2| BESO ROBADO

El no dormir bien y tener que levantarse temprano significaba cara hinchada al 1000% ¿Podía pasar algo peor? Si tuviera más maquillaje lograría esconder éste espantoso rostro.

— ¡Hija el desayuno ya está listo! —gritó mi madre como de costumbre.

— No mamá, hoy no tengo hambre —comenté con los ánimos por el suelo.

— ¿Cómo por qué no vas a comer? ¿Y esa cara tan hinchada? —me toca el rostro con su cálida mano— Pareces un monstruo —se burla descaradamente.

— ¿De verdad? Ya me voy.

— ¡Lo siento! —la escucho decir a lo lejos.

De camino lo único que me preocupaba era encontrarme con alguien, que vergüenza que me vean en esta situación. Pero que va siempre cuando andamos de la peor manera es cuando todos deciden saludarte. A lo lejos logro escuchar mi nombre, decido no voltear sea quien sea en estos momentos no estoy de humor.

— ¿No escuchas que te estoy llamando? —dicen cuando me alcanzan.

— Lo siento quiero caminar sola —decía mientras intentaba tapar mi rostro con mi mano.

— No sabía que vivíamos cerca ¿Cómo es que nunca nos cruzamos?

— ¿Acaso eres bru... —y ahí estaba una vez más al frente de él— y-yo no te conozco —intenté apresurar el paso al mismo tiempo que volvía a cubrir mi cara

— No te ves mal con el rostro hinchado —me tomó del brazo para detenerme— creo que te ves hermosa —dijo mostrando una sonrisa— ¿Otra vez estas fría? ¿Es eso normal?

¿Cómo podía decir aquellas palabras tan fácilmente sin yo poder evitar que mi corazón explotara de emoción?

— Ni siquiera nos conocemos ¿Qué es lo que quieres de mí?

— ¿Amistad? —se encorva de hombros.

— Lo siento, estoy bien con un sólo amigo. Ahora quiero caminar sola por favor.

— Está bien, disculpa no quería molestarte —siguió adelante dejándome atrás. ¿Cómo puedo ser tan estúpida y no aceptar su amistad? Es el chico que me gusta, el que me hace tambalear cada que me mira, pero como podría ser su amiga si cada que lo veo simplemente quiero comérmelo a besos, siento que llegará un momento en que no logre controlarme y lo menos que quiero es quedar como una estúpida porque él me rechace.

El colegio se encontraba como siempre pero no veía a Elena por ningún lado, siempre me espera en la entrada y hoy no lo estaba. Tomé el celular la llamé, tampoco contestó. Me fui al salón de clases, tampoco se hallaba, era extraño ya que nunca falta sin avisarme, un chico alto de piel oscura y cabello rizado llamó a la puerta preguntado por Elena, me pareció raro siempre conozco sus amigos, aunque no tenía ni idea de éste.

— ¿Hola? ¿puedo ayudarte? — pregunté.

— Hola, ¿Conoces a Elena? Ella me dijo que le trajera unos apuntes.

— Sí, es mi mejor amiga sólo que creo que hoy no vendrá.

— ¿Le pasó algo?

— No lo sé, no logro contactarme con ella así que iré con su madre a ver qué me dice.

— ¿Puedo acompañarte?

— Claro, no tengo problemas ¿Eres nuevo? No te había visto.

— Sí, así es mucho gusto me llamo Denes. —estira su brazo hacia mí y yo le correspondo.

— Yo me llamo Abigail, pero todos me dicen Abi. ¿vamos?

El salir del aula era una tortura, la idea de saber que estaba tan cerca de mí me hacía estremecer. Una vez más se encontraba mirando fijamente como si me vigilara me hacía sentir tan nerviosa que mi respiración se cortaba.

— ¿Qué ves? —pregunta Denes sacándome de mis pensamientos —¿Te gusta Ulises?

