Capítulo 34

La pieza de música clásica que escuchaba la relajaba a un nivel que no había sentido hace mucho tiempo.

Nila tenía una sonrisa en su rostro mientras miraba al chico en el piano.

Tal y como había prometido, le envío un mensaje a Elián para que volvieran a verse. Su amigo había estado más que feliz y la había invitado a su casa para pasar un momento juntos y ponerse al día de lo que había pasado el último mes en sus vidas.

Al inicio fue un poco incómodo, ya que, no estaban solos desde hace mucho, pero ambos tenían las cosas claras en su relación y a la vez tenían el mismo objetivo, recuperar su amistad, por lo que, pusieron de su parte para superar lo que sentían.

Elián, como siempre, fue el primero, después de disculparse, otra vez, Nila le pegó y lo correteó tirándole con su bolsa.

—¡Te dije que dejaras de disculparte!

—¡Lo siento! ¡Lo siento!

—Y sigues —gruñó Nila siguiéndolo hasta que lo atrapó cayendo ambos cerca de las escaleras— Eres un idiota.

—Lo soy —confirmó su mejor amigo riéndose hasta que alguien carraspeo detrás de ellos.

—Muy lindo, muy lindo. Grandes y haciendo escándalos —se burló Debora.

Tanto Nila como Elián se pusieron de pie inmediatamente luciendo avergonzados.

—Lo siento —se disculpó.

—No que no más disculpas —murmuró Elián por lo bajo y ella lo codeó con fuerza ganándose una risa por parte de la mamá de su amigo.

—Me alegra que hayan superado sus diferencias —les dijo la señora sorprendiendolos—. Ahora los dejo, que sus asuntos son sólo suyos —agregó antes de besarlo a cada uno e irse.

«Madres», pensó Nila mientras agradecía el espacio.

Después de ello todo fue para mejor.

Elián le contó la verdadera historia de su relación con María Crystel, que no distaba mucho de lo que le había dicho Joss; sin embargo, la emoción, el sentimiento y detalle con el que se lo decía era algo que ella apreció. Además también le explicó el porqué la chica se había ensañado con ella.

—Te reconoció en una de mis fotos y preguntó que relación teníamos.

—¿Y que le dijiste para que me odiara así?

—Nada malo —le respondió riéndose— Solo le dije que eras especial, buena, una persona a la que admirar, mi mejor amiga, alma gemela y a quien quiero mucho.

Nila no quería imaginarse como se lo había dicho para que la chica pensara otra cosa, aunque al final había tenido la justa razón de sospechar.

—¿Sabe de lo que paso entre nosotros? —le preguntó y Elián negó.

—Solo cree que fuimos amigos muy cercanos, y que estabas enamorada de mí —que si había estado—, pero no sabe la verdad.

—¿Entonces por qué dejó de molestarme? No me malentiendas —agregó— Eso está bien, pero es como raro que se haya detenido e la noche a a la mañana —se explicó y Elián negó explicándole a detalle, sin exagerar, como su novia le había armado un show en privado durante la fiesta de compromiso por verlos bailar.

—Técnicamente me gritó que no quería verte y demás.

—Pero fue ella quien me invitó.

—Lo sabía, mi madre me lo dijo —le mencionó— Así que le dije lo mismo y se puso peor diciéndome que si seguía viéndote iba a hacerte la vida imposible.

—¿Y por qué no lo ha hecho?

—Porque le dije que por mucho que la amará sino te respetaba como mi mejor amiga nuestro compromiso no iba a funcionar.

—Tú no hiciste eso.

—Lo hice —le afirmó tomando sus manos—. Eres especial para mí, Nila, mi mejor amiga y alguien a quien amo, quizá no de la manera que pensamos, pero te amo al fin y al cabo, y quiero que estés presente en mi vida —le dijo.

Sorprendida, era una palabra que se quedaba corta para lo que sentía.

—Gracias.

—Es lo mínimo que puedo hacer.

—Entonces... ¿Ahora podemos ser íntimas? —le preguntó y Elián negó.

