Capítulo 1.

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Han pasado meses desde que perdí a mis padres, asesinados por un maldito Ghoul, los odio, me dan asco esos malditos monstruos sin piedad. ¿Cuándo la CCG se encargara de ellos?
Nadie me apoya, nadie me entiende, ¿cómo es posible eso? Solamente tengo a Danielle... Mi única amiga, aunque a veces es algo detestable, siempre dice que necesito un novio, me insiste, pero yo no quiero uno. Los chicos te enamoran, te dicen miles de palabras falsas, ¿para qué? ¿Para qué me lleve a la cama? Vaya estupidez.

Quede de verme con Danielle en una cafetería muy conocida, Anteiku, debo admitir que sirven muy buen café, es tranquilo ir a ese lugar y poder relajarme de tantos pensamientos deprimentes, me alegro de tener una amiga que realmente me apoya con mi dolorosa situación.

- ¡___! ¡Vamos! - Grito Danielle mientras entraba entusiasmada a la cafetería.

- Sí, espérame. - Subí rápido por las pequeñas escaleras de la entrada del local mientras me sentaba frente a Danielle en la mesa que ella había escogido por adelantado. - Oye, pensé que esta vez escogeríamos una mesa cómoda para las dos. - Reí

- ¿E-Eh? ¡Lo siento ___! Pero siempre ha gustado sentarme en mesas cercanas a la ventana.

- Sí, lo se, pero ¿no crees que esto se empieza a tornar aburrido?

- ¡Aburrido tus libros! Tienes miles de libros, no puedes parar de leer ni un segundo ___

Casi la mitad de los demás clientes se nos quedaron viendo por el comentario de Danielle, incluso los meseros. ¡Que vergüenza!

- ¡Cállate Danielle! - Grite en un susurro.

- Ups... ¡L-Lo lamento!

Se escucho la voz de alguien, un chico si no me equivoco, "¡Que linda!" Se escucho hablar en voz alta. Danielle se sonrojó y yo mire rápidamente de quien pertenecía esa voz. Vi a un joven, su cabello era de un color naranja, él simplemente me saludo, yo extrañada le devolví el saludo. Repentinamente uno de los meseros le susurro unas palabras mientras le entregaba una taza de café. El simplemente hizo un leve puchero y asintió.
Me reí.

Habíamos hecho nuestros pedidos, el mismo mesero que atendió al joven de cabellera naranja nos atendió a nosotras. Debo admitir que es atractivo.

- Oye ___ ¿no te parece atractivo el mesero de cabellos negros? - Sonrió maliciosa.-

- No digas esas cosas, Danielle - Hice una pausa, cerré los ojos y deje caer suavemente mi cabeza sobre nuestra mesa - No puedo negar que ese mesero que nos atiende es atractivo. Sin embar...go... - abrí mis ojos cuando empece a pronunciar lo último, no pide terminar de hablar por que frente a nuestra mesa, estaba él ahí. Rayos, soy una idiota.
El chico se me quedo mirando raro unos segundos, pero de repente él me regaló una sonrisa. Su sonrisa lo hace ver mejor aún.

- Aquí esta su cuenta señoritas. - Comento el chico mientras dejaba sobre la mesa un pequeño papel, nuevamente me miro y volvió a sonreír. Segundos se fue.

Me estaba muriendo de la vergüenza, mis mejillas se tornaron levemente de un color cereza, las hacia ver lindas para muchos. ¡No puedo más! Me levanté de mi silla y cuando solamente si unos pasos ya de pie choque con alguien, provocando la caída de una taza llena de café. Quede levemente mojada por el café, cuando mire al frente note que aquel chico pelinegro fue el pequeño accidente. Él había quedado más empapado que yo.

- ¡Kaneki! ¿Otra vez tirando el café? Y peor aun, has empapado a una clienta, eres un idiota. - Exclamo una chica de cabellera morada, se acercó a nosotros dos y me entrego una pequeña toalla, ya casi no había nadie en el lugar, así que pude relajarme al saber que no pasaría una vergüenza enorme.

- L-Lo lamento, no fue mi intención, e-es que estaba algo molesta por unas cosas y no me dije por donde iba... -me sonroje un poco mientras me disculpaba, debí haberme fijado.

- D-Descuida, suele pasar, no es la primera vez que me pasa algo asi.

- ¡___! ¿Qué sucedió? Me distraigo solamente unos segundos llamando a mi mamá y haces de las tuyas.

- ¡Cállate Danielle! Fue solo un accidente nada más...Y-Yo pagare la taza rota, yo fui la que la rompió de todas formas. - Comente apenada.

La joven de cabellos morados rió levemente y sonrió.

- Tranquila, Lo hará Kaneki, ¿verdad, Kaneki? Se caballeroso. - Se volvió a reír mientras le pegaba un leve codazo en abdomen al pelinegro. Sabía que había algo en Kaneki.

Minutos después salimos de la cafetería, mi ropa estaba húmeda, aun no se secaba. De repente la joven de hace unos minutos salió del lugar y me entrego una hoja de papel. - Ten, este es el número de Kaneki, me di cuenta que le estas atrayendo, y como ese inútil es demasiado tímido para hacer citas, y dar números, pues yo lo hago. Oh, y llámame Touka.

- ¿Eh? ¿Número de Kaneki? Bu-Bueno gracias... Lo invitare a salir... Y Touka...

- ¿Sí?

- ¿Podemos ser amigas?

- Uh... No creo tener problemas, bien, seremos amigas pero debo volver al trabajo, hasta luego.  

- Hey, ___ Vámonos, luego piensas en tu novio. - Sonrió Danielle mientras comentaba burlona.



¡Gracias por empezar a leer este fic, te invito a seguir, se que te puede encantar!

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