[2da temporada] mal presentimiento.

Jimin había decidido ir con el rector mañana, estaba muy cansado y además, debía pensarse seriamente si aceptar el puesto. Después de todo, era un ascenso importante y aceptarlo quizás lleve consigo ciertas desventajas.

Lo que más le preocupaba era el como afectaría su relación con Jungkook. ¿Estaría feliz por él? Si aceptaba ser director, ¿Tendría que dejar a Jungkook?

No quería hacer eso... Es decir, tenían problemas, tanto a nivel social como personal, y esos problemas eran mucho más grandes que ellos. Pero aún así, pelearía por Jungkook hasta el final.

Se acostó en su cama y decidió echarse una siesta, siesta que duró el resto de la tarde.

Al despertar se había dado cuenta que no había reflexionado el ascenso. No tenía mucho tiempo, así que se dió un baño y se vistió rápido, organizandose para concretar su respuesta al director de camino hacia su habitación.

Gracias a Dios el camino era medianamente largo.

Muy bien, ¿Por dónde debo empezar? ¿Ventajas?

Si, ventajas.

Es un ascenso, y todo ascenso lleva consigo más dinero. Más dinero significa lujos, quizá caprichos caros. El director Rogers tiene un BMW i8, que cuesta normalmente alrededor de 2.29 millones, así qué ser director de Saito no debe ser nada barato.

Seré director de una universidad prestigiosa llena de niños prestigiosos, literalmente mi rostro saldrá en revistas como Bong-A ilbo.

Podré conseguir suficiente dinero como para comprarme mi propia casa y no vivir en ese apretado complejo.

Vacacionar a lugares exóticos junto a Jungkook... Ha, sería un sueño hecho realidad.

... ¿Pero de qué me sirve tanto lujo si Jungkook no está dispuesto a apoyarme?

Cómo desventaja, esa es una. Nuestra relación se volvería muy peligrosa, si nos descubren ambos terminaremos sin trabajo.

Se director no debe ser fácil, el rector siempre está ocupado y es raro verlo fuera de su oficina.

Tanto dinero a la larga es aburrido, en unos años no sabré que hacer con él.

Conforme pensaba, Jimin ya había llegado a la habitación destinó.

Suspiró, ya sabía que decir.

Llamo a la puerta y el director Rogers le abrió enseguida. Fue bien recibido con un abrazo paternal.

-¡Jimin, que gusto verte! ¿Ya pensaste en tu ascenso? - el hombre de cabello blanco le hizo pasar.

El menor le saludo nerviosamente y se sentó en la sala, enseguida el anciano le sirvió una taza de té.

-Gracias. - agradeció el peliblanco.

Rogers se sentó en el sillón frente al joven, sonriendole amablemente como siempre lo hacía.

-¿Y bien? ¿Serás mi sucesor? - pregunto alegré.

Jimin trago el té que se había llevado a la boca y dejo la tasa en la mesita de centro.

-No lo he decidido aún. Tengo mucho en que pensar... - se sincero el chico, a lo que su jefe asíntio de forma comprensiva.

-Entiendo... - permitió el hombre. Pero, también tenía una duda. Quizás Jimin no estaría dispuesto a resolversela como amigos, pero tenía la obligación como empleado.

El hombre tomo su propia tasa y bebió un poco, lo que estaba a punto de preguntar podía ser algo invasivo, pero no podía permitirse no saber que pasaba entre sus empleados.

-Aun no he conseguido otro profesor de artes. - inicio el hombre, le dolió ver qué Jimin se había puesto nervioso ante sus palabras. Pero tenía que preguntar, le gustará o no. - ¿Como sucedieron las cosas entre Russo y tú? ¿Por qué terminaron?

-Ivan. - pidió Jimin amablemente, pero el rector no le concedió la petición.

-Necesito saber, por supuesto que voy a mentir en la carta de despido del señor Russo, pero no puedo mentirme a mi mismo. Por favor, Jimin, hijo, necesito que me lo digas. - explico el hombre de cabello blanco.

El menos suspiró y se removió en el sofá, nervioso.

-¿Es por el bebé de la señorita Yeongso? - Pregunto el rector, bebiendo un sorbo de su té.

Jimin asíntio lentamente.

-Por Yeongso y su bebé. No podía seguir más con ésto. - en cierta parte, no era del todo mentira.

