Capítulo 22

Un beso.

Un latido.

Un suspiro.

Un cortocircuito que arruinó su cerebro mientras besaba a Salvador correspondiendo como si nada fuera más importante que eso hasta que dejo de serlo.

—¡Hijo de puta! 

El insulto llegó a sus oídos al mismo tiempo en el que sentía como Salvador era alejado de ella bruscamente.

Nila miró asustada como Elián le daba un puñetazo al primo de Sara con una rabia que nunca antes lo había visto mostrar.

—¡Te advertí que no te acercarás a ella! —gruñó su amigo volviendo a golpearlo y logrando mandarlo al suelo— ¡Te voy a matar por acercarte a ella! Por si quiera atreverte a tocarla.

—¡Elián! —Nila corrió interponiéndose entre su amigo y Salvador que aún estaba en el suelo— Elián, mírame —le pidió desesperada—. Mírame, por favor —rogó, pero no le hacía caso, por el contrario parecía más furioso— Elián...

—Te estaba besando —dijo furioso posando su mirada en ella— ¡¿Qué diablos crees que hacías al dejarte besar por este imbecil?! —le gritó haciéndola saltar por la violencia en su tono.

—Pedazo de mierda —soltó Salvador empujando a Elián y colocándola detrás de él.

¿En qué momento se había parado?

—Pégame ¡Vamos hazlo! ¡Mátame si es lo que quieres! ¡Pero a ella no le gritas! —le advirtió señalándola— A ella la respetas porque no eres ni una mierda para estarle gritando.

—Es mi enamorada —y aunque era una mentira él parecía estar diciéndolo tan enserio que Nila sintió como si lo hubiera traicionado.

De hecho lo había hecho, porque aún cuando no tuvieran nada formal estaban en algo que ella debió recordar antes de besar a Salvador.

—No, no lo es —le respondió el primo de Sara calmado y con su tonito sabiondo sorprendiendo tanto Nila como Elián se miraron fugazmente antes de volver su vista a Salvador— Ustedes son mejores amigos...

—Ella me ama y no como un mejor amigo.

«Dios ¿Cómo se jodió todo tan rápido?», se preguntó Nila con el corazón en la garganta mientras escuchaba a Elián.

—¿Crees que el que te haya dado un beso te dice algo? —le preguntó riéndose— ¿Tan especial te sentiste con un beso? Reacciona imbécil —le dijo empujándolo y haciendo retroceder a Nila a la vez— Eso no significa nada. Tú no significas nada.

Salvador se quedó callado mirando a Elián bastante tenso, por lo que decidió intervenir.

—Elián, basta. Por favor.

—¿Por qué? ¿Tienes miedo de que tu juguete aquí sepa que solo lo haz utilizado?

—¿De qué carajos hablas?

Salvador estaba molesto.

—Vamos, Nila. Dile a quién es que besas en tu departamento, en el coche, en el parque y muchos otros lugares —le dijo con una sonrisa maliciosa— Dile la verdad. Dile tú que solo estas cerca de él para mantener tu beca —agregó haciéndola jadear por lo que había dicho.

«No».

—Malnacido.

La palabra fue acompañada de un golpe por parte de Salvador hacia Elián que trastrabilló cayéndose al suelo. 

Nila no pude moverse ni aún cuando Salvador se puso encima de su mejor amigo y empezó a golpearlo.

Todo parecía haberse detenido para ella en ese momento, ya nada importaba, no podía continuar cuando sentía que cada respiración que daba le costaba demasiado.

Unas manos la jalaron hacia la salida sobresaltándola y haciéndola reaccionar.

—Ve con ella —le ordenó Joss a Nila señalando a Sara que estaba mirándola con pena.

—Él... —ni siquiera sabía que como decirle lo que las palabras de Elián habían roto en ella con esas insinuaciones— Yo no soy así —le dijo a su amiga antes de mirar a Sara sin saber si ellas habían escuchado algo— Te juro que no soy así —repitió con un sollozo escapándosele en contra de su voluntad— Yo no soy así.

