Capítulo 10
Y nada nos detiene con las actualizaciones!!!
Feliz Navidad a todos! Espero que les guste el cap.
***
Nila estaba con una sonrisa de oreja a oreja mientras observaba a Joss hablar a mil por hora en tanto ingresaban a la universidad.
El día anterior no habían podido verse y esa mañana su amiga llegó muy sonriente como para que lo que sea que le hubieran dicho fueran malas noticias.
—Entonces...
—¿Qué? —le preguntó su amiga sin perder su buen ánimo.
—Ay, No te hagas y cuéntame —le pidió prendiéndose de su brazo— ¿Qué te dijeron ayer? No pudimos vernos a la salida y no me respondiste los mensajes —le recordó.
—Es que no puedo decirlo —le respondió su amiga conteniendo una sonrisa.
—Solo confírmame que son buenas noticias.
—Son buenas noticias —y tan solo con esas palabras Nila estaba saltando sobre ella abrazándola.
—Estoy, estoy...
—Shhhh...
—Sí, sí, pero ¡Oh por dios! —exclamó— Quiero saber, quiero...
—Ya detente —le pidió Joss riéndose—. Pareces una loca.
—Es lo que yo siempre le digo, pero no me cree —secundó Salvador apareciendo delante de ellas y arruinando su buen humor—. Buenos días, señoritas.
—Buenos días —respondió su amiga al chico que le correspondió con una sonrisa antes de fijar su vista en ella.
—¿Y tú no saludas?
—A idiotas no.
Salvador se rio al mismo tiempo que su amiga le daba un codazo en las costillas.
—Ya hablaremos luego de tu actitud, campanita —advirtió el chico alejándose de ellas antes de que Nila pudiera maldecirlo por llamarla así delante de Joss.
—¿Campanita?
—Ni si quiera lo repitas —advirtió y Joss alzó las manos en señal de rendición, aunque no borraba la sonrisa de su cara.
—Solo quiero saber por qué te dice así.
—Porque es un imbécil —¿Acaso no era obvio?
—Sino supiera que estas colada por mi hermano, pensaría que lo que hay entre ustedes es amor.
—Fuera satanás —le dijo Nila empujando a su amiga para resaltar sus palabras— Ni si quiera pienses eso.
—Solo digo.
—No lo digas —le pidió a su amiga.
Nila no quería una referencia a aquello siquiera.
Era demasiado para su pobre cerebro tener que contener las ganas de contar todo lo que sentía con Salvador cada que hablaba, pero sabía que no era inteligente hacerlo porque nunca escucharía el final de ello y Joss estaría sobre ella analizando cada cosa que hiciera. Por suerte para ella la conversación sobre el idiota no se extendió más y cada una tuvo que ir a su respectiva clase donde se sentía a salvo.
Todo marchaba tan bien hasta que su pesadilla decidió aparecer en su salón buscándola con la excusa de que el director la había mandado llamar.
—Señorita Linares, por favor, acompañe al joven Ibañez —le pidió su profesor y Nila solo pudo asentir con una sonrisa tensa mientras obedecía, ya que, no iba a despotricar delante de su profesor.
—¿Ahora qué te traes? —le preguntó a Salvador una vez que estuvo fuera de su aula y lejos de la vista y oído de los demás.
—Sígueme —le ordenó el chico bastante serio sorprendiendo a Nila.
A diferencia de otros encuentros Salvador no parecía estar bromeando o algo por el estilo, así que el que él hubiera dicho que el director la llamó empezó a ser real para ella.
¿Por qué la llamaba el director? Nila no recordaba haber roto las reglas o tener calificaciones por debajo de lo que se le exigía para mantener su beca.
«¿Qué hice? ¿Qué hice?» La pregunta se repetía en su cabeza una y otra vez, repasando todo lo que había hecho durante lo que iba en el transcurso del año.
Cuando llegaron a la oficina del director, en lo que se sintió un camino demasiado corto para ella, Salvador se detuvo antes de tocar la puerta mirándola con preocupación.
—¿Por qué me llama el director? —le preguntó tratando de no demostrar todo el miedo que sentía y que su mirada le transmitía.
—No lo sé y no me da buena espina —le respondió el chico y su respuesta aumento los nervios que sentía—. Solo trata de seguir la corriente te ayudaré en lo que pueda.
—No necesito...
—Deja de luchar por una vez, Nila. Esto es serio.
