8-Familia Addams
Punto de vista de Tn
En el patio encontré a los alumnos charlando alegres con sus padres, incluyendo a los de Enid quienes estaban comiendo un montón de carne. Entonces los vi,ahí estaban los tres observando el resto del edificio con una sonrisa. Al acercarnos, me quedé un poco atrás y al verla, su padre abrió los brazos para recibirla.
―Mi pequeña tormenta de veneno―la abrazó pero ella se quedó con los brazos hacia abajo, no le devolvió el saludo.
―Padre, madre, Pugsley―fue diciendo uno a uno mientras recibía un cariñoso abrazo.
―¿Cómo has estado?―preguntó este.
―He parado las palizas a los normies de Jerichó, a pesar de sus constantes desprecios―contestó ella tranquila―pero también―suspiró como si le costase hablar―también he conocido a alguien.
―¡Ah, nunca más!―exclamó este―¿y dónde se encuentra ese chico del que tanto me ha hablado tu madre?.
Ella volteó a verme, la señal para acercarme. Su padre se quedó viendo de arriba a abajo mientras yo contenía la respiración. Estaba nervioso pero me tuve que armar de valor.
―Un placer señor Addams, mi nombre es Tn―le extendí la mano y este me dio un fuerte abrazo ante mi sorpresa que por poco me deja sin aire.
―El placer es mío chico―dijo al separarse―¿cómo es posible que hayas sido capaz de domar a la fiera de Miércoles?.
―No me ha domado, simplemente es alguien quien me servirá junto a mi hermano para probar métodos de tortura―intervino ella molesta―nadie puede domarme, y menos un normie.
Yo no sabía donde meterme así que pase a saludar a su hermano quien me esbozó una sonrisa, se le veía muy majo. Y era como decía Miércoles, carne de abusones.
―Hola Tn―su madre se acercó―¿estás mejor?.
―Si, y todo gracias a usted―le tome de la mano y la bese―le debo la vida señora Addams.
―Que caballeroso, ahora entiendo a mi hija―comentó mientras sonreía.
―La caballerosidad de Tn es repulsiva, vomitiva y me repugna―dijo mirando a otro lado―ahora que ya se conocen vayamos a comer, tengo algo de hambre.
Nos sentamos todos juntos y llenamos los platos. Su padre me fue haciendo preguntas y cuando les conté como nos conocimos, enseguida hablamos sobre libros. Me dijo que estaba impresionado por todos mis conocimientos.
―Me halaga señor―este le quitó importancia―¿y cómo se conocieron ustedes dos?.
―Es una bella historia de amor―él agarró su mano.
―Y muerte―añadió su mujer mientras se besaban con pasión.
Ambos narraron toda la historia de como se conocieron, se enamoraron y salieron juntos incluyendo el suceso donde él fue acusado de asesinato. También como Miércoles logró sacarlo de la cárcel, era increíble todo lo que había hecho en tan sólo un año.
―Es que Miércoles es una chica maravillosa―dije con una sonrisa.
Escuché un ruido cercano y al revisar, vi un cuchillo clavado en la madera del banco, cerca de mi muslo. Ella me fulminaba con la mirada. Luego me tomó de la oreja, haciéndome levantar del banco de madera.
―Ahora volvemos, debo hablar un minuto a solas con él―dijo arrastrándome hasta un rincón donde no se nos podía ver.
Me soltó y aproveche para sobarme la oreja.
―Te he dicho que te ahorres tus halagos―dijo enfadada.
―Lo siento―me apresure a decir―pero no es mi culpa tener una novia tan increíble que haya salvado la vida de todo un pueblo―me excuse.
―Idiota―intentó pegarme un puñetazo pero al final sólo apoyó su cabeza en mi pecho―¿por qué me haces ser tan débil?―susurró.
La rodeé con los brazos y le besé la frente.
―Siempre has sido y serás fuerte, no conozco a nadie que pueda contigo―ella alzó la mirada y esbozó una media sonrisa.
―¿Siempre sabes que decir?―yo asentí―será mejor que volvamos con ellos o de lo contrario pensarán que has sido asesinado por mí.
Al regresar a la mesa, su madre dijo que ya empezaba a preocuparse de que algo malo me hubiera pasado estando a solas con ella.
La charla fue muy relajada, mucho más de lo que esperaba. Ellos realmente fueron muy amables conmigo y tras una comida, su padre sugirió que los dos junto a Pugsley fueramos a pescar. Yo le dije que no tenía caña.
―No te preocupes, no la vas a necesitar―entonces recordé lo de las granadas.
Nos despedimos en la puerta, ellos hablarían con la directora. Mientras caminamos con una cesta llena de granadas que pedía que no estallasen porque una estuviera en mal estado, pude conocer mejor a su hermano y me contó alguna de las torturas a las que se vio sometido. Sentí pena.
