Entrelazados por el destino
Capítulo 14: Entrelazados por el destino
Dicen que los sueños no son más que manifestaciones del día con un poco de fantasía que nuestro cerebro proyecta en las noches. Por esta razón es que no hay que prestarle atención a las expresiones de este singular órgano.
Ahora bien, lo que tuve hace un par de horas fue de todo menos un sueño. Se sintió real, más de lo que un sueño lúcido sería.
¿Fue... un recuerdo?
¿Cuál es la diferencia entre un sueño y un recuerdo? Que uno es falso y otro no, pero al mismo tiempo recordamos sueños y los sueños pueden crearse a partir de recuerdos.
Sí, puede que suene a que esté divagando con mis palabras, pero hay lógica en ellas.
En lo que no hay lógica es en lo que me pasó. Sentí que volví a viajar al pasado sin mover mi cuerpo, ¿o lo hice?
Repito, todo se sintió real. Fue real.
—Te noto tan tranquila que por poco se me olvida lo endemoniada que puedes ser— comenta Paradise entrando al camarote.
Mi «sueño» se sintió tan real que su presencia provocó que mi sangre ardiera en cuanto lo vi. Estoy enojada con él sin saber por qué.
Bueno, sí sé:
¡Me traicionó!
—Sí, puedo ser una persona bastante endemoniada— contesto con un tono sombrío. Me encuentro en la cama, con la espalda apoyada en la pared debido a que no tiene espaldar. Recuerdo ser traicionada por él, pero no recuerdo cómo —Puede que el motivo de mi tranquilidad se deba a lo «bien» que dormí— froto la mano contra la sábana, la cual tengo hasta la cintura.
Si antes lo odiaba, ahora lo hago con más fuerza. Él y yo nos conocemos, por más que no entienda cómo funciona esto, mi corazón no se equivoca.
Ni mi resentimiento.
—Entonces sigue durmiendo— sí, claro —Como la marea siga así, tardaremos dos días en llegar a nuestro destino. No hay mucho que hacer en alta mar.
—¿Qué? ¿No piensan atacar alguna embarcación que se les cruce por delante?
Eso era lo que hacían los piratas, ¿no?
—No podemos arriesgarnos; no puedo arriesgarte— responde buscando algo en el interior de un armario.
—Imagino que no quieres que se repita lo del vicealmirante— yo tampoco —Dime, ¿serás capaz de protegerme de ocurrir un ataque?
Mi pregunta no es lo importante, sino el tono que empleé al hacerla.
—Me parece sencillo protegerte de otros, lo difícil es hacerlo de ti misma.
Oh, claro.
—Entiendo...— achico los ojos —Hablas con tanta seguridad que por poco te creo— es un maldito mentiroso —Casi me siento segura de estar contigo— que no se note mi sarcasmo.
—Jum— lanza una risotada sacando un baúl del armario —Casi me importa cómo te sientes estando conmigo.
—Dices que es fácil protegerme de otros, pero no lo hiciste cuando te necesité— el que no recuerde cómo pasaron las cosas no significa que no sucedieron —Eres un fanfarrón.
Paradise, quien estaba pendiente de sus cosas, levantó la mirada lentamente hacia mi dirección. En este momento es cuando debería de temer, pero más que miedo, hay algo en mi interior que me obliga a reprocharle por cosas que desconozco.
»La única razón por la que me he mantenido tranquila es porque deseo conocer a la supuesta bruja que predijo mi llegada a este mundo. Juro que cuando lo haga, me convertiré en tu peor pesadilla— continúo.
—Respóndeme algo y espero que seas honesta— se pone de pie colocándose frente a mí —¿El nombre «Sabina» te suena de algo?
¿Sabina? Para nada.
—¿Qué pasaría si te dijera que sí?
Paradise se acerca con la mirada fija en mis ojos. La distancia entre nosotros es bastante pequeña. Él aparenta estar analizando algo de mí. Su rostro se encuentra a tan solo unos centímetros del mío, lo que me hace tragar hondo.
—Por suerte no es así— concluye serio —Tu cara no me dice nada, y eso que soy muy perceptivo. ¿Eres tan simplona?
—¿No es más recomendable serlo?
No queda de otra que hacerme la interesante.
