruzado en mi vida, preciosa.
— Lo mismo digo mi amor. Te amo... Mucho...
Planta un último beso en mi frente antes de levantarse y dejarme ver su cuerpo a plena luz del día.
— Ahora eres tú la voyeurista —dice, al tiempo que una almohada aterriza sobre mi rostro, de la cual me deshago instantáneamente.
— Y no es para menos...
El sol reluce sobre su pálida piel, mientras lo observo tomar una toalla y dirigirse al baño, cuya entrada está aquí mismo dentro de su habitación. Camina contoneando su trasero como un pavo real, imitando mis acciones de la otra mañana, consiguiendo con aquello un silbido al mejor estilo "trabajador de la construcción". Todavía estoy despierta cuando sale de la ducha, no quiero perderme un momento de Jimin, perderlo de vista sería pecaminoso. Elige un pantalón deportivo negro, una camiseta de manga larga de color blanco y una corta de color rojo. Lo observo vestirse, las capas de su ropa oversize cubren las mejores partes de él, pero está bien. « No hay nada que ver aquí », pienso.
— ¿Cómo me veo? —modela su conjunto frente a mí, caminando como si el frente de la cama fuera una pasarela.
— Sabroso, como siempre... ¿Puedes hacerme un favor? Mi celular está dentro de mi bolso ¿me lo traerías? No voy a poder despertarme si no pongo una alarma. —le pido, con rostro suplicante y haciendo un puchero.
— Claro preciosa. Ahora lo busco.
Unos minutos después regresa, celular en mano.
— Adiós, duerme bien cariño. Nos vemos en un rato —tras un tierno beso sobre mi frente, se dirige a cerrar las cortinas y lo veo bajar la escalera.
Unas horas más tarde, la alarma empieza a sonar. Me quedo mirando el techo unos minutos, intentando despabilar mi cerebro que suele despertarse bastante después que mi cuerpo. Me ducharía, pero no creo que Jimin tenga ropa interior femenina.
Tomo mi ropa del suelo, vistiéndome con total tranquilidad mientras escucho mi música, como todos los días. Dejo la cama hecha y todo ordenado arriba, para luego dirigirme escaleras abajo en busca de café. Jimin había dejado el café preparado, junto con una nota que decía "Esto es para ti, disfrútalo Noona". Me sirvo una taza caliente y me siento frente a la ventana a mirar el paisaje. El río Han brilla bajo la luz del sol. « La calle está bastante atareada hoy» pienso, al observar el tráfico desde mi posición elevada. Todavía tengo unos minutos hasta que venga a buscarme, los voy a pasar aquí sentada en silencio.
De repente, mi teléfono suena, haciéndome sobresaltar.
JM: Preciosa, estoy en el garaje, acércate al ascensor
Vic: ¡OK!
Enjuago rápidamente mi taza, me acerco a la entrada a tomar mi bolso y me pongo mis zapatillas. La campera de cuero la cargo en mi brazo, no creo que vaya a necesitarla hoy. El ascensor se detiene con un "click" casi inaudible y las puertas se abren de par en par. Una vez abajo, el señor enmascarado me espera junto al auto. Una vez me abre la puerta para que pase, se sienta en el lado del conductor para encender el auto y salir hacia la calle.
— Buenos días para ti, Noona —dice, mientras acaricia con delicadeza mi rodilla.
— Buenos días Jimin-Ah —mi mano busca la suya automáticamente, como si no quisiera soltarlo nunca más — ¿Adónde vamos?
— A aprovechar mi hora de almuerzo en algún lugar al aire libre. Sé de uno donde no hay nadie.
— Me agrada la idea de tomar aire fresco, el día está cálido hoy —dicho esto, vuelvo mi rostro hacia la ventana observando el paisaje.
Unos minutos después, nos encontramos en una zona desierta, a orillas del río. Realmente no hay nadie allí, salvo por los pájaros que cantan sobre los árboles que adornan el sector. A la lejanía se escucha el sonido de algunos autos sobre la autopista, pero a simple vista no hay un alma.
— ¡Llegamos!
Jimin se baja del auto, yo también. Del asiento trasero saca unos contenedores, una manta, una botella de agua y dos vasos. Vamos a tener un picnic, por lo visto.
— Jin estuvo cocinando anoche y nos dejó esto para que comamos, pensé que sería bonito hacerlo aquí a orillas del río, ya pasamos mucho tiempo encerrados — dice, al tiempo que saca su rostro del incógnito.
