XXXVI

Un pequeño de no más de 8 años de edad se encontraba sentado en una banca de las tantas blancas de las tantas que había en el lugar mirando el estanque de patos con sus pequeños pies jugueteando en el aire balanceandolo de un lado a otro, su mirada era de pesar, tristeza y soledad con sus manos en las mejillas, las lágrimas amenazaban con manchar su dulce rostro recordando que nadie se detenía un momento para pensar en el, un pequeño niño sin el cariño suficiente, una silueta familiar se acercó a el, el pequeño no levanto la mirada no quería encontrarse con sus ojos fijos que siempre lo hacían ceder, el hombre se sentó alado de el y éste se acomodo mejor en su lugar, el hombre lo miro con una sonrisa y el no le correspondió, entoces con su mano retiro el pelo de su rostro le volvió a sonreír y este porfin le devolvió una..

— ¿Porque estás aquí?.— pregunto el adulto.

El dejó de mirarlo y posó de nuevo su mirada hacia el estanque.

— Ben.— dijo finalmente habló Han su padre.

— No es nada.— logró decir sin mirarlo a los ojos.

— No te creo.— golpeando su brazo que hizo que el pequeño Ben se tambaleara en su lugar.

Auch.— mirándolo algo molestó.—no tenías porque golpearme.— masajeando su delgado brazo.

— A veces la vida duele mucho.— logrando que Ben lo mirara esta vez.

— ¿Porque no me quieres?.— porfin logró decir Ben después del silencio.

Han alzó una ceja ante la pregunta de su única hijo.

— Ben,— tomándolo del hombro.— te amo hijo.

Ben se alejó de el bruscamente.

— Mientes.— con los labios apretados demasiado molestó.— tu y mi madre me odian.— grito.

Han suspiro lo suficiente como para poder calmar a su hijo y no perder la calma.

— Yo te amo.— le calmó.— eres mi hijo, mi único hijo el regalo que tu madre me dió, un regalo para todos.

Ben se relajó un poco, pero aún se sentía frustrado.

— Entoces porque no estás cerca de mí, porque me alejas.— le reclamó.

— Ben yo trabajo...

— No.— con algo de lágrimas en los ojos.— los demás niños dicen que no soy su hijo.— limpiando sus lágrimas con el borde de su camisa.— que soy adoptado porque no me parezco a ustedes.

— Que tonterías.— negó.— soy tu padre Ben y Leia tu madre, somos tus padres, quien dice que no lo somos son unos idiotas.

Ben sonrió ante el insulto.

— Tienes los ojos de tu abuela materna y el pelo negro como la noche como la abuela de tu mamá y también el mentón de mi padre tu abuelo y por supuesto de los labios de tu madre.— sonrió ampliamente.

— Papá.— se quejó.

— Te amo hijo y si no estoy cerca no es porque no te quiera y mucho menos porque no seas nuestro hijo es por el trabajo....

— Ya no te molestes por mi.— dijo resignado.

— Ben.— sacando algo de su bolsillo.— te haré una promesa.

Ben levanto la mirada curioso ante la propuesta de su padre.

— Pasaremos las vacaciones de verano en la casa de campo.— le guiño el ojo.

— No te creó.— recordando todas las demás promesas pérdidas y olvidadas.

— Espera.— le calló.— una promesa necesita de algo para ser sellada.

— ¿Que me darás?.— lo miro con una sonrisa.

— Los dados de la suerte.— extendiendo su mano para ver un par de dados de oro con una cadena, los ojos de Ben se maravillaron.— Ben te daré estos dados como promesa de que pasaré más tiempo contigo que jugaremos y pasaremos más tiempo como familia como padre e hijo.— parandose frente a el.

— Aceptó.— le sonrió tomando los dados en sus pequeñas manos.

— Ese es mi hijo.— lo cargo en sus brazos y lo alzó en el aire, Ben soltó una gran carcajada, después lo abrazo y cargo cerca de su pecho.— Eres mi hijo Ben te amo y estos dados representan mi amor, cariño y mi promesa, y cuando seas mayor se lo darás a tu hijo con una promesa de amor.

