👑┆Capítulo 19
¿Podría Jungkook sorprenderlo más? La respuesta era sí. Parecía que ese hombre iba un paso delante de sus deseos y necesidades, aunque muchas veces ni siquiera él sabía que detalles como los que solía hacer el mayor iban a cautivar su corazón.
Luego de agradecerle al ministro por haber oficializado su unión, Jungkook llevó a Jimin cerca del frondoso árbol que se encontraba a las orillas del lago. Hermosas lámparas de gas colgaban desde las ramas iluminando un par de mantas en el suelo en donde ya los esperaba un maravilloso banquete y una botella de vino.
El atardecer le daba un exquisito toque romántico a la velada. Conforme el sol se iba escondiendo, la luz de las lámparas iluminaba tenuemente el lugar volviéndolo acogedor e íntimo.
- Esto es hermoso – susurró Jimin extasiado por la maravillosa sorpresa.
- ¿En verdad te gusta? – preguntó Jungkook invitándolo a tomar asiento en una de las mantas.
- Es maravilloso Kook, no tenías por que hacerlo – indicó Jimin.
- Se trata de nuestra boda cariño, no es algo insignificante, es importante para mí y quiero que sea memorable para ti – explicó el mayor.
- Para mí es lo mejor que me ha podido pasar en la vida, convertirme en tu esposo es un honor y privilegio, y nada podrá hacerme sentir más feliz y orgulloso que eso – declaró Jimin – pero esta cena, es hermosa, muchas gracias –
Sobre la manta había de todo. Cortes de ternera, pasta alemana, patatas, ensaladas y postres. Además de uvas, fresas y vino tinto. Todo tenía muy buena pinta y se veía delicioso. Y mientras Jungkook se dedicaba a servir vino en las copas, Jimin tuvo la iniciativa de servir los platos.
- ¿Quieres que te sirva de todo mi amado esposo? – preguntó el menor con un leve sonrojo en sus mejillas por haber usado aquel mote cariñoso con Jungkook.
- Dejaré las patatas para después, con la carne y la pasta está bien por ahora – respondió depositando un tierno beso en la mejilla de su amado girasol. Jungkook amaba comer patatas, pero también sabía que era una de las comidas favoritas de Jimin, así que prefirió dejárselas pues sabía que era lo primero que comería.
- Me gustaría hacer un brindis por nosotros amor, pero sé que no te gustan las bebidas alcohólicas, así que además del vino mande pedir jugo de uva – indicó Jungkook.
- Es una ocasión especial, brindaré con vino – aseguró el menor – pero también... - hizo una pausa para tomar aire – también quiero decirte mis votos matrimoniales Jungkook – expresó sorprendiendo a su marido – no lo hicimos en la ceremonia porque en verdad me tomó desprevenido pero luego pensé que en realidad no tengo mucho que preparar porque lo que quiero decirte es lo que mi corazón en verdad siente – Jungkook sonrió enternecido.
- Me haría muy feliz escucharte mi bello ángel – Jungkook tomó su manos entre las suyas y lo ánimo a hablar.
- Yo... Park Jimin... me entrego a ti Jeon Jungkook este día para poder compartir mi vida contigo. Puedes confiar en que el amor que siento por ti es real. Prometo amarte, honrarte y valorarte siempre. Prometo permanecer contigo en lo bueno y en lo malo. Prometo ser un buen esposo, un buen amigo, un buen amante. Prometo ser tu compañía incondicional para todos los días de tu vida. Todo lo que soy y todo lo que tengo es tuyo desde este momento hasta la eternidad. Desde hoy caminaré siempre junto a ti –
A Jungkook ya no le quedaba duda de que el corazón de Jimin era suyo. Su hermoso niño en verdad lo amaba y estaba dispuesto a pasar el resto de su vida junto a él sin importar nada más. Fue conmovedor escuchar aquellos votos pues Jungkook sabía que salían desde lo más profundo del alma pura y bondadosa de su hermoso marido.
Con los sentimientos a flor de piel, Jungkook se acercó a Jimin para robarle un beso. Unió sus labios a los del menor pidiendo permiso para ingresar a ellos y disfrutar nuevamente de su sabor. Jimin comprendió la petición y concedió el deseo de su esposo abriendo la boca para encontrar la lengua de Jungkook con la suya e iniciar un delicioso vaivén con sabor a amor y vino tinto.