— Tienes razón, pero ¿No tienes miedo de que te vean aquí?
— Nunca viene nadie a esta zona, es mi lugar de paz y tranquilidad. Vengo aquí cada vez que puedo —escuchar esas palabras, trae un poco de tranquilidad a mi mente que estaba empezando a sentirse inquieta.
Acomoda la manta en el suelo, bajo un frondoso árbol que nos protege de la luz directa del sol. Abre los contenedores y sirve dos vasos con agua. También saca dos pares de palillos, que estaban enrollados en una servilleta junto a una cuchara.
— Este es especial para ti — comenta, estirando sus manos para entregarme uno de los contenedores. Al abrirlo y ver su contenido, sonrío de inmediato al darme cuenta del detalle.
— ¿Jin hizo Bibimbap para mí?
— Claro que sí. Le agradas mucho a Jin hyung, a pesar de que no te conoce casi nada. Por cierto, como no sabía si te gusta la comida picante o no, no le puso demasiado. Puedes comer tranquila. Ah, aquí hay algo de Kimchi si quieres.
— Luego le mandaré un mensaje para darle las gracias, también tengo que pasarle la bendita receta del Lemon pie, va a creer que me olvidé de él.
— Está desesperado por usar tu receta, mejor no te olvides.
— Esta tarde me pondré a eso, ¡prometido!
— Por cierto, gracias por lo de ayer —su repentino agradecimiento, me deja confundida por unos instantes.
— ¿Ayer? ¿Qué hice?
— Hablar con Tae y disculparlo por las barbaridades que dijo...
— Ah, eso. No fue nada, cariño. Prefiero comenzar de cero. Es tu mejor amigo, después de todo.
— De todos modos, gracias por eso —con el dorso de su mano, acaricia suavemente mi rostro, obligándome a cerrar los ojos ante su contacto.
El almuerzo transcurre en silencio, los dos disfrutando del aire fresco y la deliciosa comida que Jin nos preparó. El sonido del río Han al correr, resulta tranquilizador. Miro la hora en mi celular, la una y media de la tarde. «Cierto, a las tres vienen las chicas», recuerdo.
Terminamos de comer y ayudo a Jimin a levantar las cosas.
— Tengo que volver al trabajo, cariño, pero me alegro de haber compartido el almuerzo contigo. ¿Te llevo a casa?
— Si... Tengo visitas esta tarde.
— ¿Ah sí? ¿Quién va a visitarte? —dice, entrecerrando los ojos para fingir sospecha.
— Mis amigas, hoy es tarde de chicas. ¿Acaso pensabas que iba a recibir una visita masculina o qué?
— No pensé nada en realidad, sólo quería fastidiarte... ¿Algún día me presentarás a tus amigas?
— Como si pudiera, cariño. Entre mi contrato y el tuyo básicamente ninguno de los dos existe, salvo para los chicos. Nuestra relación debería llevar un sello de "TOP SECRET" impresa.
— Lo sé... Pero no va a ser así por siempre — dedicándome una tierna sonrisa, me toma por la cintura para besarme —En algún momento dejaremos de ser un secreto, mi amor.
A las dos de la tarde, estoy entrando a mi apartamento. Sólo necesito una ducha caliente y ropa limpia para recibir a las chicas. Ah, y una botella de vino abierta «Yuuko debe estar desesperada, si quiere tomar vino a las tres de la tarde», pienso riéndome sola.
Tomo una ducha relajante, mientras Frank Sinatra hace su trabajo en los altavoces de mi celular. Luego, ya en mi habitación, me paro frente al espejo grande totalmente desnuda salvo por mi ropa interior. Reviso mi cuerpo centímetro a centímetro. Mis estrías, mi celulitis. Los rastros de los cambios de peso repentinos y de la edad, que tanto me acomplejaban, ahora no me resultan tan terribles. «No estoy tan mal» pienso, satisfecha.