—Y yo también soy seria —le señaló— Mis problemas los resuelvo yo.
—Terca.
—Ahora ya lo sabes —le dijo tocando e ingresando cuando el director le dio la orden para hacerlo.
Al verla el hombre detrás del escritorio le dio una sonrisa amable que Nila no compró en ningún momento.
—Por favor, tome asiento, señorita Linares —le pidió el director y ella obedeció sin dudar mientras el ojeaba unos documentos—. No me gusta hacer esto, pero debo hacerlo —advirtió dejando los papeles y fijando su vista en ella— Ha llegado a mis oídos que usted ha estado incomodando a una de sus compañeras.
—¿Perdón? —preguntó con sorpresa.
Nila no podía creer lo que escuchaba, que el director la hubiera mandado llamar por algo así significaba que alguien había ido a quejarse y hacer un número de ella. Por lo general trataba de llevarse bien con todos, pero sabía que eso era imposible y la única persona en su mente capaz de eso era...
Diablos.
—Como le decía, yo sé a quienes admito en mi universidad —le dijo el director y ella asintió en silencio aunque no había escuchado lo que había dicho.
Su mente en ese momento estaba más preocupada en las consecuencias que esa queja le traería, después de todo conocía, o creía hacerlo, el modus operandi de esos casos y los becados nunca ganaban.
—Sé a la perfección que la persona que vino a quejarse de usted es, a falta de una mejor palabra, bastante arrogante y malcriada —continuó y le picaba a Nila responder que ella sabía de primera mano aquello—; sin embargo, y siendo el padre de la alumna mencionada unos de los socios de la institución no puedo simplemente hacer de esta queja, bastante exagerada debo admitir, como si no existiera.
Nila volvió a asentir con el estómago pesado y las ganas de golpear a alguien por ello.
—Es talentosa señorita Linares, estoy seguro que cualquier universidad se beneficiaría con sus talentos.
«Me va a echar», pensó con el miedo brotando de ella.
—Y yo no quiero que cualquier universidad la haga brillar, quiero que sea la mía la que lo haga —le dijo el director devolviéndole el alma al cuerpo por unos segundos hasta que volvió a hablar—, pero como dije no puedo ignorar lo sucedido.
—¿Qué decisión ha tomado? —le preguntó Nila con miedo; sin embargo, antes de que el director pudiera hablar Salvador interrumpió la conversación.
—Señor, si me permite hablar con usted en privado, lo agradecería mucho —le dijo el chico sorprendiendo a su superior y a ella.
—¿Ahora?
—Por favor, es de vital importancia.
El hombre no parecía muy seguro, pero al final acepto sorprendiendo a Nila.
¿Por qué aceptaría una petición de Salvador en ese momento?
—Espere afuera —le pidió el hombre a Nila que no se movió por unos segundos hasta que Salvador le tocó el hombro.
Ella lo miro fijamente buscando una respuesta; sin embargo, no importaba cuanto intentará descifrar algo en la mirada del chico no obtuvo nada.
—Salvador...
—Espera aquí —le dijo el chico cerrándole la puerta en la cara.
—Aggg —se quejó casi inaudible y pataleando.
No quería ni pensar en que le iba a decir Salvador respecto a ella, porque no tenía dudas de que era respecto a lo que le sucedía.
«¿Qué estas planeando Salvador? ¿Qué estas planeando?» Se preguntó mientras esperaba fuera de la oficina del director.
Los minutos pasaban y la ansiedad en Nila crecía de manera abrumante, por lo que, cuando Salvador abrió la puerta y la cerró detrás de él saltó inmediatamente.
—¿Qué le dijiste? ¿Qué pasó?
—Acompáñame y no hagas ningún show —le pidió el chico mirándola fijamente— ¿Tengo tu palabra?
—Primero dime qué pasó.
—¿Tengo o no tu palabra, Nila?
Estaba estresandola que la llamara por su nombre.
—Esta bien —aceptó, después de todo no tenía muchas opciones y quería saber que había sido del asunto con el director— ¿No debo volver dentro? —preguntó por si acaso señalando la oficina de la cual salió y Salvador negó.
—No, no te preocupes por eso —le dijo empezando a caminar delante de ella.
Nila lo siguió en silencio total durante todo el trayecto hasta su destino final.
El chico la había llevado al invernadero que tenía la escuela en la azotea del edificio y que a veces se utilizaba para la creación de videos musicales que hacían los que estudiaban artes audiovisuales.
