9-La debilidad de Addams

Punto de vista de Tn.

El día había llegado, ahí estaba junto a Miércoles en Jerichó. La observe durante todo el camino y la vi algo preocupada. Era extraño verla en ese modo, ella me dijo que era mi culpa, que la había vuelto demasiado débil y blanda a lo que yo sonreí recibiendo una amenaza.

—¡Cielo!—me dijo mi madre al abrir la puerta y dándome un abrazo.

—Hola papá, hola mamá—dije sonriente tras separarme y entrar junto a Miércoles.

Al cerrar la puerta, les presente a ambos.

—¿Ella es tu novia?—preguntó mi madre—pensé que estabas con la chica rubia y colorida.

—Ah, no, esa joven es Enid, una amiga y la roomie de Miércoles.

Ella se apresuró a pedir disculpas por la confusión.

—Lamento mucho la confusión de verdad—dijo tomando a esta de las manos.

—No se preocupe, comprendo que se haya equivocado—pude vislumbrar una tristeza en sus ojos.

—Bueno, voy a terminar la comida, subid y dejad las cosas en el cuarto—ordenó mi padre.

Al subir, nos quitamos la chaqueta y antes de salir la tome de la mano y la atraje hacía mí.

—No es momento para eso—dijo ella.

—No es eso, ven—la abrace suavemente y la bese—se que te ha podido doler la equivocación de mi madre.

—No, no lo ha hecho.

Pero la hice confesar y le había afectado un poco.

—Te quiero Miércoles Addams—dije—te quiero mucho.

—Idiota...tienes suerte de que no estemos solos o de lo contrario...—se calló durante unos segundos.

—¿Me castigarías como a un chico malo?—alce la ceja y ella asintió—que mala suerte—ambos sonreímos un poco y luego bajamos a comer.

Durante la comida, mi madre fue preguntando cosas a Miércoles y en las que veía que podía tener problemas debido a su falta de tacto o socializar con la gente la ayude. Me sentía muy afortunado de estar con ella y verla como un miembro más de la familia me emocionaba un poco, no podía evitar derramar alguna lágrima.

—Tn, ¿estás bien hijo?—preguntó mi padre.

—Si, es solo que estoy feliz de estar aquí los cuatro—contesté.

—Eres demasiado sensible y muestras demasiado afecto—comentó mi novia—tienes que ser más fuerte.

Mi padre le preguntó sobre nuestra relación, si yo la trataba bien.

—Su se refiere a las relaciones, su hijo es excelente—mi madre escupió un poco de agua—si se refiere a tratarme como novia, también, nunca vi a alguien tratar con tanto amor.

—Me alegra escuchar eso—dijo este.

A la tarde, mis padres salieron a comprar unas cuantas cosas mientras nosotros nos quedamos en casa para poder reposar la comida y de paso descansar hasta la noche. Habían invitado a Miércoles a dormir aquel día en casa. El cielo ya estaba poniéndose gris y parecía que iba a llover, a mi me encantaba la lluvia. Cuando se fueron, Miércoles respiró aliviada.

—Espero haberles caído bien—dijo sentándose sobre la cama.

—Por supuesto, además les he hablado muy bien de ti—guiñé un ojo.

—¿Qué les has dicho?

—Ah, ¿quién sabe?—me empujó contra la cama y se colocó encima mío.

—Habla—la tenía muy cerca mío.

—Les conté que salvaste el pueblo pero sobretodo...

—¿Sobretodo...?—me miraba fríamente.

—Que eres la mujer de mi vida—respondí de la manera más cursi posible.

Ella colocó su cabeza en mi pecho y susurraba algo. Al prestar atención solamente pude esbozar una sonrisa.

—Desde que estoy contigo, me he vuelto blanda y débil—alzó su cabeza—te odio.

—Lo sé.

Nos besamos lentamente, Miércoles me decía que si realmente era un normie y no un excluido que tenía la capacidad de engatusar a la gente. Yo le acaricie la mejilla y le di otro beso. Entonces escuchamos el ruido de la puerta, mis padres habían regresado ya. La película ya había terminado y me fije en la hora.

Bajamos y les ayude con las bolsas.

—Espero que no hayan hecho nada malo—dijo mi padre sonriente.

—¡Papá!—este se lo pasaba muy bien avergonzándome.

El cielo se puso peor y comenzó a llover muy fuerte. Bajamos las persianas y cerramos las ventanas. Luego, Miércoles ayudó a mi madre a cocinar mientras ayudaba a mi padre a asegurar que no entraba el agua en la casa.

—¿Sabes?, es muy buena chica...un poco fría...pero me alegra verte feliz.

—Si, es su punto fuerte, pero no hablemos de ella, es capaz de escucharnos—susurré.

—¿Ya lo han hecho?

—Papá...

