Capítulo 4
El anhelo, deseo y esperanza eran tan palpables que ella quería saber de que se trataba.
Podía ver las bambalinas abrirse y mostrar a alguien sobre el escenario; sin embargo, por la distancia no podía ver su rostro desde donde estaba, por lo que, empezó a acercarse queriendo conocer a la chica que cantaba a alma viva.
Su voz era hermosa, hipnotizante y Nila quería conocerla.
«Un par de pasos más, solo un par de pasos más», se dijo desesperada por llegar, pero no pudo hacerlo, ya que, cayó al suelo antes de lograrlo y lastimándose sus manos en el proceso.
—¿Estás bien? —la pregunta llegó a sus oídos y ella alzo la vista para observar a la persona que se había arrodillado para ayudarla, pero tal y como había sucedido con la chica no pudo ver su rostro.
La desesperación comenzó dominarla con cada segundo que pasaba hasta que abrió sus ojos.
Un sueño, todo había sido un sueño. Un sueño que no entendía, pero que le ponía la piel de gallina.
Echando un vistazo a su reloj se dio cuenta que aun eran las cinco la mañana, por lo que, volvió a acostarse para intentar dormir nuevamente.
Su sueño era sagrado y debía aprovechar cada oportunidad que tenía.
«Solo no más sueños así», rogó recordando la época de su vida en la que había tenido las mismas sensaciones y que por poco la llevan a la locura.
***
"Pasado, pasado. Enterrado y pisado. Lo que pasó la noche anterior no me debe afectar hoy."
Ese fue el mantra que se repitió apenas se despertó y encontró el mensaje de Joss diciéndole que Elián las acompañaría ese día a la universidad.
—No seas estúpida, Nila, y cálmate —se dijo mirándose en el espejo de su habitación.
Era un desastre emocional, y eso que hasta el momento solo había sido un mensaje. No quería imaginarse que pasaría si ellos estuvieran ya en su casa.
—No, no —negó pasando las manos por su ropa como si tuviera que alisarla.
Nila se miró nuevamente y analizó su atuendo de ese día. Falda negra drapeada corta con una blusa blanca manga larga a los hombros y sus botines negros. Tenía el cabello suelto y se había hecho unas ondas para lucir mejor.
Dando un grito de frustración se tiró a su cama quejándose.
«¿Acaso puedo ser más obvia?». Se cuestionó pensando que quizá, solo quizá, no había superado del todo su enamoramiento con Elián como creyó.
—Si soy de imbécil —se recriminó volviéndose a sentar con la intención de cambiarse a algo más sencillo cuando su mamá abrió la puerta de su cuarto.
—Vaya, pensé que seguirías durmiendo. Al parecer los milagros existen —le dijo con una sonrisa burlona y Nila no podía culparla después de todo despertarse temprano no era precisamente su fuerte—. Ven a desayunar que en unas horas debo regresar al hospital —agregó antes de irse sin dejarla decir una palabra, en fin.
Esa era su madre y así la quería.
La mujer no solo le había dado la vida, sino que lucho para mantenerla a su lado y darle lo mejor aún cuando todo el mundo le dio la espalda al enterarse que su padre no se iba a hacer responsable. Nila la admiraba demasiado y más aún cuando su mamá se enteró que estaba dejando de lado sus sueños de ser una cantante para dedicarse a una carrera similar a la de ella y retribuirle todo lo que le había dado.
—¿Eres mi hija? —le había preguntado su mamá hace poco menos de un año mientras cenaban.
La pregunta y la seriedad en el tono asustó a Nila pensando que quizá había dicho o hecho algo mal; sin embargo, por más que pensó no encontrar que era lo que la había molestado.
—¿Entonces?
—Sí, soy tu hija —le respondió apresuradamente temiendo enojarla más de lo que ya estaba.
—Dejando claro eso te haré otra pregunta —Nila tragó en seco por la tensión que estaba recorriendo su cuerpo.
Su mamá nunca le había hablado así y en definitiva no le gustaba la situación de ese momento.
