14.

Cinco minutos más tarde, bolso en mano, me encontraba en la puerta buscando el auto de Jimin. De repente, el vidrio polarizado de uno de los autos aparcados comienza a bajar y ahí está él, de incógnito como siempre.

— Vamos, cariño. No tenemos toda la noche —me llama desde dentro, con notable impaciencia. 

No tengo ni la menor idea de qué clase de auto es, no entiendo nada de eso. Lo único que puedo entender a simple vista, es que no es uno de los más baratos del mercado. Me acerco al auto y desde adentro me abre la puerta. «Allí vamos...», pienso con un poco de ansiedad.

— Buenas noches, caballero enmascarado —digo entre risas.

— Buenas noches, mi amor. Sabes que es esto o que nos persigan hasta el fin del mundo.

— Lo sé, aunque no me termino de acostumbrar a tener que ver tu hermosa cara toda cubierta. Ya me acostumbraré —«Otra no me queda» —Te extrañé Jimin-Ah

— Y yo a ti, preciosa. ¿Vamos?

— Vamos...

Jimin es un gran conductor, presta mucha atención y se concentra en lo que está haciendo. Me siento segura con él al volante.

— Sí que te tomas en serio esto de conducir... ¡Conduces muy bien!

— Tengo que concentrarme, sobre todo con esta preciosa carga que llevo en el asiento del pasajero —gira su rostro para mirarme, guiñándome un ojo por debajo de la visera de su gorra.

— Entonces mejor te dejo concentrarte. Quiero llegar de una vez para poder ver el hermoso rostro que tienes escondido debajo de todo eso.

— Ya falta poco, casi llegamos. Quiero poder sacarme todo esto y saludarte apropiadamente. Además, ya me está costando tomar aire con esta porquería puesta.

— Si, todavía recuerdo cuándo todos teníamos que usarlos las veinticuatro horas. Preferiría no tener que tocar una cosa de esas nunca más —pequeños recuerdos de la pandemia que asoló a la humanidad unos años atrás...

— Sí, yo tampoco. Pero que más da. Si no me cubro hasta las orejas no puedo vivir en paz. En unos minutos voy a poder ser libre nuevamente.

— Pobrecito de ti. Debe ser difícil ser famoso. Lo digo en serio.

— Lo es, pero también es muy gratificante, supongo que depende por dónde lo mires.

— Pues, lo miro desde mi propio lado. Todavía desconozco cómo es tu vida diaria, después de todo —ciertamente, no tengo la menor idea de cómo es su vida, aparte de que trabaja una cantidad exagerada de horas.

— Ya te enterarás, preciosa...

En lo que quise darme cuenta, estábamos subiendo por una colina totalmente poblada de edificios de lujo. Jamás en mi vida estuve siquiera cerca de pisar "Hannam the hills". Sé dónde estamos, simplemente porque es una de las zonas más caras de Seúl y está construida sobre la ladera de una colina. Me imagino la vista del río Han que debe tener desde su apartamento. Mil veces mejor que la mía (y eso que mi zona no está nada mal).

— ¿Qué pasa Noona? Calladita te has quedado —me mira curioso.

— Simplemente estoy admirando el paisaje nocturno desde aquí. Jamás pensé que terminaría conociendo este lugar, aunque sea de noche.

— ¿Sabes dónde estamos?

— Si, lo sé perfectamente... —cualquiera que viva en Seúl sabe sobre este lugar. Uno de los más exclusivos de la ciudad.

— Pues disfruta la vista, ya casi llegamos cariño.

De repente aparece frente a nosotros un lujoso edificio de apartamentos, de arquitectura súper moderna. Una estructura con balcones curvos que prácticamente parece imitar la forma de la colina en la que está asentada. Jimin entra el auto al aparcamiento y ocupa su lugar cerca de los ascensores.

— Déjame abrirte la puerta, Noona.

Se baja rápidamente, pasa por delante del auto y muy caballerosamente, me abre la puerta para que baje, dándome su mano. Al cerrar la puerta, oprime el botón del cierre automático en su llavero. Todavía de la mano, nos acercamos a uno de los ascensores, pero este es diferente, tiene un panel para colocar un código numérico en él. «O sea que es un ascensor privado», pienso, totalmente descolocada. Me pregunto que me espera una vez que lleguemos a destino.

