Capítulo 35

No llegó ninguna llamada. No importó cuanto esperó ese día, al siguiente de ese durante la semana la llamada prometida, o mensaje, nunca llegó. Ni siquiera cuando ella intentó comunicarse recibió una respuesta, al menos no una verbal o escrita, porque el mensaje con el silencio era claro.

No quiero hablar ahora.

¿Y cuando podrían hablar de nuevo? No lo sabía y el tiempo ya se había agotado para si quiera lograr una conversación decente y buscarlo.

Nila sabía que había hecho muchas cosas equivocadas durante los últimos meses, pero ya no podía dar vuelta atrás a todo, solo aprender de lo que le pasó y seguir adelante.

«No puedo volver el tiempo atrás», pensó mientras cerraba su maleta con cierta nostalgia y desgano, a pesar de que su vida estuviera a punto de dar un giro para bien.

El camino para cumplir los sueños nunca era fácil y a veces se tenía que recunciar a muchas cosas por ellos. Cruel, pero cierto y no lo creyó hasta ese momento porque antes de que se le presentará esa oportunidad Nila había tenido todo lo que quería sin sacrificar nada, pero eso no significaba que por ello fuera a desaprovechar un mejor camino para crecer profesionalmente.

—¿Lista?

—Lista —le respondió Nila a Joss que se acercó a abrazarla.

Su amiga le había tenido mucha, pero mucha paciencia durante los días pasados y no solo por lo que había sucedido antes de que se fuera de su casa dejándola son Sara sino porque respetaba su silencio y nunca la juzgó pese a todo, y eso lo comprobó cuando se apareció en su casa al día siguiente de su pelea para que conversarán seriamente.

Siendo totalmente sincera consigo misma, pensó que Joss la criticaría por volver a hablarle a Elián, por lo que, se preparó para esa batalla; sin embargo, nunca hubiera estado lista para que su amiga le admitiera estar al tanto de su beca para estudiar en Estados Unidos.

—¿Cómo?

—Sara.

Solo ese nombre era la respuesta y Nila debió haberlo sospechado, pero pensó que el director había cumplido su petición de hacerle saber al padre de la chica que no le dijera nada.

—Lo siento, de verdad, lo siento —se disculpo—, yo... No sabía cómo decírtelo, ha pasado tanto y...

—Lo sé —la corto su amiga abrazándola, Nila no quería llorar, pero las lágrimas se habían acumulado en sus ojos y por más que se esforzó en retenerlas una de ellas escapó por su mejilla— Sé cómo te sientes, no hay necesidad de sentirte mal por eso.

Pero si había. Aunque ella sintiera que confiaba en las personas a su alrededor y quisiera volver a ser quien fue en un inicio no podía, sus acciones siempre eran un golpe en la cara la cara a sus palabras y eso dolía, dolía demasiado porque poco a poco dejaba de sentirse ella y no le gustaba.

—Estoy contigo en todo —le dijo Joss separándose de ella y mirándola fijamente— Este es tu sueño, y tienes que luchar por ello. Prometeme que lucharás por ser la mejor pase lo que pase.

—Te lo prometo —le respondió y la sonrisa que le dio su amiga valió más que cualquier otra cosa.

—¡Hey! —la llamada y el chasquido de dedos frente a ella la hizo salir de su ensoñación— ¿En qué tanto pensabas?

—En qué eres la mejor amiga que puedo tener en toda mi vida —le dijo abrazándola.

—Y espero ser la única —le advirtió Joss medio en broma, por lo que Nila extendió su meñique hacia la otra chica que lo tomó sin dudarlo.

—Serás la única —prometió y no dudaba en que cumpliría esa promesa.

Joss era única y ella era afortunada por haberla conocido.

—Andando, Elián está esperando afuera con la piraña.

—Joss...

—Agradece que no lo he botado aún.

—Es tu hermano —le recordó Nila por milésima vez a su amiga, pero este parecía ya ser un argumento inválido para hacerla cambiar de opinión, ya que, Joss la ignoraba cada vez que se lo decía— Joss, no me voy a rendir —le advirtió— Así este a miles de kilómetros no me voy a rendir a ayudarlos a hacer las paces.

—Él tomo su decisión cuando eligió a la piraña.

—Él la ama.

—Pero también te ama a ti —le dijo y Nila por fin estaba viendo el verdadero problema detrás de todo ese orgullo.

—¿A ti te hubiera gustado que él esté conmigo?

Joss la mira sin decir nada, pero como suele decir el dicho, el que calla otorga y Nila tenía su respuesta más que clara.

—Él me ama —confirmó y antes de que su amiga pudiera responderle agregó—, pero la ama más a ella y eso es algo que debes aceptar.

—Ella no es buena persona, Nila, te trató horrible.

