Capítulo 14

Nila creyó que el camino sería incómodo en cuanto subió al coche de Salvador; sin embargo, todo cambió en cuanto salieron de la universidad.

—Puedes elegir la música.

—¿De verdad? —cuestionó Nila quizá, solo quizá, un poco más emocionada de lo que pretendía por la oferta.

—De verdad —le respondió Salvador mirándola brevemente con su típica sonrisa burlona que ignoró sabiamente.

A Nila le encantaba que la dejarán poner la música cuando viajaba, por lo que, conectó su celular con la radio del auto y pensó muy bien que canción elegir.

Mirando de reojo a Salvador supo que una romántica, triste o con mucho significado estaba fuera de cuestión después del numerito que había montado dedicándole una canción improvisada para que le vuelva a hablar. Sin embargo, mientras pasaba por su lista de reproducciones ninguna la convencía y su cerebro se había quedado en blanco pensando en alguna canción.

—¿Ya elegiste alguna?

«A la de dios».

—Sí —le respondió con una sonrisa tensa y poniendo en aleatorio su mix fiesta.

Nila dio un suspiro de alivio cuando sonó King and Queen de Ava Max, por lo que de inmediato tarareo inconscientemente la canción sin darse cuenta que era observada por Salvador hasta que casi terminó la canción.

—Te pega —comentó el chico y ella frunció el ceño sin entender— Me refiero a la canción. Si tú hubieras nacido en una época donde aún existían los reyes y reinas hubieras sido una reina excelente y hubieras tenido al rey a tus pies —explico y ella negó.

—Lo dudo mucho.

No podía siquiera imaginarse aquello, no podía imaginar, que si hubiera otras vidas ella no fuera músico. Amaba la música y el simplemente vivir sin dedicarse a ella le parecía incorrecto.

—Yo no —se terqueó Salvador— Tú mereces que alguien construya un castillo para ti.

—¿Y tú hubieras sido ese alguien? —le preguntó Nila con burla y arrepintiéndose al instante de haberlo hecho sabiendo el camino por el que iría esa conversación.

Salvador no respondió unos segundos hasta que paró su auto por el semáforo y la miró fijamente.

—No, yo no hubiera sido quien construya un castillo para ti —le respondió, pero el tono en su voz era tan profundo que Nila se encontró incapaz de desviar la mirada— Yo hubiera construido todo un reino.

—Salvador...

El solo decir su nombre era una señal de advertencia para que se detuviera de seguir.

—No te preocupes, sé que tienes novio y no voy detrás de chicas comprometidas por muy colado que este por ellas —dijo apartando su mirada de ella y volviendo a poner en marcha el auto.

Nila trago grueso por el significado de esas palabras.

No iba a hacerse la idiota y decir que no lo sospechaba, porque si lo había hecho en especial con lo sucedido en el anfiteatro, pero se lo negó porque las palabras nunca estuvieron allí como en ese momento.

—No le des vueltas más vueltas de lo que debes a mis palabras.

—Entonces no debiste haberlas dicho —le reclamó Nila al chico mirando por la ventana de su lado.

—No estaba en mis planes —admitió Salvador—, pero no tienes por qué preocuparte, te juro que nunca intentaré nada... De nuevo.

—Imbécil.

—Muchas veces y contigo parece que siempre —concordó y Nila no pudo evitar sonreír por su respuesta.

Muy a pesar de la conversación que tuvieron Salvador cambió el tema preguntándole por sus clases y amenizando el ambiente que habían creado anteriormente.

***

Nila ni siquiera entendió porque se sorprendió cuando llegaron a casa de Salvador. Sabía que el chico era adinerado, pero jamás imagino que su casa fuera tan hermosa.

—¿Te gusta? —le preguntó Salvador bajando del auto y llegando a su lado.

—Me encanta —respondió mirando alrededor de la entrada.

La mansión del chico tenía un jardín bastante grande y hermoso con una fuente de agua en el centro que tenía el diseño de delfines y un niño a sus pies.

Casi iba a preguntar sobre ello cuando los gritos de un niño llamaron su atención.

—¡Salvador! ¡Volví! ¡Volví! —repitió el pequeño saltando a los brazos del chico a su lado que lo recibió más que feliz cargándolo.