Tomo una camiseta gris de manga corta y un pantalón deportivo ancho de color negro para vestirme. Una pasada con mis dedos sobre mi cabello húmedo para acomodarlo y ya estoy lista. En la cocina, tomo uno de mis mejores vinos y lo descorcho, para cuando Yuuko decida que es momento de ahogar sus penas en la bebida rojo purpúrea. Miro la hora en mi teléfono, ya son casi las tres. Mientras espero, le envío la receta a Jin. La busco rápidamente y comienzo a traducirla al coreano en un mensaje de texto. Una vez terminada, concluyo el mensaje dándole las gracias por la deliciosa comida. «Ese hombre es un ángel», aquel pensamiento me dibuja una sonrisa en el rostro. Busco WWH entre mis contactos y presiono enviar. Listo.
El timbre de mi apartamento acaba de sonar, son las tres en punto. La costumbre asiática de llegar a tiempo a todas partes, es una de las que más aprecio. Siempre fui una loca de la puntualidad, agradezco mucho que aquí sea la regla y no la excepción.
— ¡¡Victoria-san!! Abre la puerta —la aguda voz de Yuuko resuena en el parlante del portero eléctrico, junto a ella está Jill mirando directo a la cámara.
— Yuuko-san no grites, pareces loca —respondo, mientras abro la puerta y las observo entrar.
Dejo la puerta de entrada de mi apartamento abierta, para que entren sin tocar el timbre y me dirijo hacia la cocina a esperarlas. Mientras suben, sirvo la copa para Yuuko. No sé qué querrá tomar Jill aunque, tratándose de ella, probablemente le haga compañía a la japonesa beoda que tengo por amiga. Escucho el alboroto que hacen las dos al entrar, hablan a viva voz cómo si estuvieran en el medio del campo.
— ¡Bajen la voz! ¡Parecen dos cacatúas!
— Acabamos de entrar y ya nos está maltratando —Jill ingresa primero, poniéndome su mejor cara de pocos amigos.
— Si, para variar —Yuuko acata la moción.
En un tris, las tengo a ambas en la cocina mirándome.
— Ven aquí, idiota —Yuuko abre sus brazos de par en par.
— Eres insoportable. ¿Lo sabías, no? —me acerco a ella y la abrazo. Jill se suma al abrazo grupal— ¿Qué les pasa, la primavera les despertó el amor y se la agarran conmigo?
— Tú siempre tan afectuosa, mi querida amiga —una mueca sarcástica se dibuja en el rostro de Jill. Ya sabe como soy, así que está acostumbrada a que no me comporte como un osito cariñoso.
— Si ya saben cómo soy ¿Para qué insisten? Ustedes dos son imposibles.
— Yuuko está en crisis —comenta Jill— Dale un poco de amor, no seas así.
— ¿Qué te pasa? ¿Acaso Kenny intentó hacer algo útil y prendió fuego la casa? —pregunto, usando el mejor tono burlón que encuentro.
— No exactamente —de repente, la expresión de Yuuko se vuelve algo sombría —Dame esa copa de vino y ya te cuento. Ahora... Tú... te ves extraña...
— ¿Yo? ¿Extraña de qué? —intento esconder mi rostro de ellas, sé que mi mirada revela más de lo que quisiera.
— No te hagas... Veo lo mismo que Yuuko. Hay algo raro en tu mirada. HABLA —Jill pone su tono sargento, cómo si eso fuera a surtir algún efecto.
— No tengo nada que decir, si hay algo en mi mirada será cansancio de estar tanto tiempo trabajando frente a la PC. Dejen de decir tonterías las dos.
— Mmm... Estás mintiendo —ambas voces suenan al unísono, cómo si se hubieran puesto de acuerdo.
— ¡QUE NO! — el interrogatorio ya me está empezando a fastidiar —Toma Yuuko — le alcanzo a Yuujo la copa con el vino servido y le paso la otra a Jill, tratando de desviar la conversación hacia otro lado —Supongo que le vas a hacer compañía aunque sean las tres de la tarde...
— Supones bien, ella no es la única con derecho a beber a esta hora. Eres una amargada, por eso no lo entiendes —Jill y sus observaciones —Cuéntale Yuuko...
— Si mejor, cuéntame Yuuko. Antes de que Jill tenga un accidente —le doy una mirada asesina, aunque cariñosa.
— Pues... Victoria-san... —su voz cambia de inmediatamente de tono. De repente, todo rastro de alegría en su voz ha desaparecido —Kenny tiene otra mujer —suelta de repente.
— ¿QUE? ¿DE QUE HABLAS? No puede ser...
— Puede, mi querida amiga —acota Jill, mientras le da un sorbo a su copa.
