Capítulo 5 - Declaraciones Inesperadas.

personajes utilizados en esta historia no me pertenecen, créditos a sus respectivos creadores.

-el humano es extraño, no tiene magia alguna pero es poderoso, nunca antes se ha visto algo igual.- la masa de oscuridad comentó a los descendientes de la raza demoníaca, tampoco había decidido atacar pero le había visto detenidamente con los múltiples rostros de demonio gris que tiene en su extraño cuerpo. -por la fuerza y movimientos que presentó diría que estaba alrededor de los 50 o incluso 60 mil en cuanto poder bruto se llama, pero parece que es un peleador experimentado, esquivó los ataques de Derieri y solo se sintió abrumado cuando 4 de los nuestros se enfrentaron a él.- explicó con la poca razón que una de esa bestias puede mantener.

-eso no es del todo cierto, luego de eso su poder aumentó mucho más, a simple vista era obvio de notar.- zeldris quien recibía esa explicación dio su punto de vista, su compañero asintió levemente porque parecía estar en lo correcto.

-es desconocido, pero diría que su poder aumentó a los 80 o hasta 90 mil, es difícil darse una idea, no es un humano normal, nunca hubo alguien de esa especie con semejante fuerza!.- terminó de decir, aún con ello el hijo menor del rey demonio no se alarmó, pues con el poder de su hermano y el suyo debería ser más que suficiente, aunque Grayroad ni siquiera estaba seguro de lo que decía, tal vez el sujeto incluso se guardaba más poder, después de todo los cuarenta golpes de la diablesa rubia no le habían causado ningún rasguño y eso era un mal presagio.


-me dijeron que no debo interferir en lo que pueda pasar en este mundo...- pensó el saiyajin y una gota de sudor recorría su mejilla al saber que no podría seguir esa regla al pie de la letra ahora. -me pregunto quién es el niño de ahí, el tipo de cabello gris lo estaba golpeando, nada de esto se parecía a un torneo, entonces debió ser una trampa como lo dijo Meláscula-chan.- siguió divagando, no pudo despegar la mirada de estarossa, y estaba atento de que tras él habían dos sujetos más, debería ser cuidadoso.

-dime humano, ¿cual es tu nombre?.- el supuesto hijo cuestionó al humano, incluso ahora dudaba si era un miembro de esa raza.

-mi nombre es son gokú, ¿ustedes quiénes son?!.- contestó y preguntó, el filo de la espada de ambos hermanos soltó un sonido metálico cuando sus hojas cortaron el aire. -somos los diez mandamientos, la élite de los demonios escogidos por mi padre, el rey demonio.- contestó estarossa, pero para gokú eso no significaba nada, después de todo no es como si entendiese algo, porque siempre ha tratado de vivir tan ajeno a todo.

-eres fuerte, pero la rebeldía ante una raza superior debe castigarse con la muerte.- Zeldris dijo desde sus espaldas. -podrás morir tranquilo sabiendo que la sangre más noble se enfrentó a tí.- terminó por decir y en una buena sincronización ambos mandamientos volaron hacia él Son.

-¡aquí vienen!.- pensó y su postura se hizo presente, el estilo tortuga relucía para enfrentar a ambos mandamientos que con el perfecto filo de sus armas lanzaron un tajo certero al cuerpo del humano, pudieron notar satisfacción en el brillo que sus retinas desprendían y la firmeza con la que sostenían sus herramientas de combate, pero tan erróneo como pensar que todo sería así de sencillo, pues aquella figura a pesar de ser atravesada con el metal se desvaneció frente a sus ojos como si se tratase de una ilusión.

-¿no es real?.- pensó zeldris ante la extraña técnica que desaparecía frente a sus ojos. casi como un movimiento involuntario giró a ver hacía arriba pudiendo encontrarle, y sin ofrecer oportunidad de hacer algo una patada asestó fuertemente contra los rostros de ambos demonios, tal vez era magia o una simple imágen residual producto de la velocidad a la que se mueve, lo cierto es que solo con un movimiento bastó para dejarles en ridículo.

esta vez no parecía contenerse con el poder que demostraba, pues la fuerza que les estampó contra el suelo fue abrumadora, tanto que apenas si pudieron mantenerse conscientes por el inesperado ataque.