¿Por qué estaba llorando? Ella debería estar golpeando a Elián, pero no podía solo... No podía.

—Lo sé, lo sé —le respondió Sara abrazándola— Yo sé que tipo de persona eres, no tienes que explicarme nada —agregó confirmando que si habían escuchado la discusión.

—Pero él...

—Él es un imbécil.

«Un imbécil del que me enamoré», pensó Nila llorando más fuerte y refugiándose en Sara que jaló de ella hacia la salida alejándola del bullicio de gritos, maldiciones y golpes en el que se habían sumido Elián y Salvador.

Las lágrimas empañaban su visión y llegó un momento en el que su cuerpo no pudo más, por lo que, cuando estuvieron cerca de la salida Nila se dejó caer al suelo. Podría parecer dramático, pero ella no podía dar otro paso.

Sentía que le faltaba el aire, su pecho se apretaba con un sensación de pánico creciente que no le permitía pensar, ni si quiera para respirar.

—Inhala y exhala. Inhala y exhala —la orden llegaba junto con un movimiento de manos que movían las suyas al compas obligándola a obedecer, aunque fuera de manera lenta— Eso, es sigue así. No pienses en nada más. Sigue respirando.

«Inhalar. Exhalar».Repitió en su mente, una, dos, miles de veces hasta que sintió como su corazón regularizaba su ritmo y su respiración se volvía más uniforme.

—Señor.... Casi me das un susto de muerte cuando te caíste —le dijo Sara con los ojos llorosos antes de abrazarla con firmeza— No vuelvas a hacer eso.

—Perdón —susurró con sus ojos cerrados y aferrrandose a Sara que parecía ser lo más real para ella en ese momento.

—Ay Nila, tú no tienes que pedir perdón.

—Yo... No quise asustarte, yo solo... Siento que todo me rebasó —admitió a su amiga— En un segundo todo iba bien y al siguiente, al siguiente...

—Todo se fue a la mierda —completó Sara por ella.

—Sí, y... No se qué hacer. No tengo ni idea de que pasará ahora. No sé qué hacer.

—No tienes que hacer nada ahora —le dijo su amiga dándole una sonrisa compresiva juntado sus manos con la de ella— El sol aún no sale, deja que todo se hunda esta noche y mañana renace.

—¿Ahora eres poeta?  —le preguntó en broma por lo último que había dicho.

—Tengo mis momentos —le respondió encogiéndose de hombros poniéndose de pie y ayudándola a ella a hacer lo mismo— Vamos. Mario te llevará a tu casa.

El nombre del chofer de Salvador puso tensa a Nila que negó inmediatamente.

—Por favor, Nila, Salvador no me perdonaría que te mande en un taxi a estas horas —le dijo Sara con un suspiro—, y si lo que te preocupa es que él le haya creído al imbécil de tu amigo no te preocupes, no lo hizo.

—¿Cómo estas tan segura? Tú no viste...

—No fue necesario. Es mi primo, lo conozco mejor que cualquiera aquí —le respondió.

—¿Segura? —Nila necesitaba que le confirmarán eso.

Ella no podía dejar que Salvador pensará que lo utilizó por su beca, que se aceptó su cercanía por interés.

—Segura —y aunque no había duda en sus palabras las dudas abundaban en su mente, pero de todas maneras asintió a Sara— ¿Dejarás que Mario te lleve?  

—Sí —respondió, porque además ¿Cómo iba a lograr llegar a su casa con ese disfraz? Sería una tortura segura tratar de hacerlo por su cuenta.

Sara la sostuvo mientras iban hacia el auto de Salvador donde encontraron a Mario que las miró sorprendido cuando llegaron. El hombre no comentó nada cuando la chica a su lado le pidió que la llevara a su casa y  la ayudó a subir cerrando la puerta del auto cuando ella estuvo dentro; sin embargo, cuando se alejó de su puerta vio a Elián dirigirse hacia donde estaba.

El corazón de Nila se apretó al verlo. No quería tenerlo cerca en ese momento, no después de lo que había dicho de ella.