— ¿Cómo puedes asegurarlo? —pregunto, sin salir de mi sorpresa ante tan terrible declaración.
— Los vi juntos, cuando pasaba en auto por el frente de la disquera que lo contrató, abrazados como si fueran recién casados —comenta Jill —Obviamente que se lo dije a Yuuko de inmediato. ¿Quién se cree que es ese malagradecido? ¿Gana un poco de fama y se cree Mick Jagger? No podía esconder esto de ella.
— No puedo creer lo que me están diciendo. Yuuko-san... ¿Lo confirmaste?
— Si... —las lágrimas comienzan a hacerse presentes en sus ojos y me encuentro totalmente paralizada, sin saber como reaccionar —Miré su celular... Estaba repleto de mensajes y fotos con ella. Una tal Kim Hee-Sook o algo así. No sé qué hacer, Victoria-san.
— Le dije que le dé una patada en el trasero a ese imbécil, se lleve a los niños y vuelva a Japón con su familia, pero dice que no puede hacer eso. Que el divorcio está mal visto y que bla bla bla... —Jill está visiblemente indignada ante los parámetros sociales de las culturas orientales. Nosotras no tenemos ese tipo de peso en nuestros hombros y no entendemos muy bien cómo pueden aguantar ese tipo de situaciones, sólo por una convención social.
Mi celular suena, pero decido ignorarlo por el momento. Esto es mucho más importante.
— Amiga... estoy de acuerdo con la australiana ebria. Sé que duele, pero no puedes permitir que te trate así. No después de todo lo que hiciste por él para apoyarlo en su carrera musical. Es un total y completo subnormal, si engaña a una mujer tan valiosa como tú —siento mi rostro calentarse. El enojo que me causa esta situación es tal, que me encantaría ira buscarlo para partirle la cara.
Yuuko sigue llorando así que, guiada por algún tipo de instinto que dezconozco, me acerco a abrazarla. No me gusta mucho el contacto físico en realidad, pero este no es momento para negarle consuelo a esa pobre mujer que tanto adoro. Jill se vuelve a sumar al abrazo, transformándolo en colectivo.
— ¿Qué van a decir mis padres, Victoria-san? Todo el mundo va a hablar y van empezar a correr rumores de que si Kenny hizo eso, yo debo haberlo descuidado. Ya sabes cómo son por estos lados... No quiero que mis niños estén expuestos a esos comentarios maliciosos. No puedo hacerlo.
— Yuuko... Lo siento tanto —realmente me rompe el alma, ver a mi amiga en estas condiciones — Deja ver cómo te podemos ayudar. Quizás no sea necesario que vuelvas a Japón después de todo. Algo se nos va a ocurrir. Voy a servirme una taza de café, esto me puso de los nervios.
Mi celular está conectado al cargador, justo al lado de mi dispenser de cafeína. Un mensaje de Jin parpadea en la pantalla.
J: Gracias por la receta, NOONA. —« ¿Otro más? ¿Se ponen de acuerdo o qué?», pienso divertida.
Vic: "De nada, WWH. ¡Que lo disfrutes!"
En medio de mi respuesta, un mensaje de Jimin se asoma en la barra de notificaciones:
JM: Buenas tardes, cariño ¿Cómo va tu tarde de chicas?
La sonrisa idiota que acaba de aparecer en mis labios, fue lo suficientemente obvia como para que Jill empiece de nuevo a molestarme.
— ¿Qué es esa cara de estúpida? — no me tuve tiempo de reaccionar, ante el veloz movimiento de mi amiga que terminó por arrebatarme mi teléfono de un saque.
— ¡Dame eso! — grito mientras intento alcanzarlo, pero Jill es más alta que yo y sostiene el teléfono con el brazo en alto.
— Quédate quieta, solo quiero saber quién te hizo poner esa cara de boba —mi celular se babolea en el aire, atrapado entre sus dedos traicioneros.
— Que me lo devuelvas... —pido, cruzándome de brazos y con la peor cara de mala leche que consigo poner en ese momento.
— Ok, ok ... Pero aunque sea cuéntanos, somos tus amigas ¿No? —dice, al tiempo que me devuelve el teléfono, mientras pide disculpas con la mirada.
— Vicky-san... ¿Qué escondes? ¡¡CUENTA!!—la señorita, que hace cinco minutos estaba llorando como una Magdalena y sorbiéndose los mocos, acaba de decidir que es más importante enterarse de mis intimidades en lugar de resolver su propio dilema.