— ¿Se llama Ulises? —dije sin pensarlo, aunque sea por un momento— N-no como crees, ni siquiera lo conozco, espérame aquí afuera.

La madre de Elena no tiene el mejor trato del mundo y odiaba hablar con ella, pero no tenía otra opción.

— Buenos días señora directora.

— ¿No deberías estar en clases?

— E-eh si, sólo vengo a saber de Elena.

— ¿Qué pasa con mi hija? —decía ella mientras arreglaba su escritorio sin siquiera mirarme.

— Pasa que no vino y no me contesta el teléfono, así que quiero saber si está...

— Ella está bien, ve a clase. —responde sin dejarme culminar mis palabras.

— Ok... gracias. —salí de su oficina decepcionada.

— ¿Qué te dijo? —preguntó Denes muy insistente.

— La verdad nada, de todas maneras, si se algo te aviso.

— Listo, entonces nos vemos y, por cierto, no te recomiendo juntarte con Ulises cuentan que estuvo en un internado para jóvenes rebeldes.

— ¿Por qué dices eso? Apenas acabas de llegar y ni siquiera lo conoces.

— ¿Y tú sí?

— Pues no, sólo que no veo que sea esa clase de persona. Oye ya voy tarde a clases si quieres hablamos a la hora del descanso.

— Me parece chévere, entonces nos vemos.

¿Será cierto lo que Denes dice? No siento que él tenga esa clase de vibras tan malas. Al menos ya sé cómo se llama y su nombre era tan lindo como él ULISES, ULISES, ULISE, no dejaba de repetir su nombre en mi cabeza. La clase acabó tan rápido que no me di cuenta de tanto pensarlo, comenzaba a distraerme demasiado así que debía controlarme.

La campana sonó era la hora de descanso así que aproveché de llamar nuevamente a Elena, pero aún seguía sin contestar mi llamada, Denes llegó así que salimos a caminar un rato no era un chico maleducado me parecía una persona a la que le podría contar todo lo que quisiera. Nos sentamos en las escaleras y no muy lejos podía ver a Ulises en el mismo lugar mirando a la deriva como si nadie más existiera para él.

— Ya en serio dime la verdad ¿te gusta Ulises? —nuevamente Denes sacándome de mis pensamientos.

— N-no como crees, sólo siento que es como solitario.

— Sí, hoy mandaron un trabajo en parejas y me tocó con él.

— ¿De verdad? L-lo bueno es que como son los nuevos es mucho mejor.

— Pues sí, iré a su casa hoy para planificar ¿No quieres acompañarme?

— N-no puedo, tengo cosas que hacer.

— Está bien, ya se acabó el tiempo hora de ir a clases.

Por muy genial que sea Denes ¿Cómo podría acompañarlo? Es algo que no puede pasar, sólo espero que esos dos no se hagan amigos y que se siga manteniendo bien lejos de mí. Llegó la hora de salir y volví nuevamente a marcarle a Elena, aún seguía sin contestarme. A la salida me encuentro a Denes y a Ulises juntos así que le digo adiós tratando de irme lo más pronto posible.

— ¡OYE ABY!, ¡¿NO PIENSAS IRTE CON NOSOTROS?! —Gritó Ulises a todo pulmón. ¿Cómo es que sabe mi nombre? Y ahora que lo pienso esta mañana también pasó lo mismo.

— No puede Ulises, tiene cosas que hacer.

— ¿Qué pasa si tiene cosas que hacer? Ella vive cerca de mi casa, así que eso quiere decir que vamos por el mismo camino —dijo mientras cubría mi cuello con sus brazos. Denes me miró y sonrió al mismo tiempo que con mi vista le pedía que me ayudara alejarlo de mí.

— Bueno ya déjala, vamos —nos separa dejándome lejos de Ulises y haciéndome sentir más tranquila.

—No eres muy buena ocultando tus sentimientos —me susurró al oído.

Llegamos a su casa y él pidió que me quedara para ayudarles en su trabajo, pero sabía perfectamente que si me quedaba me caería la noche y estas calles eran muy peligrosas.