—¿Alguna vez te he mentido?
—No.
—¿Alguna vez te dije que alguien me obligo a tenerte?
—No...
Nila no sabía a donde quería ir su progenitora con esa conversación y las preguntas solo la ponían más nerviosa.
—¿Entonces por qué crees que me debes algo?
—Yo no creo eso —le respondió sorprendida de que su mamá le preguntara algo así.
—Sí lo haces, Nila. Lo has venido haciendo todos estos meses haciéndome creer que quieres estudiar medicina cuando sabemos perfectamente que eso no es lo que quieres para tu vida —le señaló.
—Mamá...
—Mamá, nada —la cortó— Si te tuve fue porque quise, si yo hice cada cosa por ti fue porque quise y disfrute haciéndolo —agregó— Me gusta la medicina y ser enfermera no me hace infeliz como te lo haría a ti.
Nila la miró sin decir nada, no sabía que decirle, no después de que le decía aquello.
—Eres mi hija y te amo por eso, no por lo la profesión que decidas ejercer en tu vida —continúo—. Si quieres ser cantante ve por ello.
—Pero...
—Pero nada señorita. Usted es talentosa y no me importa si no llegas a ser famosa. Lo que me importa es que seas feliz —y no había duda en sus palabras, mucho menos cuando le extendió el folleto de la MCU—. Sé que podrás con todo.
La fe de su madre en ella era increíble, y también era uno de los mayores soportes en su vida. Gracias a ella, empezó a luchar por sus sueños y se dio cuenta de que querer vivir por los que pueden desear o pensar los demás jamás la haría feliz.
Salió de su cuarto y buscó a su mamá en el comedor que ya tenía todo listo. Una punzada de malestar llegó a ella dándose cuenta que su madre ni siquiera había dormido para prepararle el desayuno.
—Siéntate, cambia esa cara. Desayuna para que pueda ir a dormir —le dijo su progenitora tomando su taza de café.
«¿Cómo podía dormir después de tomar eso?» Siempre sería un misterio para ella.
—¿Cómo estuvo la noche en el hospital? —le preguntó curiosa de lo que había pasado en su trabajo y además porque sabía que a su madre le gustaba relatar de las pequeñas anécdotas que pasaba o veía en el hospital y más si era ella quién le preguntaba.
El desayuno pasó con esas anécdotas de los cuales Nila daba su opinión y tanta fue la paz que sintió junto a su madre que se olvidó de algo lo que la había despertado temprano y no, no fue hasta que tocaron la puerta de su departamento que lo recordó.
Su madre fue a atender encontrándose con Joss del otro lado que entró muy alegre con Elián detrás de ella.
—¡Elián! Niño, pero mira cuanto has crecido —le dijo su mamá al chico que le sonrió confiado.
—Buenos días, señora Alma —la saludó abrazándola— Me alegra verla.
—A mí también, pero dime ¿Cuándo llegaste? ¿Estás de visita o te quedarás?—le preguntó su mamá.
—Apenas llegué ayer.
—Y se va a quedar —agregó Joss mientras se acerca a ella a darle un abrazo— Bonito atuendo —le susurró en su oído y Nila le dio un puñete ligero en las costillas.
—Cállate —le gruñó. Obviamente su cambio no iba a pasar desapercibido para Joss.
Nila miró a Elián y su madre conversando, y un sentimiento de cariño se instaló en ella al verlos ser tan unidos a pesar de no verse tantos años.
—Si quieres disimulas —le dijo su amiga con un tono bajito como quien no quiere algo, por lo que Nila rodo los ojos.
—Es agua pasada —le respondió rogando de qué pronto se quedara grabado en su cerebro aquello— ¿Entonces nos vamos? —preguntó llamando la atención de Elián que asintió desliéndose de su mamá al igual que Joss y ella.
Por suerte para ella, su madre se había reservado comentarios para ella acerca del regreso de su amigo.
Los tres fueron molestándose durante todo el camino a la universidad, y como un acuerdo tácito ninguno menciono lo de la noche anterior, o madrugada de ese día.