Sí, María Crystel no había sido exactamente un pan de Dios con ella, pero también entendió sus motivos cuando Elián se los explicó, además debía estar feliz de que la chica estuviera dando un paso al costado porque no sabía toda la historia, porque de lo contrario todo sería muy diferente.

—No necesito que tomes venganza en mi nombre —le respondió— Yo ya la perdoné.

—Porque eres muy buena.

—No, Joss, no soy buena y no lo hice por altruista —le dijo— Acuérdate que tu hermano le puso los cuernos conmigo y eso es algo que, aunque no haya sido voluntario, voy a cargar siempre con eso.

Su amiga apretó los labio en una línea recta negándose a ceder.

—Todos nos equivocamos —agregó— Elián, María Crystel, tú y yo, todos cometimos errores.

—Pero tú...

—Y todos salimos heridos —continuó— Cumplimos nuestra cuota de karma.

Joss la miró sin decir nada antes de soltar un resoplido y salir de su cuarto.

Nila no sabía cuánto tiempo le tomaría superar lo que había sucedido, pero tarde o temprano lo haría, Joss debía sacar la cabeza de entre las piernas y afrontar en presente que tenían y las decisiones que todos tomaron, le gustará o no.

Agarrando su maleta salió de su cuarto y fue a la sala donde estaba su mamá hablando con Elián, María Cristel y Sara, que también estaba allí, para ir a despedirla al aeropuerto.

—Aquí está nuestra estrella —anunció Joss cuando la vio aparecer detrás de ella y deteniendo la conversación de los demás.

—Más que una estrella, un sol —la halago su mamá acercándose a ella y dejando un beso en su frente— ¿Cómo te sientes?

—Como si fuera a vómitar —le respondió haciendo una mueca.

Aquello no era mentira. Está a nerviosa porque ese era su primer viaje sola y no sería sólo por un fin de semana o vacaciones, sino por años hasta cumplir su meta.

—Si vas a vómitar, hazlo en la cara de mi cuñadita —comentó María Crystel cómo quien no quiere algo— A ver si después de quitarse el vómito también se le quita la mala cara que trae.

—Tú, est...

—Joss, no —la detuvo Nila tomándola de la mano antes de fijarse en la prometida de Elián— Quizá debería vómitar encima de tu cabeza a ver si cuando la lavas te llega algo de inteligencia —le dijo molestándola.

—Tú...

—La empiezas, la aguantas —se metió Elián cortando lo que fuera a decir— Ahora no sigas.

—Estaba jodiendo a tu hermana.

—Precisamente por eso es mejor que no sigas —le dijo el chico dándole una mirada sería a su cuasi enemiga que se rindió con ello.

—Jóvenes —se quejo su mamá— Todo es una guerra para ustedes —les dijo negando— No pueden pasar el resto de su vida solo peleando, si quieren ser felices deben aprender a seguir y mucho más importante a perdonar —agregó— Yo lo hice en cierto modo con el padre de Nila, llegué a un acuerdo con su recuerdo y seguí adelante, ustedes hagan lo mismo —aconsejó mirandolis fijamente— Solo tienen una vida no la desperdicien odiandose.

Bueno, Nila no podía estar del todo de acuerdo en "sólo tienen una vida", pero lo demás su mamá tenía toda la razón.

—Iré por mi bolso —avisó dejándolos solo y en un silencio incómodo a los cinco que solo fue roto por la única persona que podía considerar pura en esa habitación.

—¡Bueno, ya lo dijo la señora! Solo hay una vida y esa vida dice que tenemos que movernos porque el avión no espera —les recordó Sara poniéndose de pie en un salto— ¿Tienes más maletas? —le preguntó y Nila asintió.

—Están en mi habitación.

—Bien. Entonces Elián y Joss vayan por ellas.

—Yo no...

—Tú sí —ordenó la prima de Salvador tajante y sin amedrentarse ante Joss que se dio media vuelta hacia su habitación— ¿Y tú que esperas? —le preguntó la chica a Elián que no se había movido, pero que ante el recordatorio se puso de pie inmediatamente haciéndolas reír.

—Eres una cajita de sorpresas —le dijo María Crystel a Sara que se encogió de hombros mirándola y dándole un guiño.

Fue entonces y solo entonces que Nila se dio cuenta que tenía una aliada para que el par de hermanos orgullosos en su habitación pudieran solucionar sus diferencias, porque si algo había notado era que Joss tenía una debilidad por Sara y quizá eso era lo que faltaba para que su amiga diera su brazo a torcer. Sin embargo, el camino para recorrer era largo y eso lo supo cuando Elián y Joss regresaron a la sala con cara de malos amigos y su madre detrás.

—Vámonos —indicó su madre poniendo una mano en su hombro.