— Pffffff, no puedo creer que sean tan molestas. Les contaré lo que pueda, no pidan detalles... Estoy saliendo con alguien —listo, lo dije.
— ¿QUEEEEE? —ahora tengo dos pares de ojos, abiertos de par en par, enfrente de mi cara y no sé muy bien como reaccionar ante sus rostros repletos de sorpresa.
— SHHHH, bajen la voz por favor. Se los ruego.
— ¿Quién es? ¿Qué hace? Cuéntanos —Jill se sirve otra copa de vino y rellena la de Yuuko para poder acomodarse a escuchar todo lo que NO les voy a decir.
Sirvo unos snacks en un plato y las invito a sentarse a la mesa. En lo que nos acomodamos, respondo el mensaje de Jimin.
Vic: "Va bien... Sólo me están interrogando porque vieron mi cara de idiota cuando leí tu mensaje. Eres inoportuno, cariño =( "
— Deja eso y habla de una vez —Yuuko prefiere olvidarse de su tragedia y meter su nariz en mis cuestiones.
— Pues eso. Estoy saliendo con alguien. Es un hombre adorable, amable, atento, cariñoso y tenemos buena química. — «También es hermoso, joven y famoso, pero qué más da »
— Ella, tirando la bomba así nomás, como si esto no fuera todo un acontecimiento — interviene Jill — ¿Estás sola desde hace cuántos años?
— Seis... —respondo, luego de sacar la cuenta usando mis dedos.
— Esto es una bomba nuclear... ¿eso es todo lo que vas a decir? ¿Tienes una foto?
— No... —miento. «Búscalo en internet, hay millones», afortunadamente mi risa interna no la pueden escuchar.
— ¿Es coreano? ¿De que trabaja? ¿Cómo se ve? —entre las dos no hacen una y me tiran todas las preguntas al mismo tiempo, dejándome totalmente tiesa en mi lugar.
— ¡¡¡Ay Dios mío!!! Cuántas preguntas. ¡Ya paren!
Jimin interrumpe las preguntas del aquelarre:
JM: Lo siento Noona (o quizás no) ¿Qué vas a decirles?
Vic: Que eres feo :P No voy a decirles nada que las guíe hacia ti, eso seguro
JM: Soy feo ¿Eh? Anoche no decías lo mismo... Algún día las conoceré, mi amor. Te dejo seguir con las chicas porque se van a molestar. Te amo, preciosa ♥
Vic: Anoche estaba oscuro :D Te amo, Jimin-Ah ♥
— ¡Victoria deja a tu novio un minuto y responde! —supongo que habrá adivinado a quien le estaba respondiendo, basándose en mi cara de feliz cumpleaños.
— ¿Cuál de todas las preguntas molestas que hicieron?
— TODAS —responden al unísono.
— Uno: Si, es coreano. Dos: Trabaja en el ambiente artístico. Tres: Se ve como si sus padres hubieran puesto mucha voluntad al crearlo. ¿Eso responde sus dudas? Ya basta con el interrogatorio —a toda velocidad, las respuestas iban saliendo de mi boca. Cuando antes termine con la tortura, mucho mejor.
— ¿Cuándo vamos a conocerlo? —pregunta Yuuko haciendo ojitos, para intentar convencerme de que eso tiene que suceder pronto.
— No lo sé, algún día. ¿Podemos volver a lo que estábamos? Tú eres más importante. — le respondo, intentando terminar con el tema.
— Ok amiga... Te dejaremos en paz —Yuuko le dedica una mirada de soslayo a Jill indicandole que pare de una vez. Me conoce lo suficiente como para saber que estoy a dos milímetros de sacarme de quicio.
Unas horas después y varias copas después, ya caída la noche, Yuuko y Jill se retiran de mi apartamento, con la promesa de encontrar una solución rápida para nuestra desconsolada amiga.
«Algún día lo conocerán, sí. El día que nuestros contratos se terminen, ve tú a saber cuándo» aquel pensamiento realmente me entristece, pero decido disfrutar el momento hasta que podamos ser libres.
Victoria se está saliendo de la vaina por contarle a todo el mundo lo que está pasando. Y yo también!!!!!
As always: suggestions, oppinions, sending me love. Do it right here!
Lots of purple hugs
Noona ♥ (internacional ella XD)
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