Jimin rodeó el cuello de su Jungkook con sus brazos y apretó los dedos cerca de su nuca acción que ocasionó un estremecimiento en el mayor provocando que de su boca saliera un gemido que fue devorado por el beso que no dejaban de compartir. Ante eso, Jimin lentamente atrajo más a Jungkook a su cuerpo y poco a poco se fue recostando sobre la manta.
Jungkook no dudó en dejarse caer encima del menor procurando no derrumbarse completamente en su cuerpo. Era una maravillosa sensación compartir esa sublime caricia con el gran amor de su vida. Jimin parecía tranquilo con ese íntimo acercamiento que estaban teniendo y cada vez lo apretaba más a su cuerpo.
- Te amo Jungkook – murmuró Jimin sobre los labios del mayor, éste sonrió y decidió que también diría sus votos matrimoniales en ese momento.
- Yo... Jeon Jungkook, me entrego a ti – empezó a hablar Jungkook mientras dejaba los carnosos labios de Jimin para besar sus mejillas – y prometo amarte con toda mi alma y todo mi corazón – continuó bajando lentamente por su barbilla para besar aquella delicada y sensible zona – mi amor, mi fidelidad y mi protección estarán contigo siempre – dejando sutiles besos y sin apartar sus labios de la piel de Jimin, Jungkook comenzó a desabrochar el impecable saco blanco que llevaba puesto su amado niño – quiero ser el hombro en el que te apoyes, el lecho en el que descanses y el compañero de tu vida – Jimin suspiró con los ojos cerrados cuando sintió como ahora los delgados dedos de Jungkook rozaban su piel mientras éste desabrochaba ahora los botones de la camisa blanca que llevaba bajo el saco.
- Kook... - de los labios del menor salió su nombre bajo una nube de satisfacción.
- Prometo compartir y apoyar tus deseos, tus sueños y tus metas – el mayor se inclinó un poco para besar el pecho de Jimin con pequeños fugaces que apenas rozaban la piel. En recompensa, los dulces y casi inaudibles gemidos del menor llegaban a los oídos de Jungkook en medio de los delicados sonidos de la naturaleza – prometo que cuando caigas, te levantaré – susurró mientras rodeaba con su lengua el ombligo de Jimin provocando que éste elevara un poco su cuerpo del suelo – cuando llores, te confortaré – un nuevo lengüetazo hizo que el cuerpo del menor vibrara de placer.
- ¡Oh.. Kook! – gimió su nombre con deseo.
- Cuando rías compartiré tu alegría... - los hábiles dedos del mayor aflojaron el botón del pantalón de vestir de Jimin. Por un momento imaginó que el menor se tensaría en ese punto, pero por el contrario, Jimin hundió sus dedos en su cabello suspirando y gimiendo su nombre – hoy uno mi vida a la tuya no solo como tu esposo – el sonido del cierre descendiendo hizo eco en la tranquilidad de aquel alejado sitio – tu vida se ha vuelto el centro de la mía, mi vida no es nada si no estoy junto a ti – sus diestras manos fueron deslizando el pantalón del menor dejando ver la nívea piel de aquellas largas e infinitas piernas.
- ¡Jungkook! – el gritó apasionado que soltó Jimin le hizo ver a Jungkook que realmente no estaba asustado o incómodo, aquel dulce alarido llevaba implícito que deseaba que continuase con lo que estaba haciendo. Y así lo hizo, mientras el menor estaba envuelto en un cúmulo de placer desconocido para él, Jungkook aprovechó para quitar por completo las prendas que cubrían la parte superior de su cuerpo.
- Juntos construiremos y compartiremos un hogar – el mayor siguió manifestando sus votos al mismo tiempo que se iba despojando de su propia ropa – prometo trabajar en nuestro amor y siempre hacer de ti una prioridad en mi vida – quedando en igual de circunstancias que Jimin, Jungkook se inclinó hacia el rostro de su esposo y depositó un beso en la nariz – mírame mi amor – pidió con voz llena de deseo. Cuando Jimin abrió los ojos y notó que Jungkook estaba desnudo, él fue consciente de que únicamente un bóxer cubría su anatomía – quiero que me mires a los ojos y te des cuenta de que lo que tenemos juntos, nunca desaparecerá – afirmó Jungkook sin despegar la mirada del menor.
- Hazme el amor Jungkook– pidió Jimin mientras captura el rostro de su marido entre sus manos absolutamente conmovido por las palabras de su hombre.
