IX:《Pesca》
Pov Lance.
Desde ése día soleado juraba que mi desconocido — en ese entonces lo era —,rencor y enojo crecía hacía el día miércoles. Él tenía que irse justamente aquel día, ya no podía quedarse más tiempo y se sentía lo suficiente enérgico para poder a ser el viaje hasta su hogar en el océano.
Aproveché esa mañana como si no hubiera una igual. Él dijo que se iría hasta que el sol alumbrará sus últimos rayos en la costa. Sonó muy cursi y dramático pero él así lo digo y me pareció de cierta forma... Asombroso.
( . . . )
Una mueca se había formado en mis labios. Ver como él se alejaba en el mar no me agradaba.
Mi abuela estaba ahí, vigilando que nadie más nos viera. Yo sin importar me nada más que él, entré al agua y caminé hacía donde estaba él, donde el agua me llegaba hasta mi pecho.
— Supongo que éste es el Adiós. — dije sonriendo triste. Mis ojos se habían lustrado de melancolía y una de mis manos habían parado hasta una de sus suaves mejillas.
Había inflado sus cachetes probablemente por el acto y pensé lo lindo y gracioso que se veía.
— Lance...— su voz diciendo mi nombre era mas que perfecta. Recordaba que era la primera vez que había dicho mi nombre y una extraña felicidad me invadía. Sus orbes púrpuras se habían engrandado un poco mas dando un efecto muy bello. No sé que clase de mirada era la que me daba pero para mí era muy bonita.— Esperame Lance, Esperame. Por que regresaré, muy pronto. — sonrió de una manera que hacía bombear mi corazón. Sumado a la escena que veía; sus cabellos negros brillosos moviéndose con el aire y un fondo donde el sol parecía ocultarse en el horizante del mar era verdaderamente hermoso.
Su sonrisa me la contagio.
— Te esperaré Keith. —le dije con afecto. Juré a ver visto un rubor posar en sus mejillas. Aunque de ser así fue por un muy corto e injusto tiempo.
Nos miramos como si fuera alguna clase de reto. O al menos yo lo hacía con la intención de apreciar cada detalle de su fino e infantil rostro. Tan delicado y bonito. Pero a la vez tan rudo y tierno. Hasta mis pensamientos le causaban una tierna sonrisa a Keith y a mí... Me la volvió a contagiar.
Antes de que alguno de nosotros dos digeramos algo, vi como él poco a poco se marchaba haciando que la necesidad de aventarme a él, abrazarlo y que nunca se fuera de mi alcance aumentará. Pero el pensamiento de que muy pronto volverá, logró tranquilizarme, un poco.
-"Esperame sólo en las mañana de cada día. "-
Sonreí bobamente, su voz en mi mente me había sorprendido un poco pero también alegrado. Veía como su cuerpo se hundía en el mar perdiendolo de vista.
Me quedé unos segundos más contemplando el mar, esperando que regresará sabiendo que ésa idea era muy absurda y aún así lo deseaba. Regresé con mi abuela quien me sonrió de una manera comprensiva y regresamos a la casa para seguir con nuestras vidas.
Pero el deseo de volverlo a ver era muy fuerte. No olvidaría que lo esperaría todos los días hasta su regreso.
( . . . )
Jueves, viernes, sábado, domingo, lunes, martes, miércoles, jueves nuevamente y él no aparecía por más que quisiera. Pero eso no disminuía la esperanza que tenía de volver a ver a ese tritón. Por que de alguna forma aquellas palabras que me había dicho antes de irse, habían sido suficientes para creerle y seguir esperando por él.
Mi abuela me vía algo extraño, no sabría decir si de manera comprensiva, cariñosa o sospechosa. Era raro.
Le seguía ayudando en sus que haceres del hogar y lo único que no me aburría o hacia que no me quejara mucho era por que siempre pensaba en que él regresaría. En que Rojo volvería para seguir divirtiéndonos o me mostrará más sobre sus estupendos poderes. Que sólo necesitaba más tiempo.
Mi abuela también me alentaba y me contaba muchas cosas que hacían que mi esperanza aumentará. Y no sabría si decir que en ese entonces, era bueno o malo por que nunca hay que ilusionarse demasido. Pero era tan solo un niño de trece años que apenas estaba entrando en la pubertad y no comprendía bien sus sentimientos y emociones por la falta de experiencia e información necesaria.
Ella me recomendó leer un libro para intentar pasar el tiempo más rápido, al principio me negué de la manera mas amable posible, los libros nunca me han gustado a menos - quizás - que tuvieran ilustraciones y no fuera tanto texto lo leído. Pero después de algunos leves sermones y amenazas algo divertidas accedí a leerlo.
Ella me había dado la idea de que cuando Keith regresará podría tener mas tema de conversación ya que sería algo nuevo de que hablarle. Supongo que en eso ella tenía toda la razón.
El libro se titulaba Antes de ocultarse el alba.
Aunque al principio me costaba leerlo con fluidez puesto mi comprensión lectora era pésima, poco a poco mejoré a tal punto de fascinarme aunque en cada momento pensaba en lo emocionante que sería contarle a Keith sobre el libro.
Sentía el terror y suspenso con cada palabra en ciertos momentos de la lectura.
En mis ratos libres no sólo me ponía a leer, también solía salir a la bahía cerca del mar por las tardes sintiendo el encantador viento mover mis cabellos. O también dibujaba -sonará cursi, lo sé- a Keith.
Mi abuela había encontrado una pelota de fútbol socker y con eso me entretenía bastante. Casi como leer. Apenas llevaba tres días leyendo el libro y apenas alcanzaba la mitad de la historia. Supongo que es de esperarse de alguien sin experiencia como yo en la lectura.
