Me la había pasado casi toda la tarde en mi casa leyendo libros, y me hubiera ido bien, imaginando y visualizando todo en mi mente si no hubiera sido por que no me podía sacar de la cabeza a Kaneki, a aquel chico de cabellos negros al cual le tiré accidentalmente el café. Aun sigo avergonzandome por lo que había pasado. Aun tenía el número de Kaneki pegado en la pared de mi cuarto. Lo observe fijamente por casi 90 segundos, mi mente era un caos pensando si era bueno llamarle, e invitarlo a salir...
De repente, el chillante tono de mi celular rompió el silencio que había en mi habitación. Era un número desconocido.
Conteste.

- ¿Hola?

- ¡Hola! ¿Habla ___?

Reconocí al instante la voz que venía de tras del teléfono.

- ¿Ka-Kaneki? ¿Cómo tienes mi número? - Estaba en shock, no le había dado mi número de teléfono a Touka, solamente pudo haber sido... - ¡Danielle! - Exclame molesta.

- ¿Eh? - Musito Kaneki.

- ¡L-Lo siento! - El pelinegro se rió bajo.

- ¡Descuida! ___, m-me gustaría invitarte a salir... Nos vemos en Anteiku en tres horas.

Segundos después de que aceptara Kaneki colgó el teléfono, después de eso me tire a mi cama, tome mi almohada para cubrir mi rostro y finalmente empece a gritar como loca. Mis nervios descendieron al máximo, mi estómago se revolvía. Ni siquiera sabía por que estaba tan emocianada, sólo sería una simple cita, algo como una salida. En fin, me sentía muy feliz de eso.
No conocía mucho a Kaneki, pero esta sería la oportunidad perfecta para conocerlo. No desperdiciaría esta oportunidad.

Ya habían pasado dos horas desde que Kaneki me llamo, ni siquiera he empezado a arreglarme para verlo. Me levanté de mi cama y busque por todo mi closet algo lindo y casual para la cita. Encontré unos Jeans negros y una blusa con un simple dibujo de una caricatura animada, tome unos tenis color carmesí y me fui a duchar. Me vestí y me mire al espejo, ¿será bueno maquillarme? Pensé. Al instante descarté esa idea, no pienso maquillarme solo para gustarle a alguien, si a esa persona le interesó deberá quererme como soy, ¿no?

El momento había llegado, el reloj marcó la hora exacta que fue decidida para la cita y salí corriendo de mi casa no sin antes tomar un ligero y pequeño bolso y cerrar con seguro mi casa.
La cafetería quedaba a 15 minutos de mi casa caminando, no me preocupe y mantuve un paso tranquilo y ligero.
Al fin llegue, salude a Touka y mire a Kaneki, sentado en una mesa esperándome, me avergoncé un poco, muy rara vez tenía una cita, si me hubiera acompañado Danielle no me dejaría de sermonear.

- ¡Hola ___! Me alegra que si hayas venido. - Me sonrió.

- Bueno... Tampoco pensaba dejarte solo. - Tome asiento frente a Kaneki mientras sonreía.

Todo había empezado como yo me lo había imaginado, algunos compañeros o incluso amigos de la cafetería bromeaban con Kaneki, "¡Oh, Kaneki!, que chica mas bella traes a este lugar" comento Touka acompañada de otros dos se empezaban a reír, otros guiñaban el ojo y otros simplemente le decían cualquier cosa que se les ocurría. Yo me reía a carcajadas de lo que comentaban mientras observaba el lindo color cereza que adornaba las mejillas de Kaneki, él estaba demasiado avergonzado y eso me parecía realmente demasiado lindo.

- ¡Ya! Déjenme tener una charla tranquila con ___, en especial tú Touka, que eres la que más se burla. - Gruño.

- Tranquilo Kaneki, tus amigos son realmente agradables. - Le sonreí.

Habíamos pasado horas y horas hablando de nosotros dos, cosas como "estupideces de mi infancia" "mis amores idiotas" "libros favoritos" más nunca se comento algo sobre nuestra vida, por ejemplo nuestros padres. Parecía que ambos teníamos el mismo pensamiento al no sacar ese tema.

Kaneki se parece a mí, tenemos gustos de lectura similares, escritores y es muy caballeroso mediante las pláticas ridículas, había veces que sus amigos se unían y bromeaban. Es como el chico que soñé.

Kaneki Ken. Una ilusión hecha realidad, ¡la persona perfecta!