— ¿Mi hijo?.— dijo entre sus brazos.

— Si Ben tu hijo o hijos.— lo apretó más hacia el, el no lo bajo de sus brazos y camino hacia la casa.— vamos la Tía Maz hizo algo rico para tí además vendrá Armitage.

— Suena bien.— con su cabeza recargada en su pecho.

— Te consienten demasiado.— riendo junto con el.

Las risas de Han se escuchaban tan fuertes y sonoras, pero de un momento a otro todo se oía a lo lejos a la distancia ya no podía escucharla bien más cada vez era como un eco como una imagen borrosa.

El despertó de golpe ante el recuerdo durmió tan poco y ya pronto estaría en Naboo cerca de Rey y cumpliría con la promesa que una vez le hizo a su padre estar cerca de su hijo.

— ¡Puje!,— le gritó la partera a Rey.

Ella yacía en la cama, empapada de sudor llevaba más de una hora jadeando y pujando por el intenso que era el dolor en su cuerpo, era insoportable pero tenía que ser valiente y muy fuerte ante el dolor de las contracciones, tenía que juntar toda la fuerza posible para traer a su hijo al mundo, el llanto por el esfuerzo y todo se acumulaba en sus pensamientos y su cuerpo.

— No puedo hacerlo me duele.— grito de dolor tras el cansancio y el dolor.

— Tienes que ser fuerte por tu bebé mujer.— la calmó.— puje más fuerte.

Rose le seco el sudor de su frente.

— Sea fuerte y puje por el bebé por todo lo que vivirá aquí.— le calmo Rose a una Rey llena de miedo y dolor.

Rey tomó el valor suficiente, todo el esfuerzo del mundo apretó los dientes y cerro los ojos su cuerpo se retorcia en su cama arqueando su espalda e inclinandose hacia el frente, pensó en todo lo que hablo con el cuando estaban en el jardín o en la cama reposando todo lo que jugarían y reirian, apretó las sábanas y pujo con todo su esfuerzo así fue por varios minutos más y ella no paraba de hacer el esfuerzo su bebé nacería ella lo haría y llenaría su vida de alegría y de amor era una promesa, hizo el esfuerzo el último que pudo, ya estaba demasiado cansada adolorido y fatigada pero apretó su cuerpo y un llanto rompió el silencio de su dolor, Rey lloro ante el sonido.

— ¿Esta sano?.— logró decir entre el llanto.

— Si,— le sonrió.— es una bella niña, Rose traeme unas toallas.— le ordenó.

Rey volvió a gritar algo aún le dolía en su vientre, pujo de nuevo.

— Creo que hay otro bebé.— dejando al otro bebé en brazos de Rose.

Rey hizo lo posible para tomar el valor y el esfuerzo para poder traer a su otro hijo al mundo, la partera logró sacarlo, pero éste no lloro y ella se preocupó demasiado tomándolo en sus brazos y tratar de reanimarle.

— ¿Esta bien?.— dijo Rey entre lágrimas de esfuerzo y una creciente preocupación.— no está llorando.— se alteró.

— Tranquila.— se paro hacia la mesa con las toallas.

— Rey miré una bella niña.— tratando de calmarla mostrándole a su pequeña, pero esta estaba muy preocupada por su otro bebé el que no lloraba.

La partera no dijo nada y el silencio era sofocante para Rey y el llanto de la niña resonaba en la habitación, ella se giró ante Rey y Rose y negó con la cabeza.

Rey comenzó a negar con la cabeza y llorar desconsolada no podía ser posible ser castigada de esa manera no su pequeño hijo el era inocente sus hijos no podían pagar ningún pecado o error suyo.

— Fue un niño, pero no pude hacer más nada por el, murió.— envolviendo al pequeño en una toalla blanca.

