Capítulo 28

Cuando llegaron a su departamento, Mariel entró bastante tranquila y Nila se preguntó no por primera vez si sabía lo que había sucedido con su hermano.

La confianza de la chica mientras observaba su sala era humilde, no juzgaba ni menospreciaba su hogar, cosa que la confortó. La hermana de Salvador se acercó a una repisa de su sala tomando una foto que estaba en ella.

—Se ven felices en esta foto.

—Eres la segunda persona que dice eso —le comentó Nila con una risa apagada al acercarse a Mariel y recordando quien le había dicho aquello antes.

—¿Así? ¿Y se puede saber quién más te dijo eso? 

—Un amigo que vino de visita —«Y que quiero olvidar», agregó para sí misma.

Mariel asintió sin apartar su mirada de la foto y ajena a sus pensamientos antes de señalarle a Sara— Se ve bastante alegre.

—Es una chica bastante alegre —le dijo Nila— Sara es especial.

—Sí, lo es —le respondió dejando la foto en su lugar antes de fijar su mirada en ella— Bueno, supongo que debemos hablar.

Nila asintió indicándole el sofá detrás de ella. Sofá que le traía recuerdos, por lo cual, lo evito sentándose en del lado opuesto.

—Si te soy sincera me sorprende tu visita y el que quieras conversar conmigo en privado —admitió.

—Lamento el misterio, pero dado que mi hermano no puede hacer esto, lo estoy haciendo yo —y si la mueca en su rostro ante esas palabras eran un indicador no estaba feliz por ello.

—¿Por qué no puede hacerlo Salvador? 

Eso estaba intrigando a Nila, si bien ella le había dicho que quería un tiempo lejos de todos no pensó que fuera tan extremista como evitarla cuando debería estar diciéndole algo que parecía ser importante.

María le dio una sonrisa ladina que le recordó mucho a su hermano— Hay poco que mi hermano pueda ocultarme —le comentó—, y puedo afirmarte que él se toma sus promesas muy enserio, por lo que, hay muy pocas cosas o situaciones en el mundo que las hagan romperlas.

Ella lo sabía. 

—Mariel, yo...

—No, alto —la detuvo levantado su mano.— Que sepa lo está o no pasando entre ustedes no me hace juez, y mucho menos soy partidaria de ningún lado, no estoy aquí para hablar contigo de eso. No es mi asunto.

—¿Entonces por qué estas aquí? —Si bien su respuesta calmaba en cierta manera a Nila, seguía inquieta por la presencia de la chica.

Mariel apoyo los brazos sobre sus rodillas observándola como si fuera un objeto de estudio para ella.

—¿Y bien?

—Hace un momento te dije que hay poco que mi hermano pueda ocultarme —le recordó.— Ambos tenemos un acuerdo desde que somos pequeños, contarnos todo sin importar lo vergonzoso que fuera —le contó volviendo a sentarse de manera recta—, claro eso fue cambiando con el tiempo ya que hay cosas que los hermanos no pueden saber, las relaciones sexuales son un ejemplo.

Soltó aquello como si no fuera nada y Nila pensó en la reacción de Joss si hubiera estado con ella en ese momento.

«Por suerte no soy ella».

—Sin embargo, cuando nació Darío tomamos como misión siempre cuidar de él, tal y como su padre había cuidado de nosotros.

—¿Su padre?

—El papá de Darío no es el padre biológico de Salvador y mío.

—Pero llevan el mismo apellido —Nila no quería ser crítica, pero ese comentario salió de su boca sin pensarlo— Lo siento.

—No te preocupes —le respondió Mariel desestimando su comentario— Papá nos adoptó e hizo que tomáramos su apellido —suspiró—, en su familia nunca hicieron una distinción con nosotros y siempre nos quisieron mucho —agregó con una sonrisa.

Nila no había tenido un padre, pero su madre valía por ambos, y si el señor había acogido a ambos hermanos dándoles una figura paterna decía mucho de él.

—Darío es muy importante para nosotros.

—Lo sé. Cualquiera que los viera lo sabría de inmediato, lo aman demasiado.

—Sí.

Mariel suspiro masajeándose sus sienes.

—Diablos esto es difícil —se quejó antes de volver a hablar. — Nuestro padre siempre ha sido una persona honesta, pero poco antes de falleciera él y mamá habían estado un poco extraños —le comentó.— Por un momento pensamos que se iban a separar, así que Salvador y yo nos escabullimos una noche cerca su habitación.

«Oh señor, que peligro», pensó Nila. Ella ni en un millón de años si su mamá hubiera compartido su cama con alguien se hubiera acercado a escondidas.

—Los escuchamos hablar acerca de una mujer —una risa seca se escapó de ella—, nos molestamos mucho pensando que había engañado a mamá.

No quería defenderlos, pero si hubiera escuchado lo mismo también se molestaría.

—Nos alejamos de él dedicándonos a observar cualquier cambio, fuera el que fuera en ese momento pensamos que mamá estaba fingiendo estar bien para nosotros y por más que insinuáramos algo no nos decía nada —Mariel cerró los ojos antes de continuar— Dejamos de ser cariñosos con él sin saber que serían sus últimos días.

Joder.

—No importó cuan molestos estuviéramos cuando recibimos la noticia de su muerte... Nos golpeó tan fuerte que lloramos tanto y nos arrepentimos de no estar con él en ese momento —dijo soltando un resoplido.