Jimin coloca el código y la puerta del enorme ascensor se abre, sin hacer un sólo sonido. Una vez dentro, Jimin se saca la gorra y el barbijo. Para mí sorpresa, su pelo está de un gris plata totalmente brillante. Decir que le queda hermoso sería subestimar su belleza. No tengo palabras para describirlo en este momento.

— ¡Ahora si! Al fin libre.  Hola, mi amor... — se acerca a mí, colocando su mano sobre la pared del ascensor, justo al lado de mi cabeza. Pone su rostro tan cerca del mío que me está a punto de estallar el cerebro. No sé cuánto tiempo más voy a aguantar...

— Hola, hermoso... Te ves tan... —no encuentro la palabra. No hay una que me sirva para dar una definición exacta.

— ¿Me veo tan? —su  rostro se acerca un poco más al mío, mientras en él se dibuja una mueca tan sensual que me dan ganas de saltarle encima por enésima vez en la semana.

— Supongo que la palabra, más o menos exacta, sería Sexy....

— ¿Eso crees? —se coloca a un milímetro de mí. Esta cosa no llega nunca a destino. «AUXILIO»

— Eso creo...

En el momento en el que sus labios rozan los míos, la puerta del ascensor se abre. Resulta ser que el ascensor es, directamente, la puerta de entrada a su apartamento. Jimin vive en el Pent-house de edificio. 

— Llegamos —plantando un beso rápido en mis labios, toma mi mano para guiarme  fuera del ascensor.

Hoy es el día de quedarme sin palabras. Apenas salir, puedo ver una panorámica de Seúl, el puente Hannam, sobre el río Han, se levanta a la lejanía completamente iluminado. Mi mirada se pierde por completo, esta habitación es igual de grande que mi apartamento entero. Quizás más.

Una gran mesa de roble ocupa el centro de la habitación, las sillas tapizadas en cuero negro son un perfecto complemento. En una de las paredes de la habitación, hay una TV curva que debe ser de unas 65 pulgadas. Delante de ella hay un enorme juego de sillones, uno de cuatro cuerpos y dos de un cuerpo a cada lado. También hay una mesita ratona vidriada, dos veces más grandes que la mía.

Cortando la vista de la otra pared, veo una escalera de madera, con una baranda de metal lustrado súper moderna. «Supongo que allí arriba estará su habitación. Madre mía, este apartamento es espectacularmente grande», pienso mientras estoy totalmente inmersa en la vista de la habitación. No me alcanzan los ojos para ver todo. Un castillo digno de un rey como él. Me siento totalmente fuera de mi ambiente en este momento.

— ¡Hey! —Jimin chasquea sus dedos frente a mi rostro — ¿Adónde fuiste ahora?

— Perdona, estaba absorbiendo toda la información que tengo delante. Jamás había estado en un lugar como este... —suelto tímidamente.

— Pues sería mejor que te vayas acostumbrando, cariño.

« ¿Acostumbrando...? ¿De qué habla?», esa declaración me dejó pasmada.

— ¿Acostumbrando a qué? 

— A ver lugares como éste. No te preocupes, a mí también me costó en un principio.

— No sé si pueda acostumbrarme. De todos modos, el lugar no es tan importante como el dueño— no es mentira, bien podría haber vivido en una caja de cartón. No deja de ser Jimin.

— Me agrada que digas eso. Más me agrada que no actúes extraño estando aquí. Sé que es demasiado que asimilar, pero creo que tú puedes hacerlo sin problemas.

— Pues... Me imaginaba un lugar lujoso, aunque creo que la imaginación se me quedó corta. Supuse que no debías vivir en un apartamento como el mío. Eres Park Jimin, después de todo —aquella frase de Tae, me vino a la mente de inmediato.

— Lo más importante aquí es la seguridad, más allá del lujo. No corro riesgos de ser espiado, perseguido ni molestado. No sé si lo notaste, pero este edificio tiene más cámaras y vigilancia que la casa central del FBI. No hay manera de entrar o salir sin ser notado, aunque todo aquel que pasa por las puertas, tiene derecho a una vida privada. Es por eso que pude traerte aquí, nadie va a decir nada.