El rector le analizó disimuladamente. Una vez que terminó, suspiró con pesadez. Si no estaba dispuesto a decirle la verdad, le esperaría hasta que estuviera seguro.

-Cambiando de tema, ¿Cómo te has sentido después del naufragio? - pregunto su jefe, Jimin en silencio agradeció el cambio de tema.

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Jungkook salió de su habitación, no tenía mucho que hacer hoy, así que había decidido salir a correr.

Al intentar salir de su habitación se tropezó con un paquete a sus pies.

Casi pierde el equilibrio pero por gracia del cielo no logro caerse.

-¿Correspondencia? - se pregunto confundido mientras se acercaba y levantaba el paquete.

Leyó el remitente, nunca en su vida había escuchado de un tal “Gidae W.” Y al leer el destinatario, entendió lo que había pasado.

-La dislexia esta a más no poder hoy en día. - se carcajeo levemente, refiriéndose al gracioso hecho de que el remitente se encontraba en el piso 309 y el cartero había leído 308, que era su habitación.

No se molestó en leer mucho más, eso era privado. Así que decidió regresar el paquete a su dueño legítimo.

Al subir las escaleras — no estaba dispuesto a usar el elevador — se sorprendió al ver que un par de alumnos bajan estás con poca precaución.

Era de esperarse que Jungkook se tropezara y cayera al suelo estrepitosamente.

-¡Uy, lo sentimos, profesor Jeon! - se disculparon los alumnos sin detenerse. Al parecer se encontraban en una carrera.

-¡No corran! - Reprendió el pelirrojo.

Suspiró con cansancio, después de esto se centro en recojer la caja misteriosa. Palideció cuando encontró que la caja se había abierto.

-Mierda, mierda, mierda... - maldijo preocupadamente, acercándose a recojer los papeles que habían caído fuera de la caja.

Se apresuro a meter todos los documentos, no le interesaba leer nada, solo quería que nada se hubiera roto.

Lo que se había caído eran todo documentos, nada llamativo, hasta que una foto logro hacerlo detener.

La foto se había roto por la mitad, pero aún así se alcanzaba a distinguir quienes aparecían en ella.

-¿Él... Él es? - sus manos temblaban mientras sostenía las dos partes rotas y las juntaba.

Un pequeño Chio y un joven Stuart se encontraban abrazándose. Claro que reconocía a su fundador de joven, su foto de niño aparecía por internet.

Pero, ¿Por qué habría razón de existencia de esta foto en un correo?

Volvió a revisar los datos generales. ¿Quien era Gidae W.? ¿Y por qué enviaba esta foto?

Quiso leer el resto de documentos, pero una voz a sus espaldas le llamo la atención.

-Profesor Jeon, ¿Que hace tan arriba? ¿Piensa ir a la piscina de techo? - el rector bajo las escaleras con cuidado.

Jungkook se giró y se levantó, dispuesto a informar de esto a su jefe. Esto era algo extraño.

Pero, cuando el director vió la caja, inmediatamente la reconoció y se la arranco de las manos.

-¿Que hace usted con esta correspondencia? - su voz al preguntar congelo a Jungkook.

-A~apareció en la puerta de mi departamento. Querida devolverla. Perdón, unos chicos me empujaron y caí accidentalmente sobre la caja, lamento mucho eso. - intento disimular su miedo, ¿Que estaba pasando?

El director le miro por unos segundos, Jungkook solo estaba concentrado en fingir que no había visto nada.

-Esta bien. - le disculpo el director, rodeo al profesor y continuo con su camino. - que tenga bonita tarde... Jeon.

Cuando Jungkook se quedó solo en el pasillo, su alma volvió a su cuerpo.

Esperaba no haber sido descubierto.

Y con sus manos temblorosas, saco aquellos dos pedazos de lo que antes era una foto de su bolsillo trasero.

Lo miro, observando la cara de ambos niños, quienes lucian bastante felices juntos.

Tenía muchas preguntas respecto a ésto, ¿Que ocultaba el director?

De solo pensarlo le daba escalofríos, algo no estaba bien, la reacción del rector no fue por vergüenza de que haya visto su correspondencia, sino de desesperación.

De pronto, sintió una vibración en su bolsillo. Tomo su celular y observo la pantalla.

Jiminsshie🐣:
¡Jungkook, tengo algo que decirte!

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