Uno a uno fueron saliendo de su departamento siendo ellas las últimas en hacerlo.

—Voy a extrañar este lugar —confesó.

—Siempre que puedas regresar acá estará tu cuarto, tu casa y yo —le respondió su mamá— Todos estaremos esperándote.

—Gracias —susurro abrazándola antes de cerrar la puerta y bajar.

El viaje fue tan rápido, o al menos así lo sintió, que cuando bajó del auto y se encontró con José esperandola con sus maletas la nostalgia creció en ella.

—Le deseo lo mejor en este viaje, señorita Nila. Sé que cumplirá todas sus metas —le dijo el chófer de Joss y Elián— ¿Puedo darle un abrazo de despedida?

—Claro que puedes —le dijo Nila acercándose a él.

Josue había estado en gran parte de su vida desde que había conocido a sus mejores amigos. El hombre había sido cómplice de muchas de sus travesuras y el guardián de varios secretos adolescentes que tuvieron.

—Sea muy feliz.

—Gracias —le respondió antes de agregar— Por favor, sigue cuidando de ellos como siempre —le pidió y no creyó necesario decir los nombres de las personas a las que se refería— Adiós, Josue —se despidió separándose de él y acercándose a los demás.

El aeropuerto como siempre estaba lleno de personas que iban y venían por todo el lugar.

Nila pudo observar despedidas, reencuentros, risas, llantos y un sin fin de emociones que desbordaban el lugar. A ella le hubiera gustado vivir un emotivo reencuentro, pero en su lugar tenía una dolorosa despedida que cumplir.

—Ay, no pongas esa cara —se quejo María Cristel llamando su atención y la de todos con ella— ¿Enserio quieres dar pena?

—María Crystel —advirtió Elián, pero fue ignorado.

—Te estás yendo a cumplir un sueño por el que muchas matarían y estarían saltando en un pie —le señaló— Deja de tener la cara larga que estresas.

Nila no pudo evitar reírse porque a su manera la chica la estaba haciendo reaccionar y no es que lo hiciera a propósito, pero se sentía triste y no podía disfrutar plenamente la oportunidad que tenía, porque la piraña tenía razón y muchos estarían matando por estar en su lugar.

—Yo te estreso con solo existir —le respondió—, pero me alegra saber que estés tan pendiente de mí —agregó haciéndole ojitos de cachorro.

La chica resoplo y rodó los ojos divertida.

—No te creas tanto.

—Ya es muy tarde —tarareó y por supuesto Joss no se iba a quedar atrás.

—Es que eres un sol, y ella solo puede observar tu luz.

—También podría matarla, pero me da pereza —le respondió la chica encogiendose de hombros.

—No lo harías, eres muy cobarde.

—Pruebame —reto la novia de Elián a Joss que dio un paso en su dirección y hubiera avanzado más de no ser por Sara que se interpuso.

—El que la empieza y sigue, la aguanta —les dijo mirandolas a las tres.

—Pero si yo no me pique —se defendió Nila, de hecho a ella le hacía bastante gracia las riñas de Joss y María Crystel.

Su mamá se rio mirándolos de reojo y dejándolos conversar entre ellos, interviniendo cuando alguien le preguntaba algo o quería comentar sobre lo que hablaban, que en general tenía que ver sus carreras, hasta que la llamaron.

—Los pasajeros con destino a Nueva York, por favor acercarse a la puerta 38.

Su vuelo.

—Los pasajeros con destino a Nueva York, por favor acercarse a la puerta 38.

—Vamos —la animo su mamá guiandola y tomándola por su hombro.

Nila asintió sin decir nada y sólo cuando llegaron a la puerta para abordar se giro hacia todos y dándoles un gran abrazo, incluida la piraña.

—Los quiero, los quiero, los quiero —repitió— Los quiero mucho.

—Y nosotros a ti.

—Yo no —se quejó María Cristel separándose del abrazo aunque una sonrisa corta adornaba su cara.

Sí, la chica podía no quererla, pero al menos estaba ahí acompañándola por la persona que amaba.

—Algún día lo harás.

—Que el diablo no te escuché —le respondió riéndose.

Nila miró alrededor observando el lugar con detenimiento y esperando un pequeño milagro para ver a las dos únicas personas de las que les faltaba despedirse.

—Estoy segura que querían venir —le dijo Sara adivinando sus pensamientos.

—Lo sé —concordó aunque le costaba creerse esas palabras.

—Los pasajeros con destino a Nueva York, por favor acercarse a la puerta 38 —la voz de la chica anunciando su abordaje volvió a escucharse y Nila sonrió con pena.

—Es hora.

—La es —le respondió a su mamá abrazándola.