— Por ahí iba la cosa —«Claro, tiene sentido»

Jimin toma mi bolso y lo cuelga, dejamos nuestro calzado en la entrada y finalmente entramos al apartamento del todo.

— Siéntete como en tu casa, ponte cómoda Noona —dice, mientras me sonríe amablemente— ¿Quieres tomar algo? Voy a pedir la cena por teléfono, hay un lugar aquí cerca que hace unos Mandu increíbles. Hasta tienen vegetarianos. ¿Te gustaría eso? Creo que también voy a pedir Kimchi Jjigae. Estoy muerto de hambre.

— Lo que tú quieras está bien. Para tomar me conformo con agua, estoy muerta de sed —tengo el estómago hecho un nudo, ni siquiera puedo pensar en comer ahora.

— Ok, cariño. Dame un minuto para pedir y enseguida estoy contigo —me acerca un vaso con agua fría y se aleja para llamar por teléfono. A los pocos minutos vuelve, con una copa de vino en la mano.

— Ven, siéntate aquí conmigo un rato. Estoy muy cansado...

Lo sigo hasta el sillón de cuatro cuerpos y me siento a su lado, dejando mi vaso de agua en la mesita. No puedo dejar de mirarlo, cada pequeño gesto, cada pequeña mueca que hace, es digna de ser fotografiada y colgada en una pared. Si hay un hombre más atractivo que este, no quiero saberlo.

Jimin deja su copa de vino sobre la mesa, al lado de mi vaso, se recuesta en el sillón y apoyando su cabeza sobre mis piernas, se acomoda. Desde esta perspectiva es todavía más lindo. Con una de mis manos acaricio su frente y su cabello con mucha suavidad, la otra descansa sobre su pecho.

— ¿Tuviste mucho trabajo hoy, pequeño?

— No, sólo unas seis horas de práctica de coreografía, más otras seis horas de práctica vocal— dice sarcástico, pero sin mala intención en su voz —Ya estamos viejos para esto...

— Entiendo. Es demasiado esfuerzo físico y por más que no seas viejo en realidad, el cuerpo ya empieza a desgastarse

— Por eso te digo que no pienso seguir haciendo esto mucho tiempo más. Estoy cansadísimo de llevar esta vida. Ha sido genial, pero mi cuerpo no es el mismo que hace diez años atrás. Imagínate a mis Hyungs, los huesos les suenan cada vez que se mueven. Nos estamos oxidando rápidamente, Noona.

— Comprendo, cariño. He trabajado hasta destrozarme las articulaciones, por eso estudié. No quería hacerlo más.

— ¿En serio? ¿Te lastimaste trabajando?

— Si... Pero nada serio. Mientras no haga grandes esfuerzos, no pasa nada. Aunque los días de mucha humedad, me siento fatal. Después de unos años entendí eso que decían los viejos de que sus rodillas les avisan cuando va a llover...

Jimin se ríe de mi comentario, gracioso pero real.

— ¿De qué trabajabas, antes de ser una exitosa traductora?

— Prefiero no recordar el trabajo, si no te molesta. Lo que importa es que ya no tengo que hacerlo...

No quiero decirle que me pasé la vida limpiando la mugre ajena. No porque sea indigno, sino porque todos esos años, mi vida no era precisamente color de rosa. El trabajo era muy duro, pero también la vida diaria. El nivel de pobreza en el que he tenido que vivir casi toda mi vida, es algo que no quiero recordar ahora.

— Está bien, cariño. Ya me contarás cuando tú quieras. Lo bueno es que estudiaste, saliste de ahí y gracias a eso ahora estás aquí, conmigo en este sillón

Sus palabras me reconfortan, tiene toda la razón. Gracias a mi esfuerzo pude salir de dónde estaba y darme una vida muchísimo mejor. Sin lujos, pero cómoda y adaptada a mí.

— Entonces me voy a auto agradecer. Me hace muy feliz estar contigo, sea aquí o en cualquier otra parte —sus manos toman la mía, que sigue descansando sobre su pecho. 

— Hazlo, te lo mereces —dice sonriéndome — Eres cómoda, Noona —se revuelve para acomodarse mejor y me mira fijamente a los ojos.

— Pues aprovecha la almohada de lujo que te acabas de conseguir.

— Eso hago, mi amor.