Jungkook sonrió y nuevamente volvió a besar a Jimin. Esta vez sus manos activamente participaron en el descubrimiento del cuerpo ajeno. Con los ojos cerrados, Jimin tocaba los fuertes brazos de su marido y aquel impresionante torso que ya había tenido la maravillosa oportunidad de apreciar. Le excitaba poder palpar con sus propias manos tan imponente y alucinante anatomía. Su marido tenía toda la complexión física de un alfa de aquellos libros que solía leerle el mayor.
Por su parte Jungkook acariciaba el exquisito cuerpo de su amante con absoluta devoción. Sus manos paseaban en completa libertad desde la cabeza hasta los pies. Su miembro ya estaba erguido desde el instante en que empezó a quitarle la ropa a su esposo. Y ahora, en absoluta desnudez, éste rozaba con la ropa interior de Jimin.
- Hazme el amor Jungkook – repitió Jimin en medio de una pasión que recién estaba experimentando por primera vez en su vida. Quería más aunque no sabía exactamente qué.
Los rayos del sol iban desapareciendo lentamente, el fresco de la noche ya se podía sentir en sus expuestos cuerpos. Para Jungkook hubiera sido fascinante hacerle el amor a Jimin en aquel lugar, sin embargo, no iba a exponer a su amado niño a que cogiese un resfriado, así que se separó un poco de su cuerpo e intentó ponerlo de pie. Jimin sorpresivamente se negó.
- Quiero hacerlo aquí – dijo con voz entrecortada mirándolo a los ojos. Con delicadeza tomó la mano de Jungkook y la llevó a sus labios para besar uno a uno sus dedos – acaríciame – pidió suplicante mientras dejaba caer aquella extremidad sobre su pecho – tócame Kook... - demandó nuevamente.
- ¿No tienes frío amor? – preguntó el mayor mientras rozaba con la yema de sus dedos los erguidos pezones de Jimin.
- No... - gimió ante aquel tacto.
- Perfecto – mencionó Jungkook reflexionando un poco las piernas del menor y colocar su mano sobre las rodillas de éste – si en algún momento quieres que me detenga, solo dilo amor – separó las piernas y se perdió entre ellas arrebatándole de un tirón la prenda que cubría su entrepierna.
Por un momento Jimin se asustó por aquel gesto tan íntimo, pero el sobresalto se convirtió en regocijo cuando la húmeda lengua de Jungkook tocó su sensible entrada. Jamás había experimentado una sensación así y nunca le pasó por la cabeza que Jungkook se atrevería a hacer algo como aquello.
- ¡Amor! – gritó Jimin.
- Tranquilo bebé – susurró sin apartarse de aquella íntima zona – por favor solo disfruta –
¿Y cómo no hacerlo? Estaba afuera de la cabaña, desnudo y con Jungkook entre sus piernas rozando con su lengua su entrada punzante deseoso de más. Y así se lo hizo saber a su esposo, colocando una mano en su cabeza moviéndola al ritmo que lo hacía sentir más placer. Nada más importaba, solo ellos que estaban ahí entregándose al amor.
En ningún momento pasó por su mente el recuerdo del abuso de Kangyoon, los besos y las caricias de Jungkook lo hacían olvidarse de todo, incluso de que estaban al aire libre con la enorme posibilidad de que alguien los pudiese ver, pero en ese instante no podía importarle menos, Jungkook ahora era todo su mundo y se estaba dejando llevar por él.
Por un buen rato, Jungkook se encargó de humedecer la entrada del menor con su propia saliva. Se encontraba absolutamente excitado y con la abrumadora necesidad de entregarse a Jimin y recibir al mismo tiempo la entrega de éste. Disfrutar de su dulce sabor y escuchar sus inocentes gemidos solo aumentaban sus ansias de hacerlo suyo.
- kook... siento... siento mi cuerpo muy caliente – expresó el menor sin vergüenza alguna.
- Disfrútalo amor, es el calor de nuestro amor ¿Sientes cómo te estoy amando? – cuestionó el mayor con la voz ronca llena de deseo.
- ¡Oh, sí, lo siento! – suspiró Jimin ante un lengüetazo más en su zona íntima.
Si pensaba que no podría sentir más placer estaba equivocado. Creyó que flotaba en una nube cuando sintió un intruso en su interior y una boca devorando su virilidad. Jungkook ahora había inyectado un dedo dentro de él con cuidado y delicadeza y si bien al principio sintió incomodidad, la increíble boca de su esposo degustando su miembro hizo que la olvidara. Jungkook jamás le causaría dolor.