»No me cuentes nada si no quieres, yo misma me encargaré de hilar los hilos— todavía estamos bastante cerca. ¿Por qué siempre me roba tanto espacio? ¿Busca intimidarme? —Ya me diste una pista: Sabina.
—Jum, eres tan chistosa.
Él iba a alejarse para continuar en lo suyo cuando el movimiento brusco del barco provocó que tropezara hacia adelante. Ahí está encima de mí, mientras que nuestras miradas guardan la misma dirección.
Y otro golpe brusco sucedió cuando se estaba levantando, pero esta vez procuró no caer nuevamente sobre mí, sino al lado.
—¿Pero qué está pasando?— cuestiona levantándose a forcejeos.
Hasta yo que nunca había estado en un barco sé que esto no es normal.
—¡Wouh!— este movimiento fue mucho más brusco que antes. Me mandó a volar de la cama, cayendo al suelo.
¿Pero qué pasa?
—Quédate aquí— ordena dirigiéndose hacia afuera —¡No salgas por nada del mundo!
¿Acaso no recuerda lo que pasó la última vez que quiso encerrarme?
Paradise salió y a medida que los minutos pasaron, el sonido de la lluvia chocando contra la madera se hizo presente.
Me es difícil quedarme quieta con el barco moviéndose a todos lados. Me encuentro en el suelo, sosteniéndome del borde de la cama, a la vez que un par de truenos se escuchan de fondo.
A través de la ventana se observan destellos que no hacen más que asustarme. A cuestas, me levanto de donde estoy con el objetivo de mirar lo que hay del otro lado y... Oh, por Dios.
El cielo está negro. Un montón de nubes grises se encuentran apiladas sobre nuestras narices, con el aspecto de un tornado. El mar, por su parte, pareciera que no nos quiere aquí. Sus enormes olas golpean el barco con fuerza, dándole respuesta a la turbulencia que nos sacude cada vez más fuerte.
¡¿Y si naufragamos?! ¡Soy muy joven para morir! Al menos por segunda vez... No, creo que tercera si considero mi sueño.
—¡Paradise!— grito su nombre saliendo de la habitación.
Los demás hombres corren de un lado a otro con preocupación. Ellos están sacando el agua que se ha metido al interior de la embarcación. Ver el mar desbordándose, me hace recordar la principal razón por la que nunca había querido navegar en medio de este.
Y no, no fue por haber visto la película «Titanic», aunque sí admito que influyó un poco. Sino que, siento que todo lo malo del mundo reposa en sus aguas. Así como la basura finaliza su recorrido en el mar, también lo hacen los malos deseos y la desesperación que ha guardado la gente por siglos.
Es como si hubiese desarrollado consciencia propia y el mismo mar decidiera quienes pueden pasar fácilmente por sus aguas.
Ahora lo único que me queda es ocultarme en las escaleras que conduce al camarote del capitán. Al mismo tiempo que todos hacen lo posible para no morir, yo estoy que tiemblo del espanto.
¡¿Por qué el pirata despreciable desaparece cuando lo necesito?! ¡No quiero estar sola! ¡Me conformo con su presencia si es para garantizar mi vida!
Yo... solo...
—Debo regresar— sale de mis labios.
Mi cuerpo se está moviendo solo. Las emociones que antes me hacían tener miedo, desaparecieron. Lo único que me impulsa es el incesante deseo de caminar hacia una dirección en específico.
¿Qué le pasa a mi cuerpo? Siento haberme convertido en una espectadora. Todo lo que sucede a mi alrededor no parece tener nada que ver conmigo. Incluso la fuerte brisa que azota mi cuerpo a medida que camino no me detiene.
—Debo...— señalo la borda con la mano. No sé por qué, ni cómo, pero siento que todo acabará en cuanto me lance de allí.
¿Soy yo misma? No. «Algo más» me quitó el timón de mi propio cuerpo. Si debo compararme con algo, lo haría con un coco seco: yo siendo su agua derramada.
—¡Ángel!— escucho una voz a lo lejos. Sin embargo, mi presente apatía me deja sin reacción.
Ya cuando me encontraba lo suficientemente cerca de la borda, y estaba a punto de escalarla para aventarme al mar, alguien me agarró del brazo y me jaló hacia adentro con fuerza.
»¡¿Qué demonios haces?!— me rodea la cintura con sus brazos. No necesito verle para saber de quién se trata.