-mierda!.- pensó el hijo menor del rey demonio, en medio de la contusión pudo ver su roja sangre escaparse de sus fauces, sentir su cuello casi romperse pudiendo apenas desatar su oscuridad, podría aplicarse lo mismo para su hermano.

-maldición!.- no perdió el tiempo, como pudo se reincorporo y tratando de alcanzar con su hoja estarossa arremetió una segunda vez, pero como si le mirasen en cámara lenta aquel humano esquivaba todos y cada uno de sus tajos.

-no seas presumido!.- el otro se posicionó tras él, su oscuridad emergió de entre su cuerpo en protuberancias que con filo otorgado se extendieron hacia él.

-rayos!.- pensó gokú ante el poder demoniaco que se acercaba. -tendré que improvisar.- dijo después y lanzando un pequeño ataque de kí hacía el suelo logró crear una espesa cortina de polvo que se propagó en el campo.

-se ha escondido.- pensó el segundo hijo que le perdió de vista en el proceso, sus ojos se desplazaron por sus cuencas tratando de dar con su paradero.

-no sentir su kí es complicado, tengo que leer sus movimientos solo con mis ojos.- pensó ascendiendo hacia las alturas con su capacidad de volar. -pelear con este cuerpo sigue siendo complicado, debo ser cuidadoso.- murmuró para sí mismo, pero de la nada dejó de seguir subiendo y repentinamente fue arrastrado fuertemente con dirección al suelo.

-¿qué pasa?.- preguntó tratando de detenerse, sin embargo, antes de poder hacer algo estarossa apareció frente a él. -el juego terminó humano!.- pronunció y el metal de su espada se dirigió hacía el pecho de gokú.

-no puede ser.- pensó zeldris cuando su poder mágico no pudo ofrecer más que unos pocos segundos. -sin mi fuerza completa no puedo mantener mi nebulosa por mucho tiempo.- se explicó así mismo, por suerte su hermano se habría dado cuenta y ya debió terminar con todo esto, pero la realidad era otra y su supuesto consanguíneo no podía comprender como el acero forjado se veía incapaz de poder cortar la piel y la carne de ese sujeto.

-¿qué diablos ha pasado?.- anonadado observaba como las manos al desnudo de gokú apretaban la hoja con sus dedos sin presentar una sola herida dejando el filo a casi nada de atravesar su pecho.

-me tomaste por sorpresa!.- dijo gokú con una sonrisa desafiante, pues se vio obligado a cubrir su piel con kí para no ser perforado por el mandamiento.

-pero eso no volverá a pasar.- aclaró y ejerciendo fuerza rompió el metal de la hoja en miles de trozos que como una lluvia plateada descendían de las alturas.

el demonio debía admitir que nunca vió a alguien hacer tal Hazaña y esa sorpresa fue la que casi le hizo desprevenir la patada que se acercaba a él. En ese instante sonrió desafiante porque su oportunidad de había dado.

-contra ataque!.- exclamó sosteniendo la empuñadura de su arma, un brillo incandescente nació del choque de poderes y luego de ello la figura de gokú descendía de las alturas a gran velocidad e inevitablemente se chocó contra el suelo de forma brutal. -maldición!.- dijo al sentir el poder que le golpeó repentinamente sin explicación alguna, porque no pudo ver nada ni tampoco observó a estarossa ejecutar algún movimiento.

-buen intento, dime, qué te pareció ese ataque?.- de forma burlona arrojó esa pregunta, pero inmediatamente calló sus palabras cuando de su boca exorbitantes cantidades de sangre se escaparon. -que-qué es esto?.- alteradamente preguntó ante ése inexplicable suceso, posteriormente sintió su cuerpo dolerle de forma exorbitante, sus músculos, tejidos y huesos se estremecían por el repentino dolor que les invadió. -que-qué es lo que hizo?!.- sin encontrar explicación se precipitó sin fuerza alguna desde las alturas acompañado por el líquido que caía en forma de lluvia y muy lastimado se golpeó en el suelo del lugar.

