Capitulo 1: Odio
Ryoken escuchó el rechinido de la puerta de su cuarto matrimonial mientras era abierta y dos aromas que reconocería en cualquier lado entraban a la habitación, porque los dueños de esos olores a menta fresca y suave lavanda también los había llevado en su vientre por nueve meses...
— Mami...
— ¿Niños...? —El omega se enderezo lo mejor que pudo en su lugar para observar al par de niños que eran sus hijos, los mismos que también había llevado dentro suyo como su actual embarazo que ahora estaba limitando demasiado su libertad de movimiento— ¿Que pasa...?
— Veníamos a ver como estaban tu y nuestro hermanito —La pequeña niña de casi cinco años con pijama verde claro como la menta de su olor y ojos se acercó juntó a su hermano de tres años que llevaba un pijama celeste como sus ojos zafiro a la cama donde descansaba el albino mayor—. Papi dijo que volvería tarde... así que decidimos que debíamos cuidar de ti, hasta que vuelva...
El albino mayor sonrió enternecido por las palabras de su hija y las acciones de su hijo, que se había subido a la cama para abrazarle con la mayor fuerza que sus bracitos tenían. La niña con el pelo tan blanco como su madre, imitó a su hermano para abrazar al omega que la había traído a este mundo hace casi cinco años...
— No estés triste mami... Hoshi y yo estamos aquí...
— Lo se... —Una pequeña y solitaria lágrima descendió de uno de los opacos ojos azules del mayor al tiempo que abrazaba a sus niños— Lo se...
Odiaba a Yusaku. Lo odiaba como nunca había odiado a alguien en su vida, ni siquiera al idiota de Mokuba Kaiba, su antiguo amienemigo y compañero de escuela, lo llego a odiar tanto como odiaba a su "esposo"; tal vez lo único bueno que ese maldito imbécil le ha dado son ese par de cachorros que tenía en sus brazos y el que crecía en su interior. Podían ser lo único que evitaba que intentara suicidarse, de nuevo, para escapar de todo...
Ryoken los amaba, aún cuando recordaba a lujo de detalle los días en que los concibió y estuvo en espera... días en que Yusaku apenas y le dio un descanso en la cama.
Ellos eran como él a su edad, tan inocentes e ignorantes del peligro que había en el mundo... peligros como lo era Yusaku.
¿Quien iba a decirle ese día que aquel alfa que conoció de infante iba a volverse su peor pesadilla?
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