—Lo veo, renacuajo.

—Ya no estoy chiquito. Tengo seis años —se quejó arrugando la nariz el pequeño antes de abrazar fuertemente a Salvador— Te extrañé.

—Y yo a ti —respondió correspondiendo al gesto— Mira, te quiero presentar a alguien —agregó mirando a Nila que sonrió al pequeño que se giró a mirarla.

—Hola, soy Darío —se presentó el pequeño extendiendo su mano hacia ella sin dudar un segundo.

—Hola, Darío. Yo soy Nila.

—¿Eres la novia de mi hermano? —le preguntó el niño sonriente logrando que se avergonzara y boqueara como un pez fuera del agua pensando que responderle.

¿Cómo le decías a un niño que apenas te llevabas con su hermano cuando estabas en su casa?

—No, renacuajo, no es mi novia —respondió Salvador por ella y bajando a su hermano de sus brazos— Nila es una amiga, una amiga muy importante —agregó.

Darío la miró con curiosidad antes de volver la vista a su hermano y asentir sin cuestionar nada.

—¿Mamá está en casa?

—No —le dijo Darío negando con su cabeza— Me dijo que ya volvía y me dejó con Mariel.

—¿Ya está en la casa? —preguntó Salvador y el niño asintió con un sonrisa.

—¿Quién es Mariel?

La pregunta salió de su boca antes de que pudiera evitarlo.

—¡Es mi hermana! —le respondió Darío con una sonrisa de oreja a oreja que Nila se encontró imitando.

—¿Te molestaría quedarte un momento con mi hermano? —La mirada que le dio Salvador era una de ruego y en ella el "por favor" estaba más que claro.

—Uh... Claro, no hay ningún problema.

—Ya vuelvo —dijo antes de ingresar a su casa y dejarla afuera con el pequeño que la miró expectante.

—Entonces... ¿Salvador es un buen hermano? —preguntó queriendo romper el hielo poniéndose a la altura del niño aunque quizá esa no era la mejor pregunta para hacerle; sin embargo, el pequeño se iluminó ante ella.

—¡Es el mejor! Y me quiere mucho, siempre me ayuda con mis tareas y me dice que cuando sea grande lograré mis sueños ¡Mariel igual! Ambos me quieren mucho y están conmigo, siempre que pueden porque tienen que trabajar y estudiar. Son muy buenos, y yo los quiero mucho.

La emoción se filtraba por cada palabra que decía.

Nila podía ver que a Darío le gustaba hablar de ellos, de hecho le gustaba hablar en general, y por eso tomándolo de la mano lo llevó a una parte del jardín sentándose con él en el césped mientras le preguntaba más sobre Salvador y Mariel.

El hermano de Salvador era un rayito de luz, un niño bastante alegre y eso hizo feliz a Nila de una manera inexplicable mientras lo escucha parlotear. Tenía esa vibra que te hacía sonreír a pesar de todo y sentirte cómoda en tu piel aún cuando apenas era un niño pequeño que no sabía de lo dura de la vida ¿Y no era quizá eso lo que lo hacía transmitir eso?

Estaba feliz compartiendo con él, pero lastimosamente todo acabo cuando Salvador apareció con una chica, que parecía casi una copia suya.

—¡Ella es Mariel! —exclamó Darío poniéndose de pie y tomando su mano para que hiciera lo mismo.

Nila y el pequeño dieron el encuentro a los hermanos a mitad de camino y a diferencia del niño con ella, Mariel se parecía mucho más a Salvador y no solo en lo físico; sino también en la actitud altiva.

Con las justas podía con uno y Dios le mandaba dos.

—Mariel ella es Nila, una amiga muy importante de Salvador —le dijo el niño a su hermana resaltando la palabra importante.

«Así que no paso por alto esa palabra», pensó sabiendo que ya tenía una tumba más que cavada con la hermana del niño.

Mariel le sonrió al pequeño y Nila envidió su suerte del niño que al parecer tenía todos comiendo de la palma de su mano.

—No lo dudo —le respondió la chica antes de volver su mirada a ella—. Un gusto, Nila.