Salvador también apareció en su campo de visión con Joss detrás de él. El primo de Sara miró de su auto a Elián y corrió a detenerlo iniciando nueva pelea entre ellos, aunque esa vez fue una corta; ya que, Joss se puso entre ellos separándolos y discutiendo con su hermano antes de cachetearlo.

Eso le dolió, no quería que Joss y su hermano pelearan por su culpa y las ganas de bajar al auto casi la sobrepasan de no ser porque se encontró con la mirada de Salvador que negó.

«Vete, Nila». Pudo leer en sus labios con claridad la orden.

Mario subió al auto y la miró expectante a través del espejo retrovisor y Nila dio un asentimiento evitando mirar de vuelta a donde estaban los demás.

«El sol aún no sale, deja que todo se hunda esta noche y mañana renace» .

«Ojala tenga la fuerza, Sara», pensó. 

Se sentía destrozada como nunca lo había hecho, y rogaba poder superarlo.

***

Cuando Nila llegó a su casa Mario no se fue hasta que la vio desaparecer dentro del edificio.

Aunque lo sintió innecesario, lo agradeció. Nunca había tenido a alguien que la cuidara y aunque Mario solo fuera el chofer de Salvador el detalle fue lindo. 

La soledad y la oscuridad acompañaron el sonido de sus pasos mientras subía las escaleras hacia su departamento.

El resonar de sus zapatos contra el suelo mandaban una corriente nerviosa a través de Nila, que miraba constantemente a su espalda pensando en que en cualquier momento Elián y Salvador aparecerían de nuevo tirándose golpes sin importarle que ella no quisiera eso.

Al cerrar la puerta de su hogar Nila miró el salón recordando el primer beso que había compartido con Elián.

¿Como era posible que un momento tan lindo y que le había causado una sonrisa hasta hace unas horas ahora solo le provocará dolor?

«Quizá ese fue el error que cometimos. Nunca debimos besarnos«. Pensó. «Nunca debí confesar lo que sentía». Sus sentimientos y su corazón estaban mejor cuidados cuando los tenía ocultos. Lástima que hubiera creído que todo marcharía de viento de en popa para ella cuando los dijo en voz alta.

Caminando en dirección a su habitación paso por su cocina y detuvo su mirada el la alacena donde había guardado la bolsa que el día anterior le había dado la adivina.

¿Un problema o una solución?

Antes del problema que se había armado esa noche, Nila había estado segura de hacerse el brebaje y tomarlo, pero en ese momento dudo. Durante unos segundo se quedó parada sin moverse viendo las puertas de la alacena.

Poco a poco sus pies siguieron su curso y se encontró sacando la bolsa de las hierbas. Dando un vistazo al reloj confirmo la decisión que había hecho temprano esa noche.

Dos y treinta y seis.

Sin pensarlo más calentó agua hasta que estuvo nuevamente en ebullición.

Dos y cuarenta y cuatro.

Puso las hierbas dentro del agua terminando de hacer la fusión de las hierbas y tomo el brebaje.

Dos y cincuenta y tres.

Llegó a su cama y puso las piedras debajo de su almohada antes de acostarse.

Enviando una plegaria silenciosa a cualquier santo que estuviera de acuerdo con lo que estaba haciendo Nila se dejo llevar al mundo de los sueños, que le abrirían las puertas a un mundo antiguo de una vida que no recordaba y que estaba a punto de descubrir.

***

Y ahora sabremos la verdad... CHAN CHAN CHAN

Aquí tienen un espacio para golpear a Elián por ser un imbécil.

¿Qué creen que haga Salvador después de esto? ¿Joss? ¿Sara? Porque de una manera u otra todos están relacionados y lo sucedido quieran o no les afectará además... Muchas cosas están por salir a luz.

Espero que les haya gustado el cap, no se olviden de dejar sus votos, comentarios y compartir para seguir creciendo <3

Muchas gracias por su apoyo.

Los quiero!!!

Au revoir!!!

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