―Ya hemos llegado―dijo ella antes de sentarse en el borde del trozo de madera donde los pescadores se sentaban para echar la caña.
Admito que la idea de las granadas me desagradaba en un principio pero luego es hasta divertido, quizás ella me estaba pegando el lado cruel de las personas.
―Pugsley, debo hablar con Tn a solas―dijo ella antes de sacar unas cuantas granadas y entregárselas.
―De acuerdo―el chico se marchó a la otra parte de la orilla a seguir ''pescando''.
Nos quedamos un momento en silencio. Entonces vi que esa colocaba sus brazos entre sus rodillas y miró el lago. Parecía preocupada por algo en especial.
―¿Ocurre algo mi tormenta de veneno?―pregunte imitando la voz de su padre.
―¿Cómo te han caído?―eso me sorprendió―mi familia.
―Pues...muy bien, son increíbles―respondí.
Ella suspiró de alivio.
―Sé que somos algo fuera de lo común, aún más claro, pero temía que mi familia no te cayera especialmente bien. Puede que al final solamente importe mi opinión, pero ellos me guste o no los quiero...a mi modo claro.
Entonces entendí a todo lo que se refería y la rodeé con el brazo.
―Pues han sido muy buenos―comenté―no debes preocuparte por ello ahora.
―Gracias―nos miramos y ella sonrió, poco a poco fuimos acortando distancia para darnos un beso en los labios cuando una explosión nos interrumpió.
Al voltear, vimos a su hermano mirarnos con cara asustada. Miércoles sacó dos granadas de la cesta y me dio una.
―Yo le pongo esta en la boca y tú en su culo―dijo mientras jugaba con ella.
―Miércoles...
―Puede que seas mi novio, pero él es mi hermano y lo seguiré torturando
―Déjalo estar...al menos por hoy, hace mucho que no te ve.
Ella asintió a regañadientes y levanté mi pulgar para hacerle saber que estaba a salvo, por el momento ya que nunca se sabía con ella.
El camino de regreso fue tranquilo, relajado y con Pugsley hablando conmigo como le iba en el instituto. Resulta que desde que ella arrojó pirañas, ya nadie se metía con él.
―¿Ves?―me acerque a su oído―eres increíble.
―Idiota―me dio un pequeño pellizco en el brazo que me dolió mucho.
Punto de vista de Miércoles.
Después de la pesca, llevamos los peces a que Large los guardase para cocinarlos más tarde. Esa misma noche acampamos afuera donde hicimos a la brasa la pesca de esa tarde. Nos sentamos en círculo alrededor de la fogata y bebímos mientras mis padres se dedicaban toda clase de piropos que me revolvían el estómago.
―Bueno Tn, ¿cuándo os vais a casar?―vi que Tn escupió su bebida y empezó a toser.
Mi padre iba demasiado deprisa, yo creo que no se imaginaba a mí con alguien tan bueno y con un corazón tan puro como Tn.
―Es...un poco pronto―dijo este ya algo recuperado.
―Tu padre y yo nos casamos muy pronto―intervino mi madre―pero comprendo que Miércoles no quiera.
―Yo no voy a ser como tú, ya te lo dije―le di un bocado al pez, me encantaba ese sabor a pólvora.
―También decías que no ibas a tener pareja y mira―cuando mi hermano dijo eso le fulminé con la mirada.
Odiaba admitirlo, pero el rato que pase con ellos y Tn en aquel lugar tan oscuro salvo por la luz del fuego no fue tan malo como pensaba.
Regresamos tarde a la academia, había logrado obtener un permiso para que Tn se quedase conmigo en mi cuarto. Enid estaba en Jerichó con su familia quienes habían alquilado unas habitaciones en la posada y estaría con sus hermanos diviertiéndose y jugando a las cartas.
―Menudo día―dijo mientras se quitaba las zapatillas.
Punto de vista de Tn.
Por fin había terminado el día y ahora estaba en la habitación de Miércoles donde Enid no estaría, ella también se desprendió de las botas. Luego nos dimos una ducha por separado para quitarnos el olor a pescado de encima. Menos mal que llevaba un recambio de ropa.
Cuando nos acostamos, ella colocó su cabeza en mi pecho. Miramos el cristal de la ventana en silencio y a oscuras. Acaricie su cabello y besé su frente.
―Será mejor ir a dormir, mañana nos espera otro día agotador―susurré.
Ella se puso encima mío, me miró y me besó.
―Sí, debo darte la razón―susuró.
―Buenas noches―nos besamos de nuevo y pronto nos quedamos dormidos.
A la mañana siguiente, ambos fuimos a desayunar con sus padres, pero antes la tome del brazo y la atraje hacía mí. Ella se preguntaba que hacia cuando le di unos cuantos besos.
―Luego no podré hacerlo―susurré con una sonrisa.
