10-Tiempo en Nevermore
Punto de vista de Tn
Enid y Miércoles tenían clase así que me tocaba estar en la habitación. Podía salir al patio y otros lugares del recinto pero con ese mal tiempo, lloviendo y frío, prefería estar con Cosa jugando a juegos de cartas y al ajedrez.
—Cosa, eres demasiado bueno en esto—dije mientras pensaba en la siguiente jugada—ya sé—moví un peón hacía adelante y sonreí.
Cosa en su idioma se burló de mí y en el siguiente movimiento me hizo jaque mate.
—¡Odio este juego!—exclamé enfadado—pero es lo que hay.
La puerta del dormitorio se abrió y entraron ambas. Enid se tiró sobre la cama.
—Que bien se siente estar en la cama—dijo—Tn, ¿has limpiado?—preguntó mirando la habitación.
—Si, quería hacer algo para matar el tiempo. Huele bien eh—contesté sonriente.
—Huele a vainilla, ¡me encanta!—me dio un fuerte abrazo.
—Enid tienes tres segundos para quitarte de Tn—se acercó mientras contaba.
Yo sonreí mientras ella se quitaba llamando a su roomie celosa.
—¿Qué tal ha ido las clases mi tormenta de veneno?—le di un beso.
—Normales, ciertamente estoy aprendiendo sobre temas nuevos este año—respondió—lo malo es tener a Enid de compañera con el teléfono y mandando emoticonos.
Pero lo sorprendente vino después.
—También he tenido otra visión—comentó preocupada—algo hay suelto en el bosque. Aprovecha está época y la extensión del lugar.
Entonces la vi sacar un dibujo de una cueva, según Enid en el lugar había muchas pequeñas cuevas así por todo lo que ha sufrido el terreno durante años.
—Cariño, permite que te diga que tus dibujos son...—me miró fríamente—no eres muy buena que digamos.
—Eso es lo de menos—volteó y pude notar enfado en su voz.
—Oh venga, no te enfades—la abrace por la espalda—yo tampoco se dibujar.
Ella pareció convencida con mi disculpa así que se puso a escribir, según ella, iba algo rezagada y quería avanzar en su novela. Enid se tumbó mientras colocaba sus auriculares. Mientras tanto yo me tumbé sobre la cama de Miércoles. Cosa estaba a la suya, leyendo una revista. Lo único que podía hacer en aquel momento era mirar el enorme ventanal y a Miércoles escribiendo.
Podía ver lo centrada que estaba mientras tecleaba la máquina y de vez en cuando arrojaba el papel arrugado a la papelera cercana. Estaba frustrada y se quedaba pensativa contemplando la nueva hoja en blanco. Me provocaba mucha ternura, no había podido ver esa faceta suya ya que siempre decía que cuando estuviera terminada la novela, la podría leer.
Di un pequeño suspiro y me acerque a ver.
—Veo que no te llega la inspiración—comenté sentándome en el borde de la mesa.
—Es un asco—dijo poniendo mala cara—adelante, te puedes reír de mí.
—Nunca haría tal cosa—le tomé de la mano—escribir un libro es muy difícil, yo sería incapaz.
—Será mejor que descanse un poco la mente.
Se tumbó y me pidió estar con ella. Colocó su cabeza sobre mi pecho, mirando la lluvia de afuera y pensando en como seguir su novela.
—Me gustaría preguntarte algo—dije, ella respondió que adelante—tú conoces mejores a las criaturas sobrenaturales, ¿qué crees que puede haber sido lo que atacase a ese pobre animal?.
Ella se quedó pensativa, luego volteó a verme.
—Pueden haber muchas criaturas que hagan esa clase de heridas, no sabría decirte ahora mismo—explicó.
—Entiendo, bueno, sea lo que sea, le daremos caza—le di un beso en la frente.
Cenamos junto al resto del grupo y pude conocerlos un poco mejor. Todos me resultaron muy majos y Eugene y yo hablamos sobre las abejas. Realmente fue un rato muy agradable, deseaba haber podido estudiar allí, junto al resto de marginados.
Ya llegada la noche y con el temporal afuera, apenas nadie se atrevía a salir por la zona del patio o afuera para evitar mojarse. Yo me acosté en la cama de Miércoles. Ella ya iba en pijama, se posicionó a mi lado derecho. Entonces Enid se acercó con una pequeña almohada.
—¿Puedo dormir con vosotros está noche?—preguntó con algo de miedo.
—Ya veo—comentó mi chica abriendo los ojos—perdona Tn, no te lo he dicho, Enid tiene miedo a los truenos y relámpagos, bueno, a las tormentas en general.
—Ah, como los perros—Miércoles se tapó la boca mientras soltaba una pequeña risa, era extraño verla reírse.
—¡No soy un perro!—gruñó enojada—¡idiota!.
—Vuelve a llamarlo así y te sacaré los ojos—amenazó ella enfadada.
—Chicas calma, ha sido culpa mía. Perdón Enid—dije mientras le abría hueco.
Ella aceptó mis disculpas y se tumbó a mi lado. Cuando se produjo un trueno fuerte, ella me abrazó con fuerza y hundió su cabeza en mi pecho. Miércoles fue la que gruñó en está ocasión.
—Enid, quítate de él—dijo.
—Déjala, está asustada.
Miércoles me abrazó en el otro lado, no sabría como iba a poder dormir está noche. Otros pocos truenos cayeron sucesivamente uno tras otro, Enid daba un pequeño grito con cada uno de ellos y me parecía muy tierno verla de aquella manera.