-hermano!.- gritó zeldris acudiendo en su ayuda, no sabía lo que había sucedido, pues gokú apenas se levantaba sin daño alguno y sin verse afectado por el poder mágico del segundo hijo del rey demonio, pero sí que había una explicación y el cúmulo de demonios grises pareció entenderlo.

-ya veo...- murmuró dirigiendo su atención en el saiyajin. -el poder mágico de estarossa le permite regresar  cualquier ataque físico con el doble de poder, pero los ataques físicos de ese sujeto no provienen de un poder mágico en específico.- deducía, eso explicaba por qué tampoco pueden sentirle ni dar con su nivel. -lo que utiliza es fuerza pura que no proviene de nadie más que él, por eso mismo no se puede compensar con magia, si no de la misma manera y si el cuerpo no tiene los recursos necesarios, este es el resultado.- concluyó, pero esta vez observó el deplorable estado del hijo del rey demonio. -eso significa que es mucho más fuerte que el doble de estarossa.-

sin poder utilizar su oscuridad para curarse ahora zeldris era el único que se encontraba en condiciones de seguir, pero cómo podría hacerlo cuando ese tipo lo único que hacía era sacudir su ropa por el polvo que la había ensuciado.

-no sé lo que haya pasado, pero será mejor que se rindan, no pueden vencerme.- lejos de ser arrogante aclaró las cosas, inmediatamente la espada del menor se preparó para atacar.

-no seas prepotente humano, no sabes con quién estás tratando.- contestó, sin poder evitarlo una gota de sudor bajó por su mejilla.

-tu tampoco tienes idea.- confrontó y decidido a seguir se posicionó en un parpadeo frente a zeldris ya sosteniendo la hoja de su espada y dirigiendo una esfera de energía hacía su rostro, pero las cosas tomarían un rumbo distinto otra vez.

-ya basta gokú!.- desde la lejanía la diablesa gritó llamando la atención de todos y por consecuencia deteniendo su ataque a centímetros de la cara del demonio.

-me-Meláscula chan!.- al verla de pie y en mejor estado no evitó alegrarse, claro que aún tenía heridas pero estas sanarían inevitablemente.

-mi-mierda, esto tarda mucho!.- mascullaba aún jadeante por la tortura a la que había sido sometida, miró directamente a gokú y el destruido escenario, algunos de sus compañeros caídos que habrían sentido el poder del humano. Ni ella misma pensaba cómo pudo causar todo eso a tal punto de obligar a los hijos del rey demonio a pelear personalmente, pero esto no estaba bien y sabía las consecuencias que eso puede traer.

cuando la dama se presentó frente a ellos la pregunta volvió a nacer, ¿qué relación tenían esos dos?, ¿cómo se llegaron a conocer y por qué el humano se preocupaba tanto por ella?, Meláscula ya especulaba que debían estarse preguntando eso y precisamente aquello era lo que quería evitar, sin embargo, de cierta manera se sintió rara al saber que todo esto lo hizo por ella, solo de pensarlo su corazón latía con fuerza y le hacía feliz por alguna razón.

-melascula-chan...- trató de decir, pero ella le interrumpió en seco con su fría voz.

-¡quiero que te largues humano!.- solo bastó de esa frase para borrar la sonrisa del chico en cuestión de segundo. -ya te dije que no necesito tu ayuda, solo me has traído problemas al venir aquí!.- con rabia siguió reclamando a gokú que no supo qué decir y ni entendía por qué ella le decía semejante cosa.

-pero yo solo quería ayudar, yo quería ayudarte Meláscula.- trató de explicar, pero un seño de rabía se mostró en el rostro de la mujer.

