Hoy era un día tan tranquilo... Silencioso, bello.

Un sábado, me levanté de mi cama, me duché y me vestí.
Me acerque al teléfono y marque al número de la única persona con la que me llevo bien.

- ¿Haruka? ¿Dónde estás? Digo... Para salir un rato las dos a desayunar... Ajá... ¡Bien! Allá nos vemos. Adióoos. - Dejé el telefono y corrí a mi habitación por un pequeño bolso, regrese por mis llaves y salí, me asegure de que estuviese bien cerrado antes de marcharme a un pequeño restaurante para desayunar con mi amiga. Mientras caminaba saque mi celular y lo conecte a unos auriculares para escuchar música en el camino.

No se recorrió mucho para cuando llegué al lugar y vi a Haruka, levanté mi mano y la sacudí un poco así para que ella me viera, y así fue, ella me devolvió el gesto señalándome que escogió.

Me acerque quitándome los auriculares de los oídos y así guardandolos y la salude con un beso en la mejilla.

- ¿Y cómo te sientes de lo de aquella noche...? Ya sabes, tu accidente. - Preguntó la azabache mientras se sentaba.

- Nah... todo bien, tú no te preocupes. No fue grave por lo menos. - Respondí con una sonrisa tomando mi lugar.

Al cabo de unos segundos llegó un mesero a atendernos, le dimos la orden y se marchó.

- Oye... ¿Y no has visto al chico de cabello blanco? Es que... no sé, ¡es tan atractivo que necesito verlo! - Golpeó levemente la mesa y se puso a hacer su mini drama.

- Ay vamos... ni tan atractivo es... - Hablé un poco incomoda.

- ¿¡Qué estás ciega o qué!? - Golpeó lo mesa según ella enojada, mirándome y gruñendo como un perro. 

La gente se nos quedo mirando de manera extraña, ella se percató de eso y se devolvió a su asiento, sonriendo como una niña inocente, suspiré algo y me resigne, ella no iba a cambiar esa manera de ser.

Desvié unos segundos la mirada y lo miré, otra vez esa maldita cabellera blanca pasaba por la puerta, Haruka andaba más metida en su celular así que no podía notar lo que yo miraba, demonios, ese chico me miró y sólo sonrió, como si nada, mi respiración se aceleró un poco, el chico sólo pidió un café, esperando frente a la muchacha cajera del lugar.

Tome mi bolso y oculte mi rostro con él unos segundos, era una vergüenza total, regrese la mirada y justo lo miré salir, no sin antes guiñar su ojo con una ligera sonrisa.

Algo estaba mal, ese chico estaba tramando algo, o eso sentí por aquella mirada, ¡no, no! No lo quería volver a ver cerca, suficiente fue con que casi me matara.
Estaba demasiado centrada en ese tema que no escuche cuando el mesero llegó, me saco de mi burbuja el escuchar la primera taza de café que tomaría en el día ser dejada en la mesa, la observé y luego miré a Haruka con un sándwich y una bebida de naranja.
Entonces Haruka habló.

— Lo miraste, ¿Verdad? Por Dios, ese chico pidió un café y de igual forma se ve TAAAAN atractivo. Ufff...~

La chica se echaba aire con su mano abierta, un poco exagerada a decir verdad, yo sólo la escuche y miré en silencio, realmente no quería ver a ese chico, ¡Agh! Suficiente tuve cuando intentó matarme, cuando me guiñó el ojo hoy, cuando me sonrió. Haruka está tan perdida en ese chico, que decirle que intentó matarme sería de locos.
Tomé un poco de mi café, poco a poco, sorbo tras sorbo hasta que me lo terminé sin darme cuenta, mi mente se perdió en el pensamiento de ese chico.

— ¿Me escuchas?

Preguntó Haruka, alzando una ceja.

— Eh.. sí, sí, me desvié un poco, sólo eso...

No, no podía sacarme de la cabeza a ese chico de cabello blanco.

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El otro estará un poco extenso.
Lamento mi ausencia