— No te preocupes que yo te acompaño —dice Denes.

— Cómo crees tú vives más lejos, además nosotros vivimos cerca así que fácil puedo acompañarla.

— Pues... ¿Qué dices Abi? —pregunta Denes.

— E-e-eh no lo sé, no cre...

— Listo está decidido yo te acompaño, ven siéntate —me interrumpe Ulises y acato estúpidamente.

A pesar de que ellos están un año más que yo no era tan complicado su trabajo lo entendía a la perfección, creo que el siguiente año no será tan malo para mí. Pasaban las horas y ellos seguían en lo suyo casi no aporté mucho me sentía tan nerviosa al estar frente a él que me costaba pronunciar alguna palabra.

— Y-ya debo irme, es tarde —dije levantándome de la silla.

— Ok déjame guardar para acom....

— ¡NO! no quiero molestar además no vivo tan lejos.

— A mí no me molesta, ya son las 8 de la noche no es bueno que una chica tan hermosa ande sola por estas calles. —comenta con una sonrisa pícara.

— Abi, ¿puedo hablar un momento contigo? —pregunta Denes tomándome del brazo para alejarme un poco de Ulises.

— No te preocupes, no te hará nada malo además él tiene razón —sonríe— y bueno aprovecha el momento —me da unos pequeños golpes con el codo.

— Estoy listo ¿Nos vamos? —interrumpe nuestra pequeña conversación.

— E-eh S-si... si quieres anota mi numero para que me avises cuando llegues —tomé su celular— ve con cuidado Denes.

Para llegar a mi casa había que pasar por una curva que de noche quedaba totalmente a oscuras. Era el lugar donde siempre aprovechaban para robar a las personas sin que nadie más se diera cuenta.

— ¿Por qué no te agrado al igual que a Denes? —preguntó mientras caminábamos.

— Ni siquiera te conozco —dije evitando mirarlo a los ojos.

— A Denes lo conociste hoy.

— ¿Cómo sabes eso? N-no importa ya desde aquí puedo caminar sola.

— ¿Qué hice mal?

— Nada, eh... gracias por acompañarme.

— ¿Podemos empezar desde cero? —me toma de la mano para evitar huir de él— tenemos un amigo en común dudo mucho que no nos crucemos.

— Si está bien, pero ya suéltame que debo irme —mentira y más mentiras por supuesto que quería quedarme todo el tiempo posible con él, aunque no como su amiga.

— Ok, yo te acompaño sin embargo quiero algo por el servicio. —se inclina para quedar a mí misma altura.

— ¿Q-que? ¿C-cómo que algo?

— Quiero un beso en la mejilla —señalaba con su dedo índice.

— ¡Jamás! de haber sabido hubiera venido sola.

— Bueno, si tú no puedes yo lo haré —rápidamente y sin pedir permiso se acercó y posó sus labios carnosos en mi mejilla algo cerca de mis labios, podía sentir su olor natural combinado con su perfume, un increíble hormigueo invadía en todo mi cuerpo, mi garganta totalmente seca y mis ojos húmedos— ¡Wow! sí que te sonrojas —ríe haciéndome sentir peor.

— ¿Q-que? —cubrí mi rostro con mis manos dándole la espalda— N-no me sigas —fue lo último que le dije. Me apresuré lo más que pude y antes de llegar decidí voltear, él seguía ahí haciéndome señas para que continuará mi camino, suerte que todos se encontraban en el patio de la casa y así no podrían ver mi rostro tan colorado, me fui directo a mi habitación para recostarme aún no podía asimilar lo que había ocurrido. El chico que tanto me gusta me había robado un beso. Mi cuerpo se sentía totalmente inquieto era una sensación que nunca en mi vida había sentido, algunas lágrimas corrieron por mis mejillas y me sentía una tonta por exagerar, pero en estos momentos no lograba controlar mis sentimientos.

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