Capítulo 31
Mis ojos estaban pesados cuando los abrí. Parece que me quedé dormida poco después que me trajeron a una de las camillas, tuve que adaptarme a la luz, cuando lo hice empecé a observar a mi alrededor. Mis hermanos dormían en un sofá mientras que Peter dormía en el otro, parecían unos ángeles que no rompían ni un plato.
Me fui levantando de la camilla. Mire mis manos y las quemaduras se iban quitando, sonreí ante eso, mis quemaduras no desaparecían, se quedaban en mi piel como una marca de nacimiento o algo parecido a eso.
—Buenas buenas— Saludo Harry entrando por la puerta despertando a mis hermanos y a mi novio. Harry tenía en sus manos una bandeja con mucha comida, se me hizo agua a la boca cuando ví todos esos platillos—Veo que ya despertó nuestra querida enferma.
—No soy una enferma, sólo es un efecto de tener poderes más fuertes que yo misma, deja de estar siendo creído y dame esa comida que tienes— Dije, él se acercó y dejo la bandeja encima de mis piernas.
—¿Cómo te sientes?— Me preguntó Peter cuando estaba a punto de darle una mordida a la carne asada que tenía enfrente de mis ojos. Pero no podía culpar a Peter, si yo estuviera en su lugar tampoco lo dejaría tragar, estaría molestando con mis preguntas.
—Mejor, aunque sorprendida por qué mis manchas fueron desapareciendo, nunca me pasaba eso—Confese.
Ellos me estaban entendiendo, más Peter y Pietro que saben con más exactitud lo que me sucede cuando uso demasiado mi poder, recuerdo que cuando ayude a Gwen mis quemaduras aún estaban en mi piel y de la nada ya un día no lo estaban. Es raro que eso suceda.
—Pues en vez de verlo raro, velo como algo bueno— Dijo Harry levantando los hombros.
—¿Que paso después?—Pregunté refiriéndome con Magneto.
—Nada, absolutamente nada. Todo está mejor, no hay rastros de Magneto ni rastros de esa arma maligna— Reí por la palabra que había usado Harry para describir la arma, aunque tenía razón, es un arma maligna.
Estuve hablando con ellos un par de horas y luego hablé con el resto del equipo. Se sentía bien saber que todo estaba en orden y que no iban a molestar de nuevo. Eso espero.
[...]
Llevo en el baño aproximadamente unos diez minutos, a la hora que quise comer algo, resulta que me dió náuseas y tuve que venir corriendo al baño. Claramente me lleve las miradas de todo el equipo, algunos con sorpresa y otros con asco. No entiendo porque me pasó esto.
El sonido de la puerta hizo que saliera del baño, me lave la boca, y abrí la puerta encontrándome con todas las chicas. Lorna, MJ, Mary Jane, Gwen, Tía May y Pepper.
—¿Que pasa?— Pregunté, ellas entraron a mi habitación sin decir nada—Okey— Cerré la puerta cuando ellas estaban adentro.
Me di la vuelta con los brazos cruzados.
—¿Ya nos vas a decir?—Preguntó Gwen.
—¿Decirles qué?— Pregunté pues no tenía ni la menor idea de lo que me decían.
—Que estás embarazada— Completó Pepper
—¿Disculpa?— Dije aún sin entender
—Hay por favor, Wanda. Somos tus amigas y viniste a vomitar, te sientes mareada, tienes náuseas. Síntomas de una embarazada— Explicó May
Negué unas seis veces con la cabeza y me senté en la cama.
—Pero es que, no sé si estoy embarazada— Confesé y ellas me miraron con los ojos abiertos.
—¿No?— Dijieron sin creer lo que antes había confesado. Volví a negar dejando en claro que no sabía si estaba o no embarazada.
—¿Y que esperas para hacerte una prueba?— me preguntó MJ
—Pero no tengo aquí pruebas de embarazo— dije
—Ya vuelvo— anunció Pepper antes de salir de mi habitación
Pietro puede ser rápido pero Pepper le ganó está vez, a penas y salió y luego volvió con dos cajas de pruebas de embarazo.
—¿Tienes pruebas de embarazo?— Preguntamos todas.
—Oigan, estoy casada, no juzguen. Hay que estar prevenidos— Dijo ella sacando una prueba y dándome la.
Entré al baño haciéndome la bendita prueba de embarazo, me tomo como cinco minutos esperando a que esa maldita prueba tuviera los resultados. Salí del baño moviendo la prueba de lado a lado, las chicas me veían con emoción y desesperación.
—¿Ya casi?— Negué
—Estos son los cinco minutos más largos de mi vida— Le di la razón
La puerta de mi cuarto estaba cerrada con llave para que nadie del equipo entrara de imprevisto. Por fin, la prueba ya tenía los resultados.
—Ya están los resultados— Dije en voz baja pero ellas escucharon perfectamente
—¿Y? ¿Que dice?
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