—Igualmente —correspondió con un asentimiento y un tanto nerviosa bajo la mirada de escrutinio a la que estaba siendo sometida.

—Mariel —Salvador dijo el nombre de su hermana con un claro tono de advertencia.

—Lo siento, es solo que... Nada, no importa —obviamente importaba, pero Nila no iba a entrar en disputas que no le pertenecían y menos cuando podía perder la cabeza— Pasemos a la casa —propusó y no hubo manera de negarse con Darío tomando su mano.

Si el exterior había sorprendido a Nila, el interior la dejo impactada. El hogar de Salvador, era precisamente eso, un hogar.

La mansión estaba decorada de manera finísima, pero por donde posara la mirada encontraba señales de vida de Darío y fotos familiares a cada paso.

Cuando llegaron al comedor Mariel empezó una conversación queriendo conocerla y poco a poco Nila se fue soltando, tanto así que al final encontró riéndose con la chica e intercambiando números de teléfono. Por otro lado, también se encontró sintiendo bastante apego por Darío quien turnaba su atención entre los tres y demostró querer ser todo un artista enseñándole su pasión por la batería. Por último, Salvador quién había sido un perfecto caballero y comentó acerca sus logros con orgullo en la universidad, en especial siendo becada.

Todo fue perfecto, pero Nila sabía que debía irse antes de que fuera demasiado tarde por lo que se despidió de Mariel y Darío prometiéndoles volver mientras que Salvador la acompañó a la salida.

—Entonces...

—¿Qué?

—¿Sigo siendo un imbécil? —le preguntó el chico con burla cuando estuvieron fuera de su hogar.

—Sí, sigues siendo un imbécil —le respondió Nila—, pero debo admitir que eres un buen hermano.

Por lo poco que había visto de él en ese momento y como sus hermanos hablaban era obvio que Salvador era bueno con ellos.

—Ellos y mi madre son todo lo que tengo —le dijo y Nila se preguntó que había sido del padre— Los quiero demasiado.

¿Quizá al igual que ella no lo conocían?

«No, eso no puede ser», se dijo. Las personas de esa clase social siempre conocían a ambos padres, para bien o para mal.

—Y ellos a ti —no tenía ninguna duda de ello, sus hermanos darían la vida por Salvador.

—Gracias por venir —susurró tomando su mano y dejando un beso en el dorso de la misma antes de alejarse— Él es Marcos, te llevará a tu casa —agregó señalando al chofer que esperaba en la entrada por ella.

—Puedo pedir un taxi.

—Ya sé dónde vives, y no te preocupes no pondré un pie cerca de tu casa a menos que quieras —le dijo adivinando el motivo de su anterior comentario—. Ahora no seas terca y deja que Marcos te lleve, me sentiré mas tranquilo si alguien de confianza te deja en tu casa.

—Está bien —aceptó subiendo al asiento trasero de la camioneta— Gracias por dejarme ver este lado de ti y, por favor, nunca te aparezcas por mi casa.

—Lo prometo, pero tú eres bienvenida aquí, así que puedes venir cuando quieras —le dijo Salvador cerrando la puerta y alejándose unos pasos.

Durante el camino Nila pensó en lo que había sucedido y no podía arrepentirse de conocer el lado más íntimo de Salvador, su familia, y sabía que no había forma de que a partir de ese momento se alejará del chico.

«Si lo conoces puedes empezar a verlo de manera diferente».

«Ay mamá, no sabes cuánta razón tenías» . Se dijo con una sonrisa mirando por la ventana las calles de Madrid que la saludaban mientras empezaba a oscurecer.

***

Peeeeeeeeeerdón :c Me tarde en publicar por asuntos de la U, pero aquí esta el ultimo cap de la semana.

YYYYYYYYYYYYY, empezamos a ver una faceta nueva de Salvador xd ¿Qué les parece? Este cap trae un secreto oculto? ¿Podrán descifrarlo? No se pierdan los sgtes caps que aparecerán más pistas!!!

Espero que les haya gustado el cap. No olviden dejar su voto, comentario y compartir para seguir creciendo!!!

Pd: Amo el gif de Thomas Brodie-Sangster de niño

Los quiero!!!

Au revoir!!!

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