— ¡No!.— gritó llena de dolor.— mi hijo, ¡No!.— gritaba llena de dolor con la desesperación.

Como si todos los recuerdos que había fabricado cuando estaban en su vientre, de sus hijos corriendo por todo el jardín llenandola de felicidad y amor, llenando su corazón creciendo lejos del dolor y todo se había todo se había borrado en la penumbra de la muerte.

— Rey.— le habló Rose con la bebé en sus brazos.— calmese hágalo por su hija.— mostrandosela.

— Dios me odia.— gritaba entre su llanto.— que pecado cometí para ser castigada así.

— Dios no la odia le a dado una hija muy sana y muy hermosa.

Rose le pasó a su bebé lentamente y está la tomó en sus brazos con cierto miedo ella era hermosa y la pequeña abrió lentamente sus ojitos y Rey admiro su color, un color café claro y también aprecio sus pequeñas y sus orejitas que no dudó en tocar, además de pasar sus manos por su suave pelo negro, tenía mucho para ser una recién nacida, esta se calmo en los brazos de su madre y Rey tomó su manita por un momento se calmo ante la inocencia de su hija, pero los recuerdos de su hijo fallecido la llenaron de lágrimas de nuevo, Rose se preocupó y tomó la desicion de retirarle a la niña de sus brazos.

— Demela.— le pidió a Rey amablemente.

Cuando Rose tomó a la niña, Rey lloro negando la cabeza como era posible como fue que su hijo estuviera muerto no así no, esta vez los minutos fueron eternos y dolorosos, llorando y pidiendo a Dios fuerza si es que aún la escuchaba si es que aún era escuchada por Dios y lloró hasta que sus ojos se cerraron en el calor de sus lágrimas que quemaban ardía como su esperanza.

Ben no podía pero la mansión que le regalo su abuela donde el, Rey y su hijo vivirían en paz,  hay se encontraba a lo lejos a la distancia podia sentir que escuchaba a Rey necesitaba abrazarla la necesitaba con urgencia tenerla en sus brazos y rogarle perdón de rodillas si ella lo pedía.

— Ya llegamos, ya cálmate por favor no puedes estar así frente a ella toma el control.— le sugirió a Hux a Ben quien trataba de calmar a su amigo.

— Tengo que verla tengo que pedirle perdón siento que la pierdo a cada minuto.— conteniendo la ansiedad y el llanto.

Cuando el carruaje porfin llegó a la entrada de la gran casa no es esperó dos veces para correr a hacía adentro.

— ¿Donde esta Rey?.— gritó a la joven empleada en la casa.

— Señor Solo.— hizo una leve reverencia.— que bueno que a venido a ver la señora.

— ¿Donde está?.— demasiado impaciente.

— Arriba en su habitación con su bebé y la señorita Rose la acompaña.— dijo amable.— ella.....

Los ojos de Ben se iluminaron su hijo ya había nacido una mezcla de felicidad y miedo crecía en el, y antes de que la joven sirvienta pudiera terminar de hablar el ya había desaparecido por las escaleras, necesitaba verlos.

Al subir al segundo piso se topo en la puerta a Rose quien traía una charola con una taza y que hacia unos meses no veía, ambos se asombraron, más ella que el.

— Ben.— logró decir entre su sorpresa.

— Rose,— se acercó a ella.— y mi Rey y mi hijo— tomando sus brazos en son de desesperación.

— Esta adentró,— conteniendo las lágrimas.

— Tengo que verla.— la soltó para aproximarse a la puerta, pero antes de siquiera girar la perilla.

— Ben, aguarde.— tomando su brazo.— será mejor que sea yo quién la despierte.— dudosa de su reacción.

— ¿Que le paso a ella?, ¿Que le le paso a mi hijo?.— dijo asustado temia lo peor.

— Ella no se siente bien ahora,— lo soltó y agachó la mirada entre lágrimas de dolor.

— ¿Que tiene mi hijo?.— el miedo lo sucumbia el silencio era un cuchillo.— ¿Que tiene?.— le exigió.

