Capitulo 17: Suerte
— Cálmate... por favor... se que eres hijo de ese maldito, pero por favor, cálmate un maldito momento que quiero dormir un poco —El omega de cabello blanco tocaba su hinchado vientre de siete meses, le dolía demasiado como esa... cosa... se movía dentro suyo. Le desagradaba demasiado.
Le desagradaba sentir como se movía, pateaba y demás... básicamente odiaba recordar que tenía en su interior al que sería el hijo de la persona que le quitó su libertad y le arruinó por siempre la vida al obligarlo a tener a su cachorro; asegurandole también que tendrán muchísimos más en un futuro cercano, Yusaku le dijo eso el mismo día que confirmó su embarazo con una prueba de embarazo que el alfa le trajo y obligó a hacerse en el momento enfrente suyo. Ryoken jamás en su vida había odiado tanto un positivo hasta ese momento.
— ¿¡Que no entiendes cuando te pido que te quedes quieto un maldito momento!? —El de ojos azules se quejo adolorido después de aquel grito, que claramente había asustado al ser nonato de su vientre y había puesto duro el mismo por el susto.
El omega se hizo un ovillo en su lado mientras apretaba con fuerza su hinchada panza de embarazo, le dolía demasiado... le dolía tanto que deseaba tener mejor movilidad y tratar de nuevo de deshacerse de esa cosa. No la quería y nunca la iba a querer, por el simple hecho de ser hijo de ese maldito alfa de ojos verdes le era razón suficiente para odiarlo aún sin haber nacido todavía.
Cuando el feto volvió a moverse dentro suyo, causándole dolor de nuevo, fue el límite de todo. De su paciencia, de su resistencia, de su mente... de todo.
— ¡Que te quedes quieto, maldita sea! —Eso fue contradictorio.
Ryoken esperaba sentir algo de dolor por haber golpeado con fuerza hasta dejarse una marca, de nuevo, su vientre con aquella cosa dentro, de nuevo... pero no; de hecho el feto se quedó totalmente inmóvil poco después de que lo golpeo, tal vez ahora sí había corrido con suerte y lo había matado al fin, después de reiterados intentos donde fallaba por intervención o de Yusaku o de la maldita de su "ex-amiga y ahora cuñada", Aiko.
De todos modos no le importaba, mejor para él.
Lo último que necesitaba en su vida era ser la persona que trajera al mundo al hijo de ese maldito alfa.
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