Capitulo 10: Hoshi y Sora
Cuando Hoshi nació era el sábado siete de Julio, el festival de Tanabata se celebraba en todos lados ese día. Estuvo sufriendo del dolor debido a las contracciones por casi cuatro horas, todo porque Yusaku se había molestado con él y para no golpearlo, de nuevo, decidió ir a caminar por los alrededores y dejarlo sólo en la fría tina con sólo una manta delgada cubriéndole.
El alfa volvió las cuatro horas después y llevó a cabo él mismo la cesárea, la verdad es que Ryoken estaba por perder la consciencia pero el dolor tanto de ser abierto y jaloneado, todo seguido en el rango de una hora, lo mantuvo lo suficientemente despierto para poder abrazar a su hija en cuanto el mayor se la pasó envuelta en una toalla, para así coser y cerrar los cortes de aquella "operación".
Apenas la tuvo entre sus brazos, no le importó nada. No le importaba el dolor, no le importaba su retención, no le importaba mostrarse débil ante el alfa que tanto odiaba, sólo le importaba la pequeña niña con algunas manchas de sangre que lloraba adolorida por su primera bocanada de aire estaba bien.
Ella se volvió una pequeña luz en el mundo de oscuridad del albino, exactamente como las estrellas que brillaban aún en las noches sin luna.
Hoshi era la estrella que su madre usaba para iluminar su oscuro mundo de pesadilla.
Con Sora no fue muy diferente, las contracciones y el dolor se presentaron en la noche, en plena madrugada. Yusaku de nuevo ignoró su dolor, argumentando que debía dormir para presentarse a un examen importante temprano.
De nuevo tuvo que soportar que lo golpeara para callarlo, seguido de la cesárea, el problema fue cuando su hijo no lloró, gritó o emitió sonido alguno en cuánto nació, es más, no parecía estar vivo; y obviamente ese imbécil que era el padre de su niño no intentó descubrir qué había pasado.
— Parece que está-.
— ¡Cállate! —Sentía demasiado dolor y probablemente estaba perdiendo de a poco la consciencia al desangrarse, no le importaba— ¡Aleja tus malditas manos de mi bebé!
Ese maldito alfa estaba dando por muerto a su hijo.
No podía recordar de forma totalmente lúcida como le quito a Sora, pero sí que lo tenía entre sus brazos y estaba dándole un masaje en su pequeño pecho mientras lo abrazaba, Yusaku intentó quitárselo en todo momento hasta que escuchó un débil quejido seguido del llanto del recién nacido.
Era su hijo, lo había llevado en su interior y lo amaba desde entonces igual que a Hoshi, no iba a aceptar entregar a ninguno a la muerte tan fácilmente.
Ese día el cielo estaba demasiado claro y azul, completamente vacío de nubes... igual que hubiera estado el corazón de Ryoken si no le quitaba a su cachorro al alfa de ojos verdes.
Sora fue su nuevo y adorado cielo, un cielo tan adorable que lo adoraba tanto como adoraba a su estrella.
Los quería, los amaba como nadie podía creerlo, y ahora incluía a su tercera hija. Una niña aún sin nombre por quien también pasó un martirio para traerla al mundo.
Amaba a sus hijos, los amaba con todo su corazón.
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