—No abuses, al menos esta intentando no joderte —le respondió y Nila estuvo de acuerdo.

Al menos mientras María Crystel no se metiera en su camino ella sería feliz.

—Ahora cuéntame de ti —le pidió Elián y Nila soltó un suspiro.

—Por dónde empezar...

—Por lo que te hace más feliz —recomendó y esa era una buena opción, ya que, solo había una cosa que la hacía así de feliz.

Recordando a su hermano, Nila le contó acerca de Darío, cómo había descubierto que era su hermano y como llevaban su relación hasta ahora. Todos los anécdotas que habían vivido, consejos y cosas que aprendió del pequeño desde que lo conoció.

Después de ello continuó contándole acerca de su relación con Joss, Sara, su madre, su música. Se explayó tanto que llegó a contarle acerca de sus visitas al psicólogo.

—Lo siento.

—¿Qué te dije? —le preguntó con un tono amenazante y levantando su mano— No es tu culpa.

—En parte lo es.

—Bueno sí —admitió—, pero no eres el único respndable y estoy tratándome.

—Eso es bueno —le dijo Elián acariando su cabeza—, tu salud mental y emocional siempre debe ser importante para ti —le recordó— No importa que tan poco, básico o tonto parezca el motivo por el que creas que debes pedir ayuda, si la necesitas buscala porque primero eres tú.

—Lo sé —susurró Nila.

Le había costado darse cuenta que se había dejado de lado muchas veces con Elián, pero como su psicólogo una vez le había dicho, no todas las relaciones funcionan de la misma manera y ellos eran la prueba viviente de ello.

Nunca estuvieron destinados a ser una pareja, no funcionaban así, pero como amigos podían ser los mejores el uno para el otro.

Ese solo momento se lo demostraba. La confianza con la que podía hablarle y contarle sus problemas era algo que sólo encontraría con él, y Joss obviamente.

—Tocaré para ti —le dijo su mejor amigo de la nada sorprendiendola.

—¿Qué?

—Que tocaré para ti —le repitió acercándose con ella al piano.

Nila lo observó pasar su manos por el piano abriendo la tapa del teclado antes de mirarla.

—¿Alguna petición especial?

—No sé, no te he escuchado tocar en mucho tiempo —admitió sin reproche alguno, solo con nostalgia.

Elián asintió y le dio una sonrisa suave— Cierra los ojos y disfruta. Recuerda que la música es la cura para el alma.

—Ese es mi mantra.

—Lo sé —le respondió antes de empezar a tocar.

Cada nota que escuchaba era perfecta y aunque no identificaba la pieza que tocaba, Nila estaba segura que no había ningún error mientras la tocaba.

Recostandose de nuevo en su hombro se dejó llevar por el sonido.

Pieza tras pieza Elián tocó y transmitió tanto que Nila pudo relajarse y dejar atrás todas sus penas.

La música era la cura para su alma.

Ella lo había olvidado por un breve momento y aunque la practiba en la universidad no había vuelto a componer nada desde la vez que se presentó ante el tío de Salvador para su beca.

«Quizá es momento que lo retomé», se dijo, además aquello iba a ser necesario cuando se fuera de Madrid.

Estaba tan perdida en sus pensamientos y la música que no escuchó ningún ruido adicional hasta que su nombre resonó por toda la sala por una persona que no pensó encontrar en ese lugar.

—¿Nila?

Girandose ante el llamado se encontró con Sara, que la miraba sorprendida, junto a Joss, que parecía confundida, y por último Salvador, la persona que menos pensó ver en casa de su amigo, mirándola sin ninguna expresión.

—Eh... Hola —saludó poniéndose de pie junto a Elián que cerró el piano.

—Pensé que ya no tocabas el piano.

—Estudio música, Joss, yo tocó muchos instrumentos —le recordó su mejor amigo a su hermana que le dio una mirada dura.

—Me refiero a en casa —especificó sin dejar de mirarlos como si hubieran hecho algo malo.