Dormía bastante bien por lo que cuando despertaba al día siguiente, no tenia nada de flojera o cansancio como antes me solía pasar entre semana.
A veces recordaba que mi abuela prometió contarme una clase de historia que había vivido o algo así. Y cuando le pregunté a ella sólo me sonreía como sabía hacer y me contesta "Todavía no debes saber."
Aquellas palabras me dejaban muy pensativo. Con la intriga. No entendía por qué tenía que hacerme esperar mas tiempo y dejarme con la gran curiosidad. El suspenso era igual o peor que el libro que leía.
El jueves por la noche al haber regresado de la espera para ver si Keith llegaba —comento que es una espera de casi dos horas —, vino de visita casi inesperada mi abuelo, hermano de mi abuela. Y su llegada fue más impactante de lo imaginado.
Según entendí, su nombre es Charlie P. Gleuful pero muchos le decían solamente por su primer nombre. Tuvieron una seria y breve charla sobre la estancia de él y algo familiar que no alcancé escuchar pues se supone que los estaba espiando y no debían saberlo.
Mi abuela me avisó antes de irme a domir.
—Mañana irás de pesca con tu tío abuelo. Será divertido. — sonrió con diversión y quizás ilusión . No sabía si lo que habia dicho era bueno o malo por lo que opté por sólo asentir con una sonrisa amable. Su hermano bufó con irritación, aburrimiento y quizás molesto. — Será en la tarde, alrededor de las cuatro. — agregó para dar por concluido la conversación.
La mañana del viernes corrió como un tintineo, y antes de darme cuenta ya era de tarde por lo que Charlie me llevó hasta la orilla del mar. Había alquilado una clase de barco de no se donde y apenas cruzamos palabras. Aunque sólo era para indicaciones o instrucciones sobre como utilizar las herramientas para pescar y un poco sobre el uso de la navegación. Supuse desde entonces que sería un largo día.
Habíamos nadado varios metros pero aun podíamos ver la isla. Quedándonos en lo que el creyó un buen lugar. Conforme pasaba el rato me fue aburriendo. El ambiente era muy silencioso. Por lo que opté por sacar una conversación. Para conocerlo mejor y él a mí, ya que prácticamente cuando él llegó y me vio fue una sorpresa. Por lo que comprendí, él no tenía ni idea que tenía nietos o sobrinos- que son mis padres -, que apenas logró conocer al difunto esposo de mi abuela y que recordaba que en ese entonces eran apenas novios. También que su amistad con aquel hombre no era muy agradable.
Además quizás el viejo no era tan gruñón o malo como creía. ¿Verdad?
—Así que Charlie... — empecé y apenas acaparé algo de su atención. Continúe. — ¿Cuántos años tienes? — pregunté con mucha curiosidad.
—No sabes que preguntarle la edad a un mayor es de mala educación.
—Eh... Perdón.
—Ah, — suspiro con pesadez mientras restregaba sus ojos para luego agregar: — No importa. Soy tres años mayor que mi hermana. Cincuenta y siete. ¿Cuál era tu nombre?
—Lance. — respondí con un pequeño tick en mi párpado. ¿Acaso no recordaba cuándo me presente ayer? Sin mencionar que durante toda la mañana y parte de la tarde mi abuela mencionó por lo menos cinco veces mi nombre en voz alta casi frente suyo.
Abrí la boca y la volví a cerrar para pensarlo mejor. La verdad ya no tenía tanto ánimo en hablar con el mayor. Decidí mejor que ahí moría todo. Su ¿Mal humor? De alguna forma me contagio para preferir seguir en un silencio, que si me lo proponía, podía hasta llegar hacer agradable o por lo menos pacífico.
Había creído que nuestra conversación duraría un poco más, veía que me equivoqué.
Mis ojos concentrados, por un momento en el inmenso mar y por otro en el color del cielo. Como cambiaba de un amarillento naranjizo hasta levemente un azul marino que apenas podía lograr visualizar un poco. La refrescante brisa era mi gran apoyo que hacía relajarme casi por completo. Incluso por un breve instante juré que mis párpados estaban pesados.
Sentí un movimiento brusco por parte del bote, tambien algunos pasos y antes de tan siquiera debatir si despertar o no ya que me encontraba muy cómodo, escuché la voz ronca del único adulto en el bote.
—Hey chiquillo. Mira ésto. — lo vi jalando la dichosa red.
—¿Qué? — musite con interés esperando unos deliciosos manjares fresco.
Me acerqué para ayudarlo pero al parecer su rapidez y fuerza era extraordinaria que para cuando me encontraba en su lado observando con atención la enorme red siendo sacada del agua, abrí mis ojos como platos por la enorme sorpresa y diría yo, shock.
Charlie estaba igual de sorprendido, acompañado de una sonrisa socorrona y algo gastada. Pero él se veía más tranquilo o sabía controlar sus emociones. Apenas y logré fijarme en su estado en ése momento por el rabillo de mi ojo.
Por que lo que realmente mantenía mi completa atención y hasta me atrevo a decir, emoción, era aquello que se encontraba en la red.
—No pensé en encontrarme una sirena por estos mares. — escuché sus palabras apenas.
Y no me importaba tener que explicárselo después o impedir que le hiciera daño, en ese momento me encontraba hipnotizado por esos hermosos orbes violetas. ¿O serán púrpuras?
Si han llegado hasta aquí es por que les salió completo el capítulo. Sólo quiero decir que posiblemente los nombres de los familiares de Lance no tengan nada que ver con los verdaderos de la serie, pero como es mi historia pues :v,
Todo tiene una conexión en concreto.
Fecha de publicación: 29 de Julio del 2017
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