—Solamente quiero saber si vas en serio o no

—Por supuesto que sí, y si...ya lo hemos hecho...varias veces—dije rojo.

—Es estupendo—dijo alzando el pulgar.

—Si van a hablar de mí lo pueden hacer delante mía—volteamos asustados a verla—Tn, ¿podemos hablar un momento?, y señor, la cena ya está lista, su esposa le reclama para algo.

—Voy—mi padre se fue casi a la carrera.

Miércoles se acercó a mí y yo me asuste mucho.

—Me alegra saber que tu padre me considera buena chica—dijo con un pequeño rubor.

—Te lo dije—respondí.

—Ahora vamos a cenar—ordenó—ya hablaremos un poco después tú y yo.

—Si señora—asentí y fuimos los dos a sentarnos con mis padres.

Cenamos con la fuerte tormenta afuera. En Jerichó pocas veces caía una fuerte lluvia y viento de aquellas magnitudes, pero cuando lo hacia más valía estar dentro de casa. Miércoles pareció soltarse un poco más y estaba mucho más relajada, hablando con mis padres como una más de la familia. Mi madre me comentó que estaba feliz por mí, de verme tan sonriente por ella.

El tiempo transcurrió como si nada, y cuando queríamos darnos cuenta ya era muy tarde y ellos estaban muy cansados. Yo, algo fatigado aún podía estar despierto pero decidí ir a dormir. Miércoles fue la primera en ir a mi habitación. Al salir del baño de la casa y antes de llegar a la puerta mi madre me tomó del brazo.

—Hijo, debo confesar—susurró—que tenía dudas, pero ahora estoy convencido de que es la indicada.

—Gracias mamá—sonreí.

—No es nada, ah, toma—me dio un...bueno...protección.

—Mamá...

—El colchón es nuevo eh, tened cuidado. Tú padre y yo no escucharemos nada con esta tormenta y tendremos la tele encendida—yo estaba rojo y decidí entrar de una vez.

Miércoles ya estaba cambiada y en un pijama negro. Observaba la ventana como el viento azotaba las persianas mientras ella estaba tumbada.

—¿Qué te han parecido?—cerré la puerta.

—Ha sido difícil...ya sabes, socializar—me puse a su lado—no estoy acostumbrada a esto.

—Y menos no ser tan fría—ella asintió.

Entonces empezó a llorar, la abrace algo asustado porque no entendía que pasaba.

—¿Te encuentras bien?

—Toda mi vida, desde la muerte de Nero...yo me prometí no llorar y...siempre he sido fría, dura y directa y ahora...desde que estoy contigo...—yo suspiré aliviado—me siento débil.

—Eso es amor, te hace fuerte pero puede hacerte sentir muy débil.

Creo que fue en ese momento cuando Miércoles soltó todo lo que había guardado durante tantos y tantos años, había roto la coraza y liberado su carga. Estuvimos abrazados mucho rato, pero no quería soltarla. Solamente que se sintiera a gusto y liberase todo el peso mental.

—Ya estoy mejor...de esto...ni una palabra—al levantar la mirada vi que tenía los ojos vidriosos y rojos mientras trataba de aparentar ser fría.

Me reí, me disculpe pero su cara era muy graciosa.

—Ahora tendrás que compensarme—dijo.

—¿Cómo?—ella rebuscó en mi bolsillo.

—Con esto—sacó lo de mi madre—he escuchado todo, tengo un gran oído desarrollado.

Yo quise negarme, lo intenté, pero con ella no había forma de resistirse y al final acabamos haciéndolo. Pero fue diferente, Miércoles estuvo mucho más cariñosa y mimosa, quizás tenía que ver con todo lo ocurrido antes de eso.

Fue una noche perfecta junto a ella.

A la mañana siguiente, ella estaba durmiendo de lado, espaldas a mí. La desperté suavemente con unos pocos besos en el cuello.

—Venga, que ya es de día—dije.

—Voy.

Ya cambiados, bajamos al desayuno donde mi madre lo primero fue darnos un abrazo a los dos. Ambas comenzaron a hablar tranquilamente y parecían llevarse muy bien, hablaron de libros y resulta que algunos autores eran sus favoritos. 

—Tn siempre me avisa de los libros que van saliendo—comentó mi madre.

—Como a mí, de hecho nos conocimos en la biblioteca—dijo la pelinegra—debo confesar que su personalidad amable de ayudar a los demás hizo que aceptase su ayuda.

—No fue nada.

Mi padre recogió su desayuno en una bolsa y se marchó a trabajar. Nos quedamos los tres tranquilamente hablando de temas. Miércoles estaba muy tranquila, algo que me sorprendió pero que me pareció bien.

—Bueno, será mejor regresar a la academia, tengo que escribir—yo asentí.

Antes de irnos, mi madre nos dio un fuerte abrazo y nos dio unos sandwiches para comer luego, tenían muy buena pinta. Miércoles se lo agradeció, realmente no parecía ella.