-¿ayudarme?, ¿de qué estás hablando?, no hiciste más que traerme problemas, gracias a tí me tomaron desprevenida y me lastimaron, me humillaron y todo por culpa tuya, ¡te odio!.- gritó con todas las fuerzas que tenía, los ojos de gokú se abrieron ante esa declaración. -además por qué creerías que necesitaría de alguien como tú?.- en ese momento le señaló con su tembloroso dedo, el saiyajin se quedó un momento en silencio sin saber qué responder.

-porque Meláscula chan y yo somo amigos.- luego de un instante contestó y ante esa confesión abrió sus oscuros ojos de par en par, pudo haber pensado muchas cosas y aunque debería ser tonto decir eso, no pudo evitar sentir su corazón dar un salto demás.

de pronto los dientes de la demonio dejaron de apretarse y su rostro dejó de fruncirse por la rabia. le miró directamente un par de segundos, pero luego su boca se extendió lentamente en un gesto de burla, de ahí una enorme carcajada salió a la luz, una seguida de otra que resonaba cruelmente en todo el campo.

-me-Meláscula -chan?.- confuso por la maniática risa de la demonio se quedó quieto, observando como ella cubría su boca y sostenía su estómago a medida que no paraba de reír, era extraño, no dijo ningún chiste para que mostrara esos gestos.

-¡¿tu y yo amigos?!.- en medio de su burla logró articular para alimentar la gracia que le invadía. -no fuiste más que un siervo para mí, un animal que cumplía mis caprichos.- declaró sin parar de reír sin control y sin preocuparse de hacer sentir mal a ese joven. -enserio creíste que te consideraba mi amigo?, siempre me dio asco estar cerca de tí, siempre te detesté!.- sin piedad alguna confesó, el rostro anonadado de gokú apenas si podía procesar cada palabra porque nunca nadie antes le había dicho esas frases que de alguna manera le herían.

-no necesité de ti y nunca lo hice, solo me interesaba ver cómo una criatura como tú actuaba y fue interesante, pero ahora te odio.- siguió confesando y con una seria mirada señaló por última vez al humano. -si quieres ayudarme, puedes morir para que me dejes de dar asco.- terminó por decir, eso bastó para que gokú mostrase molestia y se dio media vuelta dispuesto a dejar ese lugar, pero antes de hacerlo se detuvo sin volverse.

-puede que no me consideraras tu amigo, pero yo si te consideraba mi amiga.- su figura se perdió en un parpadeo, como si el viento o la noche misma le hubiese tragado, dejando el lugar en completo silencio y en una calma falsa, porque aunque el problema hubiese terminado no había nada de bueno en eso, las tropas del rey demonio habían sido humilladas por solo un hombre, uno que indirectamente se había convertido en el principal obstáculo para conquistar britannia.




apareció en su casa, donde el silencio constante de cada día le espera y por ello mismo la aburrida rutina también le aguarda.

tenía hambre y su estómago se lo hizo saber soltando un rugido, pero no cocino nada aquella noche y solo se quedó sentado en la silla frente a la mesa que la última noche ambos compartieron, no podría olvidar lo que ella le había dicho. "te odio" resonaba en su cabeza una y otra vez como un eco incesante, no comprendía por qué ella prefería estar con esa gente a los que no les importa y era como él dijo, sólo quería ayudar pero en realidad pareció solo causarle problemas.

la noche siguió su curso, la luna transcurrió hasta posarse en un extremo del cielo y el alba se avecinaba en el lejano oriente, las avecillas cantaban acompañando el amanecer y fue en ese instante que el aire se coló en el recinto, una fría brisa que hizo mecer los cabellos del chico delicadamente. Causó un leve fastidio momentáneamente, pero no fue suficiente para despertarle.

