Epílogo.

personajes utilizados en esta historia no me pertenecen, créditos a sus respectivos creadores.

Escuchó el aceite freír el tocino y como cualquier mañana el olor le cautivó y causó ese sonrojo que se pinta en sus blancas mejillas.

-¿amor?.- somnolienta le buscaba en el otro lado de la cama, pero no pudo encontrarle ahí. -amor, ¿te levantaste otra vez más temprano que yo?.- preguntó bastante perezosa y sus rojos luceros batallaban por abrirse.

-lo he hecho, parecías bastante cansada, así que no te desperté.- desde la cocina pudo escuchar la voz de su esposo. -aún tardaré un poco más, así que puedes seguir durmiendo si lo deseas.- dijo gokú y la chica se entregó al sueño otra vez.

Ya cinco largos años habían pasado desde que se conocieron y en donde atravesaron toda esa gran cantidad de obstáculos, pero a fin de cuentas todo parecía haber valido la pena, britannia estaba en paz y ellos eran felices teniéndose el uno al otro.

-yo iré al pueblo y dejaré los encargos para tener el resto del día libre, traeré algo para almorzar fuera de casa.- dijo gokú mientras servía el desayuno a una somnolienta Meláscula que se desperezaba acercándose a la mesa.

Vestía una prenda semitransparente que dejaba ver la lencería que traía, además de dejar ver su bien formado cuerpo y así se acercó primero a su hombre y le abrazó.

-me parece bien, ¡pero cuidado con estar hablando con otras chicas!.- para hacer esas advertencias la verdad era que le sobraba ánimos, gokú rió por la actitud de su mujer.

-no te preocupes, también ya he revisado el otro cuarto y todo está bien, pero debes estar pendiente.- dijo gokú y esa información pareció caer bien a la chica.

-entonces eso significa que tenemos un momento solos ¿no?.- sin perder el tiempo se acercó al saiyajin y le besó, posteriormente le tomó de sus manos y le obligó a regresar al cuarto, sobra decir que su rostro no anunciaba nada que fuese santo.

-Me-Meláscula-chan, se me hará tarde, y el desayuno se enfriará.- gokú habló pero la diablesa no le prestó atención, además tampoco parecía oponerse mucho.

-hay otra cosa que quiero devorar, además hoy es el día en que nos casamos hace 5 años y vamos a celebrarlo.- y antes de permitirle decir algo más se abalanzó con él dejando a ambos chocarse en el colchón.



Un par de horas más tarde podía verse a gokú caminando por las calles del pueblo más cercano, su rostro esbozaba felicidad pura y sus ánimos estaban por el cielo.

-meláscula-chan es muy bonita...- pensaba un poco distraído, quien sabe si era por el intimo momento que compartieron en la mañana o porque recordaba algo más, la verdad a este punto era difícil de saber.

Y así se pasó todo el día, vagando en sus pensamientos pues era como decía, hoy se trataba de un día especial y debía aprovecharlo y muy seguramente Meláscula se enojaría si llega a arruinarlo por andar distraído, así que no perdió tiempo e hizo todo lo que ya tenía planeado, terminó con su trabajo, visitó un par de lugares y compró algunas cosas, con ello regresó a su casa nuevamente para pasar tiempo con su amada.

-meláscula-chan, ya llegué.- saludó desde fuera mientras dejaba algunos canastos en su lugar.

-saldremos en un momento.- respondió desde el interior de la casa, y en menos de lo que pensó escucho la puerta abrirse notando aquel rosa cabello que fue lo primero que se asomó, pero no era el de su esposa, si no el de otra pequeña dama que con unos pasos torpes salió de su vivienda.

-papá ya llegó, vé con él cariño.- dijo Meláscula que salió después y la pequeña sonrió cuando observó a su padre, una niña hermosa que compartía el color de cabello de su madre y unos oscuros y profundos ojos saiyajin, el corazón del pelinegro esbozó felicidad pura por verla contenta.

-ven Amelia-chan, sé que puedes caminar mucho más.- gokú se agachó y extendió sus manos hacía su hija que reía y le imitaba a medida que se acercaba a su padre con lentos pasos.

-claro que puede, ¿pues quien crees que le enseñó a caminar?.- la ex mandamiento se cruzó de brazos bastante feliz y sus mejillas se enrojecieron al ver a su esposo cargar a su hija entre sus brazos, al fín podría decirse que habían formado una familia.

-¿mamá te cuidó bien?, ¿me extrañaste Amelia-chan?.- preguntó y lanzó a la pequeña hacía arriba y la volvió a recibir gentilmente, podía verse la alegría de la bebé al reír mucho con los gestos de su padre.