Ella me rodeó con los brazos y la levanté del suelo, se apoyaba en mí rodeándome con sus piernas en mi cintura. Nos besamos una y otra vez, no podía dejar de hacerlo. En el día anterior solamente pude en unas pocas ocasiones. Miércoles me mordió el labio superior, luego el cuello y apretaba mi cabeza para que yo mismo hiciera más fuerza al besarla.
―Debemos...debemos...bajar―dije pero ella me mordió la oreja.
―Solamente un poquito más―cuando me dijo eso mi corazón se aceleró y la inunde a besos.
Tras esos minutos de caricias, bajamos a recibirlos. Ellos me dieron un cálido abrazo mientras Miércoles me miraba con una media sonrisa, sabiendo que les había caído bien y el sentimiento era mutuo. Nos sentamos a desayunar, Pugsley se puso como seis tortiras con sirope de caramelo.
―¿Eso es bueno para él?―pregunté preocupado por su salud.
―Si muere...será una muerte dulce―dijo Miércoles.
―No tiene gracia Miércoles―replique haciendo que estaba enfadado.
―Pues no te rías.
El padre de Miércoles me invitó a dar un paseo con él y cosa, algo a lo que acepté. Salimos a caminar para rebajar un poco el desayuno.
―¿Sabes?―empezó―al principio estaba preocupado, no sabía que clase de chico estaba con mi hija. No es que tema por su seguridad, ya sabes como se las gasta, pero aún así es mi pequeña.
―Lo entiendo perfectamente―respondí―no debe preocuparse.
Este esbozó una sonrisa y me tendió la mano.
―Bienvenido a la familia muchacho, si necesitas cualquier cosa o matar a alguien, ya sabes―me guiñó el ojo.
Yo asentí nervioso y entonces le conté como su hija me había salvado de los abusones, además de otras cosas y este se echó a reír. Llegamos al lago y nos quedamos viendo el agua.
―Mi pequeña se hace mayor―dijo―y ya ha encontrado a un buen muchacho.
―Ella es genial gracias a ustedes, de eso puede estar seguro. Pero no le diga nada o me matará―nos echamos a reír―en serio, ella me matará―él se partía de risa―me echará a sus mascotas.
Este me dio unos golpes en la espalda mientras se reía.
―Mi tormenta no ha cambiado tanto entonces―se limpió las lágrimas y tras un rato charlando alegremente, regresamos a la academia.
Allí nos despedimos de ellos, su madre había hablado con ella de lo mismo que su padre conmigo al parecer. Los cuatro se fundieron en un abrazo. Yo sonreía ante la escena cuando sentí que me agarraban de la mano hasta colocarme con ellos.
―Ahora eres uno más―me dijo ella mientras apretaba mi mano.
Yo casi lloro por la emoción cuando vi que cambiaba el gesto.
―Si lloras te arranco los ojos―amenazó haciendo que no llorase.
―¡Ah, Nunca Más y mi hija!―su padre lloraba mientras su madre le daba palmadas en la espalda.
Creo que el señor Addams y yo eramos muy similares.
―Ya sabes Tn, cualquier cosa, nos dices, usas la bola de cristal de Miércoles―yo asentí.
Su madre también me dio un abrazo. Y Pugsley la mano. Luego, los vimos marcharse hasta perderse al final del camino.
―Bueno, ya se han ido―dije suspirando―ha sido divertido.
Ella me tomó de la mano y yo la miré.
―Tenemos algo de tiempo hasta que regrese Enid de Jerichó―dijo con algo de rubor en su pálida y fría piel.
―Claro.
Al cabo de unas horas, yo ya terminando de vestirme de una buena sesión de caricias, saqué el tema que llevaba tiempo queriendo hablar con ella.
―¿Quieres conocer a mis padres?
―No soy buena socializando...creo que no les caeré bien―dijo preocupada.
―Ya verás como sí mujer―puse ojos de cachorro.
Miércoles suspiró, conocía ese tipo de suspiro, volvía a ganar.
―Está bien, de momento vayamos a por algo de comer―dijo terminando de colocarse la corbata del uniforme.
―Como quieras mi tormenta de veneno―le besé la mano.
―Idiota.
Y así pasó el fin de semana donde conocí a sus padres. Ahora tocaba los míos, esperaba que ella no soltase alguna frase de homicida, aunque conociéndola, eso iba a resultar imposible de controlar.
Enid también había pasado dos dias muy buenos con su familia y nos dio unos regalos que trajó su familia. Algo que agradecí dándole un abrazo antes de que mi chica me separase diciendo que eso solamente estaba reservado para ella.
Todo ello sin saber que el drama estaba a punto de hacer su aparición.
Continuará...
Sé que estos capítulos no son tan largos como los otros, pero son de transición para la trama principal de lo que esta por venir. Tampoco quiero aburrirlos con descripciones largas para decir poca cosa jeje
Aún así, espero que les haya gustado :D
PD: Aunque la aparición y charla con sus padres no ha sido tan extensa como quizás esperaban, no será la última vez que salgan ;)
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