—Deja de mirarla—me susurró en mi oreja ella.
Yo volteé divertido.
—Solamente tengo ojos para ti—y nos besamos un poco.
Quería ir más allá, pero estando Enid no podía así que me tuve que conformar con unos pocos besos antes de dormir. Por suerte ellas se quedaron dormidas pronto.
A la mañana siguiente, Enid aún estaba sobre mi pecho así que la deje con cuidado de no despertarla y fui al baño cercano donde Miércoles se terminaba de arreglar.
—Buenos días—dije en voz baja.
—¿Has podido dormir bien?—al girarse la besé con mucha pasión, aún podía sentir mis ganas de la noche anterior—¿qué haces de buena mañana?.
—Disfrutar de estos labios—mordí lentamente su boca, saboreando cada rincón de esta.
—Idiota, si entra Enid...
—Ha llegado el punto donde me da igual, si entra que cierre y espere—ni yo mismo entendía que me pasaba pero estaba demasiado excitado en ese momento.
La cargué sobre mi y se apoyó sobre la pila del baño mientras me rodeaba con sus brazos, acariciando mi nuca con sus dedos y besándome. Todo ese amor que nos habíamos reservado durante el día anterior salió a flote.
—¿Se puede?—preguntó una voz después de llamar a la puerta.
—Adelante Enid—respondió Miércoles mientras se cepillaba el pelo.
—Tn, lamento haberte incomodado anoche—se disculpó.
—No te preocupes—dije—bueno, voy a desayunar, os espero abajo.
Punto de vista de Miércoles.
Estaba arreglando mi cabello cuando Enid se colocó a mi lado a hacer lo mismo.
—Lamento lo de anoche, se que es incómodo que este con tu chico abrazada—se disculpó ella.
—Si eres tú no me importa, somos amigas—no tenía que haber dicho eso—pensé.
Enid dio un grito y me abrazó.
—¡Gracias amiga!, te prometo que vigilaré a quien se quiera acercar a Tn—dijo.
—Te lo agradezco—contesté.
Ella terminó de acicalarse y me miró.
—Por cierto, si vais a hacerlo y queréis intimidad...solo tenéis que pedirlo—yo abrí los ojos y la miré.
—¿Qué has...?
—Soy una loba, tengo un buen oído—guiñó su ojo.
—No se te ocurra contarle de esto a nadie—amenacé.
—Tranquila, pero somos amigas, ya sabes, si quieres intimidad me lo dices.
Bajamos a desayunar una vez arregladas y aseadas. Tn comía de su plato mientras mantenía una conversación con Eugene.
—Buenos días—saludó este.
—Buenos días Eugene—saludamos ambas.
Desayunamos tranquilamente mientras el director anunciaba que las tormentas habían pasado y pronto el tiempo regresaría a la normalidad. Eso significaba que Tn volvería a Jerichó, algo que me entristeció un poco. Pero sabía que podía verle muchas veces.
Tuvimos que ir a clases luego así que me despedí de Tn quien fue a nuestra habitación. Las horas pasaron muy lentamente, cuando salí, vi que Tn ya estaba listo para irse.
—Tengo cosas que hacer allí—dijo—no se van a hacer solas.
Le acompañé hasta la salida donde se me quedó viendo.
Punto de vista de Tn.
—Bueno, nos vemos pronto—dije—no me llores.
—¿Quién va a llorar?, idiota—replicó.
—Oh vamos, no te hagas la dura—me acerqué y la besé—te tengo dominado.
Ella me tomó de la camisa.
—Idiota, ya te he dicho que nadie puede dominarme
—¿Y lo de está mañana en el baño?, ¿debo recordarte como rogabas...?—me miró tan fríamente que sentía los puñales—mi tormenta de veneno...te quiero—le dije mientras le tomaba la mano.
—Pronto nos veremos, sino vienes tú...iré yo.
Nos dimos un pequeño beso y subí al coche. Enseguida me puse en marcha.
Pasé por la zona que había el cuerpo y ya no estaba, las autoridades lo habían retirado y había constantes patrullas por la zona, por lo menos eso hacia que me sintiera a salvo. Al llegar a casa, me sentí del todo a salvo y me puse a contarles todo lo sucedido mientras ellos me ponían al día. Estaban algo asustados porque se habían producido otros ataques a animales.
—Seguramente tenga hambre la bestia, esperemos que no nos ataque a nosotros—dijo mi madre.
—Sí, por si acaso, los habitantes de Jerichó vamos armados—me dio una pistola—si te ves en peligro no dudes en dispararle.
—Entendido.
Las cosas se habían descontrolado un poco, pero tenía que confiar en que daríamos con la bestia, sea lo que sea lo que estuviera afuera. Miércoles me dijo que había tenido otras visiones, pero que solamente atacaba a animales, pero...vigilaba la academia desde la distancia.
—Ten cuidado—dije—no te arriesgues más de lo necesario.
—Lo mismo digo...mi normie—me pareció ver un rubor en su rostro.
—Mi tormenta de veneno...—ambos sonreímos antes de cortar la videollamada.
Esa noche se me hizo algo extraña sin sentir la presencia de Miércoles a mi lado, es lo malo de acostumbrarse a las buenas cosas.
Me dormí mirando la ventana, pronto iban a haber cambios en Jerichó...y en Nevermore...
Continuará...
Como siempre, estos capítulos son cortos pero es para poder evitar atascarme. Cuesta escribir muchos capítulos largos jeje.
Un saludo...y espero que les haya gustado :D
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