—Vuelve pronto, quiero saber más cosas de ti—dijo con una gran sonrisa mirando a mi novia.

—Claro, sin problema—respondió ella.

Nos subimos en el coche y empecé a conducir. Ella me fue contando lo que había sentido y que le había parecido. Por suerte todo eran buenas noticias. Miércoles me dio las gracias por ayudarla a superar aquella dura noche, sentía que iba a explotar sino lo contaba.

—Tú madre es muy considerada—dijo.

—Lo sé—estaba feliz de ver que todo iba genial.

Me sentía en una nube, todo era felicidad y amor junto a ella. Pero...todo lo bueno...acaba terminando. En aquel momento tan tranquilo, vimos a un ciervo muerto tirado en mitad de la carretera. Paré a pocos metros suyo, ambos nos bajamos a comprobar al animal.

—No hay huellas de coche ni cristales rotos ni nada de nada—dije mirando alrededor.

—No ha sido un coche—dijo ella.

Al acercarme más, pude ver unas garras y como le faltaban trozos al animal.

—Lleva poco tiempo muerto—comentó—será mejor irse...¡ahora!—nos subimos al coche corriendo y arranqué para llevarla a Nevermore mientras ella llamaba a la dirección del colegio y a Enid. Estaban bien pero alerto de ello.

Al llegar y estar tras los muros, me sentí a salvo. No habíamos visto nada, pero era mejor tener precaución sobre el tema viendo las heridas del animal.

—¡Miércoles!—Enid la abrazó y le contamos todo con más detalle.

El nuevo director llamó a la policía y Miércoles les explicó todo por teléfono. Como era peligroso regresar, el hombre me ordenó permanecer allí y mi chica les obligó en cierta forma de que yo durmiera en su habitación.

Serían un par de días, quizás más, pero era mejor que jugarme la vida. Por suerte llevaba cambios de ropa que no use para el trabajo así que las cogí y me fui a su habitación. El cielo tronaba de nuevo.

—¡Qué bien, ahora tengo dos roomies!—gritó ella emocionada.

—Tn, ¿podrías asfixiarla mientras duerme?—preguntó Miércoles.

—¿Y si lo hacemos juntos?—ella esbozó una media sonrisa.

—¡Tn!—gritó Enid haciéndose la enojada.

Avise a mis padres y no hubo problema.

Aquella noche, Miércoles apoyaba su cabeza en mi pecho mientras veíamos juntos unos cuantos vídeos. Enid que se sentía desplazada apoyó la suya en mi hombro.

—Enid, ¿qué haces?—preguntó Miércoles.

—Ver vídeos con vosotros

—Quita tu cabeza de ahí o te la arranco

—Oh venga, no seas celosa.

Miércoles bufó y se miraron, yo no decía nada.

—Sino me quito...¿qué harás?

—Cogeré el palo de Tn y te daré en la boca con el

—Pero si yo no...ah—dije rojo.

Enid sacó la lengua, encima provocando.

—¡Se acabó!—se levantó un poco de su posición, alargó la mano y me la agarró con fuerza.

—¡Con cuidado!—dije temiendo que usase mucha más fuerza.

Un trueno interrumpió la situación. Enid me rodeó con los brazos y me dio un beso en la mejilla.

—Celosa—volvió a decir.

—Por favor basta...

—¡Tú será mejor que te calles!—dijeron ambas al mismo tiempo.

No recuerdo mucho más de aquella situación, solamente que discutieron hasta que acabaron sin voz de tanto provocarse.

A la mañana siguiente cuando desperté tenía a cada una a un lado. Miércoles abrió los ojos y me pidió silencio con el dedo en sus labios.

—Eres mi debilidad—susurró antes de abrazarme más fuerte.

—Y tú la mía—le di un beso y volví a dormir un poco más en aquella cama.

Después de desayunar yo permanecí en la biblioteca con la encargada mirando la gran cantidad de libros mientras ellas iban a clase. Realmente tenían muchos allí y de autores poco conocidos pero me encantaba ver todo aquello.

Cuando terminaron sus clases, fui a la habitación para reunirnos y esperar noticias de la policía sobre el incidente. Aunque con la tormenta poco podrían haber hecho, pero no era un ataque normal según Miércoles y yo me fiaba de ella.

—Tendremos que estar al tanto—comentó—ahora voy a relajarme escribiendo. Enid, las manos lejos de Tn—ella las levantó y se fue a su cama.

Yo me puse con Cosa a jugar un rato al ajedrez.

El tiempo allí estaba siendo divertido junto a ellas y quería aprovecharlo al máximo.

Todo ello mientras algo andaba ahí fuera...

Continuará...

Espero que les haya gustado :D

Ahora a planificar bien las ideas que tengo preparadas, ¿sufrirá de nuevo Tn?

Un saludo.


Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top