Pero Rose alzó la mirada y negó con la cabeza ni ella era capaz de decir que su hijo había muerto y que jamás conocería el amor de la su madre y padre.

El abrió la puerta y entró ante el umbral de su vieja habitación ahora con las ventanas abiertas pero con las cortinas aún tapando la luz de un nuevo día, se acercó lentamente donde yacía su esposa su amada Rey, pero escuchó un leve quejido angelical que perdió el enfoque de su amada para girar hacia la cuna del otro lado de la habitación donde se acercó para mirar con curiosidad al pequeño que hay yacía moviéndose inquieto buscando el calor de su madre o padre, con miedo a herirlo tocó su sueve rostro y este abrió sus ojitos y lo miro hizo un quejido más y este sonrió ampliamente ante su hijo, tomó su manita que era del tamaño de su dedo esta pequeña cosita era carne de su carne.

— ¿Ben?.— Rey dijo entre su somnolencia y llanto seco.

Ben dejó al bebé y camino hacia ella se inclinó tomó su mano Rey estaba confundida.

— Soy yo,— sin soltar su mano.— fuí un imbécil por haberte alejado de mi haber alejado a mi hijo.— tratando de no llorar pero era imposible el estaba demasiado triste y arrepentido.

Rey lo miraba con una mirada cansada y herida de que servían esas palabras ahora.

— Dime algo no veas así,—le imploró sin soltar su mano.— gritame, golpeame, dime lo que sea Rey.

— Es una niña.— mirando hacia la cuna detrás de el.

— Una niña.— sonrió con lágrimas en los ojos.— Rey tenemos una niña.

La mirada de Rey volvió a caer en la de Ben.

— ¿Tu niña?.— se soltó de su agarre.— ¿Tu hija?.— dijo molesta.— tu no tienes vergüenza.— le gritó.— haciéndo que la bebé llorara fuerte.

— Fuí un mal marido un mal hombre, — se acusó.— pero te amo.

— ¡No!,— le gritó.— si me amaras me hubieras escuchado, si me amaras no hubieras dudado de tu paternidad, si me amaras hubieras venido a mí, si me amaras hubieras cuidado de mí y mis hijos.— le gritó esto último con los ojos llenos de lágrimas.

Ben no entendía ¿hijos? si solo había uno en la cuna, ¿donde estaba el otro?.

—¿Hijos?.— se paró para verla mejor y esta hizo el esfuerzo para pararse.

— Si Benjamin Solo.— muy dura.— Perdí a uno murió el niño, antes de saber lo que era el amor de una madre, murió antes de sentir el pasto bajo sus pies, murió sin saber el color de las flores, el color del cielo el cariño de una abuela, murió sin conocerte,— se tocó el vientre y exclamó su dolor y las lágrimas y los quejidos volvían a ella.

— Rey.— tratando de abrazarla, el se sentía tan lleno de dolor y tan miserable.

— ¡No me toques!.— alejándose de el.— no sabes cuanto llore por ti, cuanto pedí a Dios que me perdonarás a mi y a mis hijos pero no lo hiciste no nos protegiste...

— Rey perdoname,— se arrodilló ante ella.— perdoname fuí un ciego fue un idiota pero estoy arrepentido yo buscó tu perdón.

— Antes yo era la que buscaba tu perdón la que imploraba tu compasión.— le miro y se alejó aún más de el.— pero ahora soy yo la que no quiere verte nunca más, la que no quiere saber de ti, la que no quiere verte nunca más.— le dijo en un tono el cual jamás le había escuchado y mucho menos Rey sabía que poseía.— no te quiero cerca de mi y mucho menos de mi hija, vete.

— No Rey.— le suplico se levantó y quiso abrazarla.

Rey lo empujó lejos lo suficiente como para darle una bofetada, Rose entró algo asustada por los gritos entró directo hacia la pequeña bebé.