El timbre del apartamento suena, es la comida. Jimin se levanta lentamente, se ve que le cuesta salir de su recién adquirido colchón humano. Se acerca al ascensor y coloca el código, lo envía hacia abajo con dinero en una bandeja, ubicada sobre una de las paredes y a los pocos minutos vuelve con la comida dentro.

— Las ventajas del Pent-house, no tengo que bajar a atender al delivery. ¿Qué tal si nos acomodamos a comer frente a la tele y miramos un capítulo de nuestro anime favorito?

Increíblemente, el bendito anime todavía no termina. Ya va por el capítulo 1500 y ve tú a saber cuántos le quedan...

— ¡Me encanta la idea! Te ayudo a traer las cosas.

Lo sigo a la cocina que, obviamente, es gigantesca y está súper bien equipada. Jimin va dejando sobre la mesada todo lo que necesitamos para comer, voy llevando las cosas a la mesa mientras él desempaca la comida. Una vez la mesa está puesta, el televisor gigante se enciende. Busca el anime y apenas comienza el opening, siento el sonido venir de todas partes. 

«Esto sí que es sonido surround» pienso, mientras intento adivinar dónde están los parlantes. Aparentemente, están en todos lados, porque es imposible saber desde que lugar viene la música.

Comemos viendo la tele, riéndonos como locos con la animación. Parecemos dos criaturas y no me avergüenzo para nada.

Una hora y tres capítulos después, la cena está concluida. Ayudo a Jimin a llevar las cosas de nuevo a la cocina, pero esta vez soy yo la que se pone a lavar los platos. Sin guantes, los odio. Me deja hacer sin decirme nada, después de todo lo dejé hacerlo cuando vino a cenar a mi apartamento por primera vez. En lo que estoy terminando de lavar, escucho una melodía conocida llegar a mis oídos desde todas partes. Es Aretha Franklin... "(You make me feel like) a natural woman".

Lo veo acercarse a mí contoneándose, me toma de la mano y me lleva al centro de la sala. Con uno de sus brazos rodea mi cintura, tomando mi mano con la otra mientras me lleva cerca de su pecho.

— ¿Me concede esta pieza, hermosa dama? —pregunta con gesto seductor, haciendo que se me derrita hasta el alma. 

— Por supuesto que sí, hermoso caballero.

Mi cuerpo se pega al suyo, mientras seguimos el ritmo de la música. Cierro mis ojos, dejándome llevar por el ritmo que marca su cuerpo. Otra cosa que jamás había hecho, es bailar así con alguien. Nunca tuve al lado un hombre que supiera bailar, salvo por mi padre y eso no cuenta.

Me siento en la séptima nube en este momento, mientras la voz de Aretha invade mis oídos, Jimin invade el resto de mis sentidos. Estoy desbordando de emociones ahora mismo. El calor de su cuerpo, su aroma, su mano suave, todo sobre él me deja totalmente sumergida en un mar de sensaciones.

De repente, siento su abrazo volverse más firme, sus labios besando mi frente son una señal silenciosa. Sé que quiere que lo mire y así lo hago. Sus ojos y los míos se encuentran, Jimin acerca su rostro hacia mí lentamente sin desviar su mirada siquiera un milímetro. Al fin, luego de lo que fueron interminables segundos, comienza a besarme. Mi cuerpo es una hoguera, soy un "burning man" de carne y hueso. Si creía que mis hormonas ya no podían alborotarse descaradamente, estaba totalmente equivocada.

— Noona... —se aleja unos centímetros de mi rostro, para mirarme.

— ¿Si? — sé perfectamente lo que va a decirme.

Se acerca a mi oído y susurra...

— Quiero hacer el amor contigo...

«Hasta aquí llegué», pienso, totalmente entregada.

— Soy toda tuya, mi amor...


"Cuando mi alma estaba entre los elementos perdidos, viniste a reclamarla.

No sabía exactamente cuál era mi problema, hasta que tu beso me ayudó a darle un nombre."

Aretha Franklin. (You make me feel like) A natural woman. 


BUEEEEENOOOOOO. No digo más nada. 

Sugerencias, comentarios, darme amor, decirme lo hermosa que soy aunque no me conozcan: Aquí. 

Abrazos violetas, pero del oscurito. 

Noona ♥





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