—Johansel.
¿Por qué lo llamo por su nombre?
Con rudeza, él me voltea para que lo mire a la cara. El hombre está empapado de pies a cabeza, casi igual o más que yo. En sus ojos distingo enojo, pero también preocupación.
»Me abandonaste a mi suerte— aprieto los labios a la vez que las lágrimas salen de mis ojos, haciéndose unas con la lluvia —¡Eres el único culpable de lo que te está pasando!
—Tú...— está sin palabras —N-No puede ser.
—¡Tengo que volver!— intento zafarme de su agarre. Debo salir de aquí. ¡Necesito lanzarme al mar! —¡Suéltame!
Es imposible lidiar con su agarre. No importa lo mucho que me mueva, él no me quita las manos de encima.
—¿Cómo fue que regresaste? ¡¿Qué eres?!— me grita —¡¿Eres la causante de esta tormenta?!
Una ola gigante vino a nosotros en el momento menos oportuno. La fuerza de la misma, ligada a la enorme cantidad de agua que la componía, nos empujó directo al mar junto a varios de los hombres.
Allí, la fuerza distinta a la mía se esfumó. Solo quedo yo y mi fuerte deseo de vivir.
De nuevo me sumerjo en las profundidades; de nuevo, la pacífica sensación de la muerte.
«¡No se ve nada bien! Debemos desfibrilar de inmediato».
¿Y esas voces?
Iba a cerrar los ojos cuando unas voces para nada familiares me retumbaron los oídos. De fondo escucho el sonido de unas máquinas. Es continuo y agudo, me hace pensar en un hospital.
***
—¿Umh?
Estoy en una cama. No quiero abrir los ojos por temor a lo que pueda encontrarme. El sonido de antes persiste, lo que me llena de intriga, ya que no lo había escuchado en la época donde me encuentro.
Esta cama es distinta a la de Paradise. Hay un brillo constante impactando contra mis párpados, cosa que tampoco recuerdo haber experimentado al despertar en el camarote del capitán.
¿Será qué...?
—He vuelto— digo abriendo los ojos de golpe.
Me sitúo en una habitación de hospital. No hay pacientes al lado de mí, y mi pecho duele como nunca.
No puedo creer que haya regresado. Ya me había hecho con la idea de no volver jamás, ¡pero aquí estoy!
—¿Cómo?— me siento poco a poco. Es como si me hubiera cruzado un camión por encima.
—Oh, ya despertó— dice una enfermera tras entrar a la habitación. Ella se acerca a mí con cierta sorpresa en su rostro —¿Cómo se siente?
—¿A qué estamos hoy?— siento que pasaron siglos desde mi partida.
—Veinticinco de diciembre; feliz Navidad.
¿Navidad?
Ella revisa mis signos vitales y chequea los indicadores presentados por las ruidosas máquinas situadas a mi lado. La enfermera llamó a mi doctor encargado, pero en vez de prestarle atención a lo que decía, tenía la mente en otro sitio; pensando en todo lo que pasé antes de despertar.
Cada minuto que pasa, me hace dudar de qué tan cierto fue lo que viví.
¿Y si fue un sueño?
Paradise, el capitán Amery, aquel vicealmirante desgraciado y claro, ¡Sarai!
La última vez que la vi, ella estaba gravemente herida. ¿Qué pasó?
—Disculpe— llamo la atención del doctor, quien está revisando algunos papeles —¿Me puede decir cómo está mi compañera? Su nombre es Sarai, estaba en mal estado cuando fui a la editorial. ¿Está bien? ¿Encontraron a la persona que le hizo eso?
Él es un hombre de algunos veinte y pico. Tiene los ojos marrones y una frondosa barba oscura. Según el grabado de su bata, es el Dr. Marte.
—No tengo permitido revelar información sobre el caso. Dígame, ¿qué tanto recuerda de ese día?— cuestiona con la vista en los documentos.
Mis recuerdos de ese día están difusos: regresé a la editorial para recuperar mis llaves, todo estaba oscuro, había sangre saliendo del cuerpo de Sarai... Un tipo me estaba persiguiendo... ¿Qué más? Creo que caí al río. Alguien me empujó.
—¿Estuve dormida todo este tiempo?