Todo iba tan bien que mientras caminaban por el campus mostrándole a Elián el lugar, ya que tenía un pase vip, que se olvidó que las pirañas rondaban por ahí; por lo que, cuando casi saluda "accidentalmente" al suelo, de no ser por su amigo que la atrapó a tiempo.
—Cuidado por donde caminas becada.
—Cuidado te destruyas solita, piraña —le respondió Nila con un tono seguro y sin bajar la mirada.
Sabía que ser becada en la MCU le traería ese tipo de problemas, y más con su personalidad, que hacía pensar a los demás que lo hacía para que los demás la vieran como alguien indefensa cuando no era así.
María Cristel, era una de las estudiantes, que si bien era talentosa, también era engreída y eso le ponía los pelos de punta Nila cada que la chica creía que podía menospreciarla por no ser de su misma clase social.
—Como si pudieras hacer algo contra mí —se burló mirando a sus acompañantes.
—No me retes, no sabes de lo que soy capaz.
—Jamás podrás hacer algo en contra mía —le dijo la chica con prepotencia— Tú no eres y nunca serás nadie.
—Igual que tú, Lazarte —respondió alguien a sus espaldas llamando la atención de todos.
Nila se giró junto a sus amigos para observar a la persona que la había defendido innecesariamente.
«Esto debe ser una jodida broma», pensó reconociendo al chico.
—Nadie te llamó —le respondió María Cristel airada, y menos dispuesta que ella a dejarse humillar por el idiota recién llegado.
—Así como ella no te pidió tu opinión —le señaló el chico con una sonrisa burlona.
—Yo tampoco te pedí que te metieras —y ahí estaba ella hablando sin pensar.
Ok. La piraña le caía pésimo, pero no por eso iba a dejar que el imbécil arrogante la menospreciara; sin embargo, un apretón en sus brazos la hizo darse cuenta que si seguía hablando solo lograría empeorar las cosas.
—No necesito esto —agregó tomando la mano de Elián y Jossy que se habían mantenido callados a su lado alejándolos de los otros dos.
Si iban a pelear por quién era superior a quién que lo hicieran ellos solos, ella no tenía vela en ese entierro.
—Fierecilla —susurró Elián acercándose a su oído y alejándose a la velocidad de la luz esquivando el golpe que planeaba dar.
—Eso la describe bastante bien —apoyó Joss a su hermano por lo que Nila la miro con los ojos entrecerrando haciendo una seña de que estaba muerta—. No te enojes —le dijo acercándose a abrazarla, pero ella no le habló hasta que su amiga le hizo cosquillas.
—Para, para ¡Para!
—¿Estarás enojada? —le preguntó Joss.
—No, no estaré enojada —le respondió alejando sus manos.
Odiaba las cosquillas.
Elián le daba una mirada traviesa que no le auguraba nada bueno y se fue acercando a Nila mientras ella retrocedía.
—No, Elián —advirtió, pero el chico no le hizo caso y se siguió acercando, por lo que, ella retrocedió de espaldas más rápido hasta que vio que su amigo la iba a alcanzar y se giró para huir; sin embargo, terminó chocándose frente con su nueva pesadilla.
—Señor, no sé qué hice en mi vida pasada, pero te pido perdón y te ruegos que quites a los demonios de mi camino —dijo Nila mirando al cielo y alejándose del agarre del chico que había puesto en ella cuando chocaron.
Su pesadilla la miró sonriente, tanto a ella como a sus amigos, que la flanquearon inmediatamente.
—Nos volveremos a ver —le dijo el chico en voz baja antes de alejarse de ellos.
—Mejor que no —susurró Nila sintiendo un escalofrió recorrerle el cuerpo y aún sintiendo el toque del otro en ella.
***
Jjajajajajja ¿Se acuerdan del chico del primer cap? Pos regreso xd
¿Qué les pareció? Espero que les haya gustado y de ser así no olviden dejar su estrellita y un comentario <3
Los quiero!!!
Au revoir!!!
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