—¿Sabes qué había un camino más corto? —le cuestionó Nila a Salvador; sin embargo, el chico no le respondió y se quedó mirando las flores que habían sin prestarle la más mínima atención molestándola— ¿Por qué me trajiste acá?
Nada.
—Salvador.
Nada.
—Oye —le dijo tomando su brazo y girándola hacia ella.
La mirada seria y con un rastro de incertidumbre en el rostro de Salvador caló tanto en Nila que empezó a preocuparse y no solo por ella.
—¿Qué paso? —le preguntó con voz baja, pero firme.
No se iba a ir sin respuestas.
—No hagas un show.
—Solo dilo.
—Me diste tu palabra, espero que la mantengas —le recordó el chico y ella asintió.
—Está bien, no haré un show. Ahora dime.
—El director iba a quitarte media beca como sanción por la queja en tu nombre —le dijo desconcertando a Nila.
—Mierda...
—No digas groserías —le pidió Salvador y ella se separó de él.
No estaba para sus bromas, no cuando había perdido media beca y el costo de la misma era algo que no podía asumir sin preocupar a su madre.
—Nila...
Ahora era ella quién se quedaba en silencio.
—Bella.
Podía joderse.
—Campanita —susurró abrazándola y el simple gesto hizo que su cuerpo se tensara para contener las lágrimas en su mirada— Todo está bien —agregó pegándose a la parte posterior de su cabeza.
—No va estar bien —le respondió Nila tratando de soltarse del abrazo— Nada va estar bien.
—Si lo va a estar.
—Ella dijo que no siempre tendría suerte y que me haría pagar el estar aquí —susurró más para ella que para Salvador; sin embargo, el chico le respondió.
—Y yo le dije que la de ella también se acabaría —le recordó, pero Nila negó logrando separarse de él y girándose para enfrentarlo.
—Ella es hija de uno de los socios, no puedes hacerle nada —le dijo Nila al chico—. No te metas en problemas innecesarios.
«No por mí», quizo agregar, pero se resistió.
—¿Es preocupación eso que oigo? —le preguntó Salvador con una sonrisa burlona.
—No. Solo no quiero que te metas en mis problemas.
—No te creo.
—No me importa.
—Pero a mí sí me importas, Nila.
«Deja de decir mi nombre». Señor... Ni ella se entendía. Cuando no usaba su nombre se molestaba y cuando lo hacía se sentía tan raro que la incomodaba de una manera extraña.
—Tú eres importante para mí. —Y con solo esa frase Salvador la dejo sin palabras por unos cortos segundos así que fue por lo que mejor sabía lanzar contra él. Insultarlo.
—Eres imbécil.
—Pensé que era tu pesadilla.
—Si eso también —admitió Nila— Pero eso no te quita lo imbécil.
—Tomaré esa respuesta por ahora.
—Es la única que tendrás de mí.
—Mantendré la esperanza de que cambies de opinión por mí —le dijo Salvador y ella rodó los ojos. — No has perdido tu beca —soltó de golpe y Nila lo miro como si estuviera loco.
—Pero acabas de decir que la perdí.
—Dije que ibas a perderla, jamás dije que la perdiste —le señaló.
—¿Qué hiciste? —le preguntó Nila al chico alejándose de él con la leve sospecha de lo que había hecho.
—Escucha —le pidió Salvador tomando sus dos manos—, no es lo que piensas —agregó mirándola fijamente mientras que ella dejaba de lanzarle dagas con la mirada, no le creía ni un demonio—. Lo que hice fue conseguirte un patrocinador que cubriera tu otra media beca.
—¿Qué patrocinador? —preguntó la chica con sospecha.
—Prometiste que no harías un show.
—No lo haré si me dices que no eres tú —le dijo Nila.
—No soy yo —le respondió Salvador y ella casi se siente en paz hasta que el chico agregó— Tu patrocinador es mi tío, Enzo Bravo, el accionista mayoritario de esta universidad.
***
Drama mood on!!! Xd ¿Qué creen que haga Nila? ¿Qué piensan de lo que hizo salvador? ¿Qué cree. Qué pase en el sgte capítulo?
No se lo pierdan la próxima semana!!!
Espero que les haya gustado el cap <3 No olviden dejar sus votos y comentarios si fue así.
Los quiero!!!
AU REVOIR!!!
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