— Niños... creo que es tiempo de una historia...

— ¿Una historia?

— Sí... pero esta historia es muy diferente... —Ryoken abrazo a sus dos hijos mayores, Hana estaba en los brazos de su hermana mayor— Esta historia... no tiene final feliz...

— ¿Por qué no?

— Porque a veces... las historias no tienen un final feliz, Sora...

— ¿Y de qué trata la historia? —La albina mayor ladeo su cabeza sin dejar de abrazar a su hermanita de casi tres meses.

Ryoken suspiró antes de sonreír con cierta melancolía, desde que su hija mayor había salido al mundo de afuera, entendió que ya estaba siendo el momento de decirles la verdad a sus niños... aunque en serio le hubiera gustado jamás tener que explicarles.

Hoshi tal vez podría comprenderlo, era mucho más lista de lo que Yusaku sospechaba, ella parecía ser capaz de ver la verdadera cara del alfa e incluso le preguntaba sobre los objetos brillantes y filosos que a veces veía que su padre cargaba; Sora sería un problema... el infante de ojos azules confiaba mucho en el de ojos verdes, lo admiraba... y él ya había experimentado la caída de alguien a quien admiraba.

Y justamente tenía que ser la misma persona quien debía caerse de su pedestal.

— La historia trata... sobre un niño que vivía al lado de un camino de estrellas y sobre cómo confió demasiado... en una muy mala persona... que lo encerró en una torre de wisterias...