— ¿Que eh ejo?

— Eso se llama Luna, se dice que hay una hermosa princesa habitando ahí junto a un conejo que hace pasteles de arroz.

— ¿Uhn cohejo? —La pequeña bebé con adorables rizos blancos y ojos verdes como la menta de su olor y de un año de vida observaba con una inocente curiosidad a su madre.

Ryoken solo sonrió tratando de ocultar su tristeza antes de besar la redonda y suave mejilla de su hija, afianzó aún más su agarre en su pequeño cuerpecito y comenzó a señalarle en la fría y lisa superficie de aquella ventana la sombra en forma de conejo que aquel satélite tenía.

— ¿Puedes ver la parte oscura que tiene?

— Sí...

— Bueno, ese es el conejo de la luna.

— Oh... —La pequeña observó unos momentos la brillante luna antes de voltear a ver de nuevo a su madre— ¿Como lleho alla?

— Uhm... bueno, Hoshi, dime tú ¿cómo crees que llego el conejo a la luna?

— No jeh... ¿Como jue mami?

— Existe una creencia, sobre un viejo hombre... —Ryoken cargo a su hija hasta la cama matrimonial que "compartía" con el padre alfa de ella, para después sentarla en su regazo— que reunió a un mono, un zorro y un conejo a los que les rogó comida. El mono consiguió fruta al escalar árboles-.

— ¿Aboleh? —La infante interrumpió a su madre en su relato por la curiosidad de esa palabra.

— ¿Viste esas cosas verdes, bi~en esponjosas, que estaban junto a las cosas negras y puntiagudas de afuera? —Hoshi asintió eufóricamente ante la pregunta del mayor— Esos son los árboles y antes que preguntes, un mono es un animal, como los de tu libro... ¿Te acuerdas?

La niña asintió con algo de duda antes de recordar una imagen de un libro que su padre le había dado un día que comenzó a buscar una foto en los enormes estantes de su hogar, Ryoken volvió a sonreír antes de continuar su relato.

— Como te decía, el mono consiguió fruta al escalar árboles, el zorro como buen cazador atrapó unas aves y el conejo... con mucha pena, no consiguió nada para el pobre hombre... que al verlo tan cansado y mal, se llenó de tristeza el conejito. Entonces tuvo una idea, ¿sabes cuál fue su idea? —La menor negó lentamente, en su rostro se podía apreciar algo de cansancio— Reunió hojas cafés y ramas secas, hizo una fogata y se lanzó dentro de ella; ofreciéndose al hombre como comida.

— Pobe cohejo...

— Sí... pobre conejo —El albino comenzó a mecerse suavemente, arrullando a su hija en su brazos—. El hombre, conmovido por aquel sacrificio tan noble por parte del conejo, lloró mientras veía el cielo, tomó su bastón y golpeó el suelo con fuerza antes de decir: "Ustedes merecen mis alabanzas y gratitud, fueron honrados y valientes con tal de ayudarme. No hay perder ni vencedor, pero el acto tan puro y noble de conejo fue excepcional.".

— ¿Y... que paho... ?

— El hombre resultó ser un dios de gran poder, tomo conmovido los restos del conejo y se los llevó a la luna donde los enterró... honrando al animal.

— ¿Aji llegó el cohejo... mami...?

— Así es cariño —El omega de ojos zafiros beso la cabeza de la menor después de acostarse en la cama con ella aún en sus brazos—, así el conejo llegó a la luna...

Ryoken observó a su hija bostezar antes de acomodarse en sus brazos y restregar suavemente su cara contra su pecho, el albino mayor solo suspiró antes de abrazar a Hoshi y permitirle jalar del escote de su camisón para dejarle buscar su pecho y tomar leche. Sabía que su niña lo hacia mas por instinto que otra cosa, la verdad no le importaba o molestaba aquello... sentía que era una forma de pedirle perdón por todo el daño que le hizo mientras la esperaba.