Para cuando sus ojos se abrieron pesadamente el día ya había nacido completamente, la luz se filtraba y le traía calidez a su piel, la mañana cotidiana y repetitiva que durante años le agobiaba.

habría de haber llegado al mismo punto y seguir era lo único que tenía, pero no era del todo así porque el comienzo del día no era el mismo y una pequeña brisa fue la primera en anunciarlo, ahí entendió que nada andaba bien, pues recordaba haber visto aquella misma ventana completamente cerrada antes de marcharse el día anterior, pero hoy estaba abierta de par en par y por ahí era donde debía filtrarse el aire con total libertad y aunque no levantó la mirada no evitó desear desde lo más profundo que ella estuviese sentada en la madera de esa abertura, con su mirada aburrida señalando al exterior, pero aunque fuese un deseo pequeño sabía perfectamente que no podría cumplirse.

-¿acaso no piensas levantarte a cocinar algo?.- la femenina y molesta voz resonó en todo el lugar, un tono único que donde sea podría reconocerlo y obvio esa mañana no sería la excepción porque de pronto todo pareció volver a tener color y el canto de las aves, ni el inicio de un nuevo día se sintieron repetitivos. Esperanzado de no haber alucinado levantó la mirada lentamente hacia el lugar por donde la luz solar se filtraba y allí pudo verla diferente e igual a la vez, porque si bien antes no parecía más que una criatura miserable, hoy era una bella dama cuyo liso y suave cabello se mecía levemente mirando a la lejanía. -para ser tan fuerte te vez patético.- comentó después. 

no dio alguna clase de declaración, no saludó ni mucho menos contestó a sus comentarios, solo se quedó mirando la espalda de la demonio, que ahora podía ver su cabello rosa caer hasta sus muslos y bajo esos sedosos hilos su leotardo blanco, ya no estaba desnuda, era la demonio que debió conocer desde el principio.

-¿me odias no es así?.- siguió diciendo sin girar a verle.

de por sí todo esto era extraño, pues qué hacía ella en este lugar?, ¿por qué había regresado?, gokú no podía entenderlo y solo se quedó en silencio.

-perdón por lo que dije ayer, la verdad es que tenía miedo de ser amiga de un humano, porque la última vez que me mostré vulnerable ante uno de tu especie terminé como el día que me encontraste, además un humano me rompió el cuello y destrozó mi cuerpo.- siguió explicando, en ese momento gokú pareció entender su punto.

-yo nunca podría hacerle eso a Meláscula-chan...- en voz baja comentó, agachó su mirada y ella se giró lo suficiente para verle y puso sus piernas también sobre el marco de la ventana, cualquier humano, hada o demonio sabría que podía ser la dama más bella, pero gokú no era de esa forma, era sincero en todo sentido, algo nunca antes visto en ese mundo.

-lo sé.- añadió  y en un movimiento un tanto tierno le ofreció una mirada abrazando sus rodillas.

-solo quería ayudarte, lamento si te causé más problemas, esa no era mi intención.- informó correspondiendo el gesto. -bueno, aunque se siente bien de alguna forma saber lo que piensas sobre mí.- terminó por decir con una cálida sonrisa aún cuando de la boca de la diablesa no salieron más que insultos y desprecio total.

-tonto...- mencionó ante esa declaración y desvió la mirada. -no pienso eso sobre ti, lo dije para detener ese enfrentamiento.- confesó trayendo intriga al hombre que abrió sus ojos de par en par.

-a ellos no les importa lo que yo piense de ti, dije eso para que te fueras, son un problema del cual es mejor no te entrometas.- terminó de explicar nuevamente de esa manera y sin poder evitar mostrar un rubor ofreció su última declaración.

-aún quieres ser amigo de una demonio?.- le cuestionó esta vez muy cerca de su rostro decidida a llamar su atención, pero estar a una distancia tan reducida podría afectarle más a ella que a él y cuando volvió a sonreír sintió querer que ese humano solo le perteneciese a ella y nadie más.

fin del capítulo 5

bueno, aquí el nuevo cap, espero que les haya gustado y no olviden votar si es así.

tampoco se olviden de dejar sus opiniones respecto al capítulo de hoy, así que nos vemos en el siguiente, hasta la proximaaaaa.

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