— Llevatela Rose.— le ordenó Rey.

Rose estaba confundida pero salió de la habitación.

— ¿Me alejaras de mi hija?.— muy sorprendido por el dolor en las palabras de Rey.

— Murió.— dijo tan fría y tan dura de corazón.— imagina que murió juntó con su hermano y su madre.— finalizó.

— No me iré sin ti, no me iré sin hija.— sin moverse de su lugar.

— Mantente lejos de mi família.— le señalo.

— Soy tu marido el padre de tu hija y te amo.— tenía que converserla.

— Yo no tengo marido.— recordando sus palabras hirientes las que Ben un día le dijo en su mar de ira y celos.— ella murió porque el prefirió creer en las mentiras y los chismes de los demás y desconfiar de la mujer que solo fue suya en cuerpo y alma.

— Tenía miedo y sabias lo que sufrí en el pasado.— se defendió.

— Y yo también tenía miedo y sufri demasiado y si fuí culpable pero era inocente y eso no era para llamarme como me llamaste.— quería llorar de nuevo.— solo lárgate de mi presencia ahora mismo.— volvió a gritar.

Froto su rostro con sus manos la miro lleno de dolor.

— No me iré tan fácilmente lucharé por ti porque te amo.— firme en sus palabras.

— Ya lo había escuchado antes.— tomó su bata y se aproximó a la puerta.— quédate aquí si quieres me iré a donde mi hija.— Rey salió hacia la habitación de Rose.

Al entrar se sentó en el mueble y con sus manos tapó su rostro y comenzó a llorar con una chiquilla, Rose se apresuró a consolarla.

— Lo amo.— le lloro Rey.— pero el me abandono a mi a mis hijos, no olvidaré sus palabras hirientes y su falta de sensibilidad ahora viene y quiere que lo perdoné, lo quiero me duele tenerlo cerca.

— Pero vino hasta acá por usted.— le ánimo.— por su hija.

— El solo vino por su conciencia,— le acusó.— no por amor.

Rey se paro hasta donde su hija y la miro con dulzura.

— Seremos felices lejos de la maldad humana mi pequeña Felicity Hope.

— ¿Felicity Hope?.— pregunto Rose.

— Así es.— tomando en brazos a su pequeña.— ella es mi esperanza mi única razón de estar aquí.

Rey se sentó para apreciarla mejor y amamantarla su pequeña Felicity Hope.

Ben no podía creer que su hijo halla muerto, lleno de dolor y rabia por no haber estado cerca de el y Rey, la culpa lo invadía, pero no podía y no quería perderla tenía que estar con ella tenía que saber que sin ellas el no podría vivir el no podría seguir.

— No es tu culpa Ben.— quería darla paz Hux.

— La deje sola, sola y con mi hijo, debi morir yo y no mi hijo, no el.— rompiendo el cristal frente a el.

— No hagas estupideces.— le calmó.— ahora tienes que ver por Rey y tu hija no hagas más tonterías Ben.

— Ya cometí los peores crímenes, pero por Dios que cumpliré mi promesa, mi hija tendrá mi amor, mi hija jamás dudará de mi,— llorando ante lo que el dijo su padre hacia años atrás.— seremos una familia una familia que la amará por siempre.

Se sentó de golpe en el mueble de la Sala con las manos llenas de sangre por el cristal se paso la mano por el pelo sufriendo por lo que perdió en un abrir y cerrar de ojos.

— No las perderé.— dijo para el mismo.

***
Una disculpa #sorry había tenido un bloqueo mental y además pensé y reescribi esto como veinte veces a sido uno de los capítulos que más sentí, que más llore y que más me dolió hacer y después de dudar mil veses si lo hacía o no, decidí hacerlo, espero les guste, juro que la angustia acabará pronto.

Ya saben no olviden votar ⭐ y un comentario 💬 me haría muy feliz.

Últimos capítulos ;'(

Saludos.
leiaskywalker921
Angieren12
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DalysPm
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Beso. X

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