-oye, ten más cuidado, acabo de darle de comer y no querrás tener un "accidente".- habló la pelirosa y gokú bajó a la niña al suelo y esta vez tomó a su esposa entre sus manos y la elevó hacia las alturas y la recibió otra vez entre sus brazos. -yo pienso que meláscula-chan está celosa.- dijo haciendo sonrojar a la bella mujer.

-tonto...- susurró avergonzada.

Se encontraron recorriendo antiguos caminos que de vez en cuando visitaban, donde la arboleda espesa de los árboles les ofrecía sombra y la paz les envolvía, parecía algo mágico y no evitaban volver al pasado.

-Amelia-chan está cada vez más grande y pesada, muy pronto tendrás que caminar sola.- jugando con ella podía sentir como el sentido de su vida regresaba con cada risita que percibía y el contacto de manos que le unía a su mujer se sumaba a esa sensación.

-claro que ha crecido, muy pronto cumplirá su primer año, ¿qué no lo recuerdas?.- comentó la mujer y al igual que él sentía una cálida sensación al ver a su familia llena de gozo y a veces le costaba creer que se podía ser tan feliz, pues si se comparaba con un pasado no podría imaginarse a ella en esta situación y no sabría cual pudo haber sido su paradero de no haber encontrado a gokú, pero ya nada de eso importaba porque tenía todo lo que pudo desear e incluso concebir el hijo del hombre que tanto quiso, el sueño de ser madre no se le fue negado y agradecía a su esposo por ello.

En poco tiempo llegaron a un lugar bastante conocido, y la frescura del lugar les llevó al pasado, donde por primera vez compartieron tiempo juntos y disfrutaron con la compañía del otro.

-prepararé todo, tú puedes jugar un poco con Amelia.- y con ello comenzó a extender una sábana y a preparar el almuerzo, muchos pensarían que en ese día especial se harían cosas muy distintas a estas, pero en realidad para ellos dos esto era lo más importante que tenían y que en realidad podrían disfrutar.

-¿recuerdas la primera vez que vinimos aquí?.- ella preguntó mientras cargaba a su hija y la dejaba sobre su regazo y luego se apoyó en el hombro de su saiyajin.

-lo recuerdo perfectamente.- contestó y giró a ver a la bella chica. -te sujeté de las piernas y te hice caer al agua.- comentó y eso provocó un puchero en la pelirosa, pero luego de ello ambos rieron recordando aquellos tiempos.

-si lo pones así, recuerdo que observabas atento cuando me quitaba la ropa, ahora sé por qué me tocas tanto cuando estamos solitos.- añadió la chica y gokú rascó su mejilla mientras observaba hacia arriba con un pequeño sonrojo.

-eso es porque Meláscula-chan es muy suave y no puedo evitarlo.- Contestó y eso provocó que la dama riese por ver esa expresión. -a mí me gusta cuando me tocas-. ella aclaró y luego de ese cruce de palabras algo de clama se presentó y lo único que podían sentir era el golpe del agua y el fluir de la misma y se preguntaron si realmente han vivido todo este tiempo de esta forma, a veces simplemente no lo podían creer, pero luego solo les quedaba pedir porque todo se mantenga así por siempre.

-soy feliz.- la frase llegó repentinamente a oídos del pelinegro y sintió como la mano de su esposa se entrelazaba con la suya, en donde un anillo se posaba que ya hace 5 años les unía.

-yo también lo soy, junto a tí y a amelia.- comentó sin poder separar su mirada de sus dos chicas quienes le sonrieron de forma casi idéntica. -que estemos los tres juntos es suficiente para mi.- dijo después y eso causó un leve rubor en Meláscula, pero luego no evitó soltar una risita.

-pues tengo que decirte que ya no seremos tres.- habló y dejando a la pequeña en el suelo se recargó en gokú y tomando sus manos le incitó a tocar su vientre. -el producto de nuestro amor ya no solo será Amelia, así que el hombre más fuerte de britannia tendrá que pensar en otro nombre.- confesó con un sonrojo y luego de eso besó la boca de su humano que impresionado apenas comprendía esas palabras, pero tampoco se quedó en la duda, porque supo que tendría alguien más a quien proteger y hacer feliz.

Al final eso no suponía una angustia, porque a partir de este punto muy posiblemente no habría más motivos para preocuparse, Meláscula tenía por seguro que gokú les protegería y les amaría por sobre todas las cosas, y gokú, goku sabía que mientras todos sonrían, él podría seguir adelante y reír con ellos, mientras tenga el amor de su esposa e hijos, sentía que podría con lo que sea.

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