Era difícil dejarla atrás, pero tenía que hacerlo, no sólo por sus sueños sino también por ella.

Dando una mirada significativa a los demás a su lado se alejó de ellos mientras entregaba su pasaporte y escuchaba el último llamado para abordar.

Durante todo el camino de revisión tuvo nudo en la garganta que la ayudaba a contener sus lágrimas mientras pensaba en cómo hubiera deseado que su vida sea como una novela y que las personas que quería estuvieran ese día con ella la hubieran ido a despedir, pero no lo era; sin embargo, la esperanza era algo imposible de matar, por lo que cuando entregó su pasaporte dio una última mirada hacia atrás esperando un milagro.

—Señorita...

«Por favor».

—Señorita, su pasaporte —le dijo el guardia llamando su atención, pero Nila lo ignoró— Señorita, su pasaporte —repitió el guardia y con decepción se giro y tomó el documento.

—Disculpe, muchas gracias.

—Que tenga un buen vuelo —Nila asintió y empezó a pasar el puesto de seguridad cuando un bullicio a su espalda la hizo girar.

Varios guardias corrían detrás de un niño que iba en su dirección llorando con un peluche de Peter Pan en su manos.

«Oh dios»

—¡Nila! ¡Nila!

Sin pensarlo más dejo su maleta caer al suelo y corrió de vuelta para darle el encuentro al pequeño que era perseguido. No le importo nada más que la persona que segundo a segundo se acercaba a sus brazos y no estuvo tranquila hasta que lo tuvo entre ellos.

—Darío, Dios, Darío... —Nila no podía creer que su hermano estuviera ahí, frente a ella y a una puerta de que tomará su avión— ¿Cómo llegaste hasta aquí? ¿Quién te trajo?

—Mari, mi hermana me trajo —le respondió el pequeño y aunque sintió un pinchazo de decepción al no escuchar otro nombre lo oculto dentro de ella volviendo a abrazar de nuevo al niño— Pensé que no llegaría —comentó Darío llorando.

—Estas aquí, estas aquí y todo está bien —le dijo Nila aferrándose a él y mirando a los guardias que estaban detrás del niño.

—Paso la seguridad y corrió bastante rápido para llegar aquí —le informó uno de ellos bastante serio— Y por muy emotivo que nos parezca esto no podemos dejarlo.

—¡Solo me estoy despidiendo! —gritó su hermano sin soltarla, pero haciendo una pataleta— Solo quería verla antes de que se fuera.

—El avión está por despegar señorita —le aviso el guardia— Sino viene ahora perderá el vuelo.

Nila asintió separándose de su hermano y limpiándole las lágrimas de los ojos.

—Te amo, eres lo mejor que me ha pasado este año —le dijo— Gracias por llegar a mi vida.

—Salvador dijo que era muy egoísta pedirte que te quedaras —comentó el pequeño—, que tenías que irte para cumplir tus sueños —continuó sin saber que esas palabras eran un puñal para ella—. Yo no quiero que te olvides de mí...

—No lo haré —para Nila era imposible olvidarlo.

—Ten —le dijo Darío dándole su peluche de Peter Pan— Campanita y Peter Pan deben estar siempre juntos.

—Darío...

—No te olvides de mí.

—Nunca —le prometió— Nunca me olvidaré de ti —agregó abrazándolo por última vez antes de dejar un beso en su frente.

Cuando se separó uno de los guardias que lo habían seguido se acercó a Darío y lo consoló en medio del barullo mientras ella regresaba sobre sus pasos para dirigirse al avión con lágrimas cayendo sobre su rostro.

Esa despedida había dolido más que cualquier otra, pero sobre todo dolía que cada que miraba sobre su hombro seguía viendo a su pequeño hermano llorar mientras se despedía de ella.

Cuando estuvo en su asiento muchas personas en el avión la miraban con pena, pero a ella eso no le importaba. Lo único importante para Nila era el peluche de Peter Pan en sus manos, un pequeño obsequio que no solo le recordaría a su hermano.

Abrazando con fuerza el peluche rogó porque pronto pasará el dolor que sentía, repitiéndose que volvería a verlos y que el viaje que hacía no sería eterno.

***

Y así llegamos al final de esta historia :')

Aún no me maten que falta el epílogo, no sean malos xd hay unas cuantas sorpresas xd

Darío si o si tenía que estar en esa despedida y hacerla memorable <3 Por otro lado RIP por Salvador. Aunque en parte lo entiendo, espero tanto y comprendió durante tanto tiempo que también necesitaba su espacio.

En fin. Cosas de Wattpad, digo de la vida xd.

Espero ue les haya gustado el cap. No olviden dejar sus votos, comentarios y compartir para seguir creciendo!!!

Los quiero!!!

Nos leemos en el epílogo. ;)

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