—Lo hice por un motivo especial —le respondió— Lo hice por Nila ¿Algún problema?

«Dios, esto se va a ir al demonio bastante rápido», pensó y maldijo a su amigo por dar esa respuesta.

—Alto, ya, basta —ordenó Nila acercándose a su amiga— Lo prometiste —le recordó sintiéndose decepcionada de que le hubiera metido diciéndole que todo estaba bien cuando claramente no era así.

—A veces él me busca.

—Él no hizo nada ahora.

—Él las está escuchando —agregó Elián acercándose a ellas— Sé que la cagué, por eso te doy tiempo, además te quiero y lo último que quiero es pelear contigo —le dijo a su hermana antes de negar— Con su permiso, los dejo —se despidió de todos antes de subir escaleras arriba.

Nila reto con la mirada a Joss que se la mantuvo en todo momento.

—Es tu hermano.

—Fue un imbécil.

—Y lo sabe. No tienes porqué atormentarlo más ¡Ni yo lo hago!

—¡Por su culpa estás mal! —le reclamó su amiga— ¡Por su culpa tienes episodios de ansiedad!

—¡Y él lo sabe! —le gritó de vuelta— Por eso estaba tocando el piano, estaba tocando para mí, por mí —le dijo señalándose y olvidándose de todo— Joder, Joss, es tu hermano por una demonio. Es él único que estará contigo hasta el final, es tu sangre no puedes alejarlo por mí.

—Él te engaño.

—Y yo a él —le soltó sorprendiendo a su amiga— Yo lo engañe cuando me bese con Salvador. No importa que él hubiera estado con María Crystel y conmigo al mismo tiempo —agregó— Yo no lo sabía y aún así me besé con Salvador.

—¿Sí estabas con él? —la pregunta se filtró en medio de su conversación sin reproche, pero el que la hubiera hecho Salvado la ponía tensa— ¿Estabas con él, Nila?

—No... No de manera oficial —se justificó con miedo.

Salvador la miró en completo silencio poniéndola aún más nerviosa con cada segundo que pasaba.

—Salvador...

—¿Le contaste de tus ataques de ansiedad?

Cómo siempre el sabía todo, y suponía que era gracias a Sara; sin embargo, el que estuviera tan informado era algo pésimo en ese momento, porque saberlo de segunda mano no era igual a que ella se lo hubiera contado.

—Salvador.

—Sí o no.

—Es mi mejor amigo. Solo...

—Es importante para ti, el único —completó el chico por ella— Lo entiendo.

—Tú también eres importante —le dijo Nila acercándose a él con ganas de llorar.

¿Por qué quería llorar? Ni idea.

—Lo sé, campanita, lo sé —le respondió, pero él mote sonó tan deprimente que a ella le dolió escucharlo—, y ahora lo tengo claro.

—Escúchame...

—Tengo que irme.

—Salvador...

—Estamos bien —le dijo el chico con una sonrisa super falsa—, pero tengo cosas que hacer. Solo vine a dejarlas a Sara y Joss.

—¿Entonces hablamos luego?

—Hablamos luego —prometió el chico antes de despedirse de todas y dejarlas solas.

El ambiente se había vuelto tenso y Nila se sintió fuera de lugar mientras miraba a las chicas con ella.

—Creo que como no fui invitada es mejor que me vaya —les dijo e hizo lo que nunca antes en su vida había hecho, huyó.

Se fue dejando a Joss y Sara sin una explicación o esperar alguna de su parte, mientras sentía que su corazón se iba a salir de su pecho de la fuerza con la que latía.

«Estaré bien, estaré bien», se repitió todo el camino a su casa con un solo contacto en la pantalla de su móvil, uno el cual rogaba le escribiera o llamara pronto.

***

Porque así estemos cerca del final debe haber drama xd

Espero que les haya gustado el cap. No olviden dejar sus votos, comentarios y compartir la historia.

Muchas gracias por todo el apoyo <3

Los quiero!!!

Au revoir!!!

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