Nila no entendía porque le decía aquello aún cuando era obvio que a la chica le dolía recordar.

—En fin, eso es algo que cargaremos siempre —agregó—, continuando, unas semanas después mamá nos llamó a su estudio y nos contó la verdad de lo que nosotros habíamos escuchado a escondidas y malentendimos.

Mariel la miró de una manera tan seria que a ella se le aceleró el corazón.

—Nos dijo que papá había descubierto que tenía una hija, una hija que él no conocía y que quería encontrar.

La respiración de Nila se volvió pesada. Su cerebro dándole vueltas a las palabras que la hermana de Salvador le decía.

Estaba en ese momento de su vida donde la verdad esta frente a ella, pero no puede darle sentido hasta que las palabras fueran dichas, por suerte Mariel estaba ahí para eso.

—La adivina que te dijo en Halloween que te encontrarías con tu hermano tenía razón —le dijo dándole una sonrisa ligera intentando apaciguar el impacto de sus siguientes palabras— Darío es ese hermano con el que te encontrarías y tú eres la hija que mi papá estaba buscando.

Mentira.

Nila no podía creer aquello, por lo que, abrió y cerró la boca varias veces sin saber que decir.

Su mamá le había confesado que su padre nunca supo en realidad de su existencia, pero no por ello quiere decir que no hubo momentos en los que lo maldijera por no estar presente para ella o para su madre, en especial cuando trabajaba hasta altas horas para darle lo mejor.

Miles de recuerdos y sentimientos pasaron por su mente en ese momento confundiéndola mucho más de lo que había estado días atrás ¡Pero eso no tenía punto de comparación!

No solo era su vida la que iba a cambiar con esa información, también era la de su madre.

La mujer que le había dado la vida y la que más había sufrido, siendo repudiada por su familia al no tener un hombre a lado cuando quedó embarazada, aquel que desapareció sin motivo, que desde el momento en el que nació lloró noche tras noche intentando que estuviera bien, que dejó de lado sus sueños por ella y mucho más.

—Di algo.

—No sé que quieres que diga —le respondió Nila bastante tensa— No sé que esperas que de mí, o que quieres escuchar.

—¿Cómo te sientes al respecto? ¿Cómo te sientes con el hecho de que Darío sea tu hermano?

Darío. No había pensando en el pequeño que le había logrado robarle el corazón en ese momento, de hecho ni sabía que pensar al respecto.

«¿Quieres ser mi hermana?» La pregunta que había considerado inocente en halloween regresó a ella.

—¿Lo sabe? ¿Darío sabe acerca de esto? —Mariel asintió— ¿Y Salvador? Olvídalo, eso es obvio —agregó.

Según la chica frente a ella Salvador debería haber sido quien le dijera aquello.

«Seguro aprovechó lo que le dije para mandar a su hermana», pensó molesta.

—No pienses mal de él —le pidió Mariel como si hubiera leído sus pensamientos— Cuando te conoció él no lo sabía.

—Pudo decírmelo cuando lo supo —le reclamó.

Se sentía traicionada ¿Es que acaso había alguien que no le hubiera mentido?

—No, no podía —le respondió.—Primero debíamos saber que tipo de persona eras y si Darío se llevaría bien contigo.

—Por eso me llevo a su casa —supusó y la hermana de Salvador asintió.

—Ese día me enojé con él por dejarte sola con Darío cuando no te conocía bien —le contó riéndose—, no quise ser grosera, pero no te conocía y no quería poner a Darío en la línea de fuego si resultabas ser una mala persona.

—Supongo que pase la prueba.

—Sabes la verdad.

Cierto.

El silencio las envolvió a ambas mientras Nila analizaba todo lo que Mariel le había confesado. Ni siquiera pensaba que era una mentira, por que qué ganaban ellos de hacerlo.

La respuesta era clara, nada. Materialmente tenían todo lo que querían y emocionalmente su familia estaba bastante unida desde que perdieron a su padre, que también era el suyo.

Ahora sabía quién era su padre, uno que estaba muerto.

Mariel la miró un largo rato antes de asentir en su dirección y ponerse de pie.

—Sé que es mucho para asimilar... —Eso era poco para describir la magnitud de lo que la información que le había dado cambiaba en su vida— Así que dejaré que te tomes tu tiempo —le dijo.

—Gracias.

—Sin embargo, quiero que tengas presente que Darío te adora.

—Sé eso.

Bueno, hola culpa. Ella lo sabía, lo sentía en cada momento que compartía con él pequeño, pero eso no quería decir que estuviera preparada para enfrentar la realidad.

La hermana de Salvador sacó una tarjeta de su bolso extendiéndola hacia ella.

—Si decides formar parte de su vida sabiendo esto estaremos felices de recibirte —agregó antes de irse dejándola sola.

Nila miró y leyó la tarjeta con una sonrisa escapándose de sus labios.

Darío era un niño único y bastante especial, por lo que la decisión que tomará tenía que hacerla pensando en todo, fuera cual fuera sabía que no podía echarse para atrás.

***

El hermano de Nila es Darío...

¿Lo vieron venir? ¿Y el que Salvador no fuera su hermano biológico de su otro hermano? Xd

A veces la vida puede ser así de enredada y complicada xd.

Espero que les haya gustado el cap. No olviden dejar sus votos, comentarios y compartir.

Los quiero!!!

Au revoir!!!

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