Entonces no me equivocaba al pensar que estaba delirando con la época antigua, ¡¿todo fue un sueño?!
—Llevaba una semana inconsciente— termina de revisar los papeles —¿Me puede decir su nombre?
—Anyara Luna.
—Muy bien, ¿cuántos años tiene?
—Veintidós.
—¿Ocupación?
—Soy escritora— al menos así lo era antes de que experimentara el sueño más desquiciado, o el viaje astral más loco.
No podría estar menos confundida. Tiene sentido de que se hubiera tratado de un sueño, digo, tanto Henry como Sarai estaban ahí. ¿Pero qué hay de Paradise, el capitán Amery y las demás personas? ¡Nunca los había visto en mi vida!
Y eso que, según escuché, el cerebro es incapaz de crear rostros nuevos.
No puede ser.
—Llamamos al oficial encargado de su caso en cuanto despertó. Habiendo comprobado que puede comunicarse, él querrá que le responda algunas preguntas.
Ahora mismo no es que me encante la idea de hablar con alguien más, menos con un policía. No hay nada que pueda responderle. Ni siquiera vi la cara del sujeto.
Ay, Dios. Un tipo intentó matarme y ahora que desperté de mi loco sueño, estoy en peligro.
Tal vez no sea tan malo hablar con el policía. Él me ha de proporcionar protección.
—Así que hoy es Navidad— nuevamente estoy a solas, esperando por la llegada del oficial —Me pregunto cómo estarán mis padres.
Imagino que si ellos no están aquí es porque no pudieron dar con su paradero. O tal vez sí, y me mandaron al carajo.
No, ¿qué estoy pensando?
Debo centrarme en una cosa y es en poner mi mente en orden. Es más realista quedarse con la idea de que todo lo que pasó fue producto al coma por el que atravesé y no que verdaderamente fui una viajera del tiempo.
Sí, eso fue. ¡Un ridículo sueño con un insoportable pirata de por medio!
—Buenas tardes— alguien entra a la habitación, poniéndome los pelos de punta al escuchar su voz.
—¿Q-Qué?
¡E-Es él!
Sin importar que haya pasado trescientos años en el futuro, cumplió su cometido de encontrarme.
Ahí está el hombre parado frente a mis narices. Vestido irónicamente de policía, con un conjunto de camisa y pantalón azul marino; llevando en los pies unas botas oscuras. Reconocería ese cabello rubio y aquellos ojos azules y brillantes en cualquier parte. No borraría fácilmente esa mirada penetrante que, como toda persona de ojos azules, parece husmear a través de mi alma.
No... no fue un sueño.
—Me presento: soy el capitán Arcadia y estoy encargado de su caso. Adicionalmente, yo fui la persona que la sacó de las profundidades del Aramoca— ese es el nombre del río.
Entonces, incluso en el 2024, él me terminó salvando de ahogarme.
—Debe ser una broma— esto es demasiado para mí —Entre todas las personas que existen, ¡¿debiste ser tú?!
¡Nunca podré librarme de él!
.
.
.
.
.
.
En este caso, no pega la frase "nunca digas nunca" ;)
Espero que te haya gustado el capítulo! :D
No hay lectores más informados que los que me siguen en Instagram, allá siempre publico si hay actualización o si me demoraré en actualizar. Es una ventaja de seguirme allá B)
Y bien, ¿qué tal? Tenía planeado que regresáramos al presente en el capítulo diez, pero la trama demandó un par de cosas, por lo que decidí hacerla volver en este.
Era evidente que si las personas del presente estaban en el pasado; las personas del pasado estarían en el presente 3:) Todos están conectados...
Paradise fue muy claro cuando dijo que nuestra Anyi no se le escaparía, su voluntad trascendió siglos JAJAJAJ el verdadero "te seguiré hasta el fin del mundo" en este caso para torturarla (?, JAJAJA
¿Cómo crees que sea su personalidad en esta versión del presente?
¿Y qué hay de «ese» otro algo dentro del cuerpo de Anyara?
¿Teorías en general?
¿Opiniones?
¿Comentarios?
Sígueme en wattpad y en Instagram como:
Isandy_ds
No olvides beber agua. En serio, es increible la cantidad de cosas que te puedes evitar bebiendo agua. No sabe a nada, maifren. No seas mañosín/a >:D
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top