Ante aquello no pudo más que revolverse en la manta y seguir suspirando el nombre de su marido. Después de unos minutos que a él le parecieron los mejores de su vida, un segundo dedo se alojó en su interior y está vez sintió un poco más de dolor. Sin embargo, Jungkook estaba al pendiente de todo lo que tuviera que ver con él y ahora además de chupar su miembro su otra mano jugaba con sus pezones erguidos.
- Kook... Kook... Kook... - le dolía un poco pero definitivamente el placer era mayor.
Los dos dedos de Jungkook empezaron a moverse con mayor rapidez dentro de su interior y él solo pudo disfrutarlo. Sus caderas se elevaban inconscientemente en busca de un mayor contacto con aquellas falanges que le estaba provocando tanto placer. Fue entonces que en un movimiento más certero, Jungkook dio con el punto sensible dentro de la cavidad de Jimin y éste gimió apasionadamente diciéndole al mayor que iba por buen camino.
- ¡Ahí mi amor, tócame ahí otra vez por favor! – suplicó Jimin.
Jungkook estaba a punto de perder la cordura. Lo volvió loco lo receptivo que era su marido, no mostraba temor ni angustia sino deseo, frenesí y ganas de llegar hasta el final con él. Sintiéndose como un verdadero alfa disfrutando y dándole placer a su omega, Jungkook se incorporó un poco y junto sus miembros para masturbarlos juntos al mismo tiempo que penetraba con sus dedos la entrada del menor.
Era un absoluto deleite que lo hizo cerrar los ojos por un momento, y cuando los abrió para ver el placer de Jimin, la imagen de su esposo gimiendo, con sudor en su frente y ojos nublados por el placer mientras apretaba la manta bajo la luz de las lámparas, lo llevó al límite.
- Te amo Jimin, te amo muchísimo – dijo Jungkook antes de alinear su hombría a la entrada de éste – te va doler un poco cariño, pero prometo que pasara pronto –
Jungkook lentamente fue introduciéndose en el interior de Jimin disfrutando como nunca antes en su vida. Las estrechas paredes de aquel lugar lo apretaban de una forma tan exquisita que sabía que no podría aguantar por mucho tiempo. Había llegado al paraíso en la cálida y humedad cavidad de su amado esposo con tan solo entrar ahí.
El quejido que soltó Jimin fue de dolor pero en lugar de pedirle que se detuviera, estiró los brazos para acercarlo a él y besarle los labios tratando de aliviar aquella molestia.
- No te detengas amor... quiero sentirme tuyo... no te detengas por favor – ante tal petición, Jungkook solo pudo cumplir con las órdenes. Con movimientos lentos fue introduciéndose en Jimin una y otra vez, dando paso lentamente a embestidas mucho más rápidas y potentes.
Poco les importó estar al aire libre. De hecho la imagen de ellos haciendo el amor a la luz del atardecer y con lámparas rodeando su lecho, era un escenario en el que sin duda más parejas les gustaría estar. Nada más existía salvo ellos dos y el inmenso amor que sentían uno por el otro.
Entonces, el dolor dio paso al infinito placer, Jimin ya no sentía la inicial incomodidad de tener algo invadiendo su entrada sino el absoluto deseo de que Jungkook siguiera embistiéndolo de esa manera pues lo estaba disfrutando mucho. Eso era hacer el amor. Estaba haciendo el amor con Jungkook, su hombre, su sol, su alfa. Era una entrega mutua en el que ambas almas se unían más allá del contacto físico de sus cuerpos.
Todo el dolor del pasado había desaparecido, todas las penas que su corazón albergaba habían sido borradas por completo. Jungkook tomó su miembro en sus manos y lo masturbó al mismo ritmo en que lo penetraba. Fue mágico. Todo su cuerpo se tensó y una corriente eléctrica lo hizo expulsar su esencia en el primer orgasmo de su vida. Se había entregado a Jungkook, ahora era completa y absolutamente de él. Le pertenecía a ese hombre en cuerpo, alma y corazón.
Segundos después de dejarse llevar por el placer, Jungkook hizo lo mismo en su interior. No había manera alguna de describir la sensación de recibir la esencia del hombre que tanto amaba. Jungkook también se había entregado a él y ahora su lazo era inquebrantable.
- Te amo – susurraron los dos al mismo tiempo y entonces supieron que sin importar lo que pasase en el futuro, siempre estarían juntos.
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